Hola, me llamo Alejandro y os voy a contar una historia que me sucedi�. Ten�a
23 a�os entonces y ya estaba saliendo con Margarita, aunque s�lo llev�bamos unos
meses. La protagonista de esta historia se llama Rosa y la conoc� en 2� de
Carrera. Somos de Historia. Ella hac�a un a�o que sal�a con Roberto, su novio.
Nos hicimos amigos ella y yo e hicimos trabajos juntos y nos pasamos apuntes y
todo muy bien. Ambos no ten�amos muchos amigos, pero entre nosotros nos
llev�bamos a las mil maravillas. Pero nunca cre� que entre nosotros pasar�a
algo, si bien es cierto que hab�a algo en ella que me atra�a. �No os pasa a
vosotros que no sois capaces de imaginaros a ciertas personas en ciertas
actitudes o situaciones? Pues eso me pasaba a m� con ella, no me la imaginaba en
ciertas poses como chupando una polla, por ejemplo.
Durante los a�os que estuvimos juntos en la carrera yo no conoc� a su novio,
del que me hablaba mucho ella, ni ella conoci� a ninguna de mis novias (bueno,
s�lo tuve dos). Sal�amos muy poco juntos y quiz�s era porque ella casi siempre
se iba a su pueblo en alg�n puente o porque hab�amos quedado antes. Com�amos
juntos casi todos los d�as, pero salidas nocturnas, casi ninguna hasta la fiesta
de fin de carrera, que quedamos todos los de clase para irnos de marcha.
Nos lo pasamos muy bien todos juntos: cenamos, bebimos y bailamos. Todos con
todos al principio, hasta que las copas y los diversos rollos entre cada cual
fue formando los grupos. He de decir que yo no era de los que bailaba mucho. Soy
m�s bien torpe y evitaba bailar si no era en plan cachondeo. Sobre todo evitaba
bailar con las m�s buenorras de la clase, porque no s� qu� me pasaba que se me
empinaba en seguida el pito y no era cuesti�n de evitar roces. Tambi�n evitaba a
Rosa. Estaba incre�ble o eso me lo parec�a. No la hab�a visto nunca tan
maquillada y arreglada. Su melena casta�a (no muy larga, hasta los hombros), sus
rojos labios gruesos (quiz� lo m�s bonito de ella, junto con sus ojos), su
maquillaje agresivo, sus ojos casta�os... Vest�a una camiseta de tirantes color
beige algo ajustada, unos pantalones bastante ajustados y unos tacones de aguja.
No estaba muy provocativa, pero a m� me gustaba. Sobre todo porque ella suele
vestir unas ropas muy holgadas y nunca sabes qu� cuerpo tiene. Ella es bajita
(no m�s de metro sesenta y cinco), pechos bastante generosos y sueltos,
proporcionados a su tama�o, ni gorda ni delgada, un culo bastante grande (al
menos ella se quejaba de �l).
Yo, para los amantes de los detalles, soy bastante alto (casi metro ochenta),
delgado y ni muy guapo ni muy feo, bastante normal. Me han dicho que lo m�s sexy
es mi voz, que dicen es muy varonil. Pero a lo que iba, que evit� bailar con
Rosa porque era estar cerca de ella y excitarme. En una de estas que casi me
zaf� de su abrazo, ella se enfad� conmigo:
- Joder, Alejandro, al menos un baile juntos. Si no te gusto, haz un esfuerzo
o disimula algo m�s, que ya te vale.
- No es que no quiera bailar contigo, Rosa, al contrario, pero es que bailo
fatal.
Yo intentaba disimular, pero ella me dijo que me hab�a visto bailar con otras
chicas. No me qued� m�s remedio que bailar con ella. Con un poquito de suerte no
nos arrimar�amos y no se dar�a cuenta. Est�bamos en un local de salsa y por poco
movimiento que las chicas hagan te ofrecen el culo, mueven las caderas, los
pechos... Puede conmigo. Adem�s ella bailaba como muy seria y lo hac�a muy bien.
Se lo dije y ella se re�a. Me dijo que hab�a estado intentando bailar conmigo
toda la noche y que no hab�a forma. Al hablar ella se acercaba a m� y entonces
su brazo toc� con mi entrepierna. Ella no me dijo nada, pero se hab�a dado
cuenta. Como est�bamos pasados de copas y hab�a confianza le confes� la verdad.
Le dije que no pod�a controlarme, que cada vez que se me acercaba se me
disparaba sin yo quererlo y que lo sent�a. Ella se ri� y volvi� a relajarse
conmigo. Me pregunt� que por qu� me pasaba. Le dije que s�lo me pasaba con las
que m�s me gustaban: con Almudena, con Nuria o con Eva. Y contigo. Ella se
sinti� halagada, pues esas tres que le refer� estaban consideradas como las t�as
m�s buenas de la clase. Cuando se acercaba la dec�a que tuviera cuidado. Nos
re�mos mucho con la situaci�n y no nos dimos cuenta que llev�bamos varias
canciones juntos. A cada rato me preguntaba si ya se me hab�a pasado, pero cada
vez que me lo preguntaba se me pon�a m�s dura y le dije que no me preguntara
m�s.
- T�o, que llevas as� m�s de media hora...
- La pr�xima vez te tapas m�s.
- �Qu� quieres, que me vista de monja?
- No estar�a mal
La gente ya se estaba marchando o dispersando. Se nos acerc� Carolina y nos
pregunt� si quer�amos ir a su casa, que estaba ah� al lado y pod�amos seguir
bailando, que ten�a unas canciones muy buenas, etc. Adem�s, hab�an muchas
bebidas. Yo har�a lo que quisiese Rosa, y por suerte a ella le apeteci�. Eran
casi las cuatro.
La casa de Carolina era bastante acogedora, adem�s las luces estaban apagadas
y el ambiente era muy �ntimo. Porque est�bamos bastante borrachos, que si no nos
hubi�ramos dado cuenta para qu� hab�an venido. �ramos unos ocho y casi todos
est�bamos emparejados. Con los que est�bamos casi no ten�amos demasiado trato y
estaban muy apegados, as� que volvimos a bailar juntos. Canciones lentas. La
expresi�n de Rosa me pareci� p�cara. A ver qu� pasa ahora, �lex. Y me gui�� un
ojo. Fue ponerme el brazo y sentir su calor al lado de m�, y volver a recuperar
la erecci�n. Como soy tan alto, lo sinti� en el bajo vientre, fue algo bastante
violento.
- Hala, t�o, ya te vale.
Hab�amos tomado m�s copas y volvimos a re�rnos.
- �Por qu� te excito tanto?
- Est�s muy buena, Rosa.
- Bueno, te he de confesar algo. T� tambi�n me gustas, lo que pasa es que
nosotras tenemos la suerte de que no nos delata la polla.
O�r esa palabra en la fina boca de Rosa hizo su efecto y se endureci� a�n
m�s. Ahora s� que me di cuenta de la cara de excitaci�n de mi amiga. Estaba que
explotaba.
- O sea que tambi�n te excito, �no?
- Pero que quede entre t� y yo.
-Tranquila, aqu� nadie nos hace caso (o�amos gemidos y respiraciones
entrecortadas. La situaci�n era muy caliente).
Baj� mi mano y roc� su culo, aunque esto fue una operaci�n que me llev� lo
m�o. No se quej� y estuvimos as� un buen rato, hasta que baj� la otra con menos
disimulo y la dej� ah�. Le dije que no sab�a por qu� se quejaba tanto de su
culo. Ella me cort�:
- Ens��amela, tengo muchas ganas de ver lo que ha estado martiriz�ndome todo
el rato. La debes de tener enorme...
- Tampoco es as�, mujer, es bastante normalita.
- A m� no me lo parece.
- Joder, t�a, qu� cosas me pides...
- Venga, v�monos ah�.
Me cogi� de la mano y nos apartamos y nos pusimos al lado de la ventana,
donde hab�a algo m�s de claridad.
- Yo te ense�o la polla si t� me ense�as tus tetas.
- Venga, vale. Primero t�.
Me desabroch� la cremallera y me baj� los pantalones hasta los tobillos. El
slip estaba que no daba abasto. Me los baj�, poco a poco, observando c�mo mi
Rosa se mord�a el labio inferior ante la visi�n, primero de mi vello p�bico y
luego de mi verga, dura como una estaca y empapada, derramando hilos de mis
l�quidos preeyaculatorios. Medio capullo estaba fuera. Al esconderlo con la piel
(me molestaba bastante), el l�quido transparente inund� la cabeza de mi polla y
me retir� la piel hasta abajo del todo. Un enorme y colorado glande, como nunca
lo hab�a visto, apareci�, totalmente empapado. La mano de Rosa me agarr� de los
test�culos y apret� bastante.
- Qu� polla tienes, cabr�n.
- Ahora t�. Qu�tate la camiseta.
Se la quit� por encima y su sost�n, de tiras transparentes, estaba repleto.
Era bastante bonito, pero me molestaba la visi�n y cuando lo desaboton� por
detr�s, se lo apart� y lo tir� al suelo. - �Vaya par de peras tienes! Preciosas.
Las acarici� y las acomod� entre mis manos. Eran m�s grandes de lo que parec�an.
Blancas, suaves, de pezones marrones, peque�os, puntiagudos, bastante fl�cidos,
pero con los pezones apuntando para arriba, dos pechos bastante separados,
bueno, m�s bien los pezones. Al notar que su mano iba subiendo por mi base y me
estaba pajeando pausadamente, me agach� un poco y los lam�, primero con
suavidad, luego llegando casi a morderla. La desabroch� el cierre del pantal�n y
ella me quit� la camisa, rompi�ndome los botones. Llevaba un tanga amarillo
precioso, de una tela muy delicada y transparente. Su co�o estaba depilado en
una tira delgada y casta�a. Me agach� m�s para verlo de cerca. La braga estaba
empapada y bastante descolocada. Le apart� la tela y le met� un dedo por el
agujero hasta el fondo. Estaba chorreando y me excit� mucho. Aahh... Me
arrodill� y le hice un cunningulis que ella me agradeci� gritando con fuerza y
tir�ndome del pelo. Cuando se corri� me hizo levantar y fue ella la que se
arrodill�.
- Chupa, puta, que lo est�s deseando.
A duras penas, meti� mi glande en su polla. La lam�a como una piruleta, dando
leng�etazos, haciendo ruido cuando la tragaba. Tambi�n se met�a mis test�culos
en la boca. Y gem�a. Yo la llamaba zorra: cu�nta suerte tiene el cabr�n de
Roberto que disfruta de esto cuando quiere. Menos mal que el suelo estaba
alfombrado. La tumb� y la dije que estaba deseando follarla. Me dijo que estaba
tomando la p�ldora, que no hab�a problemas. Me puse sobre ella y dej� mi verga a
la entrada de su vagina. Ella mov�a sus caderas hacia arriba. M�temela, m�temela
hasta el fondo. Yo la besaba el cuello y le magreaba los pechos y me iba
acostando sobre ella. La met� la cabeza y sus jadeos me pon�an mucho. Acab� de
meterla lo que quedaba de un golpe y empec� a bombear como loco. Nos revolcamos
y ella se puso sobre m� y fue dictando su ritmo, lento, profundo, me estaba
matando. Al poco rato me la quit� de encima y la puse a cuatro patas. Se la
volv� a meter. Nos dec�amos de todo, sud�bamos y chorre�bamos. Si lo llego a
saber antes, te hubiera jodido todos los d�as. Me corr� dentro de ella en esa
posici�n y mi semen caliente la hizo llegar a otro orgasmo.
Nos vestimos y nos despedimos en la estaci�n de trenes muy acaramelados, sin
arrepentirnos de lo que hab�amos hecho. Volvimos a repetir alguna que otra vez,
pese a que dec�amos de serle fieles a nuestras parejas. Su co�o me priva y mi
polla a ella, pero la pena es que ella se ha ido a seguir los estudios a Estados
Unidos y la echo mucho de menos. Follar a trav�s de internet no es lo mismo. Por
lo menos me cuenta sus experiencias sexuales con los guiris. No ha dejado a
Roberto y me parece que conmigo se ha aficionado al sexo.