Una chica de mi pueblo llamada Silvia tiene fama de ser
bastante golfa. La verdad es que un poco provocadora s� que es. Es guapa,
bajita, rubia y con cara de ni�a modelo, de las que no han roto un plato en su
vida. �sas, sin duda, son las peores, porque todo lo que aparentan de buenas y
castas, luego lo son de pendones y zorras. A Silvia le traicionaba un poco su
voz de camionero, demasiado grave, producto de los frecuentes gritos que da en
las fiestas y de la cantidad incalculable de limonada y sangr�a que bebe en
ellas. Precisamente la leyenda sobre una de sus aventuras sexuales se desarroll�
en estas fiestas. Y como toda leyenda, aunque no se sabe con certeza cu�l, es
seguro que una parte de verdad hay escondida.
Si creemos a los testimonios mayoritarios, varios quintos de
un pueblo cercano, paladines de las m�s innobles borracheras, fueron invitados a
las fiestas de nuestro pueblo para que dieran rienda suelta a su simpat�a y
fogosidad en el baile y en las pe�as. En una de ellas tuvo lugar la siguiente
conversaci�n. Varios mozos locales hablan con otros tantos for�neos sobre el
sexo d�bil:
Pues yo me tuve que ir a Garcill�n a follar, porque aqu�
en el pueblo no chiscamos con ninguna. �
�Qu� pasa, son unas estrechas? �
S�, bastante. Tienen candado en el chocho las muy putas.
�
�Bah! En Labajos no tenemos esos problemas. All� son muy
abiertas. Y si no quieren follar, las secuestras, te las llevas al pajar y
te las tiras ah�. �
Ya podr�ais haberos tra�do unas cuantas de �sas para
animarnos. �
Os dir� lo que podemos hacer: nosotros os prestamos a
algunas nuestras y vosotros nos dej�is tirarnos a la m�s guarra de las
vuestras. �
�Qu�? �Tir�rosla todos? �
S�, �qu� pasa? �
Nada, nada. �
�Cu�l es la m�s puta aqu�? �
Todos los del pueblo dijeron a la vez:
�La Silvia! �
En esos momentos Silvia estaba en su casa arregl�ndose para
salir a "ligar". Llamaron a la puerta.
�Ya voy! �
Fuera estaban los chicos del otro pueblo acompa�ados por los
"ind�genas". Entre todos convencieron a Silvia de que fuese con ellos a los
atrases, que le iban a ense�ar un regalo. Silvia, bastante incauta y confiada
accedi�. Le pon�a cachonda irse con chicos mayores, y m�s si eran muchos. Era
una calientapollas de mucho cuidado.
Pues ya hemos llegado... �
�D�nde est� mi regalo? �
Aqu� mismo... �Sujetadla! �
Sobre la indefensa muchacha cayeron doce manos que la ataron
a unos ganchos en una pared. Silvia se asust� mucho y empez� a chillar, por lo
que el m�s precavido le tap� la boca y le pidi� que se calmase, que no la iban a
violar, s�lo se iban a divertir un poco.
Todos se bajaron las cremalleras de los pantalones y ante los
alucinados ojos de Silvia, que intentaba zafarse de las ligaduras, seis pollas
tiesas la apuntaron.
Cuando acabemos, no se te olvide darle las gracias a los
chavales de tu pueblo por dejarnos gozarte. �
�Ser�n cabrones! �
Se empezaron a masturbar delante de ella, dici�ndole
groser�as. Eso les excitaba a�n m�s, as� que compet�an en zafiedad y vileza en
sus insultos.
Te vamos a llenar de leche, hija de puta. �
Voy a pringarte de lefa hasta las cejas, so cabrona.
�Guarra! Me pones mazo de bruto. �
Si te meto la polla te abro las costillas y te hago
cosquillas en la campanilla. �
Vas a terminar vomitando semen, maldita perra. �
�Mira, mira c�mo lo tengo de hinchado por tus tetas! �
Seguro que tienes el chocho pelado como las putas de
Garcill�n. �
�A cu�ntos t�os se la has chupado en tu vida? �
�Zorra, m�s que zorra! �
Te voy a medir las curvas con el capullo. �
De tanto que te vamos a manchar, te van a salir costras
de leche. �
Silvia se hubiera corrido si le hubiesen rozado el co�ito.
Que tantos chicos le dijeran lo puta que era le resultaba extra�amente grato.
Pero como no quer�a dar la impresi�n de ser una redomada guarra desviaba la
mirada y cerraba los ojos al tiempo que chillaba diciendo:
�Cerdos! �Hijos de puta! �
As� no se sent�a tan culpable de disfrutar siendo humillada.
Por el rabillo del ojo ve�a los deseados penes sacudidos por los mancebos
sementales y rogaba para que se corriesen encima.
Las quejas e insultos de Silvia fueron contraproducentes,
pues enloquecieron a los chicos, que renovaron br�os en sus respectivas
masturbaciones y cargaron las lenguas de insultos y groser�as extremas, lo cual
a su vez pon�a a Silvia m�s y m�s caliente.
Al fin uno de los muchachos no se pudo contener y le rasg� la
camiseta a Silvia, para arrancarle inmediatamente el molesto sost�n. Las tetas
estaban p�lidas, pero resultaban absolutamente apetecibles.
En menos de un minuto todos los chicos se corrieron sobre los
pechos de Silvia, que aunque lo deseaba, no se atrev�a a mirar. Sent�a los
chorros de leche correrle por el abdomen.
�Te ha gustado, chata? �
Silvia reaccion� con un escupitajo y una mueca de desprecio
hacia el cabecilla de sus "admiradores". Mal hecho. Como castigo la dejaron
atada al poste hasta que su madre, a la ma�ana siguiente, la descubri�. Entendi�
enseguida lo que hab�a sucedido, pero entre que Silvia no quer�a delatar a sus
amados "violadores" y que si los denunciaba todo el pueblo lo sabr�a, lo �nico
que hizo fue echarle la bronca a la descocada de su hija, cuya actitud
provocadora la hab�a metido en tama�a aventura sexual forzosa.