Por: JUAN LAVER GALINDA

La conoc� trabajando en el cybercaf� de un amigo en una
ciudad del Caribe, en Colombia. Su labor es "patinar", o sea, atender a los
clientes del establecimiento indic�ndoles en qu� estaci�n sentarse a navegar y
solucionarles cualquier inconveniente que tengan en materia inform�tica. Me
llam� la atenci�n la solvencia con que hac�a su trabajo, lo cual se debe a su
condici�n de ingeniera de sistemas, seg�n me enter� despu�s.

Pero lo que m�s me impact� fue su dulzura al hablar y la
ternura que irradian sus ojos en una extra�a mezcla de tristeza, sensualidad e
insatisfacci�n. Hoy, ya se que a pesar de ser tan joven ya tiene un hijo, fruto
de un amor que dej�, mas que huellas, marcas desagradables en su vida.

Ingris, as� con "s" final, como se llama, me movi� la aguja
desde el primer momento. Yo estaba navegando y sin darme cuenta recorr�a el
recinto busc�ndola �vidamente para seguir llen�ndome los ojos con su cuerpo
moreno y su cabellera negra pero sobre todo trataba de mirar esos ojos que
promet�an tanto. Trataba de concentrarme en la pantalla del computador y en
medio de tantas voces que se o�an en el lugar, yo s�lo escuchaba la de Ingris�la
de "mi Ingris" como comenc� a llamarla en mis adentros. Su voz es una melod�a
constante y arrulladora que no se olvida jam�s.

Su cuerpo, a decir verdad, no me pareci� s�per voluptuoso,
pero creo que a pesar de su reciente maternidad tiene las medidas perfectas: 90
� 60 � 90, en cent�metros.

Ensimismado en la revisi�n de mi correo electr�nico, sent� de
pronto su tierna voz y su aliento casi en mi cuello. _Se�or, �desea un cafecito?
__Claro que s�, le respond�. Y se fue hacia la cafeter�a con un caminar que
parec�a ir varias pulgadas por encima del suelo.

Cuando me sirvi� el caf� me dej� "matado" con una combinaci�n
mortal: sonri� y me gui�o el ojo al tiempo. Les juro que sent� un corrientazo
por toda la espina dorsal y sin poder evitarlo, esa descarga se concentr� en mi
pene, que se elev� de inmediato y convirti� mi bragueta en poco menos que una
carpa de circo.

Al cabo de una hora de estar navegando, hube de ir al ba�o y
de camino hacia el servicio la encontr� en uno de los pasillos. Le pregunt�
hasta qu� horas trabajaba y me dijo que en veinte minutos sal�a. Le dije, casi
sin darme cuenta: contigo ser�a capaz de gastarme hasta una plata ajena�y no
pudo evitar la risa, respondi�ndome: pero que sea bastante plata�para que nos
alcance para pasarla bien.

Epa, dije yo, a esta le gusta el suwing. Y de inmediato le
solt� los perros: a que no me aceptas una invitaci�n a salir cuando termines tu
turno�y me dijo, al tiempo que escrib�a algo en un papelito: este es mi e mail,
m�ndame la invitaci�n ah� y dime que te gustar�a que hici�ramos�yo reviso mi
correo al finalizar el turno y si me gusta lo que me env�es, te respondo a tu
correo.

Tengo la costumbre de meterme en cada vez que
termino de revisar mi correo. Al hablar con ella ya hab�a abierto la p�gina y al
volver a mi cub�culo, pens�: voy a probar que tan lanzada es �sta morenaza y
decid� enviarle un relato bien fuerte, con situaciones de sexo explicitas,
dici�ndole de paso que me gustar�a vivir una historia as� con ella. Le firm� con
besos y le di "enviar". Acab�ndolo de hacer me arrepent� y como ya era tarde, me
levant� y fui a ver donde estaba ella revisando su correo y le dije: te envi�
algo que creo es un poco fuerte�espero que si te disgusta no le des importancia
y simplemente b�rralo y ya�

Con su mirada matadora como escudo me dijo: despreoc�pate,
d�jame leerlo y sacar mi conclusi�n.

Me devolv� a mi estaci�n y los siguientes 10 minutos fueron
una eternidad para m�. Estaba hecho un manojo de nervios pensando que la hab�a
cagado con una criatura tan dulce y me perder�a la oportunidad de tratarla m�s a
fondo para conocerla y con el tiempo conseguir algo con ella. Estaba en esas
cuando siento una suave mano en cada hombro y en seguida esa voz y ese
aliento�espero que est�s dispuesto a cumplir tus "a me-na-zas�me lo dijo as�,
silaba por silaba y se dirigi� al fondo del local.

Yo me levant� de la silla y nuevamente se me par� la verga
-que carajo, dej�monos de eufemismos y llamemos a las cosas por su nombre
castizo- y me dirig� al ba�o a ver que soluci�n encontraba a mi
arrechera, porque no pod�a andar por ah� con la bragueta inflamada. Al pasar
frente a una puerta que hay antes de llegar al ba�o, �sta estaba entreabierta y
fue cuando casi me desmayo: Ingris estaba quit�ndose la camiseta tipo Polo que
usaba de uniforme sin darse cuenta de que no hab�a cerrado bien Me qued�
paralizado contempl�ndola, deleit�ndome con esas tetas bellas y bien paradas,
ese vientre plano y cubierto con suaves bellos, sin la mas m�nima huella de su
reciente embarazo. Fueron no m�s de 10 segundos hasta que sinti� mi mirada y
otra vez me dije: �La cagu�! S�lo atin� a balbucear: dis cul pa es que pa pa
saba y�Ella simplemente sonri� con mas dulzura que las veces anteriores y con
una frialdad impensable llev� un dedo a sus labios indic�ndome que callara.
Enseguida estir� su mano derecha y tom� la m�a hal�ndome hacia adentro. De
inmediato cerr� la puerta y me recost� a la pared buscando mis labios. No fue un
beso. Fueron muchos besos desbordados en uno solo. Sent� que llevaba mucho
tiempo sin tener contacto con un hombre y su lengua busc� desesperadamente la
m�a mientras mis manos buscaban sus tetas y bajaban por sus caderas al tiempo
que sus manos se iban a mi sur buscando ese iceberg que inflamaba mi bragueta.

Me asalt� el temor de que nos pillaran y se armara un
esc�ndalo y trat� de dec�rselo pero ella s�lo me dijo en medio de jadeos y
gemidos: nunca un hombre me hab�a hablado como tu, nunca nadie hab�a sido tan
directo y preciso�eso es lo que yo quiero, un hombre que sea capaz de
interpretar mis deseos�sin tantas vueltas ni maricadas�al mismo tiempo me abri�
la bragueta y se apoder� de mi herramienta casi con desesperaci�n. Lo siguiente,
en medio de mi sorpresa y mis temores fue arrodillarse y met�rsela en esa boca
de labios gordezuelos y chuparla con una maestr�a �nica, al tiempo que levantaba
la vista y me dec�a con sus ojos las palabras que no pod�a articular por tener
la boca repleta con mi verga, que estaba a punto de reventar.

Para no eyacular en su boca, la desprend� de mi verga como
puede y la volv� a besar. Se apart� unos cent�metros y me dijo en medio de la
arrechera m�s grande que he visto: quiero esa mond� dentro de mi, ��ya!!. Y
comenz� a abrirse el zipper del jean, baj�ndolo de inmediato, dejando ver esas
curvas que adivinaba cada vez que la ve�a caminar. Un hilito dental era todo lo
que llevaba puesto debajo. Enseguida tom� mi mano y la llevo a su entrepierna al
tiempo que me dec�a: esta cuca est� hambrienta, hace mas de seis meses que no
prueba bocado, quiero que la llenes, que me sacies, que le vueles la tapa a este
volc�n�pero �ya!.

Le corr� el hilo dental hacia un lado y cuando vi esa cuquita
delicadamente depilada no aguant� m�s�me lanc� lengua en ristre y acert� a
encontrar su pepita rica que ya la ten�a inflamada.

No es por nada pero me precio de ser un "come pepitas" de
primera categor�a. La mujer que quiera saber lo que es una bajada al pozo
inolvidable, que ponga su cuca al alcance de mi lengua. Mi maestr�a de "come
co�os" la obtuve a los trece a�os con una viuda joven que me pagaba con sexo los
domicilios que le llevaba de la tienda de mi papa. Esa mujer me dio todas las
clases de sexo que un hombre debe recibir para ser un P.h.d. en la cama. As� que
le di un concierto de lengua que la puso a mill�n. Del jadeo pasaba al gemido, y
del gemido a una mezcla que parec�a un bramido: c�metela, c�metela, no joda�esto
es lo que yo deseaba. Es que ese hijueputa de mi ex marido nunca fue capaz de
comerme la chucha y menos as� como tu. No pares, no pares, por favoooorrrr.

A pesar de la excitaci�n, sab�a que no pod�amos demorarnos
mucho en ese cuartito sin riesgo de que nos descubrieran, as� que la llev� hasta
un escritorio que estaba repleto de ch�cheres y haciendo un espacio la sent� al
borde y apunte con mi herramienta, pero antes decid� torturarla un poquito
haci�ndole "la brocha", como llamamos aqu� a frotar el cl�toris y los labios de
la vulva con la cabeza del pene. Esto se usaba antes, cuando no se quer�a
desvirgar a la novia.

Al tercer brochazo, Ingris me agarr� por los brazos y hal�
hacia ella mientras dec�a desesperada: m�teme esa verga ya, no joda, ya est�
bueno de brocha, enti�rramela, r�mpeme otra vez, que desde la �ltima vez que
culi� ya se debe haber cerrado.

�rdenes son �rdenes, mis amigos y si el ni�o llora y la mam�
lo pellizca, ah� te van pelotas, que casi se van tambi�n en el envi�n que le
met�. Ingris empez� un movimiento circular a trav�s del cual refrendaba sus
palabras sobre la larga abstinencia a que hab�a estado sometida. Era una especie
de hurac�n con tetas que poco a poco me fue absorbiendo y llevando a un punto de
no retorno.

Tratando de que mi verga le llegara m�s adentro de lo
posible, enlaz� mi cintura con sus piernas y se colg� de mis hombros al tiempo
que me perforaba la boca con su lengua hambrienta y filosa que s�lo sacaba de mi
boca de vez en cuando para expresar lo que estaba sintiendo:

As�, papito, as�, que rico, sigue, sigue. As�sss����, sigue,
no joda, dame verga, p�rteme la chucha, cul�ame, culeeeeaammmeeeeeeeee!!!!

Como la sent� bien enganchada a mi cuerpo, decid� hacerle mi
faena magistral: el paseillo, que consiste en pasarle las dos manos por las
nalgas y levantarla mientras, agach�ndose un poco, se hace un mete y saca,
primero lento y despu�s con aceleraci�n continuada y caminando por el cuarto
simult�neamente, hasta que el mete y saca se hace al ritmo de Flash Gordon:
taca, taca, taca.

El remate de la faena se hace estirando la mano izquierda y
pas�ndola por el "nies", esa parte de la mujer que ni es culo, ni
es chucha, aunque algunos la llaman el pared�n, porque es donde se estrellan y
se devuelven las pelotas.

Al acariciarle el nies, sent� la recompensa que todo hombre
busca al poseer una mujer: esa crema deliciosa y espesa que materializa la
arrechera. Ni corto ni perezoso, empec� a frotar el ojito del culo con esa crema
y sin querer queriendo le met� un dedo.

Ay, mi madre�para qu� fue eso. Esa mujer se contorsion� de
una manera tan fren�tica que casi se me sale de las manos. Lanz� un grito que
tem� fuera escuchado en todo el cybercaf�, afortunadamente no fue as�. Me dec�a:
papito, no me saques ese dedo porque te mato, m�telo m�s adentro, men�alo,
men�alo, �No joda!, tu si cueleas rico, papi.

Antes que sacarle el dedo del culito lo que hice fue meterle
el dedo del coraz�n y el anular, o sea, los dos m�s grandes�y ah� fue Troya,
Ingris se volvi� a contorsionar, a convulsionar, dir�a yo y me dijo: t�mala, mi
amor, t�mala, ah� voy, me vengo, me vengo, ���me vengoooooooooooooooooooo!!! Y
me dio un golpe de ri�ones que ni los mejores embaladores del ciclismo dar�an en
un sprint, tan fuerte que, si no es porque estabamos cerca de la pared, nos
hubieras ido al suelo.

Como puede y sin desengancharla de mi la lleve hasta el
escritorio nuevamente y bastaron dos estocadas mas para descargar ese torrente
de leche caliente que invadi� sus entra�as y comenz� a desbordarse por los borde
de su inflamada cuquita.

Cuando nuestro ojos se encontraron otra vez, me sent� el
hombre m�s feliz del mundo. Fue algo indescriptible y hasta hoy no he podido
borrar la imagen de esa bella mujer jadeante, sudorosa y descendiendo poco a
poco de la cima de la gloria. S�lo le pregunt�: �Logr� volarle la tapa al
volc�n?

Su respuesta fue tomar mi mano y llevarla a su caliente
rajita mientras me dec�a al o�do:

__siente la lava, mi amor, siente como corre la lava de mi
volc�n en erupci�n__

Si me escriben a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO d�ndome su opini�n sobre esta historia, les prometo
contarles el siguiente cap�tulo: LA SEGUNDA VIRGINIDAD DE INGRIS

Cordialmente: JUAN LAVER GALINDA