Toda mi vida me he sentido fascinado por las negras. Las
primeras fantas�as er�ticas con que so�aba estaban casi siempre interpretadas
por mujeres de color con grandes senos y culos impresionantes que ped�an ser
mordidos. Me vuelven loco esas diosas carnales de piel oscura, parece como si
siempre estuvieran dispuestas al sexo, con sus nalgas provocativas y sus pechos
erguidos apuntando a la boca de quien tengan delante. Fue precisamente una negra
quien me hizo perder la virginidad.
Desde hac�a tiempo verane�bamos en una casa que mis padres
arrendaban en un peque�o pueblo del interior. Era una casa bastante grande, con
piscina y un jard�n donde por la noche hac�amos una barbacoas estupendas a las
que sol�an estar invitados nuestros amigos del pueblo. Entre aquellos mis padres
contaban con un matrimonio colombiano asentado en Barcelona. Ambos eran negros y
ten�an una hija de mi misma edad llamada Carolina. Desde peque�os nos hab�amos
llevado siempre muy bien y cuando est�bamos en el pueblo and�bamos casi siempre
juntos haciendo travesuras o chapoteando en la piscina de mi jard�n.
Como es normal a medida que pasaban los a�os nos �bamos
desarrollando y Carolina fue pasando de ser mi compa�era de juegos a ser una
atractiva adolescente. Recuerdo una vez en la piscina, ten�amos m�s o menos 13
a�os y sus pechos hab�an empezado a desarrollarse.
Mis padres hab�an bajado al pueblo a hacer algunas compras y
est�bamos totalmente solos en la casa. Con nuestros juegos nos enredamos en una
lucha cuerpo a cuerpo en la piscina, aparentemente era una cosa inocente pero en
realidad no lo era tanto. Llevaba puesto un bikini sin la parte de arriba pues,
aunque sus senos hab�an comenzado a crecer, se hallaba en ese punto intermedio
entre mujer y ni�a en que pod�a ir en p�blico con el pecho al aire sin que nadie
se escandalizase. Forcejeando nos trabamos en un abrazo y pude sentir sus
j�venes pezones clav�ndose en mi piel. Aquello me produjo una sensaci�n que
nunca antes hab�a experimentado.
Por entonces ya hab�a empezado a hacerme mis primeras pajas.
Me pasaba el d�a fantaseando c�mo ser�a coger con una mujer de verdad, c�mo
deb�a sentirse al enterrar mi verga en una concha como aquellas que ve�a en las
revistas porno. Pero nunca hab�a tenido la oportunidad de experimentar el tacto
de unos pezones de verdad sobre mi piel...... hasta aquel maravilloso d�a. La
reacci�n fue inmediata, de golpe mi miembro se me erecto bajo el agua, parec�a
que me iba a reventar de lo dura y caliente que la ten�a, haciendo un apreciable
bulto en el ba�ador.
Carolina no parec�a darse cuenta de mi situaci�n y continuaba
pegada a mi, chapoteando y restreg�ndome en el juego sus peque�as tetas por todo
el cuerpo. Yo no sab�a que hacer as� que me dej� llevar y continu� con la lucha,
estrechando a�n m�s el abrazo para poder sentir mejor aquellos pezones oscuros.
Con la excusa del juego me restregaba sobre ella, la rozaba
con mi tremenda erecci�n sin que ella aparentemente se diera cuenta. Decid� dar
un paso m�s y disimuladamente le agarr� uno de los peque�os pechos, al tacto de
aquel seno duro y caliente una oleada de calor me recorri� el cuerpo, la sangre
me herv�a. Como si nada estuviera ocurriendo el juego segu�a, Carolina se me
pegaba cada vez m�s en un intento de hacerme una ahogadilla. En una de esas
acab� con sus tetas en mi cara, justo a la altura de mi boca, ya le hab�a
agarrado una de aquellas negras preciosidades que tanto promet�an as� que �por
qu� no darles un poquito de lengua? Como quien no quiere la cose plant� mis
labios en un pez�n y le di un fugaz leng�etazo. El pez�n pareci� reaccionar al
tacto c�lido de mi lengua, me dio la impresi�n de que un peque�o estremecimiento
recorr�a el cuerpo de mi amiga pero ella segu�a como si nada. En un movimiento
me puse a sus espaldas y la rode� con mis brazos, ella intentaba zafarse de
aquel abrazo pero yo la manten�a junto a mi, ahora su tierno culito estaba a
poca distancia de mi verga erecta, revolvi�ndose bajo el agua y rozando de vez
en cuando la punta de mi polla. Yo estaba cada vez m�s excitado. Ten�a unas
ganas tremendas de bajarle el ba�ador y meterle mi cosa en el co�o, hasta el
fondo, pero no acababa de atreverme.
No sab�a como iba a reaccionar ella, hasta aquel el momento
Carolina parec�a no darse cuenta de nada, parec�a ignorar que con aquel juego su
querido amiguito ten�a la verga bien tiesa. Yo no aguantaba m�s, cre�a que iba a
reventar as� que decid� arriesgarme. Le puse las manos en las senos y medio
bromeando le dije: - Vaya Carolina te est�s volviendo toda una mujercita -. Los
pocos segundos que transcurrieron despu�s de esto me parecieron eternos, mi
amiga dej� de revolverse pero no dec�a absolutamente nada, permanec�a callada,
sin articular palabra alguna. Entonces puso sus manos sobre las m�as y arrim�
sus nalgas a mi verga. - Y parece que mi amigo est� bien caliente -, dijo ella,
con un tono burl�n que dejaba ver que mi querida Carolina no era tan inocente
como yo pensaba. Empez� a restregar su culo sobre mi polla, hac�a c�rculos en
torno a mi glande que pugnaba por atravesar el ba�ador de ambos y enterrarse en
aquella estrechez c�lida que lo estaba provocando. Sus manos se aferraban a las
m�as, apret�ndolas contra sus incipientes pechos, haciendo que se los
acariciara. Est�bamos realmente calientes.
Ella ech� hacia atr�s su cabeza, recost�ndola sobre mis
hombros, pude ver su rostro alterado por el placer. Los ojos brillante y
semicerrados, las mejillas encendidas, la boca entreabierta y dejando escapar
peque�os suspiros entrecortados. Arqueaba la espalda clavando su pezones en las
palmas de mis manos y apretando el culo contra mi polla, parec�a estar en
trance. Su oscura piel perlada por gotas de agua, palpitaba c�lida sobre mi
cuerpo. Permanecimos as� un rato hasta que ella meti� una de sus manos bajo el
agua, busc�ndome la verga. Me baj� a medias el ba�ador y aferr� mi polla con sus
dedos, no deb�a ser la primera que ten�a en sus manos pues la sosten�a con la
presi�n adecuada, ni demasiado fuerte ni demasiado flojo. Yo cre�a morirme.
Hac�a unas minutos s�lo pod�a fantasear con esto que ahora me ocurr�a. No
acababa de cre�rmelo. � mmmmhh c�mo me gusta que me cojas las tetas Demian- me
dec�a ella con la respiraci�n entrecortada y sin soltar el miembro que ten�a
agarrado - Pell�zcame los pezones. No sabes como me gusta eso. Me vuelve loca -
Agarr� cada uno de sus pezones con mis dedos y empec� a retorcerlos. Parec�a que
realmente le gustaba, arqueaba a�n m�s la espalda, con su cabeza apoyada en mi
hombro, como si quisiera salirse del agua. Los suspiros se aceleraron y se
hicieron m�s sonoros.
Gem�a como un loca bajo mis dedos. Vaya con mi amiga, sab�a
muy bien lo que se hac�a. Comenz� a pajearme bajo el agua, deslizando sus dedos
a todo lo largo de mi gorda polla. Primero suave, reconociendo el terreno,
rodeando el glande y masaje�ndolo para luego bajar hasta la base del miembro.
Pero a medida que su excitaci�n crec�a iba aumentando el ritmo, paje�ndome cada
vez m�s duro y rico. Pronto empec� a acompa�arla en sus gemidos. Con la mano que
le quedaba libre condujo una de las m�as hacia la �nica pieza del bikini que
llevaba puesta. La meti� entre su piel y la tela, directa hacia el co�o,
haciendo que le metiera un dedo en su estrecha cuca. Aquello fue el punto
culminante. Sin contemplaci�n alguna apret� el pellizco en torno a su pez�n
mientras con mi dedo le penetraba la concha, experimentando por primera vez en
mi vida el tacto de un co�o. - Siiiiiiiiii. As� amor, aprieta fuerte y m�teme el
dedo bien adentro, hasta el fondo. Mmmmmmmm. �Sigue!� No pares!.- Ella segu�a
halando de mi verga mientras yo sent�a que su co�o ard�a cada vez m�s con mi
dedo all� metido. Clavaba su cabeza en mi hombro con la boca ligeramente
abierta, dejando asomar la punta de su lengua. Baje mi boca y la bes�. Un beso
profundo y h�medo, mezclando nuestros alientos y con las lenguas enredadas. Su
respiraci�n sobre mi rostro era cada vez m�s acelerada y yo no pod�a aguantar
as� mucho m�s tiempo, estaba a punto de correrme. Entonces Carolina me mordi� el
labio inferior con fuerza, reprimiendo un fuerte gemido, curv�ndose m�s a�n
sobre m�, pegando su culo a mi polla. Sent� como se estremec�a su cuca en un
fuerte orgasmo que la hizo temblar de pies a cabeza mientras daba un alarido de
placer, liber�ndome de aquel dulce mordisco. En ese momento me derram� en los
dedos de mi amiga.
Permanecimos un rato los dos as� abrazados. Ella con su mano
en mi verga, acarici�ndola tiernamente y yo con un dedo todav�a enterrado en su
co�o. No me atrev�a a sacarlo de all�, ten�a la extra�a sensaci�n de que si
retiraba mis manos de su cuerpo todo desaparecer�a como si hubiera sido un
sue�o. Fue ella la que se encarg� de demostrarme cu�n real era aquello. Se
volte� y me rode� el cuello con sus brazos estamp�ndome un sonoro beso en la
mejilla. Yo estaba totalmente desconcertado y no sab�a qu� hacer. Me miraba con
ojos traviesos, arrimando su cuerpo al m�o, restregando la parte baja del bikini
contra mi polla, todav�a fuera del ba�ador. Sonri� y pas� un dedo por mi labio
inferior que todav�a sangraba por su mordisco. - Vaya papi, te hice da�o - Me
encantaba que me dijera papi con el acento dulce de su tierra.
Me lo dec�a muchas veces, en nuestros jugos de cr�os, pero
nunca de un modo tan sensual como entonces. Abri� la boca y pas� su lengua por
mis labios, dej�ndome notar el calor de su aliento mientras enredaba sus manos
en mi pelo. Sus pezones se rozaban con los m�os, pues �ramos m�s o menos de la
misma altura. La tom� por la cintura y la estrech� contra m�, haciendo el beso
m�s profundo. Mi verga empez� a recuperarse y a crecer de nuevo, comenzando a
restregar la punta por el vientre de Carolina. - Mmmhhh todav�a te quedan ganas
de seguir, est�s bien caliente �eh, Demian?- me susurr� al o�do maliciosamente.
Entonces mi amiga se solt� de mis brazos. Riendo sali� de la
piscina y se tumb� boca abajo en el c�sped, dej�ndome a solas con mi polla
totalmente erecta. Como pude me la acomod� en el ba�ador y fui a sentarme junto
a ella. Por vez primera contemplaba el cuerpo de Carolina como el de una mujer y
no como el de una compa�era de juegos. Su piel negra, suave y delicada la hac�a
realmente atractiva. Ten�a unas piernas largas y torneadas, bien formadas, no
pod�a decirse que fueran las de una ni�a.
Lo mismo suced�a con el culo, con aquel maravilloso y terso
culo, aquellas nalgas oscuras y erguidas, plenas de carne, invitaban a besarlas
y a tomarlas entre las manos. A uno se le hac�a la boca agua con su visi�n. Sin
poder evitarlo, pasee un dedo por la l�nea de su espalda, desliz�ndolo
suavemente hasta la tira del ba�ador y volvi�ndolo a subir hasta la nuca.
Parec�a estar dormida, completamente relajada tras el orgasmo de hac�a unos
minutos. Yo continuaba con el dedo, recorriendo su espalda y aventur�ndome poco
a poco m�s abajo, hacia aquel magn�fico trasero. Acab� con la mano all�
plantada, acariciando la tersa piel que la pieza del bikini dejaba desnuda. Lo
sent�a firme, c�lido, un manjar realmente apetitoso.
Me mor�a de ganas por adentrar mi mano bajo el ba�ador y
volver a enterrar mis dedos en su co�o, pero no acababa de atreverme. A pesar de
lo sucedido en la piscina yo segu�a siendo un chiquillo con escasa experiencia.
Hab�a tenido suerte una vez y no sab�a si la tendr�a en una segunda ocasi�n. -
�Nunca antes hab�as tenido una concha en tus manos? � pregunt� Carolina, Ten�a
los ojos abiertos, con su mirada franca y directa de siempre. � No, es la
primera vez que toco una - alcanc� a decir. -�Y te ha gustado?- Sonriendo asent�
con la cabeza. Yo segu�a con la mano en su culito. Pens� que jam�s me cansar�a
de acariciarlo. Mi verga segu�a totalmente erecta, parec�a que fuera a reventar.
- Si es el primer co�o que tocas me imagino que nunca has cogido con nadie -
-�Coger? �Coger el qu�? - Dije aturdido. Carolina se ri� y todo el cuerpo se
agit� con aquella risa suya. Las nalgas temblaron bajo mi mano. Mi polla rabiaba
- Ya sabes. Coger, follar, hechar un polvo. As� es como le dicen all� en
Colombia-, comprend� y me re� de mi propia ignorancia.
No, nunca he cogido con nadie. - Le respond� � �Y t�?- En
Barcelona conozco un chico. Es algo mayor que nosotros, sus padres casi siempre
est�n fuera as� que vive pr�cticamente solo, nos metemos en su cuarto y all� nos
enrrollamos. Besa muy rico y a m� me encanta comerle su cosota, se la dejo bien
paradita y embarrada con mi saliva, lista para que me la meta en la concha-. La
imagen de mi amiga chupando una verga y siendo follada cruz� mi mente como una
exhalaci�n. Se me aceler� el pulso. La sangre me herv�a y notaba la polla cada
vez m�s tirante y tiesa. Apret� con mi mano aquel trasero y pas� varios dedos
por debajo del ba�ador buscando enterrarlos entre sus hermosas nalgas. Entonces
ella estir� el brazo y alcanz� a poner una mano sobre mi paquete.
Lo acariciaba de arriba abajo, como comprobando el tama�o de
mi verga. -Tienes una verga bien hermosa papi. Me gustar�a chuparla como hago
con mi otro amigo-. Pens� que me mor�a, despu�s de tantas pajas en solitario iba
a disfrutar al fin de una buena mamada y quien sabe si de algo m�s. Carolina se
incorpor� y se arrodill� frente a m� posando sus manos sobre mis hombros. Ten�a
las manos calientes y suaves. Todav�a quedaban algunas gotas sobre su piel
brillando bajo el sol. Me acariciaba los hombros suavemente, bajando hasta mi
pecho y rozando mis pezones, su mirada, fija en mi, reflejaba la excitaci�n que
la iba invadiendo. Ten�a la boca entreabierta, absorta en el recorrido de sus
manos, en registrar cada detalle de mi cuerpo. Me acerc� sus labios y nos
besamos. Nuestras lenguas se encontraron y se enredaron la una con la otra,
luchando en nuestras bocas, avanzando y retrocediendo en un juego que nos iba
acelerando el pulso. Sus manos fueron bajando hasta mi cintura.
Por un momento Carolina se separ� de mi para quitarme el
ba�ador y liber� mi verga de la prisi�n que la atormentaba. Mi polla emergi�
ante ella en todo su esplendor, libre de ataduras y totalmente erecta, con la
piel tirante y el glande embarrado en sus propios jugos. Mi amiga la tom�
dulcemente entre sus dedos y la acarici�.
Arrim�ndose de nuevo me ofreci� su lengua, nuestros alientos
se confundieron. Yo no sab�a que hacer as� que simplemente me dejaba llevar.
Carolina sac� su lengua de mi boca y comenz� a pasearla por
toda mi piel. Mientras me pajeaba me iba lamiendo de arriba abajo embarr�ndome
con su saliva caliente, saboreando cada rinc�n de mi cuerpo. De mis mejillas
pasaba al cuello y de ah� al pecho, donde se demor� un poco m�s. Lam�a mis
pezones haciendo que se pusieran duros y erectos, me ard�an, los estaba haciendo
rabiar. De vez en cuando tomaba uno entre sus dientes y lo mord�a suavemente
haci�ndome sentir una mezcla de placer y dolor. Mi respiraci�n cada vez m�s
acelerada y entrecortada indicaba a Carolina cu�nto estaba disfrutando con
aquello. Entre gemidos le ped� que por favor no parara, que siguiera. Nunca
pens� que se pudiera disfrutar tanto, ni siquiera en mis fantas�as m�s
calientes. Carolina hizo los leng�etazos m�s intensos y continu� paje�ndome,
ahora bien duro. Cre� que me mor�a de gusto. Las fuerzas me fallaban y poco a
poco, sin separarme de aquella boca, me fui reclinando hasta terminar
completamente tendido. Mi amiga continuaba, parec�a como si quisiera devorarme y
tenerme todo dentro de ella. Mis gemidos se hicieron m�s intensos. Arqueaba mi
espalda buscando que aquella lengua me atravesara la piel, que me hiciera
enloquecer. No sab�a si aguantar�a mucho m�s, pero mi amiga sabia muy bien lo
que hac�a. Antes de que me corriera dej� mis pezones y suaviz� el ritmo de su
mano en mi polla. Observ� la expresi�n de mi rostro con una mirada de putica
traviesa. - Te gusta que te pajeen �Eh, Demian?- Yo intent� responder pero no
pude.
Me faltaba el aire y lo �nico que pude hacer fue exhalar un
gemido de placer. Los ojos de mi amiga se iluminaron, ella segu�a con mi verga
entre sus dedos, no dejaba de pajearme. Entonces baj� su boca hasta mi polla y
se la arrim� a los labios pero sin llegar a met�rsela, permaneci� all�, con la
punta de mi verga a escasa distancia de su boca y palpitando por la excitaci�n.
Pod�a notar la calidez de su aliento sobre mi polla. Carolina inspir�
profundamente el aroma de mi miembro, erecto y a punto de reventar. - Qu� rico
papi, me encanta el olor de las pollas, me gustar�a estar siempre respirando el
mismo aroma-. Sac� la lengua y le dio una lamida de abajo arriba, deteni�ndose
en la punta y describiendo c�rculos en torno a ella. Yo observaba c�mo
disfrutaba con mi verga, c�mo se tragaba todos mis jugos. Retorc�a la espalda
moviendo el culo de un lado a otro mientras saboreaba mi polla. Aquello me
resultaba realmente morboso, mi amiga de la infancia comi�ndome la verga. Jam�s
se me hubiera ocurrido semejante situaci�n pero all� la ten�a, con mi verga en
la boca haci�ndome la primera mamada de mi vida. Separ� los labios y se
introdujo mi polla de un solo golpe.
Comenz� a mover la cabeza lentamente, haciendo que aquello
entrara y saliera de su boca, agarr�ndola firmemente entre sus labios y
embarr�ndola con su saliva. Con la lengua segu�a lami�ndola de arriba abajo,
aplast�ndola contra su paladar para que no se saliera del todo. Se la quer�a
meter hasta el fondo, hasta la garganta. Abr�a la boca cada vez m�s para darle
cabida en su interior y cada vez m�s r�pido la recorr�a con sus labios. Yo me
cre�a morir, pod�a sentir aquella c�lida humedad rodeando mi verga que parec�a
iba a estallar, su aliento contra mi vientre, sus gemidos de satisfacci�n cada
vez m�s fuertes por tener aquella polla en su boca... Su espalda se retorc�a
bajo el sol.
Yo sent�a la polla estremecerse en su interior, palpitar cada
vez m�s furiosamente. Parec�a que fuera a reventar, estaba a punto de correrme.
Carolina par� y se sac� la verga de la boca. Era toda una experta, sab�a
llevarme al punto culminante y mantenerme all�, excitado y salido pero sin
traspasar el l�mite.- No mi amor, no te corras todav�a. Aun queda lo mejor, papi
lindo-.
Se levant� y se quit� la pieza del bikini que llevaba puesta,
quedando completamente desnuda. Pude ver su magn�fico cuerpo al completo. Era
realmente hermosa. Hab�a empezado a desarrollarse y promet�a ser toda una
belleza, de seguro iba a volver loco a m�s de uno. Se tumb� frente a m� y abri�
sus piernas todo lo que pudo, permiti�ndome contemplar su co�o a plena luz del
d�a.
Era el primer co�o de verdad que ve�a. Hasta entonces me
hab�a conformado con los que aparec�an en las revistas y pel�culas porno, pero
ahora ten�a all� la cuca de mi amiga, toda para m�. Carolina comenz� a
restregarse varios dedos por los labios de su concha, meti�ndose alguno de vez
en cuando.
Me levant� y me puse delante suyo, con mi verga erecta y
reluciente, completamente empapada por sus jugos y la saliva de mi cachonda
amiga. La agarr� firmemente con una mano y empec� a masturbarme mientras mi
amiga se enterraba los dedos cada vez m�s adentro del co�o. -No papi, no te
derrames, quiero toda tu leche en mi concha, ven, papi lindo-. Por fin el gran
momento hab�a llegado, iba a echar mi primer polvo.
Me acomod� entre las piernas de Carolina con la polla bien
tiesa e intent� meterla toda de un golpe en su cuca. Pero mi inexperiencia me
traicion�, no consegu�a atinar.- Tranquilo Demian, suave, quiero sentir como me
la vas metiendo, mi amor-. Carolina baj� una mano hasta mi verga y la agarr�
tiernamente, dirigi�ndola hacia la entrada de su concha. Restreg� la punta por
los labios de su co�o, estaba suave y h�medo, c�lido. El deseo me recorri� todo
el miembro. Las ganas de penetrar la concha de mi amiga se me hac�an cada vez
m�s insoportables.
Quer�a ensartarla con mi polla, met�rsela hasta los huevos.
Con un movimiento de caderas comenc� a introducirle la verga. Sent�a c�mo
aquella estrechez de carne se iba abriendo, c�mo iba dejando paso a mi verga y
c�mo luego se cerraba en torno a ella, estrech�ndola entre sus paredes.- Mmmh,
ssiiii, as� papi, despacito, c�jeme delicadamente, mmmmh-. Contempl� c�mo la
excitaci�n iba inundando el rostro de mi amiga. Ten�a los ojos cerrados y su
aliento entrecortado me acariciaba la piel.
Se concentraba en sentir c�mo la iba penetrando. Mi polla
avanzaba lentamente, cent�metro a cent�metro. Se la estaba clavando poco a poco,
bien despacio como ella me ped�a. Era algo delicioso. Iba entrando sin prisa
alguna, sin parar. Por fin termin� de introducirla. La ten�a toda dentro de
ella, con mis huevos rozando la entrada de su co�o y parte de la nalgas. Durante
un instante permanecimos inm�viles, abrazados el uno al otro. Pod�a sentir sus
j�venes tetas contra mi pecho, duras y firmes. Se respiraci�n era cada vez m�s
agitada, la sent�a palpitar bajo m�.
Entonces di una arremetida con mi verga, bien fuerte, hasta
el fondo. Carolina solt� un gemido de placer y arque� su espalda clavando aun
m�s sus pezones contra mi piel. Pas� sus piernas en torno a mis caderas y me
abraz� con ellas, atray�ndome hac�a s�, buscando una uni�n m�s profunda.- Mmmm.
Si papi, dame verga, dale verga a tu putica negrita-. Yo comenc� a mover la
cintura, sacando y metiendo la polla de su co�o ardiente. Los gemidos se
hicieron m�s intensos. Me estrechaba cada vez m�s fuerte contra s�. La sent�a
vibrar a cada arremetida de mi verga.
El sudor comenz� a recorrer nuestros cuerpos. El aire ol�a a
sexo. El deseo nos envolv�a la piel. No quer�a parar, deseaba estar as� siempre,
dentro de Carolina, dentro de su co�o. No dejaba de meter y sacar mi verga, cada
vez m�s r�pido, cada vez m�s fuerte. Hasta que un estremecimiento recorri� las
entra�as de mi amiga. Clav� sus u�as sobre mi espalda y me apret� a�n m�s entre
sus piernas, dejando escapar un sonoro gemido que le nac�a desde lo m�s
profundo. Su concha se contrajo y comenz� a palpitar en torno a mi verga. En ese
momento me corr�, le di toda mi leche.
Carolina se sac� la verga de la caliente y h�meda concha y se
la introdujo en la boca, trag�ndose los restos de semen que quedaban en ella. La
dejo limpia. Le dio un suave beso en la punta y sin soltarla me dijo. -Qu� rico
papi, desde hoy ser�s mi verga linda, cogeremos todos los d�as-.
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