Relato: El yerno La tarde dejaba el lugar a las sombras de la noche, al ver a
su hija ve�a que su vida como esa tarde la pon�a de un humor terrible, ya tenia
cuarenta a�os, pese a que todos la ve�an como una mina hermosa y su cuerpo
estaba a la par que esa adolescente vivaracha, que la vino a buscar, no pod�a
dejar de sentir celos, envidia, separada del padre de ella y del amante que por
a�os la mantuvo, no quer�a , no pod�a decirle nada de sus sentimientos a su
"nena", menos en ese momento que le pidi� desde hace dos d�as.
Carlos era el novio de que esa noche iba a presentarle, un
"chico" de 26 a�os, abogado, ambas se pusieron a preparar las cosas , la cena
deb�a ser un �xito, ya la torta de postre estaba en el fr�o , Clara la hizo a la
tarde, la comida de entradas jam�n crudo con porciones de mel�n "roc�o de miel"
y la especialidad de Mar�a Emilia, pastas con crema de hongos regados con vino
blanco chileno.
La novia estaba euf�rica, era el primer novio que venia a la
casa formalmente, al tocar el timbre se abalanz� sobre la puerta, le abri� y lo
abrazo , un hombre unos diez cent�metros m�s altos que ellas, lindo, barba
candado, un aire de intelectual, le cayo bien, esa noche la conversaci�n se
mantuvo en los carriles normales de una presentaci�n formal, al tomar el caf� ,
fue ella Clara que le dijo su edad agregando que parec�a su hermana.
Cerca de la medianoche salieron los t�rtolos , mientras M.E.
se ducho nuevamente, mientras se enjabonaba no le extra�o los deseos de mantener
sexo, jugo con sus dedos en su vagina, al cerrar los ojos imagino a Carlos
desnudo, a punto de terminar la masturbaci�n, ya su imagen penetraba en su ser,
eso si le extra�o.
Paso un mes , una ma�ana del s�bado, como otras veces vino
Carlos por su novia, ella estaba cansada por haber salido con sus amigas la
noche anterior, M.E. le pidi� que la dejara dormir, ya que su mal car�cter
cuando tiene sue�o, es una constante. Agregando si le hacia el favor de
esperarla que se cambiaba para acercarla al centro.
Toda las bater�as de seducci�n se cargaron , era su
oportunidad, pantalones ajustados, ropa al cuerpo, poco maquillaje y una gota de
un perfume victorioso en varias aventuras, produjo el efecto deseado, el la
miraba de reojo, ella para acercarlo y darle animo, lo invito a tomar un caf�,
un "no tengas miedo" de su boca, le aclaro que estaba en pie de guerra, el macho
sali� de adentro de Carlos, acepto la invitaci�n, ante la primera insinuaci�n de
que podr�an hacer algo m�s, ella le dijo sonriendo que el mejor lugar era un
motel en Santo Tom� una localidad vecina, entraron, la pieza tipo colonial, no
era gran cosa, un beso al cerrar la puerta, termino para pedirle Carlos, que lo
tomara como una aventura, ya que su hija era el amor que esperaba.
Ella con su dedo �ndice lo hizo callar, mientras con sus
�giles manos, desabrochaba el cinto en busca del falo deseado, sabiendo que
tendr�an que llegar cambiado se desnudaron prolijamente, tom�ndole el falo con
su mano izquierda lo enfilo a la ducha, abierta y compensada el agua en
confortable lluvia, puso sus manos sobre la pared, el entendi� el envite
penetr�ndola por debajo de sus cachas, fue su primer polvo con una mujer madura,
secando entre ambos los cuerpos , ella se arrodillo, practicando en ese falo sus
saberes de mamadora, los gemidos y la eyaculaci�n a pleno, dec�an que era todo
un �xito de goce.
No pudieron contenerse de usar la cama, colocada en el borde,
el embate del joven, sobre ese cuerpo totalmente entregado, no se hizo esperar,
entrar y salir, entrar y salir, casi hasta el borde, hasta penetrarla toda y
nuevamente la leche dentro de esa mujer.
Cambiada, nuevamente tomo el lugar de suegra, se lo hizo ver,
porque no quer�a perder ese amante, a las dos de la tarde fue a buscar a su
novia, le abri� Mar�a Emilia, qui�n aprovecho a darle un beso en la mejilla y
decirle:
� No te gustar�a otro polvo?
Los novios se fueron y volvieron a la noche, para salir
nuevamente con un grupo de amigos. Al s�bado siguiente, repitieron pero esta vez
el la encontr� en la parada del colectivo "por casualidad", iniciados en un
sesenta y nueve, jineteando su suegra, como una joketa , hicieron la costumbre
semanal.
Ahora casados, ambos buscan y siempre aprovechan las m�s
ins�litas oportunidades, Clara creo no sabe nada, ellos disfrutan , ! viva el
sexo!.
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Relato: El yerno
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