Relato: Huida en el bosque Me encontraba corriendo a trav�s del bosque, mis l�grimas me
nublaban la visi�n, me ca� de bruces contra el suelo, pero me levant�, segu�
corriendo, no me pod�a parar, ten�a que correr y correr, sino ellos me pillar�a
y ser�a mi fin.
No pod�a dejar de mirar atr�s, o�a mil ruidos a m� alrededor,
pero mis ojos no alcanzaban ver nada, segu�a corriendo, sin rumbo, sin saber a
donde ir, mir� una vez m�s hac�a atr�s, no hab�a nadie, me gir� y sent� un gran
dolor en mi cabeza, me hab�a golpeado contra un �rbol, y�.
No recuerdo cuanto tiempo estuve inconsciente, pero fue el
suficiente como para que ellos me atraparan, me hab�an atado desnuda a un �rbol,
mir� hac�a abajo, y vi mi preciosa melena rojiza en el suelo, me hab�an cortado
el pelo, comenc� a llorar como una ni�a, mis l�grimas resbalaban hasta el final
de mis mejillas para acabar cayendo en mis pechos, estaba atemorizada, no sab�a
que pod�a pasarme, de nada val�a gritar, nadie me oir�a, estaba en un bosque
perdida de la mano de dios, y el rezar no me iba ayudar, a si que me puse a mal
decirlo todo, �por que a mi?,� por que yo?, tan mal me hab�a comportado, como
para merecer tal castigo? Esas y un mill�n de preguntas m�s, eran las que me
asaltaban en mi mente, no pod�a ser, parec�a todo sacado de una pel�cula,
aquellos asquerosos hombres, aquel lugar, yo, no, no pod�a ser, no era verdad,
todo era un sue�o, s�, un maldito y asqueroso sue�o.
L�stima que no me despert� a tiempo y tuve que vivir como
aquel asqueroso y seboso viejo, el cual pod�a haber sido mi padre, me sobaba las
tetas con sus sucias manos, mientras que el cerdo del hijo que rasuraba mi sexo
con una navaja antigua de afeitar, era una situaci�n inimaginable en mi cabeza,
si me mov�a, me pod�a corta y si no lo hac�a el mugriento viejo verde se
beneficiaba de mi, de mi juventud, de cuerpo� la rabia y la impotencia cada vez
eran mayores, cada vez m�s ahogadas en un grito interior, que el nudo de mi
garganta no dejaba salir.
Una vez me tuvieron rasurada bajo hasta mi sexo y lo lami�,
mientras que le dec�a a su hijo:
Ves hijo, as� lo tienen las putas, bien limpito, para que tu
puedas disfrutar de �l, anda ven ac�rcate y pru�balo, seguro que a esta zorra le
gusta.
Diciendo eso el cabr�n se acerco hasta m� y me separo las
piernas, para poder lamerlo mejor, me sent� sucia, humillada, despojada de toda
autoridad, en mi mente no paraba de repetirse un no, no, no, hasta acabar siendo
un no por favor.
No sent�a ning�n tipo de placer, eran m�s las ganas de
vomitar que ten�a, que el placer que el cerdo aquel intentaba provocar en mi.
�Qu� guarra, no te gusta que mi hijo te come el co�o?, por
que si es eso, puedes ser t� la que nos coma la polla, �seguro que te gusta m�s,
eh perra?
Y diciendo eso, me solt� del �rbol mientras que su hijo me
cog�a del cuello intimid�ndome con la navaja, estirando del cabello y
oblig�ndome a ponerme de rodillas ante �l, tuve que bajarle la cremallera de los
pantalones, y sacarle aquel trozo de carne fl�cido, me pego otro estir�n de
pelos que me obligo a abrir la boca para pegar un chillido de dolor, que el hijo
de puta ahogo con su polla, era asqueroso, ten�a nauseas, no pod�a dejar de
llorar.
Zorra como no dejes de llorar, te reviento.
Sent� una patada en mi vientre que hizo doblarme en dos,
mientras que escup�a la polla de aquel capullo de mi boca, me doli� mucho pero
por otra parte me sent� aliviada por no tener que chup�rsela aquel cabr�n.
Pero el resultado fue peor, por que tuve que chup�rsela al
viejo seboso, el cual la ten�a empalmada, cosa que me extra�o, no entend�a como
su hijo 25 a�os m�s joven que �l, no la tuviese, pero de todas formas aquello
estaba resultando una pesadilla.
Me la meti� en la boca y comenc� a chup�rsela, era muy grande
y gorda como para poder met�rmela toda en la boca, pero el hijo de puta me la
met�a hasta el fondo, toc�ndome la campanilla y creando en mi unas arcadas
impresionantes, mov�a sus caderas para adelante y para atr�s como si me follara
por la boca, mientras que su hijo se estaba entreteniendo meti�ndome un dedo por
el co�o, la cual cosa me hizo da�o en un principio, ya que, no estaba lubricada,
pero el muy perro empez� a lamer mi cl�toris e hizo que en poco tiempo aquello
me resultar� m�s placentero, tanto que comenc� a chup�rsela a aquel viejo como
si fuera una verdadera puta.
No s� en que momento deje de sentirme violada, y empec� a
sentir placer con lo que aquellos desquiciados me hac�an, pero sab�a que si no
colaboraba era peor, por que la que ten�a todas las de perder era yo, as� que
empec� a ceder y dejarme llevar en aquel juego, sin pensar en nada, s�lo
actuando como si realmente fuera un trabajito, que ten�a que hacer una mujer de
la calle.
Mientras pensaba esto segu�a chup�ndosela al viejo, el hijo
empez� a meterme un dedo por el culo, me hizo da�o, as� que por un momento deje
de chup�rsela al viejo. Su c�lera se reflejar� en sus ojos, golpeo a su propio
hijo, era una situaci�n absurda, lo que menos se me hab�a pasado por la cabeza
es que lo golpear� a �l. Pero hubiera preferido que no hiciera, ya que, lo que
o� despu�s me dejo helada.
Tu s�lo tienes permiso para darme a m� por el culo, as� que
ni se te pase por la cabeza querer encular a esta zorra.
Mis o�dos no daban cr�dito a lo que estaba oyendo, el joven
se levanto del suelo y se coloco delante de m� para que se la mamara, mientras
que el viejo sin esperar ni un minuto, me la meti� de una embestida por el culo,
dios m�o, cre� morirme de dolor, grite, mientras que de mis ojos ca�an
lagrimones, comenz� a bombearme salvajemente, cre� que me part�a en dos, mis
gritos no clamaban mi dolor, y no fue hasta pasado un buen rato ese dolor
comenz� a ser placentero, cuando��. Riiiiiiiiiiinnnnnnngggg,
riiiiiiiiiiinnnnnnnnnngggggg, riiingggggggg, dios, me hab�a quedado dormida.
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Relato: Huida en el bosque
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