Relato: El Superdotado (03 - II)





Relato: El Superdotado (03 - II)

EL SUPERDOTADO -III-2



A�O 1.925




Not� que sus manos bajaban despacio por mi espalda hasta mis
nalgas desnudas. Sus finos dedos me cosquillearon suavemente la piel, y comenz�
a apretarme contra ella al tiempo que separaba m�s los muslos. Segu� empujando
con fuerza mi verga dentro de su delicioso chumino. Poco a poco se fue hundiendo
en su h�medo calor hasta algo m�s de la mitad. Resopl� suavemente y detuvo la
presi�n. Tambi�n yo me qued� quieto, aunque segu� lami�ndole toda la carne
desnuda que ten�a al alcance de mi boca.



-- Me da mucho gusto, Nere, � a ti tambi�n? - susurr�
taimado, en su o�do


Suspir� profundamente antes de responder entrecortadamente:


-- S�... claro.


--� Te la meto m�s? - volv� a susurrarle


Otro profundo suspiro antes de susurrar de nuevo:


-- S�... s�... cari�o m�o... m�s... m�s.



Cuando menos me esperaba not� que su vagina comenzaba a
palpitar al mismo tiempo que mi verga. Su respiraci�n se hizo m�s agitada y la
presi�n de sus manos sobre mis nalgas m�s violenta. Poco a poco mi verga fue
hundi�ndose en su adorable co�ito, que trag� toda la tranca hasta la gruesa
ra�z. La sent� suspirar, me mord�a suavemente los labios y comprend� que estaba
disfrut�ndolo tanto o m�s que yo. Creo que se deleitaba en estarse quieta, con
ella dentro, acarici�ndola con los m�sculos de su vagina y deleit�ndome a m� con
sus contracciones, palp�ndola entera con las terminaciones nerviosas de su
fabulosa vagina.




Ahora pienso que ella tan s�lo ten�a veinte a�os y por muchos
prejuicios morales que tuviera, su cuerpo ten�a las mismas necesidades
fisiol�gicas que todas las mujeres normales y sanamente constituidas tienen a su
edad, y no tard� en darme cuenta de que mi inocente treta no la hab�a enga�ado
ni por un momento. Quer�a ser enga�ada y se dej� engatusar.




De pronto, subiendo desde mis talones por las piernas y los
muslos, una dulc�sima corriente nerviosa se apoder� de m�. Supe al instante que
aquel iba a ser el dichoso orgasmo del que tanto hab�a le�do. No me equivoqu�.
Sent� un trallazo en la espina dorsal que me hizo temblar todo el cuerpo entre
sus brazos cuando comenc� a correrme. Ella not� como vibraba desaforadamente mi
verga dentro de su co�o y sigui� vibrando con una violenta s�stole y di�stole
cuando de pronto la o� susurrar:


-- Espera... espera...


A duras penas pude contenerme casi en la c�spide del cl�max.
Comprend� que deseaba correrse al mismo tiempo que yo. Me incrustaba con la
fuerza de sus manos contra su co�o y notaba, de tan apretada como estaba mi
verga, la succi�n de su vulva y el duro bot�n de su cl�toris sobre la piel de mi
imberbe pubis. Comenz� a estremecerse violentamente entre mis brazos.



-- Ahora... cari�o, ahora... ahora... as�... as�... as� �Oh
Dios m�o... mi ni�o �Ah!



Cuando not� su leche roci�ndome el capullo con su caricia
c�lida, batiendo con suaves y tibios golpes algodonosos contra la piel satinada
y tensa del glande, de nuevo sent� un trallazo de placer. Sub�a desbocado desde
mis talones a lo largo de mis pantorrillas, muslos y test�culos. Explot� en mi
pene, sacudi�ndolo con espasmos profundamente intensos. Se prolong� el agud�simo
placer tanto tiempo que perd� el mundo de vista, desmay�ndome literalmente entre
sus tr�mulos brazos. Fue mi primer desmayo, pero no el �ltimo.



No fue menos intenso ni menos prolongado su orgasmo, pues que
ni siquiera supo que yo hab�a perdido el conocimiento. Me despert� sintiendo
todav�a entre en mis brazos las sacudidas de su carne tr�mula y en mi o�do su
anhelante y sofocada respiraci�n. Ella y yo inhal�bamos el aire a bocanadas,
extenuados ante el prolongado y profundo �xtasis. Luego nos quedamos quietos de
nuevo durante mucho tiempo.



Toda mi verga se hab�a enterrado en ella. Los labios de su
vagina apretaban la ra�z de mi tranca como una argolla y los labios mayores de
su h�meda vulva me aspiraban la carne imberbe del pubis como una ventosa. Me
sent�a en la gloria y tan duro como si no hubiera tenido dos orgasmos bestiales.
Encend� la luz para mirarla. La vi tan fabulosamente hermosa con su larga melena
rubia desparramada sobre la almohada que comenc� a moverme intentado hundirla
m�s, lo que era imposible. Se dio cuenta de que segu�a tan duro como al
principio y pregunt� en un susurro:


--� A�n te duele?


-- Un poco - ment� - pero quiero hacerlo otra vez, � t� no?


-- Si, pero has disfrutado ya � verdad? -- pregunt� a su vez
mir�ndome a los ojos.


Ante mi silencio coment� suavemente:


-- No me digas que no, lo he notado.


-- Un poco - volv� a repetir y a�ad� - t� tambi�n te has
corrido.


--� Vaya lenguaje! - exclam� a mi o�do - � era el que te
ense�aba Concha?



Comprend� que, pese a los tres a�os transcurridos, no hab�a
olvidado lo sucedido entre la chacha Concha y yo.


-- No, lo le� en unos libros - murmur� en su boca mientras le
sorb�a los labios meti�ndole la lengua profundamente.


Se qued� callada durante unos segundos, jugando con su lengua
sobre la m�a, luego susurr�:


-- Esto no puede volver a repetirse, lo sabes � verdad?.


--� Por qu� no?


-- Porque eres mi hermano y, aunque seas tan alto, s�lo
tienes siete a�os. Si se supiera, me enviar�an a la c�rcel por incesto y
estupro, por eso.


-- Nunca nadie lo sabr� - murmur� mordisque�ndole el l�bulo -
si t� no lo dices. Adem�s, a ti te gust� tanto como a m�, tuviste una buena
corrida.


--� Qu� palabrotas, Dios m�o! Tarde o temprano se sabr�a. No
te quepa duda. Siempre es as�.



-- En nuestro caso no. Si no lo decimos � quien lo sabr�?



-- Por ejemplo Elisa, o Megan o cualquier otra. Siempre est�n
fisgando.


-- Pap� ten�a rigurosamente prohibido entrar en esta parte de
la casa por la noche - me hubiera mordido la lengua por idiota.


No se dio cuenta de mi desliz, o si se dio cuenta lo pas� por
alto pensando en que ten�a a su disposici�n una gran verga que pod�a hacerla
gozar sin pre�arla. Sin embargo, dijo:


-- Pero Megan no lo tiene prohibido y no voy a prohib�rselo
ahora porque ser�a peor. Adem�s, cualquier descuido por tu parte... � comprendes
lo que quiero decir?


--� Me crees tonto?


-- No, s� que eres muy inteligente, Megan est� convencida de
que eres un genio, cari�o m�o, pero no dejas de ser un ni�o - y me bes� de nuevo
con toda la boca abierta mientras mi verga palpitaba en su co�o con violencia.


Habl�bamos en susurros, uno al o�do del otro, como si
temi�ramos ser escuchados por alguien, cuando en realidad est�bamos al final del
pasillo y a m�s de treinta metros de la habitaci�n de Megan.


-- Adem�s, si cerramos con llave tendr�an que abrir la puerta
con un hacha � crees t� que Megan har�a eso? - pregunt� con voz triunfal.
Aquello pareci� ser definitivo.


--� Tienes ganas de hacerlo otra vez? - pregunt� en un
susurro.


-- Unas ganas locas. No la sacar�a ni para hacer la mili. Te
estar�a jodiendo hasta reventar.


Sofoc� la carcajada sobre mis labios, para decirme:


-- No digas esas palabras tan feas, cari�o m�o. Son
horribles.


--� Que quieres que diga?


-- Pues... no s�, que te gusta hacerme el amor siempre, por
ejemplo.


-- Eso, follaremos toda la noche.


-- Eres un inocente, Toni, no podr�s aguantarlo. Adem�s, yo
tampoco puedo � Por qu� no lo dejamos por hoy?


<<Si podr� aguantarlo a no ya lo veremos - pens� para m�
coleto - tu d�jame tenerla dentro, que para sacarla tendr�s que llamar una gr�a.
>>


-- �Es que ya no quieres correrte m�s? � pregunt� sac�ndosela
y meti�ndosela despacio.


-- Lo hacemos una vez m�s � di que si, anda? - dije ansioso,
y la bes� en la boca, separ�ndole los labios para meterla la lengua hasta la
garganta.


Abri� los ojos y vi la risa en ellos, me la chup� mientras
contra�a su vagina sobre el duro barrote que la penetraba hasta el �tero, sab�a
que era el cuello del �tero al final de la vagina, pues notaba su pico en la
punta de la polla.


-- Bueno, como tu quieras - suspir� cuando le lam� los labios
chup�ndoselos como un caramelo.



Su vagina empezaba a latir de nuevo. Ten�a los ojos
entornados y me mir� con media sonrisa. La bes� abri�ndole la boca con la lengua
y se la volv� a meter hasta la garganta. Pareci� temblar mientras me la chupaba
con ansia.


De nuevo llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo, y de nuevo
sent� su leche derram�ndose deliciosamente sobre m� congestionado capullo. Sin
poder contenerme coment�:


-- D�jame chuparte el co�o, Nere, por favor, d�jame que te lo
chupe, anda.


-- No seas guarro, Toni, estoy...


-- Quiero tragarme tu leche, quiero tragarla toda, anda,
d�jame.


-- Pero � t� est�s loco, qu� clase de guarradas son esas? �
Quieres morirte, o qu�? Que no, te he dicho.



Comenz� a quejarse de que le dol�a la espalda. Se la saqu� y
me mir� la erecci�n con cara de asombro. Pero me deslic� tan r�pido que no le di
tiempo a reaccionar, y puse mi boca sobre su sexo rezumante aspirando toda la
leche de su orgasmo y trag�ndomela enfebrecido de deseo. Ten�a el sabor de la
mantequilla salada un poco amarga y era casi tan espesa. Quiso apartarme, pero
no hizo mucha fuerza para lograrlo, de modo que la aspir� toda la de su vagina
hasta que no sali� m�s. Gimi� de placer al chuparle el cl�toris con fuerza y
acariciarle su dura carne con la lengua. Resping� cuando la caricia se hizo m�s
violenta, adelantando el co�ito, separando los muslos en comp�s para que pudiera
chuparla a placer. Se corri� a�n m�s r�pidamente que antes aferrada a mi cabeza,
hundi�ndome toda la cara en su abierta vulva, h�meda y caliente. Palade� de
nuevo todo su licor espeso y tibio, y esta vez fue tan abundante, que casi me
llen� la boca. Estaba tan excitado que le hubiera comido el co�o a pedazos, la
mord� demasiado fuerte en los gordezuelos labios de la vulva, lo que la hizo
gritar.


-- Eres un guarro y, adem�s, me has hecho da�o, bruto - se
quej� y volv� a meterle la lengua en la boca para calmarla poniendo en la suya
el sabor de su leche mientras le met�a la polla hasta la ra�z.


-- Pero te gust�, porque te has corrido m�s que antes. Tu
leche sabe a mantequilla.


-- No sab�a yo que... � Sabes que eres un guarro, cari�o?


-- Pero � Si tu sexo es m�s sabroso que las almejas de
Carril, Nere! - exclam� con sinceridad.


--�A�n te duele? - pregunt�, sonriendo ante mi exclamaci�n.


-- Muy poco y me doler� menos cuando follemos cuatro o cinco
veces m�s - respond� poniendo otra vez en su boca el sabor de su sexo.


--�Jes�s que ardor! � Tanto te gusta? - contrajo varias veces
la vagina sobre mi verga mientras me miraba sonriendo.


-- Ya te lo he dicho, tanto que pienso chuparte el co�o hasta
que no tengas m�s leche dentro.


--� Pero por qu� tienes que decir esas palabrotas?


--�Y como tengo que decirlo?


-- No s�, pero... con m�s elegancia, digo yo.


-- Bueno, pues te chupar� el sexo hasta que te quedes seca �
te gusta m�s as�? - pregunt� comenzando un peque�o vaiv�n de mete y saca.


-- No comprendo como puedes tener ganas todav�a.


-- Porque yo te quiero much�simo, y, adem�s, eres tan hermosa
y est�s tan buena, que s�lo de pensar que la tengo dentro de tu hermoso co�o me
enloquece.


Movi� la cabeza con resignaci�n antes de comentar:


-- No tienes remedio, vida m�a.


--�Por estar enamorado de ti?


--Pero, �Qu� dices? -- exclam� mir�ndome entre asombrada y
regocijada - � Desde cuando, cari�o?


-- Desde que te vi la primera vez... - estuve a punto de
delatarme pero rectifiqu� a tiempo - creo que desde que abr� los ojos por
primera vez.


--�Eres un zalamero, Toni! � Lo sab�as? Todo esto de la
visi�n y del dolor te lo has montado t� para acostarte conmigo. Dime la verdad,
no me enfadar�, te lo juro.


Me miraba fijamente a los ojos y yo sonre� gui��ndole un ojo.
Tuve que quit�rsela porque deseaba levantarse.


-- Lo sab�a, eres un granuja, un guap�simo granuja - y me
bes� con toda la boca abierta aspir�ndome el aliento y supe que podr�a follarla
cuanto quisiera.


--�Sabes en lo que estoy pensando? - pregunt� mientras ella
se sentaba el borde de la cama, para ponerse el camis�n


-- No s�, d�melo - dijo, sonriendo mientras cubr�a la
escultura de su cuerpo maravilloso.


-- Pues pienso casarme contigo cuando sea mayor.


Se tap� la boca con las manos para sofocar las carcajadas y
se inclin� para besarme mientras yo aprovechaba para estrujarle el precioso y
h�medo chumino sin que protestara. Luego, me apart� la mano y se fue al ba�o. De
nuevo, corri� el agua del bid�. Segu�a empalmado como un caballo ante una yegua
en celo. Cu�ndo volvi� se quit� el camis�n, acost�ndose a mi lado.



Mont� sobre su cuerpo soberano con mi verga apoyada en su
delicioso chumino. Se la met� poco a poco mientras ella zureaba como una paloma
ante el goce de la penetraci�n. Me detuve con la mitad de la verga dentro de
ella. Coment� risue�a siguiendo la conversaci�n en donde la hab�amos dejado:


-- No podemos casarnos, somos hermanos, tonto. Pero es muy
halagador que me lo digas.


-- Tu no quieres casarte conmigo, Nere � verdad? No me
quieres como yo a ti.


-- Nunca podr�s quererme como yo te quiero, canallita m�o -
susurr� mimosa adelantando hacia m� sus caderas.


-- Pero no te casar�s conmigo.


-- Lo har�a, si pudiera. Eres el chico m�s guapo que he visto
en toda mi vida - y despu�s de una pausa y varias contracciones de su vagina
coment� muy seria - demasiado guapo, s�, demasiado guapo.


-- Eso me lo dicen todas, pero yo no quiero casarme con
todas, sino contigo - dije hundi�ndole de un empuj�n la polla hasta la ra�z - t�
no te casar�as conmigo � verdad?


-- Antes de que seas mayor te habr�s cansado de m� y me
dejar�s por otra, cari�o m�o - musit� bes�ndome suavemente.


-- Eso no ocurrir� nunca, Nere.


De nuevo sent� las contracciones de su vagina sobre mi dura
barra cada vez m�s r�pidas, su precioso culo se mov�a suavemente, sacando y
metiendo en su co�o el gran m�stil que la penetraba.


-- Empiezo a correrme, Nere... ya me viene


-- A m� tambi�n, cari�o, pero espera un poco y m�tela hasta
el fondo. As�, no te muevas, ahora me vendr�, ya, ya, c�rrete ahora, vida
m�aaaaaaaa



Su leche inund� de placer mi capullo y me corr� con ella
salvajemente. Nos bes�bamos como locos. Le chup� los duros pezones amasando sus
preciosas tetas con las manos mientras mi verga palpitaba una y otra vez al
comp�s de las contracciones de su vagina. Se qued� desmadejada sobre la cama. Se
hab�a corrido tres veces abundantemente. De nuevo met� la cabeza entre sus
muslos sin que esta vez protestara.



Era tan agradable que deseaba met�rmelo todo en la boca. Se
estremec�a cada vez que pasaba mi lengua sobre el botoncito de carne dura. Lo
sorb� con los labios, acarici�ndolo con la lengua. Inmediatamente sus muslos se
cerraron sobre mis mejillas y sent� sus dedos engarfi�ndose en mis cabellos.


Me apretaba la cabeza contra su sexo y yo chupaba el bot�n y
lo acariciaba cada vez a mayor velocidad, mientras mis manos amasaban sus tetas.
Cuando su carne tr�mula vibr� de nuevo bajo mi caricia, jadeaba y gem�a
adelantando su co�o hacia mi boca, not� que su vientre palpitaba violentamente.
Sent� en la lengua el primer chorro de esperma y abr� la boca para sorberlo
aspirando con fuerza hasta conseguir todo el licor de sus entra�as. Al
deslizarse por el h�medo canal hasta mi boca, su cuerpo se convulsion� y la o�
sollozar de placer. De nuevo me lo tragu� todo y todo el que pude aspirar, que
no fue poco. Segu� lami�ndola sintiendo como aleteaba su sexo sobre mi lengua.
S�lo cuando dej� de aletear, que tard� un buen rato, me arrastr� encima de ella
para que se la metiera otra vez hasta la ra�z.


Me bes�, mir�ndome fijamente y debi� de notar en sus labios
el sabor de su leche, porque se pas� disimuladamente la lengua antes de
preguntar:



--�Qui�n te ha ense�ado a hacer esto?


-- El libro - contest� sin mentir.


-- Dime la verdad � qui�n te ha ense�ado?


-- Es la verdad, Nere, te lo juro, el libro lo explica todo.


--�C�mo se titula?


-- Corrida de Co�os - era la verdad.


--�Madre m�a, menudo t�tulo! V�lgame Dios. En fin, qu� le
vamos a hacer, la culpa no es tuya, si no de quien los dej� all�.


-- Si no fuera por los libros, no sabr�a hacerte disfrutar
tanto.


-- Supongo que s�. Si le explicas a alguien lo de esta noche,
nunca m�s volver�s a verme porque me encarcelar�n por incesto. Porque esto es un
incesto � comprendes bien lo que te digo, cari�o m�o?


-- Claro, vida m�a, lo entiendo muy bien.


--�Sabes lo que es un incesto?


-- Seg�n el diccionario es el comercio carnal entre
familiares de primer grado. Pero eso a mi no me importa. Lo que a m� me importa,
Nere, es met�rtelo en el co�o cuanto m�s tiempo mejor.


-- No te lo tomes a broma, Toni, esto es muy serio.


Junt� los dedos �ndices en cruz y los bes�.


-- Te lo juro por esta, nadie lo sabr� jam�s - dije muy
serio. Era lo que hab�a visto hacer a Elisa cuando la acusaban de algo que no
hab�a hecho.



Permanecimos, abrazos en silencio y sin movernos. Mi miembro
segu�a palpitando incontrolable dentro de su caliente estuche. Lo notaba porque
me apretaba la verga todo lo que pod�a contrayendo los m�sculos de su vagina y
orde��ndome como se orde�a el tet�n de una vaca. Y de pronto not� subi�ndome por
las piernas y los muslos esa dulc�sima corriente que me hizo estremecer encima
de su cuerpo. Eran oleadas de un incontrolable deleite cada vez m�s intenso.
Llegaron, por el interior de mis muslos hasta m� endurecido miembro, que salt�
como un muelle dentro de su co�o.



-- Est�s disfrutando otra vez. �Verdad?


-- Si... me corro... me corro, Nere... me corro... mi amor.



Sent� sus manos oprimi�ndome las nalgas contra su sexo con
toda su fuerza mientras chupaba una de sus hermosas y duras tetas con todas mis
ansias. Me estremec�a de gozo entre sus brazos y perd� la noci�n del tiempo. Me
despert� respirando a bocanadas y sintiendo las fuertes sacudidas de mi verga
dentro de su divino co�o. Poco despu�s ella me coment� al o�do.


--�Te ha gustado?


-- Ha sido maravilloso, Nere. No s� explic�rtelo, pero creo
que no hay nada m�s delicioso. Tu no has sentido nada � verdad?


-- Te sent� y esta vez fue realmente prolongado. Disfrutaste
en seco, pero todo llegar� alg�n d�a. Cre� que te desmayabas. Y ahora se te
bajar� la excitaci�n y descansaremos.


-- Si t� lo dices...


-- Ya lo ver�s. Tardar� un poco pero se bajar�.


Permanecimos en silencio unos minutos. Hundido en su estrecho
y caliente nido mi excitado p�jaro comenz� a latir de nuevo.


--�Qu� te pasa?


-- Me est� volviendo otra vez.


--�Madre m�a! �Tan pronto? Pero si ya has disfruta cuatro
veces y yo otras tantas � y a�n quieres m�s? � C�mo es posible? - pero en su voz
notaba la complacencia de que la deseara tan ardientemente.



No la dej� continuar porque la bes� con toda mi fuerza,
apalanc�ndome en sus hombros para hundir mi verga totalmente en su h�medo y
caliente co�ito. Me miraba con los ojos entornados otra vez. Not� que empezaba a
mover las nalgas arriba y abajo, era casi un movimiento imperceptible pero que
me sacaba la verga hasta la mitad para volver a hundirlo profundamente con un
golpe seco. Not� en la ra�z de mi verga el fuerte aleteo de su sexo sobre el m�o
y de nuevo sent� en la punta del capullo la dulc�sima caricia de su fuerte
orgasmo. Lo roci� de leche tibia y espesa, mientras su sexo palpitaba contra mi
ra�z cada vez con mayor fuerza. Su boca me aspiraba el aliento como una ventosa,
y su lengua se enroscaba en la m�a con ansia loca. Mi placer, vi�ndola gozar de
forma tan salvaje y prolongada cuando yo ya hab�a finalizado mi orgasmo, fue
mucho m�s intenso. Oy�ndola gemir bajo el delirio del cl�max, me puso la verga
m�s dura de lo que ya la ten�a. Qued�, finalmente, desmadejada sobre la cama
susurrando:


-- Mi ni�o... mi ni�o... mi precioso ni�o... ha sido
delicioso.


Despert� de su orgasmo. Not� mi dureza y abri� los ojos como
platos.


-- Todav�a quieres m�s... �No es posible! Yo no... no puedo
m�s, cari�o.


-- Si puedes. No me cansar� nunca de estar dentro de ti.
Verte disfrutar y gemir mientras te estoy follando es lo que m�s me gusta.


-- Pero... �c�mo puedes disfrutar tantas veces?


-- Porque te quiero mucho, Nere, much�simo


-- Sabes una cosa, Toni, es la primera vez en mi vida que
tengo tantos orgasmos y no lo entiendo, tambi�n es la primera... bueno ya sabes.


-- No - dije intencionadamente - no s�.


-- S�, cari�o. Es la primera vez que... no te hagas el tonto,
caray.


-- Si no te explicas mejor... - ment� haci�ndome el inocente.


-- Pues que es la primera vez que... practico el sexo oral.


--�Y te gusta?


-- Si, pero s�lo porque eres t� - y yo me sent� muy halagado,
aunque en el fondo, all� muy al fondo, una duda comenz� a germinar en mi cerebro
de la que no me di cuenta hasta mucho m�s adelante.


-- Pero esto ya te lo hab�an hecho � verdad? - pregunt�
sacando y metiendo la polla varias veces.


Me mir� fugazmente para fijar la vista en el techo antes de
responder escuetamente:


-- S�.


--�Qui�n fue?


-- Era muy joven. S�lo ten�a doce a�os.


-- Quien fue, Nere.


-- Eduardo.


-- Quien es Eduardo.


-- Un novio que tuve en La Habana.


Gir� la cabeza para mirar el reloj de la mesita. Eran las
doce y media. Podemos seguir follando dos o tres horas m�s, le dije. Se ri�,
meti�ndome la lengua en la boca mientras me besaba.


-- Tenemos que dormir, si no ma�ana nos despertaremos
demasiado tarde y las criadas pueden sospechar algo y esto no puede saberlo
nadie � comprendes?


-- Si lo comprendo, pero s�lo una vez m�s, � quieres?


-- S�, tesoro, una vez m�s. No consigo entender como es
posible que sigas con la misma erecci�n despu�s de haber disfrutado tantas
veces. No lo entiendo.


-- Porque est�s tan buena y cachonda que no puedo dejar de
follarte. Te quiero tanto, Nere, que me hace da�o tanto quererte.


-- Mi ni�o bonito y precioso, pero que labia m�s fina te ha
dado Dios.


-- S�lo tengo ganas de hacerte el amor. Estar�a dentro de ti
d�a y noche. � Verdad que me dejar�s follarte todas las noches?


-- Pero tendr�s que ser muy precavido y hacer todo lo que yo
te diga sin protestar. Y no me aprietes tanto el sexo que me hace da�o.


-- Perdona, � te la meto otra vez?


Me mir� y suspir� mientras se estiraba en la ba�era. Me hizo
pasar las piernas por debajo de las suyas y me atrajo hacia ella dirigiendo mi
enhiesta lanza hasta la entrada de su vagina. Comenz� a entrar pero s�lo logr�
penetrarla hasta la mitad. Entonces desliz� el culo hacia m�, sosteni�ndome por
las nalgas y me clav� en ella hasta la ra�z. Jugu� con sus preciosos globos
lamiendo los pezones de nuevo. Parec�a tener en ellos tanta sensibilidad como en
el cl�toris, pues se pon�a cachonda nada m�s empezar a mam�rselos. Tampoco yo
entend�a que pudiera disfrutar tantas veces seguidas y tard� mucho tiempo en
entenderlo.



Dorm�amos juntos todas las noches, esperando yo en mi
habitaci�n durante una hora antes de irme a la habitaci�n de mi hermana con el
fin de darle tiempo a Megan para que se durmiera. Jod�amos a placer noche tras
noche, incansablemente, am�ndonos cada d�a m�s. Estaba tan enamorado de Nere,
deseaba tan ardientemente su cuerpo desnudo, terso y suave como los p�talos de
las flores, que mi ansia de ella resultaba insaciable y creo que a ella le
pasaba lo mismo. Me acunaba, me acariciaba y se dejaba comer el co�o sin
protestar ni una sola vez. Nunca desfallec�a en mis ansias de follarla, pues me
bastaba hundir mi cabeza entre sus portentosos muslos, mordisquearle y lamerle
las ingles, chuparle los gordezuelos labios de la vulva y sorberle el cl�toris,
tragarme la leche de sus orgasmos, para que mi verga estuviera siempre dispuesta
y berroque�a, y yo encantado de met�rsela hasta la ra�z.


Y as� acab� el a�o, sinti�ndome plenamente feliz por gozar
noche tras noche de la mujer con la que hab�a so�ado tanto tiempo. Al principio
cre� que el licor org�smico de Nere era para m� un poderoso afrodis�aco que me
manten�a ansioso de ella constantemente y me permit�a disfrutarla horas y horas
sin cansarme, pero no, no era eso.


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Relato: El Superdotado (03 - II)
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