Cuando Alberto mi marido, lleg� esa noche, yo estaba
satisfecha, Fernando me hab�a hecho gozar lo suficiente. Pero el hecho de que
Alberto llevara la botella de cava y el vestido y adem�s de que me dijera que
esa noche nos divertir�amos, me puso otra vez caliente y de buen humor, el sexo
me gusta mucho, pero me siento mejor cuando esta �l.
Fernando le sirvi� un trago de tequila a Alberto y pregunt�
que cuales eran sus planes, mi marido le propuso un lugar para ir a bailar. Dijo
que le encantar�a y yo por mi parte estaba puest�sima, pues me encanta salir.
Fer se meti� al ba�o, yo fui a sentarme al lado de mi marido, me abraz� y me
empez� a besar el cuello. Hueles a puta, me dijo, yo le dije que no era cierto,
que no ol�a a puta, sino a su puta y lo bes�. Me dijo que esa noche quer�a
disfrutar mucho vi�ndome y que yo ser�a la pareja de Fernando y que el solo
ser�a nuestro acompa�ante. A mi la idea me encant� y le dije que me iba a ba�ar
con mi pareja y que tomar� las cosas con calma. Fernando se sorprendi� un poco
al verme entrar a la regadera y me abraz�, me acarici�, me bes� y me ba�� y yo
me deje hacer todo disfrut�ndolo.
Me puse el vestido que Alberto me llev�, era un vestido negro
de tirantes, de seda negra, corto, muy corto, que me hab�a regalado tiempo atr�s
y que s�lo me hab�a puesto en nuestra casa, me hubiera gustado no ponerme nada
debajo, pero no quer�a arruinar el vestido con mis fluidos y me puse la tanga
toda h�meda. Cuando sal� a la sala, los piropos no se hicieron esperar, la
verdad, en otras condiciones no me atrever�a a salir as�, pero como estaba bien
cachonda y con mis dos hombres no me importaba nada. Brindamos, platicamos un
poco y salimos. Alberto le dio las llaves del auto a Fernando y me abri� la
puerta del acompa�ante, el se subi� en el asiento trasero y yo le respond� el
gesto con una sonrisa.
Llegamos a un antro por la colonia Roma, un lugar
peque��simo, de m�sica cubana. Entr� del brazo de Fernando y Alberto atr�s de
nosotros. El lugar estaba a reventar, por lo que estuvimos un tiempo parados, yo
siempre pegada a Fernando y a veces nos tom�bamos de la mano y otras el me
tomaba de la cintura. Nadie le dijo nada del plan, pero �l como si se supiera
perfectamente el papel. Pedimos unos tragos y como por arte de magia conseguimos
una mesa.
Saqu� a bailar a Fernando y nos quedamos platicando sin
volver a la mesa un buen rato, cuando terminaban las melod�as nos tom�bamos de
la mano e incluso lo bes�, ah�, en p�blico. Regresamos a la mesa y Alberto
estaba platicando con un tipo muy animadamente, nos lo presento como un conocido
y a nosotros como la pareja de la que te platiqu�. Fernando como que no entendi�
y yo como que sospechaba que se tra�a algo entre manos. Estuvimos platicando un
rato hablando del lugar y de la m�sica y cuando la orquesta volvi� a tocar,
Ra�l, as� se llamaba el conocido de Alberto, le pidi� permiso a Fernando para
bailar conmigo, este asinti� y yo me pare a bailar. Ra�l bailaba estupendo y a
veces se me pegaba demasiado, yo volteaba a la mesa y ve�a a Fernando un poco
serio y a Alberto francamente divertido, ahora hab�a entendido claramente cuando
nos dijo que nos �bamos a divertir. Se puso una canci�n lenta y Ra�l me tomo en
sus brazos, yo me deje llevar, me apretaba la cintura y me pegaba su verga que
para ese entonces se sent�a dura. Se ve que algo lo ten�a excitado, por una
parte yo, pero por otra seguramente lo que le hab�a dicho Alberto, pues me
pregunto como queriendo una confirmaci�n, si a mi esposo no le molestaba que
bailara as� conmigo.
Yo le dije que no, que ten�a permiso para todo, el se sonri�
y me acaricio levemente el brazo. A mi me divert�a much�simo que cuando el se
refer�a a Fernando, yo le contestaba pensando en Alberto. Cuando regresamos Ra�l
y yo a la mesa, Fernando ya estaba m�s relajado, yo me sent� a su lado y lo
bese, le pregunte al o�do que si estaba celoso, el sonri� y me dijo que Alberto
le hab�a platicado y que sab�a que todo se trataba de un juego, que el me quer�a
con afecto de amigo y que no hab�a podido evitar molestarse ante la intrusi�n de
otro en el juego. Ah� comprend� la suerte de vivir con un hombre como Alberto.
Baile varias veces alternando entre Fernando y Ra�l, mientras
Alberto s�lo me miraba. Yo estaba a esas alturas muy caliente, fui al tocador y
me quit� la tanga, me sent� junto a Alberto y se la di bajo la mesa, pero este
la rechaz� y me indic� con un gesto que a quien deber�a de d�rsela era a
Fernando. Me cambi� de lugar y se la entregue a Fernando sin ning�n pudor y le
ped� que nos retir�ramos. Pidieron la cuenta, Alberto invito a Ra�l a seguir la
parranda y este acepto gustoso. Yo como ya present�a lo que me esperaba estaba
emocionada.
Fernando me llevaba abrazada y yo cada que ten�a oportunidad
le tocaba su verga que para ese instante ya la ten�a parada. Subimos al auto, yo
con mi pareja y Alberto y Ra�l atr�s. Al entrar al departamento el anfitri�n nos
invito unos tragos, yo me sent� a su lado, Alberto y Ra�l enfrente admirando mis
piernas. Fernando puso m�sica y yo saqu� a bailar a Ra�l. Le sub� los brazos al
cuello y me le pegu� lo m�s que pude, el sab�a que en ese momento estaba a su
disposici�n y me tom� de la cintura con fuerza y me beso en el cuello. A partir
de ah�, nos empezamos a cachondear abiertamente. Para la siguiente melod�a
Fernando me saco a bailar y me pidi� que me quitara el vestido, as� baile con �l
y as� baile con Ra�l. A este le ped� que se desnudara y al ver su rica verga, me
la met� a la boca. Fernando aprovecho para ponerse atr�s de m� y me la meti� de
un solo golpe. En esos momentos yo me dejo llevar y no me preocupo por nada,
solo por el goce, pero se que Alberto me cuida.
Me concentro en mi placer, en el goce de tener dos vergas
para m�. Fernando se vino al mismo tiempo que yo. Hice que Ra�l se viniera,
retirando su verga de mi boca cuando sent� que se le pon�a m�s dura y tall�ndola
en mi pecho hasta sentir su semen.
Alberto nos ofreci�, algo de tomar, todos aceptamos gustosos,
a m� me encanta hacerlo as�, coger, venirme una o varias veces, descansar, tomar
la copa, bailar y otra vez volver a que me cojan. Me gusta andar desnuda entre
hombres con las zapatillas puestas, me siento como prostituta, y eso me
calienta.
Fernando y Ra�l me tomaron de las manos y me llevaron a la
cama, Alberto se quedo en la sala y despu�s apareci� con botellas y los vasos de
nuestros tragos, se sento en la cama y me empezo a acariciar las nalgas con
suavidad mientras Ra�l me la met�a en el co�o y yo le mamaba la verga a
Fernando. Alberto me dijo que me pusiera en cuatro, me puso crema y me empez� a
meter un dedo por el culo, despu�s otro y creo que otro m�s, mientras Ra�l me
acariciaba mi vagina. Sent� que los dedos se retiraban y una verga se introducia
en mi cuerpo.
Ra�l me la estaba metiendo toda, Alberto me acariciaba el
cl�toris y Fernando me la met�a en la boca, yo me vine como nunca, era la
primera vez que otro que no fuera Alberto me la met�a por el culo, era la
primera vez que estaba con tres hombres. Sent� que Ra�l se ven�a y apret� su
verga hasta hacerlo decir que ya no, sali� de m� y Fernando dejo mi boca y ocup�
su lugar, la verga que en la tarde se me hab�a hecho grande para mi culito,
ahora entraba con fuerza. Mientras Fernando me cog�a por el culo, Alberto me
observaba parado a un lado de la cama, se acerco a m� y me bes�, me dijo que qu�
quer�a su putita, yo le dije que lo quer�a a �l y por toda respuesta se dio
media vuelta y sali�. Yo me vine otra vez, acarici�ndome y meti�ndome los dedos,
esper� que Fernando se viniera y le ped� que sali�ramos a la sala.
Alberto y Ra�l estaban sentados tomando unos tragos, Ra�l
desnudo y Alberto ya saben, lo saque a bailar y le pregunte qu� si todo estaba
bien, no hay problema alguno, me dijo y agrego, no quieres que te cojan los dos
al mismo tiempo. Nunca hab�a tenido una doble penetraci�n, s�lo una vez lo
intentamos pero como no fue algo fluido lo dejamos por la paz. Le conteste que
si el quer�a verme, yo aceptaba gustosa.
Empec� a acariciar a Fernando, me lo llev� a la cama y me le
monte, pare el culo y sent� la punta de la verga de Ra�l en el culo, se acerco
Alberto y abri� mis nalgas, apenas sent� que entraba me vine, los dos agarraron
buen ritmo y gracias a que la verga de Fernando es grande y no se sal�a pude
sentir placer un par de veces m�s.
Ca� rendida sobre Fernando, lo bes�, me levant� y bes� a Ra�l
y le ped� a Alberto que nos fueramos a casa. Ra�l se quedo sorprendido, nos ve�a
a cada uno de nosotros como preguntando �qui�n es qui�n? y todos soltamos la
carcajada.
Diana C.
Mayo 2002.