A continuaci�n, les contar� una experiencia , que viv� con un
hombre maduro. Experiencia, que me ha permitido descubrir cosas que desconocia
en mi.

Soy un tipo de 35 a�os, casado y con hijos.

Soy delgado, tez blanca, 1, 70 mts de estatura. Soy de Chile,
Santiago.

Pu�s bi�n, hace un un a�o, decidimos , con mi esposa,
efectuar algunos arreglos interiores en la casa. Era invierno y yo, habia
decidido tomarme un par de semanas de vacaciones, que aprovecharia , con el fin
de ahorrar costos, de contratar un maestro para efectuar los arreglos y ayudarle
de alg�n modo en eso.

Pu�s, nos recomendar�n a uno.Este, se llamaba Julio y era un
hombre mayor, tenia 58 a�os y era un tipo muy fornido.Moreno, semicalvo, de
bigotes, panz�n y velludo, en realidad un tipo m�s alto que yo, media m�s o
menos 1,80.

Bueno, era muy agradable y ademas, el precio que nos ofrecia
nos convenia bastante e hicimos trato.

Los ni�os, pasaban gran parte del dia, en sus respectivos
colegios y los hibamos a buscar como las 17 hrs. Mi esposa, Secretaria,
trabajaba todo el d�a, por lo cu�l, la casa estaba sola todo el d�a y nos
resultaba m�s conveniente asi, para efectuar trabajos.

El d�a lunes siguiente, Don Julio comenzaria los trabajos,
por lo cu�l yo debia comprar los materiales necesarios para ese d�a.

Con mi esposa, nos organizamos de t�l modo, que pensando que
los trabajos llevarian casi dos semanas, ella se preocuparia el d�a antes, de
dejar comida preparada para Don Julio y yo, de modo, que yo, solo habria de
calentarla y servirla para ambos.

Asi fu�, que lleg� el d�a en cuesti�n.

Eran d�as de mucha lluvia en esa epoca ac� en Santiago, por
lo cu�l, luego de ir a dejar a los ni�os al colegio y despu�s de pasar a dejar a
mi se�ora a su trabajo, me volvia en el auto rapidamente a esperar que llegara
Julio y pr�cticamente pasabamos encerrrados todo el d�a dentro de la casa, por
el frio y lluvia de afuera.

Los primeros d�as, pasaban de manera rutinaria, mi trabajo
cosistia en ayudarle en lo que necesitace julio y en preparar el almuerzo para
ambos.Era un tipo bastante culto, para su condici�n de maestro alba�il, aunque
de trato rudo, era un tipo muy simpatico con el cu�l se podian mantener
entrenidas conversaciones cada vez que descansabamos o almorzabamos juntos en el
comedor diario de la cocina.

Tanto era asi, que comenc� a sorprenderme ansioso por que
llegara la hora del almuerzo y compartir con Don Julio.

No se, comenc� a sentir especial placer en servirle a ese
hombre, en atenderlo.Tanto asi, que me esmeraba en preparar la mesa para �l. En
principio, me encontraba muy confundido por aquello, no se, me provocaba una
sensaci�n exquisita el sentirme asi.

Aquella noche, acostados con mi mujer, comenc� a darle
vueltas al asunto y tratar de entender lo que me sucedia, todo indicaba que lo
que me provocaba todo eso, era la parte femenina que , dicen, todos los hombre
llevamos dentro. Mientras veiamos televisi�n con mi mujer, comenc� retroaer mi
mente y por ella, pasaban las im�genes de Don Julio, sentado en la mesa, con su
camisa abierta, exponiendo su pecho fuerte y cubierto con abundantes vellos
canos, y me veia , atendiendolo, con especial placer.

Tanto fu� asi, que desarrolle una deliciosa erecci�n de mi
pene, por lo cu�l, ya se imaginaran, tuve que requerir de mi mujer, para
desahogar mi excitaci�n.

Con mi mujer, disfrutamos del sexo de manera muy abierta,
imaginamos situaciones y las fantaseamos en la cama, por lo cu�l, mientras la
penetraba, le pregunte su opini�n sobre Don julio, no le extra�� la pregunta,
dado que a menudo hablamos y recreamos situaciones en la cama.

Me decia , mientras la penetraba, que lo encontraba muy
varonil y muy deseable, le pedi que imaginara que era �l quien la poseia en ese
instante, el comentario no hizo m�s que excitarnos hasta el paroxismo y acabamos
juntos en un delicioso y prolongado orgasmo.

Al d�a siguiente, mientras me ba�aba, decid� disfrutar de lo
que la situaci�n me hacia sentir, asi que, despu�s del ir a dejar mi familia,
volvi rapidamente e inusualmente ansioso de que llegara Julio.

Aquella ma�ana, me dedique a observarlo de manera distinta,
mientras lo ayudaba, observaba sus manos grandes, su cuerpo macizo.

De repente, me sorprendi tratando de adivinar el tama�o de su
miembro , que se ocultaba bajo su gran barriga y su ancho pantal�n.

Para cuando llego el momento del almuerzo, servi la mesa,
sintiendome mujer o por lo menos tratando de sentirme asi.

Mientras preparaba la mesa, mi pene estaba erecto producto de
lo que imaginaba.Deseaba muy intimamente, jugar el rol de mujer sirviendole a su
hombre.Conforme lo imaginaba asi, mi cuerpo era recorrido por deliciosas y
desconocidas sensaciones.

Por vez primera, puse en la mesa, dos copas y servi en ellas,
vino tinto.

LLam� a Don Julio y cuando lleg� y se sent�, le servi su
plato de comida con especial atenci�n. Se sinti� especialmente agradecido por la
copa de vino.

Mientras conversabamos, no podia quitar mi vista de su camisa
abierta, y de su cuerpo enorme. Trataba de disimularlo, pero el estado en que me
encontraba , me lo impedia.

Por la tarde, lo ayude a desarmar parte del cielo de una de
las habitaciones, trabajo especialmente sucio, por lo cu�l, a diferencia de
otros d�as, le ofrec� la ducha de mi ba�o para que se aseara.En principio, no
queria aceptar, pero dada mi insistencia, lo hizo.

Siempre, asumiendo el rol de mujer, que no hacia m�s que
excitarme, prepar� la ducha para �l, haciendo que el agua tomara una temperatura
adecuada.

El entr� al ba�o y cerr� la puerta. De pronto, me di cuenta
que no habia puesto una toalla adecuada, por lo cu�l, rapidamente tom� una y se
la llev�.

Golpee la puerta pidiendo permiso para entrar, la habr� , �l,
se estaba duchando con la cortina abierta, por lo cual, pude observarlo
completamente desnudo.

Apenas cerr� la puerta, su imagen se me qued� grabada en la
mente y no sali� de all� nunca m�s.

Para el d�a siguiente, ya habia asumido completamente el
juego que todo �sto me provocaba. De hecho, antes que Julio llegara, me fui a mi
dormitorio y de la ropa interior de mi mujer, busque un calz�n sexy y me lo
puse. Fu� t�l el placer que que me hizo sentir la suavidad de la tela, que me di
tiempo de observarme en un espejo y me sorprendi observandome como lo haria una
mujer, desde todos los angulos , viendo como me quedaba la prenda en cuesti�n.

Me vest� y esper� que llegara Julio. Ese d�a, nuevamente el
mismo juego, el ritual de poner la mesa y servir a mi hombre, solo que �sta vez,
al sentir el calzon que llevaba puesto, mi excitaci�n era mayor. Cuando caminaba
tramos cortos en la cocina, yendo y viniendo, el calzon se me metia entre las
nalgas y era delicioso sentirlo asi.

LLeg� el fin de semana, y para mi fu� un fin de semana lleno
de ansiedad por el d�a lunes.

Ese d�a lunes, me sent� especialmente ansioso de que llegar
Julio, ya se me estaba transformando en algo obsesivo sentirme mujer.

Ese d�a, marcaria el inicio de una experiencia nueva.
Curiosamente, ese d�a, el trabajo fu� muy poco, por lo que Julio probablemente
se iria temprano,De hecho, tuve que insistir en que se quedara a almorzar y que
despu�s se fuera.

El almuerzo fu� igual a otros d�as, con la diferencia que ya
no habia apuro por continuar por la tarde.Asi que, ya no fu� una copa de vino,
sino que entre conversaci�n y conversaci�n, nos tomamos una botella entera.

T�l era el relajo, que habr� otra botella.El alcohol y la
conversaci�n, me hacia sentir muy desinhibido, por lo cu�l, mientras
conversabamos mi mirada ya no era t�n disimulada sobre la camisa abierta de
Julio.

No se, si producto que �l se di� cuenta de eso o algo asi,
pero el hecho que de repente, �l metio una de sus manos hacia su pecho y comenz�
a acariciarlo frente a mi.

Como comprender�n, entre en una terrible confusi�n, pu�s no
sabia si lo hacia de adrede o no, pero lo que a mi me provocaba eran miles de
cosas.

Por un instante, me qued� absorto en su caricia mientras
tenia mi copa en mi boca y bebia un sorbo de vino, entonces fu�, que escuche de
sus labios un comentario que me hizo aterrizar�"quieres tocar mi pecho?"��qued�
helado, es m�s, se me pas� todo, el alcohol, la excitaci�n, fu� como un balde de
agua fria��Que dice?..le pregunte..si deseas tocar mi pecho..no te
gustaria?...te he estado observando y me miras con deseo.

Mira Julio, no soy homosexual, yo no�..me interrumpio
diciendo, no digo que seas gay, yo tampoco lo soy, pero t� mirada indicaba mucho
deseo por hacerlo. Acercate, tocalo, asi saldras de tu curiosidad�..mire julio,
yo�anda ven, tocalo, entonces se levant� y se puso de pie a mi lado, tom� mi
mano y la llev� a su pecho.

Bast� el solo sentir mis dedos entre su abundante vello, para
nuevamente sentir mi cuerpo electrizado. Te gusta?....se que te gusta��no
respondi nada, solo atin� a mover mis dedos en su pecho, a mover mi mano
acariciando su torax.

Julio , de pie, movi� la silla en que me encontraba sentado,
de modo, que qued� justo en frente de �l. "Yo tampoco soy homosexual, me dijo,
pero igual soy un hombre dispuesto a vivir nuevas experiencias, a mi edad,
tambien tengo mis fantasias."

Entonces, apart� mi mano de su pecho y habri� el resto de los
botones de su camisa, sacandola completamente de su pantal�n.

Me tom� ambas manos y las puso en su cuerpo, anda, tocame a
t� gusto, disfrutame. No se, si por el tiempo y las ganas acumuladas en �ste
juego, pero el caso es que acarici� su pecho completamente con ambas manos,
conforme lo hacia, me sentia muy erotizado, asi es que, no pas� mucho rato en
que sin dejar de acariciarlo, comenc� a besarle la barriga peluda con mis
labios.El sabor salado de su cuerpo, el olor a sudor masculino, me puso a mil
por hora.

Entonces el me dijo: Habre el pantal�n y observa lo que tengo
para t�. Sin dejar de besarle y lamerle la barriga, habr� el cintur�n y baje el
cierre del pantal�n, �ste cay� al suelo, quedando solo en calzoncillos. Muy
despacio, comenc� a bajar el calzoncillos, hasta que aparecio ante mis ojos, su
miembro semirrecto.El olor que emanaba de �l, me volvio loco, m�s a�n al
escuchar de su boca: "Ya putita, chupame la pichula y ponla dura, que te har� mi
mujer de verdad".El comentario, me indujo a hacerlo, nunca habia tenido otro
miembro que no fuera el mio en mis manos, lo tome con ambas manos y me deleite
observando como su forrito hiba de atr�s hacia delante mientras lo masturbaba,
el ruido, producto de peque�as gotas que afloraban por la punta, que hacia la
piel, me calent� mucho, entonces acerqu� mi boca y comenc� a chuparle la pichula
como fuera de mi.

La cocina se estaba impregnando de olor a miembro masculino,
la chupaba , la lamia a todo su largo y se le habia puesto durisima.

Me puse de pie, sin dejar de pajear su pichula con una de mis
manos, lamia su cuerpo, entonces �l, muy excitado,me susurr�: Quieres que te
haga mi mujer?, le respond� ya totalmente fuera de mi:Si..hazme t� mujer.

Termino de sacarse toda sus ropas, quedando completamente
desnudo y me dijo, vamos a t� cama, quiero culearte en el mismo lugar en que te
culeas a tu mujer. Afuera llovia a cantaros, tom� sus ropas en mis manos y el me
pidi� que lo siguiera, sin antes asegurar las puertas de la casa.

Cuando llegu� al dormitorio, �l estaba tendido en la cama,
observar su cuerpo grande y completamente empelotas, con su pichula muy parada,
me dijo:"Quitate toda la ropita putita, te quiero sin nada encima". Como
hipnotizado, le obedec�, sin dejar de mirar su cuerpo moreno y grande y por
sobre toso, sin dejar de observar su pichula erecta.

Cuando estuve completamente desnudo, el bajo la mirada y
observo mi sexo erecto, sonri� y me invito a que me acostara a su lado.

Lejos de lanzarme encima de �l, como deberia haberlo hecho,
dada mi calentura. Me recost� a su lado , asumiendo completamente el rol de
mujer, sentirlo asi, me calentaba y deseaba que fuera eterno ese momento.

El tenia el brazo extendido, por lo cual, me recoste a su
lado, suavemente, como acurrucandome a �l.

En esa posici�n, me abrac� a �l, poniendo una de mis piernas
sobre las suyas y con la mano que me quedaba libre, lo acarici�.Era t�n
exquisito sentirme asi, suya, dispuesta, como una mujer real, dispuesta a
satisfacer a su hombre.

En esa posici�n, comenc� a besarle el torax, sus brazos, su
cuello, mientras mi mano se apoderaba de su pichula.

Entregado completamente a mi papel femenino, mordi el l�bulo
de su oido y por vez primera lo llam� "papito".Hazme tuya papito��.entonces, de
manera muy espontanea, mi boca encontr� la de �l y lo bese suavecito en la boca
al principio, pero al cabo de un rato, nos besabamos apasionadamente.

Me acost� sobre �l, como la haria una mujer, con las piernas
abiertas, como era m�s alto, en esa posici�n, su pichula quedaba justo detr�s de
mis nalgas. Mientras me refregaba a su cuerpo, lo besaba y el roce de su pico en
mi poto me parecia exquisito.

Cual mujer caliente, me movia sobre �l, haciendo que mi
pichula erecta, se refregase contra su panza velluda, lo besaba, lo mordia
suavemente. En un instante, el me agarro el poto con sus manos grandes y me lo
apret� diciendome: Me voy a comer ese potito de putita que tienes, ya veras como
lo hago.

Yo estaba como en un trance, me movia sobre �l como jamas
imagine hacerlo sobre un hombre. Lo mire a los ojos y mientras me apretaba el
poto con sus grandes manos, le dije que me hiciera suya, pero que fuera
delicado, pu�s mi ano era virgen y no estaba seguro, a�n deseandolo tanto, que
pudiera resistir su pichula en �l.

El me respodi� diciendome,: No te preocupes beb�, ser� muy
delicado y paciente con tu culito.

Entonces, me volte�, haciendo que mi cuerpo quedara de
espaldas en la cama, cual mujer dispuesta, habri mis brazos a los lados,
entregada por entera a su amante.

Julio comenz� a besarme el cuello, luego mis tetillas, esa
caricia, de solo imaginar que eran senos de mujer, me hizo arquear el cuerpo
sobre la cama.

Succionaba mis tetillas hasta hacerme sentir dolor, luego fu�
bajando por mi vientre hasta llegar a mi pico, peque�o en comparaci�n al suyo,
pero igualmente excitado y parado.

Lo manoseo un rato y casi me hizo estallar al sentir que me
lo chupaba, a t�l punto, que le rogu� que se detuviera, pues me encontraba t�n
excitado, que estaba a punto de de eyacular y lo que deseaba era brindarle
placer a �l, como su mujer.

El me tom� por las caderas y me volte� completamente,
quedando de guatita sobre la cama, en la pared, al costado de �sta, tenemos un
enorme espejo, el cual me permitia observar todo lo que me hacia.

Cre� estallar de extasis, cuando senti su boca en mi poto, en
mis nalgas, cuando sent� sus manos habrir completamente las nalgas y sentir su
lengua en mi ano.

Mirandome al espejo, le movia mi trasero de manera lujuriosa
y lasciva , mientras lo sentia chuparme y succionar.El placer que me hacia
sentir cada vez que me hechaba su helada u abundante saliva, me volvia loco.
Nuevamente lo sentia succionar, no pude dejar de estirar un brazo hacia atr�s y
hacer presion sobre su cabeza, de modo de hacerle ver el placer que me regalaba.

Su lengua, gruesa, poco a poco hiba entrando en mi ano, luego
volvia a chupar y nuevamente su lengua me entraba all�.

Eso asi mi putita, me decia al verme mover , te gusta
verdad?...entonces sent� que hecho abundante saliva en mi ano y comenz� a hacer
presion sobre el agujero con uno de sus dedos.

Me qued� quieto, pues sus dedos eran gruesos, lentamente su
dedo fue entrando en mi y conforme lo sacaba, lo ba�aba en saliva para volverlo
a meter m�s profundamente.

Cuando sent� que su dedo habia entrado todo, par� mis nalgas
haciendo presi�n sobre el dedo. El me anim� diciendome: Si putita, muevete asi,
haz que salga y entre en ti.

Como en el paroxismo, el dejo su dedo quieto y era yo, quien
movia el poto, de t�l modo, que su dedo entraba y salia.

Le suger� que fuera al ba�o y trajera de all� una botella de
aceite para bebes, se levant� y la trajo.Despues de verte un poco sobre su dedo
y mi ano, su dedo ya lubricado se sentia exquisito.

Estuvo entrando y saliendo de mi por bastante rato, hacia
movimientos circulares con �l, mientras lo hacia, me besaba tiernamente las
nalgas.

Por fin lleg� el momento en que me hiba a poseer, me pidi�
que me pusiera en cuatro pies, dispuesto, le obedec�, podia ver todo a travez
del espejo.Observ� que �l se acomodaba detr�s mio, de rodillas y pude observar
su esplendida pichula balancearse entre sus piernas.

Tomo la botella de aceite y vertio una buena cantidad sobre
mi ano, empujandolo con su dedo hacia dentro de �ste, luego, romo su pichula en
una de sus manos y la embetuno completamente con aceite.

Cuando estuvo listo , me pidio que me relajara completamente
y que a cuando �l hiciera presi�n, yo hiciera fuerzas con mi ano, como si fuera
defecar.

Tom� su pichula y me hizo sentir la cabezota en mi culo, con
una mano la afirmo all� y comenzo a presionar, el dolor que sent� estuvo a punto
de hechar por tierra mi sue�o, pero estaba decidido a soprtarlo todo.

Mordiendo con mi boca la almohada , soport� el inmenso dolor
de la penetraci�n, fu� cuando sent� su cabezota dentro mio, se qued� quieto un
momento, acaricio mis nalgas de manera tierna, como sabiendo el dolor que
sentia, pero poco a poco, mi ano se fu� acostumbrando a ese pedazo de carne.

Me dolia , pero ya no tanto, entonces el nuevamente hecho m�s
aceite en su pichula y conforme pasaba el dolor, comenc� a moverme despacito
contra �l, haciendo que pacientemente, su pichula entrara, cada vez, un poquito
m�s en mi.

No se, si producto de su excitaci�n o que, de pronto el me
tomo por las caderas y empujo fuertemente, haciendo que su pichula se metiera
toda, pues pude sentir sus test�culos golpear mi poto.

El empujon y la sensaci�n que me hizo sentir, al penetrarme
t�n profundamente, me hizo sentir que me ahogaba, se qued� quieto un buen rato
acariciando mis nalgas.

Atravez del espejo, me podia ver en esa posici�n, muy
profundamente penetrado y mi cuerpo se veia peque�o al lado de ese tremendo
hombre.

Cuando el sinti� que el tiempo era prudente, me afirmo por
las caderas, con ambas manos y comenzo a sacarla suavecito para nuevamente
volverla meter despacito.

Ya no sentia dolor, comenzo a moverse r�tmicamente.

De nuevo comenc� a erotizarme, como en trance,.El, se apoyo
en la cama con sus brazos extendidosm de modo que su cara qued� justo al lado de
la mia.

En esa posici�n, comenzo a culearme suave y r�tmicamente,
mientras su boca me besaba el cuello y el oido.

Ya no sentia dolor, sino, un extraordinario placer, de
sentirme poseido de esa forma, lo sentia t�n adentro mio y nuevamente el
sentimiento de mujer comenzo a inundarme.

Mi boca, busco la suya, bes�ndonos , mordiendonos. Le decia a
�L: "papito rico, muevete asi".

Sentir su aliento ardiente en mi oido, su respiraci�n
masculina y escucharlo decirme: " Tienes tu chorito t�n apretadito bebita", casi
me hace terminar , pero no era asi lo que yo tenia planeado.

Le dije :"quiero sentirte encima mio pap�", entonces,
suavemente me saco la pichula de mi ano y me voltee, me levant� las piernas y
las puso sobre sus hombros y nuevamente puso la punta y empujo profundamente.

Cuando lo senti todo adentro, le pedi que me bajara las
piernas, entonces, se apoyo de nuevo con sus brazos en la cama y yo le rodee con
ambas piernas completamente.

De ese modo, mi pichula quedaba aprisionada entre mi cuerpo y
su barriga.

Cuando comenzo a moverse, el roce que hacia su cuerpo sobre
mi pico, hizo que se me parara completamente.

En esa posici�n, lo abrac� con mis manos, y mi boca quedo
justo frente a su pecho.Lo bese all�, lo mord� y cada vez me apretaba m�s a
�l.El entraba y salia de mi r�tmicamente, entonces comenc� a decirle: "aaaa
papito rico..asi, hazme una guaguita, llename de tus leches mi amor."

El comenzo a moverse m�s rapido y eso hizo que me volviera
como loco, "siii papito rico, dejate ir", entonces clavandomela fuertemente, me
hizo sentir sus chorros ardiente de semen muy adentro mio y espont�neamente
comenc� a eyacular yo tambien bajo su barriga.

A partir de ese d�a, yo seria su mujer. Por el resto de d�as
en que �l estuviera en casa, cuando yo le sirviera el almuerzo, me pondr�a ropas
intimas de mi mujer y siempre estaria dispuesta a darle satisfacci�n a mi
hombre.

Demas est� decir, que aquella semana, me cule� de diversas
formas.

Hasta el d�a de hoy, lo recuerdo con cari�o y tambien con
mucha pasi�n, nunca m�s he vuelto a tener sexo con otro hombre, por lo que me
excita mucho pensar, que solo fu� mujer de �l.