Relato: La vendedora de caramelos
Ten�a un a�o que me hab�a graduado de la escuela de sub oficiales de la polic�a, y despu�s de prestar servicio en la zona de la selva donde se combat�a el narcotr�fico, por fin me trasladaron a la ciudad, mi primer servicio fue realizar vigilancia en los alrededores de un populoso mercado, a mis compa�eros les toco vigilar un parque cercano donde se dedicaban a espantar a las mujeres que ejerc�an la prostituci�n clandestina en las calles, siempre me dec�an que pidiera mi cambio para estar con ellos, que las putitas te daban los polvos gratis para que las dejaran trabajar.
- Vente con nosotros Rodrigo � me dec�an � las putas te dejan que te las tires gratis si es que te haces de la vista gorda y las dejas trabajar, el resto del d�a es puro relajo.
- Si � les contestaba yo � voy a pedirle al capit�n para que me transfiera con ustedes.
Pero el capit�n no me daba mi cambio, mientras tanto mi trabajo consist�a en erradicar los vendedores ambulantes que se posicionaban en la puerta del mercado e imped�an el tr�nsito de las personas, hab�a de todo ni�os, ni�as, se�oras, se�ores y hasta hombres j�venes que podr�an estar trabajando en otra cosa, estos eran los m�s peligrosos, ya que su principal labor era robar a los compradores y lo de ambulante era la fachada para pasar desapercibidos, todas las ma�anas ten�a que alejarlos y despu�s cuidar que no regresen para velar por la seguridad de los compradores, sus protestas eran las mismas.
- Ya pues jefe, d�jenos trabajar, aunque sea un rato.
Pero no hac�a caso a sus protestas y los botaba, las m�s dif�ciles eran las ni�as, me pon�an carita de pena para que las dejara quedarse, hab�a una en especial, tendr�a unos 8 a�os, era la m�s terca, se quedaba hasta el final y me dec�a.
- Jefecito, ya pues d�jeme un ratito, yo le invito caramelos para que me deje quedarme.
- No - le contestaba yo � nadie puede quedarse. Y terminaba ech�ndola tambi�n.
Esta ni�ita era mi batalla diaria, como dije antes tendr�a 8 a�os, era de tez oscurita, pelo lacio, cuerpo delgadito, su ropa ra�da mostraba su condici�n econ�mica, hab�a algo en ella que no me molestaba sino que me atra�a, siempre me hab�an gustado las mujeres m�s j�venes que yo pero no las ni�as, pero ella era un caso especial, cada d�a se atrev�a a mas, me ofrec�a parte de sus ganancias, que me iba a invitar a almorzar y otras chifladuras de ni�os, finalmente la echaba tambi�n, pero cada d�a era m�s dif�cil, ya que me gustaba conversar con ella, hasta que un d�a me dijo:
- Jefe, hago lo que sea porque me deje quedarme.
- Estas segura? � le pregunte.
- Si jefecito, hago lo que sea.
- Est� bien, esp�rame atr�s del contenedor de basura que ahorita voy � le dije.
Despu�s de echar a los otros ambulantes fui donde me esperaba la ni�a, la encontr� escondida detr�s del contenedor, para que no la vieran los dem�s, me sent� en un ladrillo al lado de ella.
- C�mo te llamas? � le pregunte.
- Shirley, jefe � me contesto con una t�mida sonrisa.
- Cu�ntos a�os tienes? - Segu� preguntando.
- Ocho a�os, jefe � me dijo confirmando mi calculo.
- Por qu� quieres quedarte a vender ac� y no haces caso cuando los boto a tus compa�eros?
- Jefe, es que aqu� se gana m�s que en otros lados � contesto con la mirada hacia el suelo.
- Y para que quiere una ni�a de 8 a�os ganar tanto?
- Es que la ayudo a mi mama jefe, para mis hermanitas, que son m�s chiquitas que yo tienen 6 y 4 a�os.
- Y tu papa no trabaja?
- No tengo papa jefe, nos abandono a mi mama y a mis hermanas hace tiempo.
- Y estar�as dispuesta a hacer lo que sea para quedarte a vender aqu�? - Le pregunte finalmente, ya con intenciones perversas en la mente.
- Si jefecito, lo que sea con tal de quedarme � me respondi� con una sonrisa que le ilumino el rostro.
- A ver p�rate frente a m�.
Ella dejo su bolsita de caramelos a un lado y se puso de pie frente a m�, la atraje un poco m�s cerca y comenc� a sobarle las nalguitas por encima de su bucito color rosa, ella no dec�a nada solo se dejaba hacer, por lo que me envalentone y comenc� a acariciarle la conchita tambi�n por encima de la ropa, al ver que aceptaba le met� la mano por debajo del buzo en la parte posterior, acarici�ndole el culito directamente sin nada que se interpusiera, le abr� las nalguitas con los dedos �ndice y anular y con el dedo medio comenc� a acariciarle su anito, ella estaba quietecita, note que ten�a el culito sucio porque estaba h�medo y pegajoso, eso me excito mas, ya tra�a una erecci�n considerable, le estaba dedeando el culito a una ni�a y me gustaba mucho, con la otra mano segu�a sob�ndole la conchita por encima de la ropa, hasta que me anime y tambi�n se la met� dentro del buzo acariciando sus peque�os labios vaginales, se la abr� tambi�n y acaricie su peque�o cl�toris, ah� comenz� reci�n a emitir pugiditos, contin�e con la caricia por espacio de un par de minutos, como no hab�a nadie en los alrededores me anime a decirle:
- B�jate el buzo y el calzoncito.
Ella obedeci�, dejando a mi vista una peque�a conchita de color mas oscurito que el resto de su piel, aproveche ese instante para olerme los dedos que hab�an acariciado su culito y era un olor algo fuerte para una ni�a de su edad, pero embriagante y excitante, acerque mi nariz a su conchita y aspire su aroma, ol�a a berrinchito tierno y a algas marinas, que delicioso, un olor que solo las ni�as tienen, le indique que abriera las piernas y al hacerlo me dejo una mejor visual de su conchita, los labios vaginales delgaditos y oscuros su interior de un rosa intenso, un peque�o agujerito en el medio y un cl�toris hinchadito producto de las caricias, me anime y comenc� a pasarle la lengua por ese manjar que era su conchita , que rico sabor, saladito con sabor a orincitos tiernos y a mariscos de mar, ella comenz� a gemir un poquito m�s fuerte.
- Jefecito que rico se siente, que me est�s haciendo? Ahhh aaaaaggggghhhh oooohhh�
- Te estoy chupando la conchita nena, que rica que la tienes � conteste sin dejar de lamer ese manjar tierno, mientras con una mano le acariciaba el culito y con la otra le sobaba su pechito plano donde solo sus pezoncitos sobresal�an, estuve en ese plan por espacio de 5 minutos hasta que Shirley comenz� a gemir m�s fuerte y r�pido.
- Aaayyy jefe que rico que me haces aaaaggggghhhh uuufffff aaayyyy me orino jefecito, se me sale el pichito oooohhh me orinooooo jefecitoooo ya no aguantoooo aaaaahhhhh
- Or�nate nomas Shirley que yo me lo tomo � le conteste sin dejar de lamer.
Hasta que se vino en un orgasmo incre�ble para una ni�a tan peque�a, se desembalso en una mezcla de jugos vaginales y orincitos, los cuales beb� con mucho morbo y excitaci�n, hasta que ya no quedo nada, Shirley se desvaneci� y tuve que cargarla para que no se cayera al suelo.
- Ay jefe que rico lo que me has hecho, me he hecho harto pichi � me dijo Shirley cuando se recupero.
- Eso se llama orgasmo Shirley y las mujeres los tienen cuando son felices � le conteste.
- Entonces soy feliz jefe, porque se ha sentido riqu�simo � me dijo con una gran sonrisa de felicidad.
- Ya puedes ir a vender donde m�s te guste nadie te va a votar preciosa.
- Gracias jefe, y ma�ana tambi�n puedo vender aqu�? - Me pregunto.
- Claro ma�ana vienes primero a este lugar y me esperas, despu�s de hacer cositas ricas puedes vender
- Ya jefe - me dijo dedic�ndome otra sonrisa y subi�ndose el calz�n y el buzo se fue a vender sus caramelos.
Nos la pasamos casi todo el d�a juntos, ella vendiendo y yo vigilando, de rato en rato convers�bamos de lo rico que hab�a estado y de lo rico que iba a estar ma�ana, en otros momentos nos sonre�amos, esta nenita me estaba conquistando con su mezcla de inocencia y pasi�n, ma�ana seria otro d�a.