Relato: Mariana y yo Esta historia tiene ya muchos a�os, fue en los primeros a�os de m� llegada aqu� al sur de este pa�s, el m�s austral de Am�rica del sur. Al poco tiempo de llegar conoc� a quien seria mi mujer (no esposa) Thelma, con quien conviv� cerca de diez a�os.
Pero la historia esta centrada, no en ella sino en una familia de su amistad, de a�os antes de conocernos. Dicha familia, compuesta por dos hijos de 12 y 13 a�os cada cual y una beba al nacer, de la cual mi mujer finalmente seria madrina de bautismo.
Mi mujer y yo sol�amos viajar cerca de 45 km., a visitarlos cada una o dos semanas, y por supuesto como mi posici�n econ�mica, si bien no era muy holgada, bastaba para poder llevar alg�n regalo o algo de comer y beber cada vez.
Pues bien, la an�cdota o la historia si se quiere al fin, se relaciona con Mariana, la hija de ese matrimonio, que contaba entonces con doce a�os. Ella, muy inquieta, simulaba torpeza para pasarla bien, creo, hacia rezongar a su madre y a la familia toda. Era delgadita y alta, tanto como yo, que mido cerca de 1.75 mts. Con peque�os pechos, que ni siquiera se notaban bajo su ropa, y escu�lida parec�a por su delgadez.
La cuesti�n es que cierto d�a, o mejor dicho tarde, mientras me hallaba acomodado en el sof�, viendo televisi�n, que era lo m�s divertido que pod�a hacer, mientras las comadres, para variar comadreaban (chismeaban) en la habitaci�n de la due�a de casa, Mariana se hecho sobre el sof� como para hacerme compa��a, casi recostando su cabeza sobre mi hombro. Solo eso. Cuando de repente su madre se asom�, y con un terrible grito, que hasta a m� me asust�, espeto:
- �Mariana !!!
No dijo m�s nada, para qu� ? Mariana como un resorte salt� del sof�, escapando de donde proven�a el vozarr�n y huyo hacia la peque�a cocina, mientras Thelma se asomaba por lo ocurrido, y su comadre le explicaba algo que no alcance a escuchar.
Mire hacia la cocina y Mariana me miraba con una sonrisa picaresca, a la que yo respond� con un gui�o de ojo. De ah� en m�s nada m�s ocurri�, hasta la noche.
Por la noche, toda la familia estaba reunida, como una gran ocasi�n por nuestra visita, y luego de la cena, durante la cual Mariana no hacia mas que mirarme soslayadamente, comenzaron a jugar, primeramente con los naipes, pero luego, como esos juegos se hac�an limitados y �ramos mas de seis, Thelma propuso jugar a la Ruleta, con una peque�a, como para el hogar, que les regalamos. Y as� comenz�, pero a decir verdad yo no participaba, pues me aburr�a hacerlo sin otro incentivo que monedas. Por lo que volv� a mi entretenimiento, la TV, mas poco dur�, pues me llamaron insistiendo a que participara, y lo hice. Creo que el morbo o algo me llevo detr�s de Mariana, y al ser el lugar algo peque�o y estrecho, (la mesa, las sillas, los muebles, el sof�, el televisor, etc.) quede casi pegado a ella, quien al verme detr�s suyo me sonri� con un moh�n de sus labios, y volvi� a atender el juego. Para poder participar, deb� apretujarme contra la mesa apoyando mi cuerpo sobre el de ella, quien al sentirme, tiro su colita hacia atr�s apoy�ndose sobre mi bulto. Al sentir esto, me retire simuladamente, por las dudas que alguien lo hubiese notado, pero no, nadie prestaba atenci�n m�s que a la Ruleta. Todos parados alrededor, formaban un c�rculo con vista al centro, y absortos que estaban, no notaron como acomode mi falo hacia arriba, que ya estaba ereccionando. Volv� a acercarme a Mariana, con el objeto de apostar y nuevamente le apoye, esta vez el palo erecto, sobre la raya de su colita, con algo de fuerza para que lo notara, y lo not�, ya que presiono m�s en ella por unos minutos. Luego se corri�, y fue a pararse detr�s de Thelma, lo que pareci� un desafi�, del cual no hu�, y con cualquier pretexto la segu�, segundos despu�s. Nuevamente me pare detr�s de ella, la volv� a puntear, inclin� mi cabeza por sobre su hombro y le di un beso en el cuello a mi mujer diciendo:
- Te diviertes querida?
La presi�n se incremento, al igual que mi excitaci�n, y as� estuvimos varios minutos. Por fin pens� que era momento de escapar y lo hice.
Esa noche Thelma y yo lo hicimos, y fue para Thelma algo incre�ble, pues creo nunca estuve tan aplicado. Lo que ella no sabia era que la excitaci�n previa y el observar a Mariana, (en la misma habitaci�n, pero en otra cama) espi�ndonos, viendo como penetraba a Thelma y o�r su gemir ahogado para no despetarla, justamente, me puso como semental.
Al d�a siguiente, luego de almorzar y de la consabida siesta, por la tarde, nuevamente me sent� a gozar con lo m�s divertido que all� pod�a tener, la TV, y Thelma y su comadre me dijeron que saldr�an a visitar a unas amigas comunes que pose�an cercanas al lugar. Mariana dijo entonces:
- Yo voy tambi�n!!!
- No usted se queda aqu� haciendo la tarea de la Escuela!! - Respondio su madre.
- Ufa !! � Fue la respuesta.
- Daniel la ayuda, que el sabe (Daniel era yo) � Le espetaron.
Y dirigi�ndose a mi:
- Daniel, por favor no la deje ir a ning�n lado, cierre con llave si quiere. � Me dijo a m�.
Pens�, �as� ser�, ya relami�ndome.
Ni bien traspusieron la puerta, la cerr� con llave y guarde la misma en mis bolsillos.
- Pensabas salir Mariana?- Pregunt�.
- No!!! Para qu�?- Contest�.
Me acerqu� por detr�s donde estaba sentada ya con sus cuadernos y libros, e inclin�ndome por sobre su hombro le pregunt�:
- Quer�s que te ayude en algo o te haga algo?
Sonri� y respondi�:
- Hacerme qu�?
- No s�.- Le dije � Por lo menos decirme donde guard�s el perfume que usas, as� te pongo unas gotas m�s en el cuello, porque me encanta.
Sin m�s, bese su cuello, que m�s que beso, fue una ventosa, a lo que ella respondi� con un:
- Ay!!!. E inclin� la cabeza hacia atr�s, como esperando m�s.
Baj� mis manos a la altura de su torso, y llev�ndolas hacia su pecho, la tome oprimiendo esas peque�as protuberancias y comenc� el juego de mis dedos con sus botoncitos. Dio vuelta su cara, mir�ndome a los ojos con los suyos brill�ndole, y le pregunte:
- Sabes besar y�?
- M�s o menos.- Respondi�. � Piquitos.
- Yo te voy a ense�ar. � Le dije.- Abr� apenas un poco la boca y con tu lengua, jug� con la m�a.
Y eso hizo, lo cual nos puso a mil, ya que sus labios estaban hirviendo, y su lengua parec�a una v�bora peleando con otra, que era la m�a.
Mi erecci�n estaba poni�ndome inc�modo, la alce de la silla, par�ndola frente a mi, y apret� su cuerpo como para romperlo y para que me sintiese, a mi amiguito y a mi, mientras segu�amos bes�ndonos.
El calor reinante del verano, se incrementaba en nosotros, haciendo sudar nuestros cuerpos que mojaban las ropas.
- Lo hiciste alguna vez? � Le pregunte.
- Que cosa? � Respondi�.
- El amor. � Le dije.
- No se! . � Respondi�, y sigui�:
- Una vez, Kico me meti� su pito aqu� abajo, y me lleno de un liquido como leche, pero no dije nada, porque sino �l me dijo que se iba y nos dejaba solos. � Llorique�.
Hijo de mil, pens� yo, ya que Kico era el padre de la ahijada de mi mujer, y padrastro de Mariana y Horacio, su hermano.
- Y te gust�? � Le pregunte.
- Si,� pero �l me daba asco.
- Y yo te doy asco as�?
- No, vos no!!!
Volvi� a abrazarme y besarme como antes.
- Vos n� mi amor!!.
- Mariana, pens� que esto debe ser un secreto. � Dec�a yo mientras mis dedos ya buscaban sus orificios en todos lados y mi lengua lam�a su cuello y bajaba buscando sus pechos. � Nadie debe saber esto, sino, yo lo niego, y no vamos a estar juntos otra vez.
- No, no lo voy a decir a nadie.
- Ni a tu hermano, ni tus amigas o primas o compa�eras de Escuela, a nadie, no?
- Noooo!!!!
Abrazados nos corrimos hasta la primera ventana a la calle, y le dije:
- De aqu� veremos si vuelven, y no nos atrapan.
- Siiiiii!! � Respondi�.
- Ponte viendo hacia fuera. � Le dije, mientras comenc� a subir su falda, que debido al sudor ya tenia pegada a la raya de su cola. � Estate atenta.
Mi verga parec�a ya el m�stil de una bandera, con mis manos y los dedos, fui corriendo la bombachita que llevaba puesta, sent� la humedad correr por la l�nea de su colita y su almejita parec�a un r�o, por su excitaci�n. Creo que ya hab�a tenido su primer orgasmo. Saque mi miembro fuera del pantal�n, e hice que su cabeza acaricie su raya posterior y luego la frote en su chuchita.
Bruscamente empuje e me introduje dentro de ella. Era estrecha y muy caliente. Ella gimi� casi con un grito, al que ahogue con mi mano en su boca. Luego con ambas manos, Acariciaba sus pezones mientras entraba y sal�a de dentro de ella. Parec�a llorar, mientras gimoteaba:
- Mas mi amor, mas!!!
Mientras con una mano acariciaba y pellizcaba sus pezones, con la otra le di vuelta la cara hacia mi y estampe un beso calido y h�medo, que fue respondido con su lengua, mientras nos babeamos.
Fueron siete, ocho, diez minutos de locura. Ella en un susurro repet�a:
- Si, si, si, no pares maaassss!!!!!
Nuestros cuerpos pegados y chorreando sudor, dejaba las ropas a la miseria.
- SSSSiiiiiiiiiiiiiiiii!!! � Grit� ella.
- Me voooyyy!!! � Grit� yo. � Acaaabooo!!!
Mi verga se hincho, crei que estallar�a, y comenc� a sentir
un r�o de esperma que inund� su vagina, y la apret� contra mi cuerpo, que cre� que la quebrar�a.
As� como est�bamos se dio vuelta, y me beso tan profundamente y largamente, como nunca nadie lo hab�a hecho. Nuestros jugos se corr�an por sus piernas y mi pantal�n, mojando el piso inclusive. Pero nosotros segu�amos con nuestro beso.
- Te amo papi. � Dijo. � Vos s� ser�as mi papi querido!!!!
De repente escuchamos voces, volv�an y nosotros ba�ados en sudor y mojados de jugos.
- Vete enseguida al ba�o, y cuando puedas ven a visitarme a casa, cuando Thelma no est� o tenga que salir. Ven� con Norita (su ahijada) para simular. � Te quiero. �Termin� diciendo.
Corr� a la cocina, antes de abrir la puerta, volqu� un vaso de agua encima de mis pantalones, y comenc� a secarlos con un trapo de cocina, mientras me acercaba a la puerta abrir a quienes regresaban.
- Y Mariana?? � Pregunto su madre.
- Creo fue al ba�o. � Respond�.
Cuando, tres minutos despu�s salio Mariana del ba�o, parec�a como si se hubiese dado una ducha, y as� era.
Su madre al verla le pregunt�:
- Que hac�as ah�??
- Me daba un ba�o. � Contest�. � Tenia el cuerpo tan caliente, que cre� que me asaba. � Termin�.
Por la noche, ya en la cama, Thelma comenz� nuevamente el juego, que la noche anterior hab�a dado resultado. Yo cre� que no podr�a, ya que el traj�n de la tarde me agot�. Pero al notar nuevamente que Mariana nos espiaba desde debajo de sus sabanas, nuevamente me excit�, puse a Thelma encima m�o, Y erecto mi amigo como estaba entro en ella, dejando el espect�culo destapado de la ropa que nos cobijaba, y as� permitiendo que Mariana viese y sufriese por no ser ella.
Al acabar, sin que Thelma lo notase, escuche el gemido de Mariana. Cuando regresabamos, al despedirnos Thelma le dijo a la comadre:
- Mandala alg�n d�a a Mariana con Norita. Daniel te la cuida a Mariana, para que no se escape y haga macanas.
- Am�n!! � Pens� yo.
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Relato: Mariana y yo
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