Relato: Belen

Sof�a era una mina muy buena, muy hermosa, muy buena amante. Los a�os de matrimonio con ella pasaron todos viento en popa. Solo hab�a un problema entre ambos que hicieron que lentamente fuera socavando nuestra relaci�n, como esa gota que cae permanente sobre un m�rmol, imperceptible pero constante, termina erosionando.
El problema es que nuestros ritmos sexuales eran muy diferentes, ella era todo pasi�n, era un volc�n, el tema es que cuando se apagaba era dif�cil volver a encenderla. Sof�a ten�a una facilidad incre�ble para el orgasmo, es multi org�smica, cada vez que est�bamos juntos ella era un explosi�n de continuo placer, me dec�a que ten�a seis � siete orgasmos, no entiendo mucho de orgasmos femeninos pero lo cierto es que no actuaba, de eso estoy seguro. Esto suced�a generalmente los fines de semana, cuando ella estaba distendida y pod�a dedicarse solo al placer, pero pasado el momento, ten�a que recargar las pilas y esto generalmente la llevaba hasta el pr�ximo fin de semana. En cambio yo, ten�a mi ritmo, solo uno en cada encuentro, pero al otro d�a quer�a otra vez, y al siguiente, y al que ven�a despu�s.

En resumen, era como que cada uno ten�a una bater�a interna, ella la descargaba de golpe y luego ten�a que recargarse, en cambio yo iba gastando un poquito cada d�a. Cual era el resultado? evidente, en los d�as de semana, por la noche surg�an los chispazos. Hiciera lo que hiciera, ella siempre ten�a sue�o y estaba desganada, en cambio yo estaba hirviendo, a veces ella lo intentaba pero el sue�o la venc�a. Recuerdo varias noches que ella se acurrucaba a mi lado, yo me pon�a siempre mirando al techo y ella de costado, apoyaba su cabeza en mi hombro, pasaba un brazo sobre mi pecho y una pierna sobre las m�as y en instantes estaba dormida, que bronca que me daba! Si hasta la sent�a roncar!!! mientras yo miraba la nada en la oscuridad del cuarto sin poder conciliar el sue�o, mas roncaba y mas me enojaba, si hasta le acariciaba sus curvas para ver si reaccionaba, pasaba mi mano desde su pierna, sub�a por su cadera, bajaba por su cintura terminando en sus pechos, y nada, no reaccionaba!, adem�s siempre usaba unas tanguitas cola less que me volv�an loco, acariciaba su gl�teo hasta donde alcanzaba y as� segu�a hasta que me venc�a el sue�o. Muchas veces lo charlamos, pero no hab�a cambios y as� pasaron varios a�os�. En realidad no se porqu� escrib� todo esto en pasado, si actualmente me sigue pasando.

Bueno, ustedes preguntar�n a que viene toda esta introducci�n, es que justamente a causa de esto le fui infiel, no se si lo justificaba, pero mi constante enojo noche tras noche me fue empujando a esta situaci�n.
El encuentro ocurri� en mi trabajo, hace a�os que trabajo en una aseguradora, en un octavo piso de un edificio c�ntrico, �ramos unas treinta personas, todos oficinistas, mitad hombres, mitad mujeres. Entre las mujeres justamente estaba ella, Bel�n, nunca voy a olvidarla, de tez trigue�a, pelo te�ido de rubio, lacio, siempre se lo peinaba hacia atr�s y se hac�a una colita, nunca la vi con el cabello suelto, ojos color miel y una peque�a naricita aguile�a, de estatura mediana, normal, casi no ten�a pechos, era chata chata, y un culo regordete de anchas caderas, justo, estaba justo para comerlo en ese momento. En las charlas habituales entre hombres cada uno ten�a sus favoritas, Andrea no estaba entre las top, solo a un par de muchachos y a mi nos encantaba.

Ella ten�a un �ngel que no ten�a ninguna otra, era sumamente delicada, femenina, ten�a movimientos de doncella, una voz de tono bajo, muy calmo, siempre con una sonrisa en los labios, en ella era todo paz, todo serenidad, nunca estaba enojada. Ella me atra�a como una sirena atra�a a los marineros, yo sab�a que estaba mal y trataba de evitarlo, Sof�a era muy buena y no se merec�a esto, adem�s luego de tantos a�os de matrimonio yo era una fiera domada, mis garras estaban gastadas y hab�a perdido ese instinto animal, ya no olfateaba a la presa. Adem�s ten�a mas incertidumbres que certezas, como encararla, que decirle, el miedo al rechazo, al papel�n, que dir�an sus amigas, que dir�an mis amigos, sentir�a lo mismo que sent�a yo?, as� pasaban los d�as en una excelente relaci�n, charlas amenas, tan cerca y tan distante a la vez.

Todo empez� de casualidad, un d�a en mi oficina ten�a problemas con las conexiones de mi computadora, as� que me tir� bajo el escritorio a revisar las mismas, de casualidad Bel�n estaba cerca hablando con dos amigas y no pudieron verme, hablaban despacio, con tono reservado, pero lo suficiente como para que pudiera o�rlas, hablaban de hombres como nosotros sol�amos hablar de mujeres. Lo importante de todo y que me qued� grabado fue el momento en que ella desliz� su particular atracci�n por mi, por mis ojos, por mi forma de ser y algunas cositas mas. Esper� a que se fueran para no ponerla en evidencia y evitarle un mal momento, pero la excitaci�n corr�a por todo mi cuerpo y el coraz�n me lat�a mas fuerte que nunca, parec�a un adolescente en su primera cita. Sab�a que en alg�n momento iba a abordarla, pero no sab�a como, ni cuando, ni donde, siempre est�bamos rodeados de trabajo, de problemas, el mail hubiera sido bueno, pero me pareci� poco caballero, un tanto cobarde.

El primer encuentro tambi�n se termin� dando por casualidad y en el lugar menos pensado. Un d�a como cualquier otro me enter� que se quedar�a mas tarde a terminar unos trabajos, rara vez alguien se quedaba, as� que supuse que estar�a sola por lo que �casualmente planifiqu� unos trabajitos�. As� lleg� el momento en que lentamente las computadoras se fueron apagando, la gente se fue yendo, el murmullo dio lugar al silencio, solo quedamos nosotros dos, nadie mas, en la penumbra del atardecer.
Ella parec�a muy compenetrada en sus cosas, yo la miraba de reojo, no sab�a que decir, como arrancar, empezaba en mi mente mil frases y mil excusas que se desvanec�an antes de terminar, el segundero del reloj martillaba mi mente, se me iba el tiempo. Cada tanta ella me miraba por sobre sus lentecitos y yo como un tonto le esquivaba la mirada y me hac�a el distra�do, que hombre!... Pasaron mas de dos horas, se me fue el tiempo, ella apag� su pc, se incorpor� tom� su cartera y su abrigo y comenz� a acomodarse para retirarse.

No pod�a creerlo, tanto planificar para nada, habr� pensado que era un est�pido, la segu� con rapidez, apagu� mi equipo y fui presuroso tras ella que ya estaba en la puerta, en silencio fuimos hasta el ascensor, esperamos sin hablar. Entramos ambos y comenzamos a bajar hasta la planta baja, ambos mirando hacia la puerta, ella adelante y yo un tanto mas atr�s, estaba muy cerca, su perfume invad�a el peque�o lugar, me enloquec�a, mi verga se hab�a endurecido, la respiraci�n se agitaba, el aire estaba denso. Lentamente, pasito a pasito me acerque a ella quien se manten�a inm�vil, tan cerca que nuestras telas se rozaron, la not� excitada, su pecho se hinchaba de aire y exhalaba lentamente, disimuladamente apret� su culo en mi entrepierna, not� mi rigidez, era imposible no hacerlo, nadie hablaba pero tampoco hac�a falta, el ascensor ard�a. Pas� el brazo por sobre su hombro y puls� el bot�n stop, se detuvo entre un par de pisos�

Ella no dijo nada, yo tampoco, solo la tom� como un cavern�cola, apoy� mi mano en su espalda y la inclin� hacia delante hasta que se tom� del pasa manos para mantenerse en equilibrio, con cuidado levant� su pollera hasta la cintura, sus caderas eran incre�blemente anchas, enterr� mi dedo a la altura de su argolla en la media de nylon e hice un agujero de medida conveniente, llegu� a su bombacha y con rapidez la apart� a un costado llegando a su intimidad, ella segu�a en silencio, saque mi verga del pantal�n y se la met� toda hasta el fondo, se la empuj� una y otra vez, con el deseo contenido luego de tanto tiempo, solo se escuchaba el rechinar de la estructura del elevador y sus gemidos, uno tras otro, uno tras otro, sent�a mi pija resbalar ah� dentro, en esa concha inundada de flujo de tanto deseo. No tard� mucho mas, mi pija se fue poniendo mas dura con el esperma que sub�a, ella as� lo sinti�, gem�a mas fuerte, y en uno, dos, tres embates derram� toda mi leche caliente en su interior, hasta la �ltima gota.

Seguimos en silencio, me acomod� r�pidamente, ella tard� un poco mas, se puso nerviosa ante los gritos de una anciana que reclamaba por el ascensor, lo puse en marcha y llegamos a la planta baja, est�bamos un tanto desalineados, transpirados y aun excitados, con la respiraci�n entrecortada, la anciana nos cruz� y nos mir� seria, como adivinando el motivo de la demora, nosotros nos miramos y nos sonre�mos c�mplices, salimos, apenas un �hasta ma�ana� y cada uno sigui� su rumbo. Llegu� a casa, no era muy tarde, silencio, solo una nota sobre la mesa que dec�a: �te dej� la comida preparada, calentala en el microondas, ten�a sue�o, te quiero, un beso�
Al d�a siguiente parec�amos unos j�venes enamorados en la oficina, nos pasamos la jornada chateando, lo mas importante? me dijo que le hab�a gustado mucho, hac�a tiempo que me esperaba y la hab�a dejado re caliente� y que la semana siguiente deber�a hacer extras nuevamente�.

Marcaba los d�as en el almanaque, hab�amos entablado un di�logo mucho mas fluido, lo ocurrido era un secreto solo nuestro, risas, caritas y gestos c�mplices iban de un lado a otro. El Martes lleg� al fin, las horas se hicieron interminables hasta que nuevamente todos empezaron a irse, uno a uno hasta que no qued� nadie. Pens� esperar un poco por las dudas que alguien volviera por algo olvidado, pero ella no ten�a los mismos planes, antes que me de cuenta vino a mi escritorio, corri� todos los papeles y se sent� sobre el, su pollera se subi� naturalmente dejando sus muslos al descubierto, eran impresionantemente bellos, se cruz� de piernas y me mir� fijamente, como esperando que ataque.

As� lo hice, tom� esas piernas y las acarici� desde las rodillas hacia arriba, llegando casi a su entrepierna, esta vez no ten�a medias, segu� un rato, hacia arriba, hacia abajo, ella se inclin� hacia mi boca y me bes� profundamente, y mas, y mas mientras acariciaba mi nuca y mi pelo con una mano y mi pecho bajo la camisa con la otra, mi pija ya estaba dura nuevamente, me acerqu� y uno a uno solt� los botones de su blusa, un peque�o corpi�ito sosten�a sus tetitas. Me llev� la cabeza hacia ellas para que se las chupe, de todas las mujeres con las que hab�a estado esta era sin dudas la que menos pechos ten�a, casi solo sus pezones, pero era solo un detalle, me encantaba tal cual era, le chup� los mismos sobre la tela del sost�n, ella se excitaba con esto, cerraba los ojos e inclinaba su cabeza hacia atr�s, jugaba con mi lengua meti�ndola bajo la tela, lami�ndoles los pechos con dificultad, hasta que ella me separ� de su lado.

Baj� del escritorio y se fue al piso, entre mis piernas, decidida me solt� el cinto, afloj� el pantal�n y sac� mi verga r�gida, se la llev� a la boca y se la devor� de un mordisco, desde mi posici�n solo ve�a su cabellera rubia, no se que me hac�a pero que bien que lo hac�a! Me encantaba como me la chupaba, no quer�a detenerla, me daba la sensaci�n que se la met�a toda hasta la garganta, que placer, ella estaba abstra�da en eso, la verdad es que pens� que me iba a acabar en su boca, me torturaba jugando lentamente, se ven�a la leche as� que pr�cticamente tuve que arrancarla para que la soltara, como a un beb� hambriento que le sacan la teta.

La hice parar, le saqu� la bombacha, le sub� la pollera y la sent� nuevamente en el escritorio, le abr� una pierna a cada lado y su hermosa argolla qued� ante mis ojos, ella se reclin� hacia atr�s apoy�ndose en sus codos, esperando mi boca. Suavemente bes� sus muslos, recorri�ndolos lentamente, acerc�ndome a su intimidad, su concha era grande, era bien conchuda, lam� un rato su pubis, luego fui directo al agujero de su argolla, prob� su n�ctar, hermoso, sublime, delicioso, ella gem�a de placer, baj� un poquito mas, jugu� en su ano, era erotizante, lentamente fui afloj�ndolo con la punta de mi, lengua, volv� a su lugar h�medo y beb� nuevamente de el. Cuando not� que estaba lista y a punto de estallar, la abr� bien con las manos y ataqu� directamente su cl�toris, me com� su botoncito, pacientemente lo recorr�, lo acarici�, con mucha lentitud pero con la suficiente constancia como para que llegara al orgasmo. Ella trat� de separarme pero no la dej�, apret� fuerte sus muslos y ella acab� en mi boca, se contrajo r�tmicamente una y otra vez, gritaba que le encantaba, que siga, que no pare.

Cuando su maremoto termin�, la tir� un poco hacia delante, dejando su concha al filo del escritorio y ah� con fuerza nuevamente la penetr�, como animal, igual que en el ascensor. Deslizaba mi verga en su canal lubricado, ten�a ganas de acabarle, estaba caliente, pero ella me par� de repente y me hizo salir, se par�, se dio vuelta y apoy� su pecho en el escritorio, dej� su inmenso culo directo a mis ojos. Qued� mir�ndola mientras ella se mojaba una y otra ves sus dedos y se los met�a en el culo, jug� un rato, hasta que me pidi� que le rompiera el orto, esas fueron sus palabras, escup� un par de veces mi miembro, me acerqu� y se lo enterr� todo hasta el fondo, si bien sent� su esf�nter apretarme la pija, la verdad es que hab�a puesto nula resistencia. Una vez, dos veces, ya se hab�a acomodado y como me hab�a pedido le estaba agrandando su agujero posterior, yo ya estaba al palo hac�a rato, adem�s gritaba como nunca, me dec�a cosas sucias y mov�a sus caderas r�tmicamente, fue toda una excitaci�n combinada que no pude resistir, mis gritos llenaron el lugar a medida que chorro tras chorro le iba llenando su culo con mi esperma caliente, lo disfrut� como nunca�.

Extenuado me tir� hacia atr�s y me sent� en mi silla de todos los d�as, ella se qued� en la misma posici�n, solo que jugaba con sus dedos en su esf�nter dilatado y provocaba que saliera la leche que hab�a quedado dentro, al tiempo que me miraba sonriente como ofreci�ndome el espect�culo, como un trofeo. Luego de charlar un rato nos cambiamos y nos separamos. Los d�as siguientes fueron muy amenos, nos comunic�bamos por la pc, y nuestra relaci�n iba creciendo, yo notaba que crec�a mi inter�s por Bel�n al mismo tiempo me iba alejando de Sof�a. Pero este amor floreciente no durar�a mucho tiempo, una tarde ella me cit� preocupada, luego del trabajo fuimos a tomar un caf�, ah� fue que me cont� con l�grimas en los ojos que estaba perdidamente enamorada de mi, pero le hab�a salido una oportunidad que no pod�a rechazar, una beca de estudio y trabajo en el otro continente, cruzando el �ceano, sus palabras fueron una daga directo en mi coraz�n, pero deb�a dejarla partir, ella era bastante mas joven que yo y ten�a derecho a buscar su futuro.

Seguimos intercambiando mails a la distancia, pero con el correr del tiempo fueron haci�ndose cada vez menos constantes, mas espaciados hasta pr�cticamente perder su rastro, supe que se cas� y tuvo dos hijos. Mi relaci�n con Sof�a sigue como siempre, pero el recuerdo de Bel�n late en mi coraz�n, la herida de su partida aun no ha cicatrizado, si hasta hoy cuando estoy trabajando en mi escritorio, me parece ver sus grandes muslos y su culo marcados ah� arriba, paso la mano y huelo, creo reconocer impregnada su fragancia de mujer�.



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