Miguel estaba en la puerta de mi cuarto petrificado. Notaba
como sus ojos se mov�an por todo mi cuerpo mientras me terminaba de ajustar los
pechos falsos rellenos de silicona por debajo de la camisa negra de manga corta
que siempre le cog�a a mi hermana y que tan deliciosamente bien me quedaba.

Mire a Miguel. Aquella misma ma�ana le hab�a llamado a casa y
le hab�a dicho que si quer�a cumplir lo que me hab�a pedido la noche anterior,
viniera a casa a partir de las cuatro de la tarde. Pese a que siempre hab�a
cre�do que Miguel era muy t�mido y algo inseguro, su determinaci�n al decirme
que vendr�a me dejo un poco perplejo. Estaba seguro que en cuanto colgu� el
tel�fono se hab�a ido corriendo al ba�o a pajearse pensando en m� y en ella como
dos t�as cachondas, exactamente como yo hab�a hecho con �l toda la noche hasta
que pude dormirme.

Le mir� a trav�s del espejo con la boca abierta. Cerr� un
poco los labios para extender el carm�n de la misma manera que me hab�a ense�ado
mi hermana y me di la vuelta poco a poco. Quer�a que se fijara en m�. Era como
un peque�o sue�o el poder vestirme as� delante de un t�o, y que ese t�o fuera un
amigo de toda la vida lo hac�a mucho m�s excitante. Su mirada me hac�a parecer
tan deseada� tan mujer�

Nuestros padres se hab�an largado a la sierra de nuevo,
gracias a dios, y mi hermana estaba en casa de Sonia. Aunque hab�a conseguido
llevar el mismo ritmo de marcha que ellas, y pr�cticamente �ramos u�a y carne
las tres, ese d�a lo quer�a solo para m� y mi nueva amiga� porque Miguel no
saldr�a de la habitaci�n sin antes sentirse tan mujer como yo.

Di dos pasos peque�os con mis botas blancas y altas haciendo
mucho ruido con los tacones, moviendo mis caderas dentro de la falda negra y
abierta, echando mis hombros para atr�s para que mis pechos se expandieran sobre
la camisa negra haciendo que los botones se agarraran para no salir despedidos.
Lo hice lentamente, como un encantador de serpientes que consegu�a que aquel
chico de la puerta se excitara hasta sudar.

Me puse dos pendientes con forma de aro plateados muy grandes
y me encend� un cigarrillo para calmarme sacando el humo en un hilo fino y
continuo que se perdi� cerca de su cara. Miguel parpade� mir�ndome el culo por
el espejo. Le sonre� quit�ndome el pelo rizado y negro que me ca�a por la cara.
Ya me comportaba como una t�a� mis gestos, mis movimientos de cabeza� Mir� a
Miguel. Miguel hab�a tenido los cojones necesarios para venir, y seguro que
tendr�a los ovarios para salir de all� como una diosa. Seguro.

- �No hablas, Miguel?

Le dije con mi voz casi femenina. Todav�a ten�a que
acostumbrarme a no hablar muy grave. Miguel sonri� de forma nerviosa.

- No� bueno� es que� joder, esto es muy fuerte�

Yo me re� de forma un tanto pija y le di una calada al
cigarrillo con un gesto de mand�bula como fumaban mi hermana y Sonia. Solt� el
humo.

- �Fuerte?... todav�a no has visto nada.

Miguel entr� en la habitaci�n.

- �Y desde cuando�?... bueno, ya sabes�

- �Desde cuando me visto de t�a?... pues desde que la mujer
que ten�a dentro de m� quiso salir� as� de sencillo� y tambi�n desde que mi
hermana me ense�� a ser esa mujer que siempre quise ser�

Miguel arrug� la frente.

- �La� la gilipollas bakala de tu hermana?... pero si tu la
odias�

- Mi hermanita es incre�ble� cuando tu te transformes la
admirar�s� de verdad. Y espero que lo hagas pronto, porque cuanto antes salgamos
a la calle de marcha con ellas antes se te quitara el miedo.

Ese �ltimo comentario le hizo ponerse un poco r�gido. Estaba
nervioso, lo notaba, y sobre todo estaba indeciso� como yo en el ba�o cuando mi
hermanita me pill� por primera vez con sus pantalones. Me acerqu� con peque�os
pasos y le pas� la mano por la mejilla. Mis u�as postizas, negras y largas,
rozaron su piel blanca. Miguel lo ten�a todo para ser otra amiga m�s el grupo.
Puse mis labios rojos y carnosos cerca de su o�do.

- Miguel, te entiendo perfectamente� se como te sientes� Pero
mira:

Saqu� del armario un pantal�n blanco ajustado, el del drag�n
negro en forma de tatuaje subiendo por una pernera hasta el culo, un top
plateado peque�o, unas braguitas blancas, un sujetador relleno con una especie
de espuma gelatinosa especial que me compr� de prueba y unas botas marrones con
una plataforma anch�sima. Al lado de todo puse una peluca negra de pelo liso y
corto. Le mir� mostrando todo con la mano.

- Tu nueva ropa. �Te gusta?. A mi me alucina, te lo juro, es
s�per ca�era.

Miguel me mir� indeciso.

- Venga. Qu�tate el pantal�n.

El baj� la vista y volvi� a mirar a la cama. Se llev� la mano
al primer bot�n pero se par�.

- Esto� esto es un error�

Me acerqu� corriendo antes de que se diera la vuelta y puse
mi mano en su paquete. Apagu� el cigarrillo con la otra y despu�s le sujet� la
polla con ambas manos.

- Miguel, si fuera un error no estar�as tan empalmando� vas a
ser muy bella� tanto que todos los t�os van a creer que somos las m�s guapas del
barrio� venga�

Mi voz casi en un susurro le puso la carne de gallina, y el
primer bot�n estaba desabrochado. El segundo. El tercero. El pantal�n estaba en
el suelo junto con su camisa, el calzoncillo, los calcetines�

Su cuerpo era igual de femenino que el m�o, igual de blanco y
suave. Mi mano recorriendo su espalda le eriz� los pocos pelos, casi una pelusa
incolora, que ten�a en el brazo. Segu� bajando hasta tocar sus huevos imberbes�
su polla completamente dura. Otra vez me fui hasta su o�do.

- Ponte todo eso� preciosa m�a�

Miguel cogi� las bragas y se las puso con dificultad. La
polla se le escapaba por arriba por mucho que �l intentara esconderla dentro. Se
puso despu�s el pantal�n tirando de la parte de atr�s. Por fortuna �ramos de la
misma talla y por esa raz�n, su culo resping�n era maravilloso. Despu�s le ayud�
a ponerse el sujetador y encima el top plateado. Su estomago formado quedaba
perfectamente plano entre el top y el pantal�n. La peluca dio un poco mas de
guerra al no tener �l demasiado pelo para sujetarle el imperdible, pero todo
hab�a merecido la pena, incluidas las botas que le estilizaban una barbaridad.
Le mir� al espejo y mi polla se puso tambi�n como una piedra.

- M�rate�

Miguel se mir� con los ojos muy abiertos. Miguel ahora era
ella� la amiga que hab�a so�ado tener� alguien que me iba a comprender como yo
la comprender�a a ella.

El drag�n en su culo le sentaba de muerte, tanto como el top
que reflejaba la luz en peque�os destellos. Su cara� su cara resultaba tan� tan
femenina� pero a su vez tan fuerte y perfilada�

- �Qu� te hab�a dicho?... estas preciosa�

Miguel segu�a mir�ndose ensimismado al espejo. Su paquete iba
a estallar dentro del pantal�n blanco.

- Es� es incre�ble�

- Y eso que todav�a no estas maquillada� ya veras cuando
aprendas a tener tus ojos y cara siempre maquillada� te dije que no hab�as visto
nada todav�a, t�a�

Miguel se llev� la mano a la entrepierna y comenz� a frotarse
sin despegar la mirada del espejo. Yo estaba igual de excitada que �l, y mi
polla necesitaba tambi�n descargar los nervios del momento. Detr�s de �l le
acarici� el cuello, los hombros, sus tetas� falsas pero por experiencia sab�a
que �l las sentir�a como unas de verdad, su ombligo� su nuevo co�o�

Miguel cerr� los ojos cuando con mi mano le agarr� la polla
lentamente y mi dedo anular le toco el glande muy mojado ya. Me coloqu� muy
pegado detr�s de �l para que sintiera mi paquete contra sus nalgas� para que
fuera sintiendo la mujer que ten�a dentro de aquella mujer que ya estaba fuera.
Comenc� a subir y bajar mi mano por toda su polla algo desviada a la izquierda
mientras le com�a el l�bulo de la oreja derecha.

- Eres una mujercita incre�ble�

Le dije suavemente� tanto que son� como sonaba mi hermana
cuando me masturbaba delante suya. Miguel comenz� a gemir de forma sutil pero
continua.

Lentamente me fui dando la vuelta y me puse de rodillas
frente a �l. Mir� al espejo y no pude reprimir una sonrisa c�mplice. Era
espectacular ver dos t�as ca��n, dos t�as en el sentido mas sexy de la palabra
tan juntas, con aquellas botas� con aquellos pantalones� y con esos pedazos de
vergas. Cerr� los ojos y ataqu� su polla como nunca lo hab�a hecho� ni siquiera
como con Marcos aquel d�a en la discoteca.

Comenc� a tragarme toda su carne a un ritmo fren�tico
mientras �l segu�a gimiendo suave y en ocasiones inaudible. Despu�s de relamerme
las primeras gotas de semen me di la vuelta de nuevo.

- Ahora vas a sentir como sienten las mujeres.

Del caj�n saqu� el consolador y lo unt� de gel de ba�o
mientras �l me miraba con los ojos inyectados de pasi�n. Le toqu� la polla por
detr�s entre sus piernas y el mismo las abri�. Aquel era un buen s�ntoma� Miguel
estaba dejando de ser Miguel� Baj� el pantal�n con cuidado y le abr� las nalgas
con cuidado. El me mostr� el agujero del culo bajando las caderas.

- Por� por favor�

Sab�a como sonaba ese "por favor". Era el mismo que le dije
yo a mi hermana aquella primera vez. Un "por favor" de suplica� un "por favor"
que significaba que ya no pod�a sentir m�s el placer como un hombre y un deseo
infinito de que me hiciera mujer costara lo que costara.

Le introduje primero el rotulador negro que utilizaba mi
hermana de vez en cuando conmigo, sobre todo al principio. El rotulador delgado
entr� hasta la mitad con bastante facilidad mientras sent�a a Miguel temblar de
placer.

- Si� oh� si� joder�.

Me puso caliente de nuevo o�r aquel primer lamento agudo,
como de mujer, y di vueltas al rotulador abriendo todo su ojete. Por un segundo
pens� en meterle el consolador, pero con que �l se lo creyera bastaba de
momento. Ya jugar�a �l solo con aquel juguete el resto de la semana, seguro.
Tras unos segundos en aquella posici�n, cog� su mano y la lleve hasta el
rotulador. Le dej� solo como hizo mi hermana conmigo y disfrut� del espect�culo.
Estaba buenisima, con un cuerpo totalmente moldeado dando caderazos� disfrutando
de su primer co�o�

- Ah� �ah!...

Miguel se iba a correr, as� que me sent� debajo de su polla,
le agarr� de las botas bajo el pantal�n y esper� el tiro justo entre mis labios
rojos y brillantes� la leche cay� espesa hasta mi garganta y comenc� a chuparle
la polla m�s r�pido que antes. El segu�a meti�ndose el rotulador hasta el fondo
de su culo, incluso con m�s fuerza de lo que yo hab�a hecho antes. Entonces la
puerta del cuarto se abri�. Mi hermana entr� con Sonia.

Las dos se quedaron paradas contempl�ndonos, y mi hermana,
como siempre, fue la primera en hablar.

- Joder� esto es s�per fuerte� vaya dos viciosas�

Miguel abri� los ojos corriendo pero en ese momento no hab�a
marcha atr�s y continu� moviendo las caderas al ritmo del rotulador. Yo mir� a
mi hermana y me saqu� la polla de la boca antes de que cayera el �ltimo chorro
de semen. Escup� en un vaso peque�o un poco y me levant� deprisa. Mi hermana se
acerc�, cogi� el vaso y se lo puso en los labios a Miguel, que trag� aquello
como si fuera un manjar.

- Eres una guarra., t�a� m�rate�

dijo mi hermana en su o�do.

Miguel se cay� al suelo exhausto con el rotulador en la mano.
Se lo quit� con cuidado y lo deje al lado del cenicero. Sonia se encendi� un
cigarrillo y me lo pas�.

- �Qui�n es?

Me pregunt� mientras me lo daba expulsando el humo.

Mi hermana llevaba un pantal�n vaquero ajustad�simo sin
bolsillo y decolorado de f�brica en algunas partes y una camiseta blanca con
unas gafas de sol alargadas de peineta. Sonia llevaba una falda negra corta
encima de un pantal�n negro y un top verde oscuro con forma triangular.

- Es� yo creo que le conoces� �Te acuerdas de Miguel?.. Un
amigo m�o...

- Una amiga tuya, querr�s decir�

Dijo Sonia gui��ndome el ojo izquierdo maquillado de azul con
algo de purpurina.

- Bueno� eso tiene que decidirlo �l� pero yo creo que esta
claro que s�

Miguel nos miraba desde el suelo. Se levant� con la cara roja
de verg�enza. Mi hermana se acerc� a m�.

- Herma� te� te has quedado a medias�

Yo me mir� la polla y ciertamente estaba todav�a bastante
caliente.

- Venga� termina y despu�s hablamos.

Sonia mir� a mi hermana subiendo las cejas. Como siempre, mi
hermanita haciendo de las suyas.

- Venga� herma, termina�

Yo comenc� a hacerme una paja r�pida mientras Sonia se re�a y
Miguel me miraba ensimismado pensando en sus nuevas experiencias. Cerr� los ojos
y me sent� en la cama. Mi hermana sab�a que aquello no era suficiente, as� que
enseguida la vi que se acercaba con el consolador en la mano.

- Mira, Miguel� eso es un co�o perfecto.

Me introdujo el consolador hasta el fondo con facilidad y
all� comenz� a moverlo dando vueltas� como sab�a que me gustaba.

Sonia se acerc� y me meti� un dedo en la boca. Notaba su
anillo plateado junto con mi lengua y me excit� m�s.

- Miguel� ven aqu�

Miguel se acerc� todav�a con la polla dura y vi por el espejo
como mi hermana le tocaba la entrepierna.

- Ch�pasela� venga� hazle una gran mamada� como una buena
t�a� como lo har�amos nosotras�

Miguel pareci� que dudaba pero en unos segundos not� como me
mamaba la polla de forma salvaje. Mi hermana me cogi� la mano, me dio el
consolador y ella y Sonia se fueron hasta la puerta.

- Ohh� vaya dos zorritas que tenemos aqu� venga� vamos�
ch�pasela entera� y Yolanda� tu hasta el fondo�

La voz de mi hermana me pon�a a mil� y Miguel lo estaba
haciendo muy bien para ser la primera vez que chupaba una polla�

Sin avisarle me corr� en su cara aposta mientras el se echaba
para atr�s y se corr�a a la par. Termin� y al darme la vuelta vi que Miguel se
limpiaba los labios de semen relami�ndose como yo la primera vez. �ramos todas
iguales, lo odiamos hasta que lo probamos, me dije.

- Bel�n, eres una guarra�

Sonia y ella se rieron.

- No� herma� vosotros necesit�is siempre un empujoncito�
�verdad Sonia?

Sonia asinti�.

- Bueno� �y tu Miguel?... �Mi hermanita te ha metido en esto
o eras otro reprimido que se hac�a pajas visti�ndose con mis braguitas?

- Bel�n� joder� para ya� Miguel� bueno, �l creo que era como
yo� lo que pasa es que no se hab�a atrevido nunca�

Miguel se levant� y se sent�. Estaba como ido mir�ndose al
espejo.

- Miguel�

Mi hermana le sac� de donde estuviera.

- �Ha sido la primera vez?

Miguel asinti�.

- No� no se lo dig�is a nadie� por favor�

Mi hermana me mir� y mi gui�� tambi�n el ojo izquierdo.

- Miguel� no diremos nada� porque no hay nada que decir� tu
eres una mujer como mi hermanita �verdad?, como nosotras, no tienes que tener
miedo de nada.

Miguel me mir� confundido.

- Miguel� ya te dije que mi hermana molaba un huevo.

Mi hermana se acerc� de nuevo a Miguel y le pas� su mano por
la cabeza. Se encendi� un cigarro y le dio un beso en la mejilla.

- �Y has pensado tu nombre de t�a?...

Miguel neg�.

- Yo en cuanto entr� vi que ten�as cara de� Tania� si, eso es
Tania. Me encanta buscar nombres para vosotras.

Yo sonre�. Tania le quedaba muy bien y era un buen nombre.

- �Te gusta Tania?

Miguel asinti� sin mirarnos.

Mi hermana se levant� y sali� por la puerta con Sonia.

- Me parece genial que tengas una amiguita, Yolanda, pero
antes dos cosas: Mi ropa es mi ropa� incluida esa puta camisa negra que llevas
puesta, as� que si quiere ropa, os vais de compras juntitas como hice yo
contigo. Y segundo� espero que esto no sea una epidemia� que ya sois dos del
mismo grupo que deciden pasarse a nuestra orilla� joder, espero que mi �ngel no
acabe siendo la cuarta.

Sonia solt� una carcajada y sali� con mi hermana del cuarto.
Yo me arrodill� enfrente de Miguel, o Tania.

- �C�mo estas, preciosa?

Miguel me mir� con los ojos vidriosos.

- Joder� es.. es incre�ble�

Le toqu� la cara con las u�as.

- No� Tania� lo incre�ble est� a�n por pasar� necesitas
aprender muchas cosas� cosas que solo las vas a aprender en la calle� porque
nosotras somos t�as, y las t�as salen de compras� salen a ligar� Vamos a ser
perfectas�

Tania se levant� y se estir� el pantal�n. Tir� los hombros
para atr�s y sonri�.

- Ya me gustar�a tener una hermana como la tuya.

Sonre�.

- Me tienes a mi, Tania� vamos a ser grandes amigas� sobre
todo cuando te cuente como lo vamos a pasar a partir de ahora� si me quieres
acompa�ar en el viaje�

El se encendi� un cigarrillo.

- Me siento� me siento tan bien� joder� ten�a que haberlo
hecho antes�

Me puse a su lado sonriendo. Est�bamos muy bien las dos.

- Tengo que ense�arte como se maquilla una, y adem�s te
tienes que organizar para ser Tania sin levantar sospechas. Pero eso mas tarde�
porque yo estoy decidida a ser Yolanda para siempre..

Miguel, Tania, me mir� de nuevo.

- �Para� para siempre?... pero para eso hay que operarse�
�vas� vas a�?

Yo sonre� y le di un beso en la mejilla toc�ndole el culo.

- No aguanto m�s como, Miguel� a ti te pasar� lo mismo�

Fui al ba�o dej�ndole disfrutar de su nueva vida a solas
mientras recordaba la pagina aquella de Internet donde informaban sobre las
operaciones y todos los costes. Era much�simo dinero, pero siempre hab�a una
soluci�n. Adem�s, las dos est�bamos muy buenas y en cualquier lugar del mundo
habr�a siti� para dos bellezas� dos bellezas como Tania y como yo, Yolanda.

Bueno, otra entrega m�s de Yolanda� y van� cinco. Espero que
os gusten, bueno, se que a algunos os est�n gustando porque me lo dec�s� gracias
por vuestros mensajes de �nimo� esto es para vosotros. Como siempre, para
cualquier cosa que quer�is comentarme a m� o a Yolanda:
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO