La relación entre mi padrastro
y yo un nunca ha sido buena, solo educada, así que cuando mi madre
me pidió como un favor especial que lo acompañara a un viaje
de negocios al interior del país, tuve que aceptar, más por
compromiso hacia ella que por cordialidad hacia él.
Carlos mi padrastro, mide 1.78 y
pesa 75 kgs, es de contextura fuerte, a sus 54 años se conserva
muy bien y tanto sus canas como sus grandes entradas, lo hacen muy atractivo
a las mujeres. Yo, a los 24 años, mido 1.74 con 68 kgs. de peso,
muy blanco y lampiño.
El viaje de 12 horas desde Caracas
se me hizo interminable ya que nos deteníamos solo para poner gasolina
y comer. Al llegar, lo único que quería era dormir. En el
hotel nos asignaron una habitación con cama doble como única
opción que había disponible. Mientras bajé a tomar
algo, él se bañó y se acostó, al regresar a
la habitación la encontré a oscuras, solo con la luz de la
TV. Sin hacer ruido me duché y regresé a acostarme a su lado,
asumiendo que estaba dormido con la televisión encendida. Estaba
tan cansado que no tardé en dormirme, imagino que había pasado
como 1 hora cuando sentí alguien sobre mí tratando de bajarme
los shorts con los que dormía, al despabilarme me di cuenta que
era Carlos que estaba ordenándome que hiciera silencio. Lo único
que atinaba a decirle es que se detuviera, que por favor yo no quería
hacer nada y que solo quería dormir. Me miró a la cara y
me dijo que lo complaciera o que le diría a todos, y sobre todo
a mi madre, que había tratado de seducirlo, y que me atuviera a
las consecuencias.
No me quedó otro remedio
que ceder. Me desnudé y me ordenó servirlo como lo haría
una puta, acto seguido me volteó y me escupió en el culo,
a la vez que se echaba saliva en el pene, luego comenzó a penetrarme,
al comienzo lo iba haciendo despacio, luego de un solo golpe introdujo
su guevo de 18cm y sentí que me partía en dos. Yo lloraba
a medida que me cogía y mientras me pasaba el dolor, este era sustituido
por una mezcla de placer con vergüenza e impotencia. De repente me
dijo al oído: " Basta de actuar como niño, quiero que
me des placer siempre que lo desee". Estuvo cogiéndome como
por 15 minutos, mi culo iba cediendo poco a poco, yo mismo me abría
más para que su guevo entrara a su placer, empecé a llevar
su ritmo el cual iba aumentando en intensidad hasta que sentí su
ardiente leche dentro de mí.
Me sentía perturbado y usado.
No sabía que decir, pero él sí, me dio tres instrucciones
precisas: Siempre tenía que estar a su disposición día
y noche, no debía acabar sino cuando él me lo ordenara y
por último no me debía acostar con más nadie.
Esa noche me cogió 3 veces
más, su cuerpo masculino algo peludo y sudoroso sobre mi espalda
me hizo sentirme como su puta y que él me dominaría desde
ahora...
Continuará
Towers