Papito me castigaba.
Cuando yo ten�a como 16 a�os, mi papito no hac�a m�s que
aprovechar las ocasiones en que estaba solo conmigo en casa, para disfrutar de
mi cuerpo y de mi verg�enza e inocencia de ese momento. Aprovechaba
para humillarme cada vez que pod�a, pues eso le fascinaba. Hab�a un
castigo que le gustaba mucho y normalmente lo llevaba a cabo cuando me hab�a
visto con alg�n compa�ero de la escuela, noviecito, d�ndome un beso en la boca o
abraz�ndome con �l, sin haber hecho nada realmente malo.
Me comenzaba a decir que estaba muy enojado conmigo y que yo
me hab�a comportado como una zorrita con mi novio, bes�ndome en la calle, frente
a la gente, como putita. Yo sent�a en sus palabras mucho morbo y me hac�a
sentir realmente sucia y mala, pero lo que me hac�a despu�s era aun mucho peor.
Primero me ped�a que me quitara mi faldita de la escuela y mi
tanguita, y me hac�a mostrarme as� frente a �l, mientras �l estaba sentado en su
sill�n de lectura. Me dec�a que si no obedec�a me iba a dar una tunda en
ese culo gordo que ten�a ya y yo prefer�a la humillaci�n al dolor. Me
ped�a que fuera a la cocina a por unos hielos, as� sin nada abajo y que
regresara con ellos.
Cuando llegaba, me ped�a que se los diera y que me abriera mi
blusita y me jalara mi bra hacia arriba para dejar mis pechos al aire,
mostr�ndoselos. Entonces me ped�a que caminara lentamente hacia �l,
despacito, para que pudiera ver bien la putita que ten�a por hija. Eso me
hac�a sentir muy mal, me sent�a muy sucia, pero al mismo tiempo sent�a un calor
que no conoc�a en mi conchita y sent�a como se me iba mojando de a poquitos.
Yo le ped�a que no hiciera eso, que no me hiciera sentir as�
y me callaba y me hablaba fuerte dici�ndome que yo lo ten�a que obedecer en todo
como buena nenita para que �l me perdonara por ser zorrita desde chiquita.
Y como no quer�a que mi papito estuviera enojado conmigo, obedec�a. Desde
entonces, me gusta ser obediente y sumisita, como era con mi papito.
Cuando ya me ten�a cerca, comenzaba a pasarme hielo por mis
pezones, dejando que este se derritiera en ellos, moj�ndome las tetas, que
todav�a no eran muy grandes, pero estaban duritas y sabrosas. Mis pezones
se paraban por completo y entonces el comenzaba a lamerlos y morderlos, a
chuparlos bien rico, disfrut�ndolos como ningun hombre lo ha hecho. Yo
luchaba entre el gusto y el placer, contra la sensaci�n de estar siendo usadita
y estar haciendo algo que estaba muy mal, pero mi papito no le importaba lo que
yo sent�a, el solo me disfrutaba y punto. Me agarraba mis pechos, los
apretaba, los manoseaba y me dec�a que poquito a poquito me iba portando como
una ni�a buena que se deja hacer por su papito.
Despu�s, me sentaba en su sill�n y me abr�a las piernitas.
Ah� en mi conchita, tambi�n me pasaba los hielos y mientras lo hac�a me iba
dedeando suavemente, provocando que yo me mojara m�s y m�s, sin poder controlar
esa excitaci�n y queriendo ya que �l me hiciera todo lo que quisiera. Me
dec�a que yo era muy cachorrita, que nunca pens� que su hijita fuera a salir as�
y se le fuera a antojar castigarla mucho mucho.
Se arrodillaba frente a m�, me abr�a m�s las piernitas y con
su lengua, comenzaba a lamer suavecito, de arriba a abajo, meti�ndome las manos
en mis nalguitas, apret�ndolas y aprovechando para abrir con sus dedos mi co�o,
para que quedara a su entera disposici�n. Y me chupaba todo lo que quer�a,
haci�ndome gemir sin parar, disfrut�ndome toda, ense��ndome que una nenita est�
para darle placer a su papito y a los hombres, que para eso est�, para ser
disfrutada y usada al antojo. Me lam�a, me pasaba la punta de la lengua
por mi cl�toris, me met�a la lengua en mi rajita y me hac�a retorcerme de
placer, sin lastimarme, pero humill�ndome lo m�s que pod�a.
Hasta que no me provocaba un orgasmo, no dejaba de chuparme
el co�ito, apretarme mis pechos ricos, sub�a a mis pezones, me besaba, me
chupaba, me succionaba y bajaba de nuevo a mi conchita, hasta que me hac�a
explotar y no dejaba de hacerlo a menos que lo consiguiera.
Me dejaba temblando, mojada, medio desnuda, tirada ah� en su
sill�n y me ped�a que me levantara. Me daba unos buenos apretones m�s de
tetas, unos buenos pellizcones a mis nalgas, me dedeaba otro poquito m�s y me
dec�a que me fuera a mi cuarto y me vistiera, porque mam� ya no tardaba en
llegar y no quer�a que ella se diera cuenta de lo que hac�a conmigo.
Despu�s, me daba un besito en la frente y me perdonaba por
haber sido zorrita con alguien m�s que no fuera �l. Ay mi papito, no saben
cu�nto me disfrut� y c�mo me ense�� lo que debo hacer para que no se enoje
conmigo un hombre. Aprend� a ser una perrita caliente, sumisa y obediente,
como debe de ser.
Escr�banme, com�ntenme, que me hacen poner bien rica.
Afrodita.