-EL PODER DE LA MENTA
Una cremallera, baja, la luz met�lica se extiende por su
espalda como mantequilla. El reflejo, ojos, la l�nea de los p�rpados en la
espalda. Baja las escaleras sus pies sin hacer ruido, susurran tacones sobre la
alfombra, sostengo sus l�neas en la mano, el contorno de sus codos y pienso,
recapacito, all� est� todo despu�s del peque�o universo de reformas personales
en la alba�iler�a de los dias grises y tormentosos.
La escena gira hacia atr�s, muchos meses atr�s, algunos a�os,
yo camino por la ciudad como un empleado despedido. Entretengo mis horas libres
de parado en un peque�o y est�pido libro robado a una manta del desprestigio
-Poder y control mental- manchado de restos de comida, de fideos secos, de olor
rancio a hojas amarillas. Sostengo la necesidad de leerlo mas all� de donde el
bostezo me impide leer la prensa del dia, comento con mis manchas en la pared lo
rid�culo de la situaci�n.
Necesito pasear, recorrer las calles de lo inmediato, un
sem�foro, una espalda de joven de cabello recien lavado, de olor aparente de
rosas en la distancia. Aplico un punto focal en un pensamiento, recuerdo la
primera lecci�n del est�pido libro y trato de sentirme aun m�s inutil mandando
un pellizco de alfiler en su peque�o trozo de mil�metro, el milagro ocurre, la
casualidad tambien, la joven gira la cabeza, me mira sorprendida y molesta.
Camino desconcertado, algo se ha cruzado entre las burlas de
aquel libro y la expresi�n de aquel conejo de indias. Insisto mientras camino
detr�s, esta vez recuerdo vagamente el comienzo de la segunda lecci�n de aquella
tonter�a rancia y focalizo sus palabras en su trasero, ni muy lindo ni muy feo,
un culo normal y corriente como una pera en un pantal�n.
La joven vuelve a mirarme, m�s molesta, parece tener un
sistema de protecci�n gen�tico contra agresiones de ese tipo, sabe que le rozo
el culo con un gesto agresivo, huye.
Algunos meses m�s tarde ese libro se ha convertido en una
joya personal, a distancia transmito sensaciones, esa ma�ana euf�rico compruebo
en el autob�s como lanzando toda mi adrenalina y semen proyectado en las ganas
sobre un culo una mujer se siente inc�moda, contonea sobre los movimientos de la
ciudad, termina por ceder a la soledad y baja desconcertada.
Dinero, poder, riquezas acuden a mi avaricia de peque�o
primate, acudo sin pudor alguno a la sucursal bancaria donde trabaja Juana, mi
�ltimo desden, la poseedora de dos tetas descomunales que siempre esquiv�
inmisericorde mis numerosas invitaciones para almorzar juntos. Estoy all�,
sentado frente a ella en su trabajo, modesto despacho de interventora, se siente
molesta, teme que de nuevo la atosigue con insinuaciones. Mientras cuenta un
peque�o dinero de mi saldo focalizo la atenci�n para que multiplique la cantidad
por diez pero no funciona, solo el deseo mas sucio y sexual mueve mi inter�s, el
dinero no es nada porque solo mediar�a para obtener zorras como aquella.
Opto por focalizar la llama de un soplete de fontanero sobre
sus pezones tras la blusa, el libro no miente, crecen y reaccionan erguidos
mientras Juana se incomoda sorprendida por aquella sensaci�n. No acierta a
explicar de donde procede pero repentinamente cruza las piernas detr�s del
sill�n y simula contar y recontar el peque�o fajo de billetes. Sin piedad
retuerzo y aprieto sus pezones tras la mira, ella teme llegar a un orgasmo, lo
achaca a un extra�o pliegue sobre sus bragas, suda, enrojece, tartamudea desde
la respiraci�n, finalmente me mira con ojos de animal en celo y acepta y propone
una invitaci�n a mi casa.
La escena vuelve donde estaba, entre mis s�banas, ella se ha
marchado, la he llenado de semen. Satisfecho me preparo un caf� y por f�n decido
limpiar la cubierta de aquel raro libro. "�Donde est�?" ha desaparecido, Juana
lo ha robado, acudo al dia siguiente al banco con un nuevo pretexto, a solas en
su despacho repentinamente mi paquete crece con una erecci�n descomunal, me
vuelco de manera rid�cula contra la pared, Juana sin piedad me manda una mamada
desproporcionada, termino eyaculando bajo el pantal�n y contra la pared delante
de dos contables imp�vidos e incr�dulos.
Planeo entrar por la noche en el apartamento de Juana, aun
necesito tomar datos y notas de aquellas bibliografias, el dilema es �querr�
Juana compartir conmigo nuestro descubrimiento?.