Yo estaba en el curso de primero de bachillerato y cursaba la
modalidad de bachillerato cient�fico-tecnico y daba la asignatura de dibujo
tecnico; por cierto tengo diecisiete a�os.

La asignatura de dibujo es una hora muy entretenida, pues la
profesora pone trabajo que hacer y entonces se puede hablar con los compa�eros y
se est� menos vigilado que en una clase normal.

La profesora de esta clase se llama Isabel y es una chica
guapa y atractiva de unos treinta a�os y casada. Ella suele vestir con faldas
largas y sin colores demasiado llamativos y sin ense�ar nada, pues al fin y al
cabo es una profesora y todos los de este gremio siempre me ha dado la impresi�n
de que son unos amargados.

Ese dia llevaba una falda de color verde oliva oscuro y una
chaqueta ligera de lana de color marron sobre una blusa blanca, todav�a lo
recerdo como si fuera ayer. Mientras yo estaba dado la vuelta en mi sitio
hablando con el compa�ero de detr�s, una compa�era le pidi� ayuda a Isabel para
hacer el ejercicio que hab�a mandado y ella acudi� r�pidamente para auxiliarla.
Al llegar a su pupitre se inclin� hacia delante para hablar con ella, poniendo
su trasero saliendo hacia fuera. Ten�a un culo bien formado y en eso no tard� en
fijarme mientras le solucionaba el problema a mi compa�era cambi� las piernas de
posici�n pasando de tenerlas juntas a llevar una hacia delante lo cual hizo que
la apertura de su falda se abriese y entonces dej� a la vista toda su pierna
desde su tobillo, su redondeada rodilla, su brillante muslo, hasta la parte m�s
baja de sus bragas de color azul oscuro. Esta visi�n me dej� paralizado por un
momento y fue cuando por primera vez mi profesora de dibujo me atrajo
sexualmente. Ella es morena, el pelo le llega por el cuello, tiene unos grandes
ojos azules, unos labios carnosos y rosados y una sonrisa preciosa. Sus pechos
no son excesivamente grandes pero se ven duros y firmes y su culo es redondo y
de un tama�o medio tirando a grande.

Despu�s de lo que ocurri� la empec� a observar no como mi
profesora, sino como una mujer, una mujer preciosa. La miraba durante toda la
clase prestando gran atenci�n a sus movimientos por si se le ve�a algo. De vez
en cuando se le marcaban los pezones en la blusa, entonces no pod�a evitar que
se me pusiera dura como una piedra. Tambi�n la llamaba a veces, cuando llevaba
blusa, para que me resolviera dudas y as� me dejaba al alcance de la vista parte
de sus pechos al inclinarse hacia m�.

Un d�a, en su clase estaba charlando con un compa�ero cuando
se me ocurri� una genial idea: como el aseo de profesores est� al lado del de
caballeros, esperar� a que ella se meta despues de una clase y la espiar�. As�
que eso hice.

Dos horas despu�s, al comienzo del recreo, ella fue al ba�o y
yo la segu� para entrar en el de hombres. Una vez all� y con mucho cuidado por
si entraba alguien, me sub� sobre la taza, levant� una de las planchas de corcho
del techo, me met� un poco hacia dentro y abr� la plancha que daba con el
urinario de los profesores. Al hacer esto cayeron trocitos de corcho al suelo,
pero ella no se dio cuenta. Estaba sentada en la taza, con las faldas recogidas
en la cintura y sus bragas en el suelo. Pude ver sus palidos y brillantes muslos
y me qued� un rato contemplandola. Cuando acab� de mear se levant� cogi� papel y
se lo pas� entre las piernas para limpiarse, pero no pude ver nada.

Un poco decepcionado por no haber conseguido nada a pesar del
riesgo, me puse a pensar alguna manera de verla desnuda, y la encontr�: si desde
arriba no hab�a conseguido nada, entonces deb�a intentarlo desde abajo, as� que
cuando al d�a siguiente fue a hacer sus necesidades, me met� un poco despu�s en
el aseo del profesorado sin hacer ruido y me met� en la cabina contigua a la que
ella se encontraba. Esper� a que terminase de orinar para asomar la cabeza por
debajo de la fina pared de madera que me separaba de ella. Sab�a que si me
pillaban ah� me la cargar�a. Cuando o� que hab�a acabado, con mucho cuidado pas�
la cabeza por debajo de la pared, encontrandome a Isabel que se acababa de poner
las bragas y mirando justo hacia donde apareci� mi cabeza. Primero se dio un
susto luego se qued� sin habla y finalmente dijo:

-�Me cago en�! �Jorge! ��Que co�o est�s haciendo ah�?! �Te la
has cargado!

Despu�s me llev� a su despacho y se sent� en su escritorio
delante mio. Ella estaba nerviosa aunque intentaba no parecerlo, yo en cambio no
sab�a que hacer, pensar o qu� decir. Si mis padres se enteraban de lo ocurrido,
no pod�a imaginarme cual ser�a su reacci�n. Era una situaci�n muy embarazosa.
Ella estaba pensativa. Yo no pod�a mirarla por la verg�enza que me daba. Ella
entonces, habl�:

-N� no s� que hacer� No s� si castigarte, decirselo a tus
padres, hablarlo con el director de bachillerato� �Por qu� lo has hecho? �Una
apuesta con alg�n compa�ero?� O��acaso te gusto?

Yo no sab�a que deb�a contestar, pod�a decirle que hab�a sido
una apuesta, pero no lo hice, dije:

-S�

-S�, �qu�? �respondi� ella.

-Que si me gustas�

Ella enmudeci�, se qued� mirandome con esos preciosos ojazos
azules que tiene y esboz� una sonrisa.

-Ahora si que no s� que debo hacer �dijo ella �pero tu sabes
que estoy casada�

Con un gesto de sorpresa en la cara, se inclin� hacia delante
apoyandose en las rodillas, y la blusa que llevaba se despeg� un poco de su
pecho, dejandome ver el sost�n que llevaba. Esa vis��n hizo que se me pusiera
dura y se hiz� levantando notablemente mis pantalones. Isabel, al levantar la
cabeza, se dio cuenta de �sto y se puso roja. Lo que hizo a continuaci�n fue
volver a inclinarse para que yo volviese a ver ese precioso escote. Tras unos
minutos de contemplaci�n, ella se incorpor� de nuevo y me pregunt� si me
gustaba. Solo falt� que se me cayese la baba mientras le contest� que si, que
mucho.

Ella comenz� a soltarse los botones de la blusa mientras se
mov�a ligeramente a modo de baile, dejandome ver sus pechos presionados por el
sujetador. Yo estaba atontado mirando. No sab�a si lo que ocurr�a era cierto o
no.

Luego baj� de la mesa de un saltito y se solt� la falda que
cay� suavemente al suelo, quedandose ella en ropa interior. Las bragas y el
sost�n eran de color azul oscuro y con bordados. Despu�s se sent� en mis piernas
mirando hacia mi y se desabroch� el sujetador quedando sus pechos pegados a mi
cara. Yo casi sin ser consciente de ello, llev� mis manos a sus tetas y las
amas� mientras las chupaba y mord�a. Jugue con sus pezones mientros estos iban
endureciendose por momentos. Sus tetas eran suaves y blandas, pero firmes. Llev�
mis manos por su espalda hasta su culo mientras segu�a mamandole las tetas con
pasi�n. Not� su culo blando y agradable, y tras acariciarle pas� mis manos por
debajo de la goma de sus bragas y con un dedo jugu� a acariciarle el ano
mientras que con la otra mano le abr�a las nalgas. Mi profesora ya gem�a de
placer.

En aquel momento, empapado en lujuria, levant� a Isabel, la
puse encima de la mesa y le fui bajando las bragas. Ella mientras me miraba con
unos ojos llenos de extasis que me ped�an que siguiera. Cuando dej� al
descubierto si sexo, vi que se lo rasuraba y no ten�a m�s que una peque�a hilera
bien cuidada de pelo encima de su raja. Sus labios eran del color de la piel,
pero el interior de su vagina era de color rosa palido. Al verle el conejo sent�
que la polla me iba a estallar. Me chup� un dedo y se lo met� con fuerza, hasta
el fondo, y lo empap� de sus jugos para llevarmelo luego a la boca y sentir un
exquisito sabor que me llen� por dentro. Apresuradamente saqu� la verga y la
apunt� hacia su co�o. Entonces ella dijo:

-�Estas seguro de que lo quieres hacer?

-Es la primera vez que lo hago y no pienso desaprovechar la
oportunidad.

Empuj� mi ariete contra su co�o y este entr� muy facilmente.
La cog� por las caderas, como hab�a visto en las peliculas porno y empec� con el
metesaca, pero inmediatamente me corr� dentro de mi profesora.

A mi casi me fallaron las piernas, y ella se qued� un poco
decepcionada por lo poco que hab�a aguantado, ya que no lleg� al orgasmo. Pero
al levantar la cabeza y verla abierta de piernas con la raja goteando mi semen,
me hizo tener una erecci�n inmediata que alegr� considerablemente a Isabel, y me
dijo:

-��Dame m�s, Jorge!!

Yo la obedec� inmediatamente y volv� a la carga, pero esta
vez dur� mucho m�s y ella tuvo dos orgasmos en los que se corri� abundantemente.

Para terminar la jugada le pas� la lengua por las piernas,
lamiendo con entusiasmo cada cent�metro de su piel, luego llegu� a su bulba y
despu�s pas� la lengua a lo largo de su raja chupando todos sus jugos. Cada vez
que pasaba mi lengua por sus labios un escalofr�o me recorr�a la espalda del
gusto.

Pas� a meterle un dedo, luego dos, y tres. Hasta cuatro dedos
le met� y ella se puso a respirar de forma agitada, y mientras los mov�a en su
interior, chup� su clitoris con gran virtuosidad, consiguiendo as� su tercer
orgasmo que me llen� la boca con sus flujos.

Despu�s de vestirnos ella me mir� y me dio un beso en la
mejilla y luego me dijo:

-Espero no tener que volver a castigarte�