Relato: Aprendiendo de mi tia Leo





Relato: Aprendiendo de mi tia Leo

Durante una visita de fin de semana
a casa de su tía Leo, Ofelia aprende algunas cosas relacionadas
con el sexo duro que no se atrevía a hacer con su hermano. Ellas
tienen un encuentro muy apasionado que las lleva a realizar algunos planes
para el futuro



Hola, soy Ofelia la hermana de Juan
quien ya les ha narrado varias historias con nuestra común protagonista
Lassie. Yo no les voy a hablar de la perrita complaciente, yo quiero contarles
lo que me sucedió con mi tía Leo en un fin de semana que
pasé en su casa. Creo que Juan les habló de ese fin de semana
pero yo le dije que me dejara la parte mía para contárselas,
y aquí les va.



Mi tía Leo es muy querida.
Ella se quedó soltera porque según dicen no le gusta depender
de nadie. Es menor que mamá, creo que entonces tenía unos
40 años muy bien cuidados. Todos los hombres le decían algo
en la calle o tenían que mirarla con ojos de ganas porque además
es bonita.



Ese fin de semana me fui con ella
para acompañarla, ya antes lo había hecho pero todo había
transcurrido normal, cierto es que desde hacía ya mucho tiempo no
me quedaba en su casa pero todo para mí era igual que siempre, lo
rutinario de una casa pero distinta a la mía. No podía imaginar
lo que mi tía Leo me enseñaría, ni las horas que pasaríamos
juntas.



Ese día hacía un calor
insoportable y lo primero que hicimos al llegar fue tomar un refresco en
la sala y mi tía me invitó a bañarnos para sacarnos
el sudor, cosa que me pareció muy acertada. Me dijo que ella se
bañaría primero pues así mientras yo lo hacía
comenzaría a ordenar la cocina y a ver qué comeríamos
esa noche. Así fue, yo me quedé en la sala viendo un programa
musical mientras esperaba mi turno. Ella tenía cable y me puse a
canalear pero me llamó la atención que no había muchos
canales programados y decidí reprogramar la programación
y ... ¡ Oh, sorpresa! Como un relámpago pasó por mi
vista un acto sexual. Esperé con ansias que llegara al 125, último
canal de la programación y busqué afanosamente, allí
estaba, era el 28, Canal Venus, pura pornografía. Lo reprogramé
de manera que no saliera en el cambio de canales sino que hubiera que ponerlo
con los números y lo volvía a poner, cuando escuché
a mi tía llamándome:



- Ofelia, puedes venir un momento
por favor



Me dirigí hacia el cuarto
pero allí no estaba



- ¿Dónde estás
tía? - Aquí en el baño



La puerta del baño estaba
abierta y desde afuera le dije



- Aquí estoy - Ven entra,
es que no encuentro el cepillo de la espalda, ¿Quieres hacerme el
favor de enjabonármela? - Claro tía, le respondí



Descorrí la puerta de vidrio
y tomé el jabón comenzando a pasarlo por la espalda de mi
tía. No podía dejar de admirar su cuerpo, era como el de
una jovencita, no había arrugas, celulitis, todo era firme, la cola,
los muslos, la espalda, tenía una piel muy lisa, sin manchas, ni
granos, realmente era delicioso acariciar aquella piel por donde mis manos
untadas de jabón corrían suavemente. Creo que hasta cerré
los ojos mientras acariciaba la espalda de Leo cuando escuché su
voz:



- Lo haces muy bien Ofe, creo que
voy a tener que contratarte y prescindir de mi cepillo



Salí de mi estado de adormecimiento
y le dije:



- Cierto tía, tan bien lo
hago - Pues mira que sí, y volteándose de frente a mí
me dijo, ¿Por qué ahora no me enjabonas por esta parte?



Sentí mi cara roja y caliente,
mis manos se apartaron del cuerpo de mi tía quien suavemente las
tomó y las depositó sobre sus senos diciéndome:



- No tienes de que avergonzarte,
¿Es que acaso no somos tía y sobrina?, ¿No has visto
a las personas que dan masajes?, pues esto es casi lo mismo. A ver, ven
te enseño.



Y poniendo sus manos sobre las mías
que aún descansaban en sus pechos, comenzó a deslizarlas
por ellos, bajando luego al estómago, volviendo arriba a los hombros.
Yo no salía de mi asombro y la miré a los ojos, ella era
ahora quien los tenía cerrados y yo aproveché para mirar
su cuerpo. Era realmente espectacular. Sus senos eran firmes, grandes pero
no caídos, con unos pezones inmensos, iguales a los de mi mamá,
y de color rojo intenso, el estómago era plano y con un ombligo
muy lindo debajo del cual observé un perfecto triangulo delgado
de vellos producto de una depilación cuidadosa. Definitivamente,
mi tía cuidaba mucho de su cuerpo.



De repente me dijo:



- ¿Te gusta lo que ves? Anda
quítate la ropa y terminamos de bañarnos juntas, así
yo te devuelvo el favor de enjabonarme. Y ante mi estupor, me repitió,
anda, no tengas pena que yo soy tu tía.



Me sequé las manos, me quité
toda la ropa y me metí en la bañera con mi tía.



- Mójate bien, me dijo, ahora
me toca a mí. Y mirándome con detenimiento agregó,
tienes un cuerpo muy bonito Ofelia, y tocándome la piel dijo, y
una piel muy suave, te pareces mucho a nosotras, o sea a tu mamá,
tu tía Sara y yo, pero ... ¿Sabes qué? Hay algo que
nosotras tres tenemos en común y que parece que es de familia, o
mejor dicho, de las mujeres de la familia, porque tu abuela también
lo tiene, eh, ..., es ...



Y dejó la frase en suspenso
por lo que me intrigó y me llevó a preguntar:



- ¿Qué cosa tía?



Ni corta ni perezosa la tía
subió una pierna al borde de la bañera y con las manos se
abrió la concha diciéndome:



- Esto, mira, ves cómo son
de grandes estos labios, mira como cuelgan, ¿Será que también
tú los tienes así? Para que seas una de nosotras debes tenerlos
así de grandes o si no quedas por fuera, dijo y se rió.



Aquellos labios eran enormes, colgaban
por fuera de la concha, yo los miraba una y otra vez, hasta que mi tía
dijo:



- A ver, muestra los tuyos



A lo que automáticamente
respondí haciendo lo mismo que ella y enseñándole



- Uy, no lo puedes negar, grandes
también, a ver, y sin darme tiempo a nada alargó una mano
y los tomó con sus dedos.



Yo no me moví de donde estaba,
la dejé hacer y comencé a sentir calentura, ella pasó
de los labios al clítoris y lo masajeó hasta que se puso
duro.



- Umm, y también éste
no, éste también es grande, yo también lo tengo grande,
toca aquí - Y tomando una mano la puso sobre su clítoris
que ya había comenzado a crecer, era realmente descomunal, ambas
nos estábamos tocando y tomando calor. Cuando mi tía percibió
que yo estaba suficientemente caliente me dijo:



- ¿Te gusta? ¿Nunca
lo has hecho? ¿No te masturbas? - Sí, de vez en cuando, le
dije tímidamente - Bueno, si quieres te enseño, pero ahora
terminemos con el baño, ¿Te parece? - ¿Tía
tú crees que esté bien hacer esto?, le pregunté, a
lo cual me respondió con otra pregunta - ¿Y por qué
crees que esté mal? - No sé es que no me parece que entre
la familia, yo sabía que mentía porque lo hacía con
mi hermano, pero ella no sabía, y tampoco me parece que entre dos
mujeres. - Mira Ofelia, creo que tienes mucho que aprender, si tú
quieres yo te puedo enseñar, ya te dije, pero no te sientas mal
por esto, es muy normal.



A mí realmente me quemaban
los deseos de que mi tía me siguiera tocando y de que me enseñara,
pero no sabía qué decir, pero me decidí y dije:



- Bueno tía, si tú
lo dices, te creo claro, yo sí quiero aprender y quién mejor
que tú para enseñarme. - De acuerdo, entonces salgamos, vayamos
a arreglar cocina y preparar comida y por la noche comenzamos nuestras
clases. Sólo dime una cosa antes, o mejor dos, ¿Te gustó?,
y ... ¿Te dejarás enseñar todo de mí? - Sí
tía me gustó, me gustó mucho, no hubiera querido que
pararas, y por supuesto, ya te dije que me dejaré enseñar
de ti.



Yo no veía llegar la hora
en que comenzaran mis clases. Comimos y el escenario quedó listo.
Mi tía me dijo:



- Bueno Ofelia, ahora que ya terminamos
nos ponemos cómoda para la casa, aquí no hay nadie así
que podemos andar como nos plazca ¿No te parece?



Y acto seguido se despojó
de la camiseta y la pantaloneta que llevaba quedando sus senos al aire
y una minúscula tanga que llevaba por interior. Yo hice lo mismo.
Acto seguido mi tía se dirigió al televisor y puso en el
VHS un cassette que de algún lado sacó, se trajo los controles
y vino a sentarse a mi lado en el sofá. Los primeros destellos de
la película se comenzaron a ver en la pantalla y al mismo tiempo
mi tía me dijo:



- Ahora verás mi reina que
tus dudas quedarán despejadas, que nada de lo que podamos hacer
es malo y que las relaciones entre dos mujeres es posible y además
encantadora, ya verás como en la película se ven no dos,
sino varias mujeres haciendo el amor.



Yo estaba todavía temerosa,
pero mi curiosidad era mayor y no despegaba mis ojos del televisor y me
daba cuenta que mi tía no despegaba los de ella de mí. El
título de la película apareció "Disciplinando
a Sally 7" y las escenas de sexo entre sólo mujeres se fueron
sucediendo una detrás de la otra hasta que empezó el desarrollo
de la trama. Yo no podía creer lo que estaba viendo era realmente
muy sensual, aquellas mujeres se estaban amando, se estaban entregando
completamente en cada beso, en cada caricia, mi concha en poco tiempo estaba
empapada y me puse intranquila lo cual no pasó inadvertido para
mi tía. Me acomodé en el sofá recogiendo mi pierna
derecha y sentándome, o más bien colocando mi concha sobre
el talón del pié comenzando a frotarla contra él.
Mi tía no dejaba de mirarme y me dijo:



- ¿Te gusta? - Sí
tía, le contesté con voz entrecortada, estaba por correrme
y yo sabía que no podía hacerlo sin que ella se diera cuenta,
pero me dejé llevar y me corrí de manera casi escandalosa.



No más terminé mi
tía me besó en la boca y sentí como su lengua se introducía
en ella buscando la mía, me dejé llevar y también
la besé con mucho deseo. Cuando terminé completamente, me
dio mucha pena, pero entonces mi tía tomó el control de la
situación diciéndome:



- No sientas pena mi niña,
lo has hecho muy bien, vamos ahora me toca a mí y para ello nos
quitaremos estos interiores que nos molestan.



Acto seguido tomó los míos
por el caucho y comenzó a deslizarlos hacia abajo, yo la ayudé
levantando mis caderas y dejando que estos corrieran hacía abajo
hasta salir por mis pies. Ella los tomó y restregando la parte donde
se apoya la concha contra su nariz.



- Muy mojado, me dijo, y huele delicioso.
¿Has mamado alguna vez reina? - Bueno sí tía, pero
nunca a una mujer - Bueno, entonces será tu primera vez, se acomodó
en el sofá se sacó su tanga y abrió desmesuradamente
las piernas invitándome a poner entre ellas mi cabeza. - - Así
lo hice y ya sin mas miramientos tomé aquellos labios entre los
de mi boca tirando de ellos, mi tía se estremeció y me dijo:



- Chúpame el clítoris
mi niña, chúpalo duro con tu lengüita rica



Comencé a darle a mi tía
en el clítoris y ella a menear la cadera, tenía que estar
abriendo sus labios con mis dedos para que me dejaran respirar y poder
llegar mejor a su perla que ya se había puesto grande y dura. Mi
tía apretaba duro contra mi lengua y se frotaba, yo comencé
a frotar mi concha contra el borde del sofá y cuando creía
que mi tía se iba a venir, me dijo:



- Para, para un momento y ven que
te voy a enseñar cómo gozar de verdad, sube aquí al
sofá de frente a mí, abre las piernas, así, ahora
crúzalas en tijeras con las mías, así, eso, concha
contra concha, ahora muévete, así, fuerte, frótate
bien contra mí, así mamita, así de rico, mi ángel,
dale la lechita a tu tía, que te va a enseñar a gozar.



Nuestras conchas se encontraban
pegadas y frotándose una contra otra, los líquidos de mi
corrida anterior se mezclaban con los de mi tía y habían
puesto brillosas nuestras conchas y el lado interno de los muslos, ella
se incorporó y se acostó sobre mí colocando su muslo
entre mis piernas y haciendo lo mismo con el mío. Continuamos frotándonos
las conchas pero ahora contra los muslos, nuestros pezones se rozaban y
las lenguas se entrecruzaban unas veces en mi boca y otras en la de ella,
con mi hermano yo nunca había sentido nada como aquello, me sentía
en el aire, me estaba dejando llevar, comenzamos a sudar y el ambiente
se llenó de olor a sexo, me sentía como embriagada, mi tía
no paraba de frotarse contra mi muslo, la intensidad fue aumentando y la
presión también, comencé a sentir el temblor del cuerpo
de mi tía y casi de inmediato el mío, nos estábamos
corriendo, mis jugos comenzaron a salir abundantemente y a chorrear el
muslo de mi tía a la vez que los de ella hacían lo propio
en el mío, ella no paraba de frotarse y decir:



- Rico, muy rico mi niña,
hacía mucho tiempo no me corría así, no pares, muévete,
así mueve tu cintura mi reina, dame toda la lechita que tienes y
toma toda la mía.



Yo sentía como los líquidos
de mi tía me corrían pegajosos por el muslo, escucharla decir
todas aquellas cosas y ese líquido caliente me excitaba más
aún y sentí como apenas sin haber concluido el primero, un
segundo orgasmo, esta vez más intenso, comenzó a nublar mis
sentidos, me abracé fuertemente a mi tía y me incrusté
su muslo en mi concha



- Tía por Dios, qué
me estás haciendo, qué es esto que siento tía, tan
rico, dame más, más, no pares por favor, sácame toda
la leche tía, toda es tuya. - Terminamos sudadas y agotadas, nos
tendimos una al lado de la otra y tomamos aire, la película continuaba
en el televisor pero ya ni me ocupaba de ella, la experiencia que había
acabado de tener era mejor que cualquier otra cosa. Una vez nos repusimos,
mi tía me dijo:



- ¿Te gustó mi niña,
ya no sientes vergüenza, ya sabes que también entre nosotras
se encuentra el goce? - Sí tía, gracias por esto tan rico
e inolvidable, y le di un beso en la boca que me salió de lo más
profundo - ¿Habías practicado algún tipo de sexo antes?,me
preguntó - Sí, con Felipe, el novio que tenía, ¿Recuerdas?,
pero de verdad que nada como esto - ¿Te acostabas con él?
- No tía, sólo nos masturbábamos y cuando había
más tiempo nos mamábamos, pero aún soy señorita
- ¿De veras? No lo imaginaba ¿Te gustaría tener relaciones
con un hombre? - Creo que sí pero me da miedo - ¿Pero por
qué, si eso es lo más fácil del mundo?, y más
con esa concha que te gastas, por ahí puede entrar cualquier cosa
sin que te duela mucho, ¿Y no has intentado por el culito? - Sí,
pero me duele tía - Oh, es que seguramente no han sabido hacértelo,
yo te enseñaré, ya verás



Se incorporó y se fue a la
habitación de donde vino con un consolador de silicona de tamaño
nada despreciable, aquello me asustó y ella se dio cuenta por lo
que me dijo:



- No te asustes, es para mí,
ya verás lo fácil que es metérselo en el culo - No
lo puedo creer tía, todo eso - Ven levántate, me dijo



Me levanté y de pié
una frente a otra comenzamos a abrazarnos y besarnos como si fuéramos
dos enamorados



- Hazte la idea que estás
con tu novio mi niña, así bésame y tócame



Mi tía quería que
nos calentáramos nuevamente, y así fue, nuestras conchas
comenzaron a humedecerse, deslizamos nuestras manos hacía la entrepierna
de la otra y de pronto sentí un dedo acariciando mi culo, me dejé
hacer



- Acaríciame tu también
el culo y cuando te diga méteme el dedo, así, mételo
ahora, ven acuéstate aquí



Me acostó nuevamente y me
abrió bien las piernas



- Te voy a untar algo en tu culito
para que no te duela nada, ya verás, pero antes déjame olerlo
un poquito, es que me fascina ese olor - Umm, dije yo, igual que a Juan
¿Qué tal? - ¿Cómo así que igual a Juan,
como sabes que a Juan le gusta oler el culo?



Me di cuenta que la lengua se me
había aflojado mucho pero pensé bueno y qué tal si
le cuento a mi tía, Juan es mi hermano y quién mejor que
él para que me estrene después que ella me enseñe
bien para que no me duela. Y le dije sin ninguna vergüenza:



- Sí tía, a él
le fascina ese olor igual que a ti, yo lo sé porque nosotros hacemos
algunas cosas de estas a escondidas, ¿Será que es malo? -
No que va hijita, malo es no hacerlo, me dijo, pero ..., cuéntame
mientras yo sigo aquí, eso me calienta más.



Yo comencé a relatarle los
encuentros entre Juan y yo mientras mi tía me olía y chupaba
el culo, a veces se pegaba a él y yo creía que me iba a sacar
los intestinos por allí pero era una sensación muy rica.
De repente sentí que me llenó de algo y que otra cosa comenzó
a entrar en mí, paré de contar y me quise incorporar, pero
ya era tarde, un dedo estaba totalmente dentro de mi culo



- Tranquila mamacita, tranquila,
ya pasó ¿Te dolió?, ves que no, sólo fue el
susto y la impresión, pero sigue contando que todo eso es muy interesante
¿Juan tiene una verga grande? - Y realmente había sido así,
solo el susto y la impresión porque no me dolió nada



- Sí tía, creo que
es grande, al menos es más grande que la de Felipe mi ex y que la
de mi papá - Ahh, pilla, ¿Es que también has visto
a tu papá? - Sí también, la curiosidad, ¿Tú
sabes?, ¿Qué me untaste? - Mira esto, se llama KY y es un
lubricante fantástico, te lo pones y puedes hacerte coger por un
caballo y no lo sientes, y se rió.



Sacó su dedo y se puso en
cuatro patas sobre el sofá, embadurnó bien el consolador
de aquella grasa y se puso también en el culo, me entregó
el aparato engrasado y me dijo:



- Bueno Ofelia, ahora tu me metes
esto despacio en el culo ¿Si?



Mi tía Leo subió las
nalgas todo lo que pudo y se las separó dejándome ver claramente
un culo grande y marrón y por debajo los labios colgantes de su
concha. El culo le latía acompasadamente, se abría y se cerraba
y de vez en cuando ella pujaba y los bordes rosados se proyectaban hacía
afuera como para pedir que comenzara, yo comencé a introducir aquello
que se iba con una facilidad enorme, cuando llevaba unas pulgadas dentro
ella llevó una mano hacía atrás y tomó una
de las mías y comenzó a planificar la entrada del resto que
era bastante. Luego que todo estuvo dentro me dijo:



- Ahora mi niña comienza
a sacarlo y meterlo primero despacio y después más deprisa



Me recordé de una parte de
la película que ella me había puesto y empecé él
entra y saca, sin darme cuenta yo misma me metí un dedo en el culo
y luego dos y los metía y sacaba al mismo ritmo con que le daba
a mi tía, era increíble cómo ella se tragaba todo
aquello y cómo tenía el culo de dilatado, al ritmo del mete
y saca los labios de su concha parecían péndulos y yo cada
vez me calentaba más y más, mi culo comenzó a pedir
que le metiera más y sin pensarlo dos veces saqué aquel aparato
del culo de mi tía y junto con él salió también
algo de mierda líquida que chorreó y fue a parar al sofá.
Mi tía se incorporó y le dije:



- Métemelo tía, no
puedo más, métemelo todo



Ella se sonrió picaramente
y me dijo:



- ¿Todo? - Sí, todo
- No me podía estar tranquila, quería que aquello acabara
de entrar, mi tía comenzó a meterlo despacio, pero yo le
decía que más, y cuando ya tenía una parte adentro,
de un tirón recosté todo mi cuerpo hacía detrás
y me lo acabé de meter. Sentí como si algo adentro se me
hubiera aflojado, dolor, ardor, me quemaba, era como si me estuviera poniendo
una brasa de candela en el culo, sentía mi estómago ocupado,
pero no hice por sacarlo, allí lo dejé, ese era su lugar,
me estuve tranquila por un rato y mi tía no habló hasta después
de algunos segundos



- Te va pasando, tienes mucho valor
¿Sabes?, quédate así tranquila, no te muevas ahora,
sentías ardor y dolor, verás estrellas pero eso pasa rápido
y podrás gozar después ¿Te lo saco un tantito? - Sí
tía un poquito, es que duele y quema mucho



Mi tía me sacó un
poco pero al salir sentí una sensación muy agradable en los
bordes de mi culo y le dije:



- Tía vuélvelo a meter
y sácalo de nuevo, es rico



Así lo hizo una y otra vez,
una y otra vez hasta que ya me estaba cogiendo por el culo y yo apenas
sentía dolor, me empecé a frotar el clítoris que ya
estaba duro y en pocos minutos estaba corriéndome salvajemente,
nunca antes había sentido aquello, si la corrida con mi tía
había sido espectacular, esta no tiene descripción



- Tía me corro, dije, me
estoy corriendo por el culo tía, qué rico, no puedo más,
creo que me voy a desmayar - Y era cierto, las cosas me daban vueltas,
estaba viendo puntos de colores, no tenía fuerzas, me dejé
caer y continúe frotando mi clítoris contra el sofá
mientras mi tía no paraba de meterme y sacarme del culo aquella
verga de silicona. Sentí salir chorros de fluidos de mi concha



- Dale duro tía, dale duro
a ese culito malcriado para que aprenda, por Dios, ¿Qué es
esto?, ¿Qué me haces? Dame más, más



Y sin dejar de darme mi tía
se montó sobre mi cola y se frotaba la concha contra ella, en pocos
instantes también sus líquidos comenzaron a salir y a correr
por mis nalgas



Las dos quedamos agotadas, ella
tendida sobre mis espaldas y sin sacar la silicona de mi culo y yo como
en un letargo. Cuando se incorporó me dijo:



- Sube un poco la cola para sacarte
la verga, te va a doler un poquito ahora pero pasará



Eso fue cierto, me dolió,
de mi culo salió una mezcla de mierda y sangre que dejó sellada
la pérdida de su virginidad, me ardía, pero estaba feliz
y extenuada. Mi tía Leo me consintió, me dijo que había
sido muy valiente, que me había portado muy bien, me acariciaba
mi adolorido culito, lo besaba, le pasaba la lengua sin importarle que
estuviera sucio, lo olía, lo consistió tanto que casi me
estaba calentando otra vez pero preferí dejarlo así y no
le puse mucho cuidado a sus caricias. Ella fue a la habitación y
vino con un tarro de crema y unas toallitas, me limpió con la húmeda
y me secó, luego puso una cantidad generosa de crema en mi culito
y me dijo:



- Ya está, ahoritica verás
que te pasa, ahora sigamos conversando pero mejor en la cama, ¿Si?,
porque ¿Dormirás conmigo no?, o ... ¿Será que
te vas a tu cuarto solita? Y se sonrió - Claro tía, dormiré
contigo y me abrazaré a ti toda la noche, gracias por todo esto
tan rico - No te preocupes, mucho más vamos a gozar, yo también
gocé mucho, no sabía que tenía una sobrina, tan pero
tan buena para culiar.



Así conversando nos fuimos
a la habitación, yo me costé, mi tía fue al baño
y se lavó, continuábamos desnudas, cuando ella regresó
y se acostó nos besamos muy tiernamente en la boca y ella me dijo:



- Bueno Ofe, ahora cuéntame
bien cómo es la cosa con tu hermano Juan porque eso puede ser otra
parte buena de nuestros encuentros ¿No te parece? - Y le conté,
le conté todo con lujo de detalles, y hasta lo de Lassie le conté.
Ella se masturbó nuevamente mientras yo le contaba y la observaba
metida entre sus piernas, le observaba aquel fantástico clítoris
y aquellos labios inmensos que quería volver a chupar y de seguro
que lo haría, pero no ahora, ahora estaba cansada y un poco adolorida.



Dormimos muy bien, mañana
será otra historia



Ofelia


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Relato: Aprendiendo de mi tia Leo
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