Relato: Asalto a mano armada... Con mucho Amor ASALTO A MANO ARMADA... CON MUCHO AMOR
Un joven decide asaltar su casa para robar a sus padres,
pero luego al ver a su madre maniatada e indefensa se despiertan en �l
inesperados e intensos deseos...
A pesar de que mis padres tienen m�s dinero del que podr�an
disfrutar el resto de su vida, yo andaba m�s pelado que un mendigo. Mis padres
son millonarios y miembros muy relevantes de la alta sociedad de nuestro pa�s,
pero a mi no me dan, a estas alturas, casi nada. Mi pap� siempre con su
cantinela de que ya era hora de que estuviera trabajando, pues al negarme a
seguir estudiando, dice que debo trabajar, como lo hizo �l. Mi mam� es poco lo
que me ayuda con mi padre. Realmente, fui criado por nanas, pues ellos estaban
muy ocupados asistiendo a c�cteles y recepciones de sus amigos ricos. No s� por
qu� se extra�an de que lo �nico que me guste sea pasar el tiempo con mis
amigotes, igual de vagos a m� y tan pelados econ�micamente como yo, a pesar de
ser hijos tambi�n de familias ricas.
Como mi situaci�n econ�mica era angustiosa, junto con mi
amigo Brandon hice todo un plan para entrar enmascarados a mi propia casa y
llevarnos lo m�s que pudi�ramos. Mientras Brandon, que era el experto en
desvalijar muebles y cajas de seguridad, trabajaba en lo suyo, yo controlar�a a
mi madre, que era la �nica que iba a estar el d�a se�alado. Ese d�a fue un
domingo en que mi padre estar�a en Nueva York en viaje de negocios (en compa��a
de su "asesora personal", obviamente, un bellez�n tan in�til como putona...)
Yo hab�a advertido a mam� que ese s�bado en la noche no
llegar�a a casa, y que el domingo regresar�a por la tarde, que me iba con mis
amigos a la playa. Ella contest� cualquier cosa, pues ni le iba ni le ven�a lo
que yo decidiera hacer. Todo lo m�o le era indiferente. Pues bien, all�
est�bamos, saltando por las rejas de nuestra mansi�n ese domingo a las seis de
la ma�ana, hora en la cual ya el personal de servicio no estaba, quedando sola
en casa la due�a, mi mam�. No nos fue dif�cil entrar, pues obviamente tanto
Brandon como yo conoc�amos todo.
Yo me dirig� inmediatamente al cuarto de mi madre, que dorm�a
a pierna suelta y espaturrada a lo ancho de la cama. Con la mayor delicadeza que
pude, me abalanc� sobre ella y la amordac� r�pidamente, tap�ndole la boca, y en
primer lugar, los ojos. Aunque yo llevaba pasamonta�as, no quer�a que me viera.
El susto que se peg� fue de muerte, aunque mi entrenamiento previo con Brandon
me permiti� ser bastante diestro en la maniobra. Con los ojos y la boca tapada,
le amarr� las manos, y la traslad� a una silla lejos del tel�fono, que proced�
cortar. Brandon recibi� mi se�al de "todo bajo control", y baj� a la bodega
donde se har�a con la mayor parte de los objetos valiosos. Yo respiraba
agitadamente, y para descansar un poco intent� relajarme. Mi mam� se agitaba en
la silla, aunque estaba muy bien atada. Al amarrarla y sujetarla con fuerza, una
parte de su pijama se rasg�, con lo cual mam� ten�a sus piernas completamente
desnudas y s�lo hab�a quedado con las tangas y una ce�ida camisola de seda. No
s� por qu�, pero empece a mirar a mi madre a lo largo de todo su cuerpo, y en
eso fue apoder�ndose de m� una extra�a sensaci�n. Verla atada y amordazada me
dio una sensaci�n de poder que nunca hab�a sentido. Y, tengo que decirlo, el
saber que mi indiferente y lejana mam� estaba a merced m�a me produjo un gustito
en el est�mago que me produjo cierto placer. Mi madre es una mujer muy hermosa,
y a�n joven y apetecida, pues no son pocos los amigos de pap�, (�y los hijos de
los amigos de pap�, de mi edad!) los que la miran de arriba abajo con un deseo
que no se preocupan en disimular. Yo segu�a all� mir�ndola, y pude contemplar
que las piernas de mam� estaban realmente bellas. A menudo ella iba a la playa o
al solarium m�s exclusivo de la ciudad, y su bronceado era envidiable. Adem�s,
ver su rubia cabellera suelta y revuelta a esas horas de la ma�ana, cayendo
sobre su rostro amordazado, hizo de esa imagen algo especialmente excitante. Y
fue aqu� cuando, movido por un raro impulso, tuve la irresistible tentaci�n de
acercarme a ella y comenzar a acariciarle las piernas. Al principio tembl� un
poco, y el coraz�n empez� a latirme a mil, pero una creciente y sensacional
erecci�n me indicaba que podr�a sacarle m�s gusto a esa situaci�n de lo que yo
mismo hab�a nunca imaginado.
Al sentir mis manos recorriendo sus muslos, mam� se retorci�
e intent� moverse, pero no pod�a. Yo la acariciaba fuertemente, y tuve que
desabrocharme el pantal�n y bajarme la cremallera para liberar mi verga, que
estaba empinada y dura como una roca. El pico me palpitaba igual que el coraz�n,
y empec� a sentir tanto placer que llegu� a marearme un poco. Ya no me limitaba
a manosear sus muslos sino que me acercaba decididamente a su sexo. No me pas�
desapercibido tambi�n que la pijama de mam� era pr�cticamente transparente, y
sus senos pod�an verse agitados al ritmo de su respiraci�n, deliciosos. Con la
otra mano empec� a toc�rselos sin ning�n recato, primero por fuera de la pijama
y luego ya meti�ndole la mano adentro. Pronto estuve con las dos manos sob�ndola
sin contemplaciones, y me par� luego detr�s de ella para poder cog�rselos desde
ah�, que me parec�a m�s c�modo y m�s placentero. En eso not� que los pezones de
mam� crec�an un poco, y algo duros s� que se estaban poniendo. Yo obviamente no
pod�a hablar, pero tuve un impulso, que aguant�, de preguntarle "te gusta lo que
te hago, putita, �eh?" Abr� su camisola y me dispuse a mamar como nunca pude
hacerlo, ni siquiera estando beb�... Era un buen momento para desquitarme de su
avaricia con sus tetas, maravillosas, que ahora sent�an pasar mi lengua
anhelante, una y otra vez, de arriba abajo, mientras mordisqueaba sus pezones
provoc�ndole ciertos gemidos ahogados pero inconfundibles.
Ya hab�a llegado a un punto donde mis prejuicios y l�mites
quedaban atr�s, y mi incontrolable deseo sexual era el que impulsaba mis
acciones. En una acci�n arriesgada, y al ver que mi mami ten�a dificultades para
respirar, le quit� la mordaza de su boca. Ella respir� fuerte, y vi que
descansaba. Intent� un t�mido grito, pero alcanc� a taparle la boca con mis
manos. S�lo le dije "sshhhhhh" firmemente, pues no pod�a ordenarle silencio,
porque reconocer�a mi voz. Vi sus labios liberados, y no tard� en caer en la
tentaci�n de pasar mis dedos por ellos. Los labios de mam� eran hermosos, suaves
y carnosos, y a pesar de estar sin maquillaje ni labial, eran de un color rosado
intenso, h�medos. Quiz�s por los nervios, varias veces se los humedeci� con la
lengua, que estaba un poco seca. R�pidamente alcanc� un vaso con agua que ten�a
en su mesita de noche, y le di de beber un poco. Yo me tom� el resto, pues
tambi�n ten�a la garganta seca, pues eran demasiadas emociones juntas. �Qu�
gusto sent� al tocar sus labios! Pasaba mis dedos por su boca, y mi verga no
tard� en sentir la oleosa visita del l�quido lubricante, por lo cual un leve
olor a marisco alcanz� a llamar a la puerta de mi olfato, y obviamente, del
olfato de mam�.
A pesar de que segu�a removi�ndose, mam� no estaba poniendo
mucha resistencia a mi recorrido labial. �Ser� que le est� gustando? me pregunt�
a m� mismo. Una especie de respuesta inconsciente lleg�: mam� asom� t�midamente
su lengua y toc� mis dedos. Yo, ni corto ni perezoso, met� el dedo �ndice en su
boca, y, qui�n lo creyera, mam� empez� a lamerlo, dir�a... dir�a que casi que
con gusto... A m� la cabeza me daba un poco de vueltas, y alcanc� a sentir ese
zumbido en los o�dos que te aleja de los ruidos exteriores. Mientras con una
mano met�a mis dedos en su boca y dejaba que me chupara, con la otra,
inevitablemente, comenc� a pajearme. Morbosamente, tuve el impulso de olerme los
dedos, y el olor de su saliva a esas horas de la ma�ana, con la adrenalina que
deb�a tener en su cuerpo, me pareci� un olor con poder afrodis�aco tan potente
que no sab�a si quedarme oli�ndome mis propios dedos o seguir toc�ndola por
todas partes, como al parecer ella misma deseaba...
Como quiera que las piernas me temblaban, decid� dar otro
paso y ponerme de rodillas ante ella para olisquear su sexo. Oh sorpresa, estaba
h�medo y con evidente fragancia de hembra alebrestada de deseos. Le arrebat� la
tanga, y sin ning�n miramiento empec� a tocarla all� mismo. Y si antes mam� se
remov�a buscando liberarse, ahora se mov�a hacia delante y hacia atr�s en un
r�timico movimiento para acompa�ar la exploraci�n manual en su panocha. Ya
dejaba escapar algunos leves gemidos, y cada vez me sent�a m�s tentado a hablar,
pues estoy seguro que de haber podido decirle vulgaridades y morbosidades habr�a
disfrutado m�s ella, y yo tambi�n (alg�n d�a, en una conversaci�n telef�nica que
tuvo con una de sus amigas, la o� decir c�mo la pon�a a mil el que le dijeran
cochinadas cuando estaba teniendo sexo). Alcanc� su cl�toris sin dificultad, y
all� acarici� y remov� sus fibras nerviosas m�s sensibles mientras ella se
contorsionaba sin poder ocultar su placer. En ciertos momentos preguntaba
"Ahhhh, ohhhh, qu� quieres, qui�n eres, aaayyhhhhh", pero no era capaz de seguir
hablando, pues sus hondos suspiros le ahogaban la jadeante voz. Sus pezones ya
estaban firmes y de color caf� oscuro, y sus senos estaban endurecidos tambi�n.
Y depronto empez� a sacar su lengua, lascivamente, diciendo, "ohhh, ohhh, ven,
ven aqui�, ahhhhh"
Yo no supe si seguir su invitaci�n, pues bien podr�a ser una
treta para darme un mordisco y arrancarme mi lengua, para as� intentar escapar.
Pero, a esas alturas del deseo, y al borde de ese abismo de lujuria que me ten�a
dominado, decid� acudir al asalto de su maravillosa lengua. Ohhh, qu� sensaci�n,
no se puede describir. Su lengua a esa hora de la ma�ana ya estaba nuevamente
h�meda y anhelante, la excitaci�n le hac�a salivar visiblemente, y el contacto
con mi lengua fue una delicia. Yo empec� a lamerle toda la cara, desde la nuca
hasta arriba de la nariz (los ojos segu�an tapados). Su boca estaba con la
viscosidad propia de un estado de gran ardor sexual, y yo lam� y chup� como si
fuera el m�s delicioso y cremoso helado luego de una traves�a por el desierto.
En eso mi masturbaci�n hab�a llegado al cl�max, y derram� sobre ella todo el
resultado de tan grande placer.
Poco despu�s, y cuando segu�a acarici�ndole y estimul�ndole
su bot�n del placer, me percat� de que alguien nos miraba: all� estaba Brandon,
parado en la puerta, con sus pantalones abajo y masturb�ndose furiosamente.
Cuando volte� a mirarle, me hizo se�as con su cara descompuesta por el deseo,
pero dici�ndome algo as� como ���pervertido!!!. Yo le hice se�as para que se
acercara, y �l, ni corto ni perezoso, lleg� directamente a donde deb�a: puso su
inveros�mil verga en la boca de mam�, quien empez� a chupar como si fuera a
succionar leche condensada de un tubo de pl�stico. A Brandon le empez� un
temblor tal en las piernas que tem� que fuera a caer, as� que con una mano ayud�
un poco a empujarlo hacia delante.
Ver la impresionante vergaza de Brandon en la sensual boca de
mi mami me pareci� irreal. Brandon ten�a un capullo circuncidado intensamente
rojo, brillante y grande, cosa que a las mujeres las volv�a locas. Yo se lo
conoc�a bastante pues hab�amos compartido muchas pajas viendo revistas er�ticas,
y en alg�n momento llegu� a sentir inquietud porque me gustaba mirarle su verga
cuando estaba parada y tensa como un cable de alta tensi�n. Por eso, la escena
que estaba presenciando era demasiado intensa. Brandon sac� de golpe su pene, y
agit�ndolo fren�ticamente con ambas manos termin� de descargarse encima de la
poca ropa que a�n ten�a puesta mi madre, sobre sus senos y hasta en su
cabellera. No puedo recordar cuantos chorros de n�ctar ech�, pero fueron m�s de
los corrientes. Mientras tanto, y como habr�a que redondear la faena, le ped�
con gestos a Brandon que continuara masturb�ndola, mientras yo acomodaba mi
nuevamente erecta ballesta en la ansiada y ansiosa boquita de mi hermosa madre.
Ella lami� un poco la punta, como reconociendo el terreno, pasando varios
lametones por el glande ya a punto de reventar, y luego comenz� con la aplicada
labor de pajearme con el suave roce de sus preciosos labios. Ohhhhh, mam�, si
supieras lo que llegu� a sentir, la revoluci�n de todas y cada una de las fibras
de mi cuerpo... Notaba que ella estaba a punto de llegar a su orgasmo, pues
apret� m�s la boca y alcanz� a morderme un poco. Yo le tom� fuertemente las
mejillas, ya rojas encendidas por el calor de su cuerpo. Pude notar la
inminencia del cl�max, y prefer� dejarle la boca libre para que pudiera
respirar. No tarde en terminar mi compulsiva pajeada, y bot� en ella toda la
crema mientras por fin ella tambi�n llegaba a la cima de su gozo. Al alcanzar
ella su propio cl�max, se retorci� como si estuviera sentada en la silla
el�ctrica, y le lleg� a faltar el aire, por lo cual hube de ventilarla un poco.
Qued� ba�ada en semen, la pobre, y sin decir ni una palabra.
Yo intent� limpiarla un poco con las s�banas de su cama, e incluso lo hice con
afecto. Era mi madre, as� fuera para m� casi que una desconocida, pero era
hermosa y a una bella dama, as� sea en esas circunstancias, hay que dejarla
presentable para cuando la vea su marido... Tal como hab�amos planeado, al
terminar conectamos nuevamente el tel�fono y lo pusimos cerca de sus pies para
que pudiera llamara alguien para que la desatara.
Agotados y a�n muy agitados, salimos presurosos. Diez horas
despu�s de nuestra haza�a, con enorme sorpresa vi llegar al apartamento de
Brandon a Lazslo M�rckhenn, el abogado de mis padres, acompa�ado por cuatro
se�ores con inconfundible pinta de detectives. Lazslo, que adem�s de abogado era
amante de mi mam�, entr� sin pedir permiso, me cogi� fuertemente del brazo y me
dijo: "no intentes siquiera negar nada. Sabemos todo". Sin dejarme responder
alguna cosa, me pas� un tel�fono celular, y me dijo: "h�blale a tu madre". Yo no
alcanc� a decir nada. Mam� se limit� a decirme: "�Crees que por llevar
pasamonta�as no iba a reconocer tu aliento, tu respiraci�n, tus suspiros?. Y es
m�s, so tonto, �crees que no reconocer�a la verga de Brandon?" Y colg�...
Desde el momento de la detenci�n no he visto ni a pap� ni a
mam�. En la soledad de mi celda me masturbo todo el tiempo pensando en ella.
C�mo recuerdo mientras pasaba mis dedos por sus labios, ohhhh, esa boca, esa
lengua, esos dientes que mordisquearon mis dedos de ladr�n... Sue�o con sus
pechos, huelo por doquier los aromas de su sexo... Cu�nto echo de menos lamer
sus tetas, morder su pezones..., a�orando su cari�o, extra�ando su amor, un amor
que nunca me brind�. Pero tampoco he podido hablar con el hijoputa de Brandon,
quien me va a tener que explicar tarde o temprano por qu� mam� conoc�a tan bien
su maldita verga de caballo...
Comentarios a
Lamas Arretxa
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Relato: Asalto a mano armada... Con mucho Amor
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