Lo que ahora voy a contar me ocurri� ya hace algunos a�os,
pero la recuerdo con mucho cari�o, y ahora, despu�s de tanto tiempo, como una de
las mejores experiencias de mi vida.
Mis generales, ustedes las conocen, con este son ya 73
relatos que me hacen el honor de publicar en esta complet�sima p�gina. El otro
personaje de mi historia es mi t�o Adolfo, un hombre entrado en carnes, muy
velludo, alto, imponente a primera impresi�n; duro de car�cter, estricto con la
disciplina familiar y para colmo: �Homof�bico!
La tarde de mi relato ocurri� en pleno verano, yo andaba
alrededor de los 17 a�os y ya me perfilaba como un tipo caliente, morboso y con
una verga ya de considerables dimensiones. Mis padres tuvieron necesidad de
salir de la ciudad y nos dejaron a mi hermana menor y a m� al cuidado de la t�a
Virginia, hermana de mam� y de mi t�o Adolfo, su esposo. Yo ten�a algo de temor,
porque hab�a quedado ese fin de semana salir con mis compa�eros de la escuela y
por mis primos de mi edad, sab�a que mi t�o no permit�a salidas y menos regresos
a deshoras. Yo no estaba acostumbrado a aquellas restricciones.
Mi t�o me dijo cuando le coment� que ir�a a casa de mis
amigos por unos apuntes, que �l mismo me llevar�a a recogerlos y que de regreso
ir�amos a conseguir algo para llenar el refrigerador (nevera). No me gust� nada
la idea.
No me qued� m�s que aceptar y aguantar su presencia mientras
yo, mintiendo les ped�a a mis compa�eros ya reunidos que me facilitaran algunos
apuntes que para nada me hac�an falta.
Pasado ese trago amargo, llegamos al super, compramos lo que
hac�a falta en la nevera y regresamos a casa.
Mi t�a hab�a salido, dej� una nota indicando que volver�a
tarde y mis primos justo esa tarde hab�an salido de excursi�n por todo el fin de
semana, as� que est�bamos solos en la casa mi t�o y yo. Pens� que de buena gana
me ir�a con mis amigos en lugar de aguantar a mi t�o viendo partidos de futbol
que no me gustan y adem�s, tomando cervezas como si se tratase de una
competencia solitaria.
M�s noche, estaba yo viendo la televisi�n cuando pasa mi t�o
del vest�bulo al ba�o; iba sin camisa, sin pantal�n, s�lo con un calzoncillo
negro muy ajustado y fue cuando adivin� que estaba excitado.... intent�
disimular mi curiosidad y mi calentura, nunca imagin� que lo ver�a en esas
fachas.
�l se dirigi� a m� y me dijo que hac�a mucho calor y le urg�a
un ba�o fresco antes de irse a dormir, que le llevara una cerveza a la tina. Yo,
engolosinado con su enorme bulto, s�lo atin� a decir que lo har�a enseguida. �l
entr� a la ducha.
Entr� al ba�o con el encargo y mi t�o sumergido en la tina de
ba�o, sobaba fren�ticamente su verga, se ve�a deliciosa, quiz� por la
oportunidad de ver vergas gordas y cabezonas desde mi m�s tierna edad, es que me
he aficionado a ese tipo de herramientas viriles. Me encantan las vergas gordas,
cabezonas y grandes.
Adolfo me pregunt� si quer�a compartir la tina con �l, que
hab�a suficiente espacio para los dos y yo le dije que me daba pena. Entonces �l
me dijo que si no hab�a estado desnudo junto con otro hombre, que ese no era
problema, que est�bamos solos y que los dos �ramos hombres, por lo que me orden�
quitarme la ropa y meterme con �l.
Es obvio que cuando me quit� mi trusa, mi verga estaba ya
derramando finos hilillos de lubricante natural, la ten�a muy dura y con ganas
de que alguien la acariciara.
Mi t�o Adolfo dirigi� su mirada a mi armamento y me dijo que
no estaba nada mal. Me pregunt� si ya hab�a tenido experiencia sexual con
hombres o con mujeres, o que si s�lo me masturbaba. Dijo que con eso que yo
ten�a har�a felices a muchas personas. Le contest� que me daba verg�enza hablar
del tema.
�l insisti�, cuando yo ya estaba compartiendo la tina con �l
y me dijo que tuviera confianza, que a �l le gustaba tocar vergas ajenas y que
se la tocaran a �l y diciendo y haciendo, su mano apret� fuertemente mi reata,
poni�ndome a mil, porque sent� un escalofr�o recorrer toda mi espina dorsal.
Sinceramente, la sensaci�n de estar desnudo en el agua es una
de las mejores, con la corriente que se forma entre las piernas, y adem�s, si es
en una tina grande, compartida, con juegos aparentemente inocentes: mi t�o
empez� a jugar conmigo, me estiraba hacia �l, se juntaba conmigo y en esos
momentos, pude notar como su mano se deslizaba por la raja que separaba mis
nalgas y sus dedos acariciaban mi culo. Yo estaba caliente al punto m�ximo.
Mi t�o dijo que ya estaba bien de juegos, que el ba�o hab�a
terminado y que ten�a deseos de irse dormir inmediatamente. Los dos salimos del
agua, nos secamos muy bien y salimos del cuarto de ba�o, desnudos.... nuestras
vergas segu�an erguidas.
Al llegar a la puerta de su dormitorio, me pregunt� si quer�a
pasar un buen rato con �l y yo le dije que estaba muy a gusto, pero que me ir�a
a vestir porque pod�a llegar mi t�a y preguntar por qu� estaba desnudo. �l me
dijo que no me preocupara, que mi t�a cuando iba al sitio donde fue, siempre se
tardaba y que �l ten�a que "despacharse" solito. No intent� descifrar el
mensaje, pero luego supe que se refer�a a masturbarse metiendo dildos y
consoladores en su culo habituado a ser penetrado.
Cuando me dijo que no me preocupara y comenz� a sobar su rica
verga me pidi� que me acercara, tom� mi m�stil y con otra mano me acerc� por las
nalgas a su boca... empez� a subir y bajar el prepucio que cubre la cabezota de
mi verga y luego chup� con entusiasmo inaudito.... yo casi no pod�a contener mi
inminente corrida.... estaba muy caliente, pero mi t�o me apretaba los huevos y
d�ndose un respiro me dec�a, "Todav�a no, papacito, gu�rdame tu leche, la quiero
saborear".
Yo estaba sorprendido, jam�s imagin� que a mi t�o le gustara
la verga, y su corpazo peludo y bien dotado me dec�a que era imposible, su
enorme verga estaba hinchada, pero no me dec�a que se la tocara, �l tambi�n dej�
de tocarse.
Sigui� mamando mi verga, luego se retir�, se puso en cuatro
sobre la cama, me orden� chuparle el culo y los huevos, lo hice porque mi
calentura no aguantaba m�s y de pronto me orden� que le metiera la verga en su
agujero, que lo ensartara de un solo golpe.
Obedec� y sent� como su culo me apretaba la reata.... fueron
dos o tres embestidas fuertes, agresivas, como �l me lo ped�a y luego se sac�,
volvi� a ponerse frente a m�, limpi� mi verga y sigui� chup�ndomela.... de
pronto, solt� chorros de mecos calientes que �l bebi� como alucinado y de su
verga brotaban fuertes trallazos muy prolongados de un n�ctar blanco y cremoso
de un olor delicioso..... tom� su propia leche con sus dedos y me embarr� la
cara.
Terminada esta acci�n, me dijo que ten�amos qu� ba�arnos por
separado y luego irnos a dormir. Que nada de lo ocurrido deb�a ser conocido por
nadie. Que si yo platicaba algo, excusaba decirme lo que podr�a pasar.
Desde luego que nunca dije nada y es ahora, despu�s de muchos
a�os que lo comento con alguien. �l ya no existe, sus hijos son hombres formados
y formales, mi t�a es una anciana igual que mis padres.... nadie supo en la
familia de aquella maravillosa tarde-noche con mi t�o Adolfo.
En reuniones familiares, todos le recordamos como "un buen
hombre".