Así lo hicimos, aunque al
principio yo estaba algo nervioso, luego fue mucho más divertido,
pues de vez en cuando tenía cerca a mi hermanita sin ropa y eso
provocaba una y otra erección en mi polla. A ella eso le gustaba
y le excitaba , a mí no digamos.
Mientras desayunábamos, ella
se levantaba continuamente y se paseaba delante mío con su espléndido
cuerpo desnudo provocándome, agachándose cuando metía
la ropa en la lavadora, acercándose a mí, preparando la comida
y ella disfrutaba también observándome y mirando mis continuas
empalmadas. Alguna vez pasaba muy cerca de mí y nuestros cuerpos
se rozaban, cada roce era como un chispazo. Era algo extraño y divertido
a la vez, pues nunca lo habíamos hecho, pero a los dos nos gustaba.
Después de comer (también
desnuditos), nos sentamos a tomar unos bombones helados en el sofá
mientras veíamos la tele. Ella sacaba y metía su helado de
la boca, succionándolo con la boca y con la lengua mientras sus
ojos me miraban lascivos. Me provocaba con esos gestos, con esas miradas
y además tenerla desnuda a unos centímetros de mí,
era lo mejor que me podía pasar en la vida. Mi polla volvía
a ponerse a tope. Ella se quedó mirando mi tieso aparato:
"Vaya erección tienes
Raúl ¿todavía no te has masturbado hoy?"
"No aún no"
"Pues no deberías quedarte
con esa calentura"
Me decía eso con esa boquita
brillante por el helado y con sus labios carnosos en forma de corazón
que yo deseaba tener rodeando mi polla. Yo miraba su desnudez boquiabierto.
Ella me guiñó un ojo.
"¿Te parezco sexy?"
"¿Sexy?, creo que tienes
un cuerpo perfecto"
"¿Te parezco más
atractiva que otras chicas?"
"Claro, eres la mujer de mis
sueños"
"Pero soy tu hermana."
"Pero...es que tú me
provocas Noelia"
De nuevo su risa.
"¿De veras?, dime ¿cómo
te provoco?"
"Sí, me vuelves loco,
con tu cuerpo, con tus andares, con tus posturas, con tus insinuaciones,
al final tengo que ir al baño y me pajeo como loco, como nunca lo
había hecho, te imagino cómo te desnudas ante mí y
cómo me acaricias y como te meto la polla en tu coñito..."
A Noelia se le dilataban las pupilas
y las mejillas se le sonrosaban, algo que denotaba su excitación.
Su cara resplandecía y su excitación iba en aumento. De nuevo
me sorprendió.
"¿Te gustaría
masturbarte viéndome así, desnudita?"
"No, es que me da vergüenza"
"¿Por qué?, no
seas tonto, ¿no te haces miles de pajas imaginándome?, pues
aprovecha y hazlo viéndome, a mí no me importa, además
me gustaría verte cómo lo haces"
Claro que me apetecía, pero
sentía cierto reparo de hacerlo delante de ella, nunca me había
pajeado delante de nadie.
"Me da corte..."
"Venga, me gustaría
verte y me excita saber que lo haces por mí"
De nuevo su frase me sorprendió
y me excitó mucho. Contesté ruborizado.
"No me atrevo"
"Venga, ¿quieres que
yo te provoque? ¿pongo alguna pose sexy? ¿quieres que me
masturbe yo también?"
Sin dejarme responder mi hermana
se tumbó boca arriba en el sofá y comenzó a pasar
la lengua por sus labios en una pose muy erótica, con una mano se
acariciaba las tetas y se pellizcaba los pezones con la otra iba bajando
por su cintura hasta llegar a su coño, abrió sus piernas
y empezó a estimularse con dos dedos el clítoris y los labios
vaginales. ¡Vaya panorama!
Dudé en principio, pero con
aquella escena, mi mano obedeció a mi hermana y comencé a
masturbarme suavemente, con lentitud, disfrutando de lo que tenía
delante, observando su hermoso cuerpo y viéndola cómo se
masturbaba ella. Noelia arqueaba su espalda para mostrarme con mucha sensualidad
todo su cuerpo, abriendo ligeramente las piernas, para que yo pudiera ver
bien su conejito. Me percaté que su rajita estaba brillante debido
a lo cachonda que estaba.
"Qué polla más
linda tienes Raúl, cómo me gusta verte masturbarte"
"A mí también
me gusta verte cómo te acaricias"
Ella cerraba los ojos, soltando
gemidos y jadeos. Su cuerpo brillaba por el sudor. Mi polla estaba a punto
de reventar. Noelia empezó a respirar más profundamente,
sus labios parecían hincharse y sus pezones estaban erectos. De
repente su respiración se hizo entrecortada, jadeó con más
fuerza lo que me hizo entender que estaba teniendo un orgasmo, lo cual
me llevó a correrme a mí, soltando varios chorros de semen
que cayeron por la alfombra y el sofá.
Noelia se quedó tumbada un
rato recuperándose y yo también. Ella me sonrió:
"Ha sido bonito ¿verdad?"
"Ya lo creo"
"¿Mejor que imaginarme?"
"Desde luego. ¿Y tú?
Lo has pasado en grande ¿no?"
"Sí, he tenido un orgasmo
genial"
Ella tuvo que marcharse, pues había
quedado con unas amigas, se duchó, se vistió y me dio un
besito en los labios.
-"Tenemos que repetirlo hermanito"
La estuve esperando toda la tarde,
pero llegó a casa muy tarde, a eso de las 11 de la noche. Yo estaba
desnudo, sentado en el sofá. Al verme me preguntó:
"¿Me estabas esperando?"
"Sí Noelia, tengo ganas
de verte desnuda otra vez"
"Ven, me voy a dar un baño,
estoy empapada de sudor"
La acompañé hasta
el baño y preparó el agua. Llevaba una minifalda de cuadros
y una blusa blanca anudada a la cintura, su ombligo parecía llamarme
para que me lo comiera. Mientras se soltaba la trenza que llevaba el pelo
me preguntó:
¿Te has masturbado ya ?
"No, quiero hacerlo viéndote"
"Ja, ja, ja, te gusta más
así ¿eh?"
"Sí, mucho"
"¿Quieres desnudarme
tú?"
Bueno, ya estaba otra vez, me iba
a matar con tanto placer, ¿cómo podía negarme a algo
así?
"Sí, claro"
Primero le quité el nudo
de la blusa y uno a uno le fui quitando los botones de la blusa, dejé
caer al suelo la prenda y llevaba un sostén color azul. Se dio la
vuelta se sostuvo la melena y con alguna dificultad le desabroché
los corchetes del sujetador. Volvió a ponerse frente a mí
y me sonreía. A todo esto mi nabo estaba apuntando al cielo y a
ella le encantaba verme así. Le bajé un tirante, luego el
otro y el pequeño sostén cayó al suelo también.
Sus erectos pezones me miraban. Le solté la cremallera de la falda
que estaba en un costado y se deslizó hasta el suelo. Sus braguitas
azules eran muy pequeñitas y algo transparentes, podía verse
el vello de su pubis a través de ellas. Me quedé un rato
parado.
"Venga hijo, ¿a qué
esperas?"
Obedecí como un niño
bueno y mientras me agachaba iba bajando las braguitas por los muslos.
La despeloté pasando unos momentos más que excitantes. Quién
me lo hubiera dicho unos días antes, ni yo mismo me lo hubiera creído.
Me agarró de la mano con la suya, una suave y pequeña mano
que terminaba en unos preciosos dedos y unas afiladas y bonitas uñas,
me encantaban sus manos.
"Ven, vamos a ducharnos juntos"
Pasamos juntos a la bañera
cogidos de la mano. Agarró la ducha de mano y comenzó a mojarse
con el agua templada, su cuerpo brillaba y el agua se deslizaba por su
piel formando unos ríos de los que yo deseaba beber. Después
me mojó a mí con la ducha quedándonos empapaditos.
Mi polla seguía firme y dura sin importarle el agua que le caía
encima. Tomó un poco de gel en una de sus manos, hizo que me girara
de espaldas a ella y comenzó a enjabonarme el pelo, dándome
pequeños masajes, después hizo lo mismo con mi espalda. Sus
caricias eran suaves, tiernas, sensuales, sus finas manos eran captadas
por todos los poros de mi piel. Bajó sus manos por mi cintura y
enjabonó mi culo para luego meter su mano por la raja, hasta llegar
a mi ano. Pegué un bote, pues era una especie de cosquilleo y de
gusto a la vez. En alguna de sus lentas y concienzudas pasadas por mi culo
aplicándome el jabon, sus tetas rozaban mi espalda, pudiendo notar
cómo se me clavaban sus duros pezones. Me enjabonó los muslos,
me dio la vuelta, yo estaba como un títere, me dejaba hacer lo que
ella quisiera.
"Cuánto hacía
que no te bañaba Raúl"
"Sí, hace mucho tiempo,
pero me gusta más así, los dos juntitos en la bañera"
Rió otra vez. Se llenó
las manos nuevamente de gel y me hizo una nueva aplicación por los
hombros, el pecho, el ombligo, los brazos... Se agachó para lavarme
los muslos y las piernas y subió con su mano hasta mis huevos, los
sobó con dulzura. Mi polla rebotaba y yo notaba un gusto enorme
en todo mi cuerpo. Me agarró la polla con su mano, cuando lo hice
me tuve que agarrar a los grifos pues aquello hizo tambalearme, me echó
la piel hacia atrás y con la otra mano me enjabonó suavemente
el glande. Se recreó con mi polla que tenía una dureza mayor
de la habitual, yo creía que iba a estallar como un petardo. Vaya
masaje me hizo la muy cabrona. Dio una palmada en mi culete y dijo:
"Te toca, chato"
No lo dudé ni un segundo,
tomando algo de gel en mi mano, comencé a acariciar su cuerpo, primero
su espalda suave y brillante, le enjaboné el pelo metiendo mis dedos
en sus suaves cabellos, acaricié su cintura, sus brazos, su culo...
hice lo mismo que ella, metí mi mano entre sus glúteos y
llegué hasta su ano, ella soltó un gemido. Se dio la vuelta
y se la veía impaciente para que le diera unos masajes por delante,
lo hice encantado. Enjaboné sus hombros, sus brazos, su cinturita,
le dediqué un buen masaje a sus tetas y a sus pezones, cosa que
le agradó mucho, pues cerraba los ojos y apoyaba su mano en mi hombro.
Bajé por sus muslos, primero por la parte externa y luego desde
los tobillos fui subiendo lentamente, muy lentamente, acariciando la parte
interna de sus muslos rozando sus ingles, mi mano acarició su vello
púbico y luego metí un dedo en su rajita siguiendo toda su
longitud. Mi hermana seguía con los ojos cerrados, comenzó
a jadear y a respirar muy fuerte. Quité mi mano de su coñito,
pero ella me agarró la mano y me dijo:
"No me dejes así, sigue
Raúl, por favor"
Se la veía cachondísima
y seguí acariciando su pubis, sus ingles para rozar con la yema
de mis dedos su húmeda rajita arriba y abajo, encontré lo
que me pareció el clítoris, algo desconocido para mí,
fue entonces cuando sus jadeos se convirtieron en gemidos y algún
pequeño gritito, que me encantaba. Estaba dándole placer
a esa mujer, que era mi hermana, pero que era una fantástica mujer
con un fantástico cuerpo. Llegó al orgasmo y continuó
con los ojos cerrados sintiendo en lo más hondo de su cuerpo todo
el placer. Luego abrió los ojos y en un susurro me dijo:
"Qué gusto me has dado
hermanito"
Todavía estábamos
llenos de jabón, pero no nos importaba ya que estábamos disfrutando
como nunca, al menos yo. No pude evitar empezar a pajearme teniendo a Noelia
tan cerca, tan hermosa, tan sensual, tan cachonda, pero ella separó
mi mano de mi polla y la agarró con su mano.
"Déjame a mí,
quiero hacértelo yo"
Me masturbaba lentamente, con mucho
cariño, con mucha suavidad, haciendo que mi glande apareciera grande
y brillante cada vez que la piel de mi verga bajaba. Qué bonito
ver su mano agarrándome la polla. Ella apoyó su espalda en
la pared, subió una pierna hasta ponerla en el borde de la bañera.
"Acércate más
a mi Raúl e imagina que me estas follando ¿vale?
"Sííí"
Yo casi no podía hablar.
Me acerqué a ella hasta casi quedarnos pegados y siguió pajeándome
a mayor velocidad. Puso la punta de mi polla a pocos milímetros
de su chochito, mi glande rozaba los enjabonados pelitos de su entrepierna
y alguna vez rozaba su rajita. Sus tetas acariciaban mi pecho y yo creía
morirme de placer:
-" ¡Qué gusto
Noelia, qué gusto...!"
Sus labios se comieron literalmente
los míos en un beso ardiente. Su lengua buscó la mía
dentro de mi boca. Siguió masturbándome. Yo cerré
los ojos y no pude aguantar más.
"Me corro , me corro..."
Apenas dije eso, cuando de mi polla
salieron varios chorros de semen que chocaron contra su coñito,
sus muslos, su tripita, llegando alguna gota hasta sus pechos. Seguimos
besándonos y mordiéndonos los labios. Yo me sentía
sencillamente en el cielo. La mejor paja que nunca me hubiera podido hacer
yo. Fue maravilloso.
Volvimos a besarnos abrazados, pegando
nuestros cuerpos, jugando con nuestras lenguas y acariciando nuestros desnudos
cuerpos.
"Noelia, ¿puedo dormir
contigo esta noche?"
"Claro que sí tonto".
Así fue, después de
habernos secado mutuamente, nos acostamos en la cama de mis padres abrazados,
yo pegué mi pecho contra su espalda y enseguida me quedé
dormido.
Cuando me desperté por la
mañana, debían ser las 7 más o menos, Noelia continuaba
dormida frente a mí. Levanté las sábanas para observarla
mejor. Qué guapa y qué buena estaba la condenada. Acaricié
sus tetas, su pelo, después su coñito, cuando se despertó.
Se estiró adormilada.
"Hola hermanito, ¿qué
tal has dormido?"
"Como nunca"
"Anoche lo pasamos bien ¿eh?"
"Creo que nunca voy a olvidar
ese momento"
"Ja, ja , ja ... Yo todavía
estoy cachonda, me diste un gusto enorme, ¿sabes?"
Mi polla volvió a ponerse
como un palo al oírle decir aquello. Me quedé observando
su desnudez, con todo detalle, fijándome en sus ojos, su pelo, su
carita de adormilada, sus tetas, sus piernas, todo, todo, todo.
"Tu no eres consciente de lo
buena que estás, ¿sabes? , vuelves locos a los tíos
y a mí más que a ninguno, estás que triscas hermana"
Mis palabras también la excitaban
y se tumbó boca arriba en la cama magreándose todo su cuerpo
ofreciéndome un panorama que cualquier hombre hubiera deseado, tener
a una preciosidad tumbada junto a ti sobándose por todos lados.
Después se incorporó, observó como yo me masturbaba
viéndola, acerco su cara a la mía y me besó en los
labios. Sacó la lengua y dibujo el contorno de mis labios con ella,
después estábamos besándonos, mordiéndonos....
Se separó de mí y me sonrió. Su sonrisa, estando desnuda,
se me hacía aún más resplandeciente. Señalando
mi polla me preguntó:
"¿Quieres que te lo
haga yo?"
Estaba claro que mi hermana estaba
muy caliente
"¿Te gustaría
chuparme las tetas?"
"Sí que me gustaría"
"Pues venga, ¿a qué
esperas?"
Me tumbé boca arriba, ella
se incorporó y abriendo las piernas se sentó sobre mis rodillas,
su sexo estaba a pocos centímetros del mío, siguió
pajeándome y sus tetas quedaron a la altura de mi boca. Se agarró
al cabecero de la cama con una mano y me empotró sus tetas en la
cara. Mis labios y mi lengua empezaron a lamer aquellas magníficas
protuberancias mamarias que sabían deliciosas. Mis dientes rozaban
sus pezones y me lengua jugueteó con uno de ellos, lo que produjo
que mi hermana soltara un intenso gemido.
Ella seguía masturbándome,
cada vez con mayor velocidad, mientras yo cerraba los ojos y sentía
aquel profundo gusto en mi interior. Abrí un momento los ojos y
ella no apartaba la mirada de mi glande que parecía gustarle y no
se decidía pero parecía que deseaba comérselo. Mi
sueño se estaba cumpliendo y no sabía cómo iba a acabar
todo aquello, aunque camino llevaba de ser maravilloso. De pronto, casi
sin poder controlarlo tuve un orgasmo y mi semen bañó de
nuevo su desnudo cuerpo, ella se esparció toda la leche por el cuerpo
como si fuera una pomada. Después volvió a besarme dulcemente
en los labios.
"Tengo que irme a trabajar
Raúl, esta noche te haré otro regalito, ¿de acuerdo?"
"Sí Noelia, te esperaré
impaciente"
Se duchó, se vistió
y se fue a trabajar. Todo ese día estuve nervioso y excitado pensando
en el "regalito" que me iba a dar mi hermana.
Llegó a casa sobre las 9
de la noche y yo estaba esperándola otra vez desnudo, tumbado en
el sofá. Al entrar en el salón me preguntó:
"¿He tardado mucho?"
"Me ha parecido una eternidad"
Se colocó de pie frente a
donde yo estaba tumbado y comenzó a quitarse cada una de las prendas
que llevaba encima. Me senté para observarla mejor. Primero se despojó
de uno de sus zapatos de tacón, luego el otro, luego se sacó
la camiseta de tirantes sin nada de debajo y sus tetas rebotaron, después
se quitó los botones de la bragueta de su ajustado pantalón
de color naranja y a continuación sus braguitas blancas. Otra vez
me quedé extasiado viendo a mi hermana desnuda frente a mí.
Mecánicamente comencé a masturbarme con aquella magnífica
visión.
Sin decir nada, me empujó
sobre el sofá y me quedé tumbado boca arriba, ella cayó
sobre mi cintura, apoyó sus manos en mi pecho, me sonrió
y su culo comenzó a moverse rítmicamente adelante y atrás
sobre la punta de mi polla que yo creía que iba a estallar en cualquier
momento, pude notar como su húmeda rajita abarcaba mi pene y le
masajeaba siguiendo toda su longitud, dándome un gusto tremendo,
notando como sus jugos embadurnaban mi pene. Los dos soltábamos
gemidos. Sus tetas oscilaban arriba y abajo al ritmo que llevaban sus caderas
sobre mi cuerpo. Así estuvo un buen rato sobando su sexo contra
el mío. De pronto frenó en seco, se me quedó mirando
y me dijo:
"Esto que estamos haciendo
hermanito ¿estará bien?"
"Está de puta madre,
hermana"
"Pero Raúl, somos hermanos"
"No, somos un chico y una chica
que quieren gozar a tope, yo estoy descubriendo contigo lo que es el placer,
no puedo tener mejor profesora"
Creo que estuve ocurrente con aquella
frase, porque a mi hermana se le olvidaron todos los prejuicios y todos
sus temores.
Se deslizó hacia atrás
besándome el pecho, la cintura, se arrodilló entre mis piernas,
besó mis muslos hasta colocar su cara frente a mi polla.
Cuando menos me lo esperaba, sus
carnosos labios habían bordeado la punta de mi polla y estaba chupándome,
besándome y mordiéndome todo el nabo y su mano acariciaba
mis huevos. Empezó a bajar sus labios por toda la largura de mi
pene y me hizo una mamada espectacular. Sus labios se apretaban contra
mi erguido miembro y sus ojos me dedicaban una tierna mirada. Era la primera
mamada que me hacían y no tardé en soltar unos chorros de
semen que salpicaron en su boca, su cara, sus tetas y su pelo. Ella estaba
disfrutando, se le notaba.
Agarrándome la polla y calada
con mi semen por toda la cara me preguntó:
"Así es mucho mejor
¿no?"
Yo no podía articular palabra,
estaba como ido, mis piernas temblaban, mi polla daba espasmos y mi respiración
era fatigosa.
Se puso en pie , me incorporé
sentado y ella se colocó entre mis piernas y ofreciéndome
su coñito me dijo:
-"¿Te gustaría
comértelo?"
"Sí Noelia, túmbate
en la alfombra"
Se echó en el suelo boca
arriba y yo puse mi cabeza entre sus piernas, empecé por besarle
sus suaves muslos, luego la cintura, el pubis, las ingles, hasta que mi
lengua descubrió su húmedo chochito. Aquel sabor tan rico,
que aún recuerdo, era algo que no me imaginaba, me sabía
delicioso y ella me agarraba del pelo con fuerza sintiendo un placer intenso,
soltando pequeños alaridos y gemidos. No tardó en tener un
orgasmo cuando mi lengua saboreó su clítoris. Por un momento
me asusté pues dejó de respirar, parecía haberse desmayado,
pero no era así, sólo durante unos segundos contuvo la respiración
y a continuación soltó un gemido muy largo:
"Aaaaaauuuuuuuuhhhhh, qué
gusto, qué gusto, mmmmm, qué bien Raúl..."
Para entonces mi polla empezaba
a recuperarse de nuevo y ella se percató y me dijo algo que nunca
me hubiera esperado:
"¿Quieres follarme Raúl?"
"Sííííí"
Mi respuesta fue casi inmediata.
"Pues vas a ver cómo
por fin la vas a tener dentro de mí, eso que siempre has imaginado,
quiero hacerte disfrutar ese momento, quiero que me folles como loco, quiero
que me partas en dos"
Entonces ella se incorporó
y volvió a meterse mi pene en la boca haciendo que se pusiera como
una piedra. La vista de mi polla desapareciendo en su preciosa boca me
encantaba.
Otra vez me colocó tumbado
sobre el sofá, abrió las piernas, acercó su sexo al
mío y agarrándome la polla la pasó arriba y abajo
por su rajita cuando de pronto se sentó sobre mí introduciéndose
mi miembro lentamente en su interior. Por un momento mi vista se nubló,
pude ver el cielo, las estrellas y el más allá. Nunca había
sentido un placer tan grande e intenso. Toda mi polla entró en el
coño de mi hermana. Los músculos de su vagina se aferraban
a mi falo y en un mete y saca frenético, comenzó a follarme
como una loba, mientras gritaba y gemía con fuerza. Se puede decir
que prácticamente mi hermana me violó (aunque yo me dejé
,claro). Un nuevo orgasmo la invadió y repitió mi nombre.
"Raúl, Raúl,
Raúl.... ayyyyy, Raúl"
Ella seguía subiendo y bajando
por mi polla y sus tetas bailaban al compás de sus movimientos.
Después se levantó se colocó en cuclillas dándome
la espalda y empezó a botar de nuevo sobre mi pene mientras yo la
agarraba por la cintura y las caderas. Cerró los ojos y daba gemidos
que a mí me extasiaban. Mi polla se hinchó dentro de su cuevita
y me corrí intensamente en su interior. No podía imaginar
que un polvo fuera tan maravilloso. Creo que desde entonces amo el sexo
y a mi hermana, por supuesto, pues me dio algo que yo no conocía,
con una maestría y una ternura increíbles.
Permanecimos unidos unos momentos
recuperándonos de tanto frenesí.
"Lo has hecho muy bien hermanito,
nunca me habían dado tanto gusto, follas de maravilla"
Me sentí muy contento de
oírla decir eso. Luego estuvimos charlando sobre lo ocurrido y nos
reímos pensando en la cara de nuestros padres si nos hubieran pillado.
Durante los 15 días que duraron
las vacaciones de mis padres, mi hermana Noelia y yo seguimos con nuestros
eróticos juegos, durmiendo juntos, follando a diario y yo aprendí
nuevas posturas, nuevos placeres y nuevas experiencias que mi hermana me
regaló y me enseñó y que recuerdo hoy como si el tiempo
no hubiera pasado.
Ahora Noelia, que sigue estando
tan buena como antes, está casada con un arquitecto y se puede decir
que vive muy bien. Yo voy a visitarla a su casa a menudo. Cuando no está
mi cuñado, volvemos a revivir los días pasados como lo hacíamos
entonces, nunca he sentido con ninguna mujer tanto placer como el que viví
y sigo viviendo con mi hermana.
TARTUFO
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