Relato: en castida y caliente
Ola me llamo Juana tengo 20 a�os, todo comenz� cuando tenia 10 a�os, era de noche estaba en mi cama, yo tenia fr�o y trataba de sobar mi cuerpo hasta que de pronto comenc� a frotar mi conejito y se sinti� bien y segu� haci�ndolo, comenc� a sentir un calor dentro de mi, abr� mis piernas para sobarme mas fuerte, termine en un orgasmo colosal, me retorc�a casi ahogada para no gritar. Desde ese momento me volv� adicta, lo hac�a 3 a 5 veces al d�a, mi familia es muy religiosa ,cuando cumpl� 13 a�os un d�a mientas me tocaba mi mam� me descubri� ella se puso hist�rica y despu�s de unos d�as junto con mi padre decidieron mandarme a un monasterio de monjas, en menos de una semana ya estaba internada, el primer d�a la monja superiora me mostr� todo el monasterio, cuando atardeci� yo quer�a ir a acostarme para poder tocarme pero la madre superiora me tomo la mano y me llevo a una sala-tus padres me dijeron de tu peque�o problema- dijo muy seria -as� que vamos a tener que hacer algo, quitate los pantalones- yo obedec� t�midamente cuando me lo quite me ordeno que me quitara los calzoncitos yo obedec� avergonzada ella tomo un objeto de metal con pl�stico y me lo puso -esto es un cintur�n de castidad- dijo sonriendo -evitara que te dejes llevar por tu lujuria- me puse la ropa de nuevo luego me llevo a mi habitaci�n cuando se fue intente quit�rmelo pero tenia un seguro y no pude abrirlo intente meter mis de manos para masturbarme pero era in�til estaba caliente y no sabia que hacer, esa noche apenas dorm�, al otro d�a sent�a que mi cuerpo ard�a, mis jugos sal�an de mi conejito sin parar, mis pezones estaban erectos, pase todo el d�a as� necesitaba masturbarme!
Cuando tuve que ba�arme pens� que podr�a masturbarme en paz ya que deb�an quitarme el cintur�n pero la madre superiora dijo que me iba a estar viendo par estar segura de que no hiciera nada malo, cuando termine sin poder tocarme volvieron a ponerme el cintur�n y sigui� el resto del d�a.
Al quinto d�a ya no aguantaba mas, mi cl�toris estaba duro como piedra y ya era casi el doble de grande y se sent�a como si fuera a explotar, mis pezones estaban extra sensibles y el mas suave roc� los levantaba y mis tetitas estaban el doble de grandes y me dol�an al apretarlas , y mi piel tambi�n estaba sensible, el mas m�nimo tacto me pon�a a mil desesperada cuando estuve sola en mi pieza me desnude y comenc� a puntear una mesa como foll�ndola para que el cintur�n se rompiera o que al menos pudiera venirme con la vibraci�n (lo se, es est�pido) pero fue in�til, intente venirme tocando mis pezones y mi ano pero solo logre calentarme mas sin poder acabar, mientras trataba de hallar la manera de venirme una monja entro a mi pieza yo intente cubrirme pero ella solo sonri� y se fue, mas tarde en despu�s de una misa la madre superiora me presento a la monja que estar�a a cargo de mi desde ese momento, dijo que deber�a llamarla hermana Sara, cuando la vi casi me da un infarto era la misma monja que me av�a pillado toc�ndome, me puse roja y ella sonri� la hermana superiora nos presento y dijo que ella cuidar�a de mi, cuando se fue le dijo -recuerda que ella tiene ese peque�o problema- cuando se fue, la hermana Sara me llevo a ba�arme, le av�an dicho que me vigilara al igual que a la hermana superiora, me quite la ropa y ella me quito el cintur�n, cuando me estaba ba�ando le ped� que me dejara tocarme que lo necesitaba ella neg� con la cabeza, yo no aguantaba mas y comenc� a hacerlo pero ella tomo mis manos y las ato con una cuerda -si no puedes controlarte ser� yo quien te lave- dijo con voz enojada -ahora no te muevas- se arremang� las mangas y con una esponja comenz� a lavarme, el �spero roce de la esponja hacia arder mi piel, ella la paso entre mis pechos y la bajo hasta mi conejito y comenz� a frotarlo -te gusta esto perra- dijo con una sonrisa mal�vola -eres solo una perra en celo, ladra como la perra que eres- yo comenc� a ladrar entre quejidos, dejo caer la esponja y comenz� a ocupar sus dedos yo abr� mis piernas y cuando estaba apunto de venirme ella saco la mano, yo segu� moviendo mis caderas como pidiendo mas -quieres venirte?- pregunto -si demuestras ser una buena chica te dar� lo que tanto quieres- y me seco con cuidado de no tocarme mucho para que no me viniera me puso el cintur�n y desato mis manos me vest� y cuando iba saliendo me tomo de una mano -si demuestras ser buena te dar� tres regalos- dijo con esa sonrisa que tenia cuando la conoc� -y el ultimo ser� eso que quieres- me solt� y se fue, yo quede estupefacta (me encanta esa palabra) pero sabia que hacer, tenia una meta por la que luchar�a (se que suena como libro de auto-ayuda) desde ese d�a me convert� en la mas servicial y caritativa de todo el monasterio, ayudaba en las labores de las monjas, me ofrec�a voluntaria para todo, ets, un d�a que me hab�a quedado para ordenar algunas cosas en la cocina sent� que alguien me sujeto por atr�s -eres una chica muy buena- dijo la hermana Sara sin dejar que me moviera -te mereces un premio- bajo mis pantalones y mis calzoncito dejando a la vista el cintur�n de castidad, yo le dije que alguien pod�a vernos -rel�jate- susurr� en mi oreja -nadie viene aqu� a esta hora- sent� uno de sus dedos entre mis nalgas dando vueltas sobre mi ano -he... hermana- dije con timidez -est� fr�o- comenz� a lamer mi cuello -es lubricante- dijo -es para que mi juguetito no te haga da�o- sent� como algo pasaba entre mis piernas y sal�a por abajo del cintur�n, era un consolador azul con unas p�as de goma en la cabeza y el tronco, yo intente pedirle que no lo hiciera pero solo logre emitir un quejido, sent� saco su dedo y que puso su juguete entre mis nalgas y comenz� a presionar suavemente, con su pie empujo mi pierna haciendo que me abriera de piernas y me dijo que separara mis nalgas con mis manos, obedec�, agarre mis nalgas y las separe dejando mi ano al descubierto, por curiosidad intente mira por mi hombro y vi a la hermana Sara con el habito levantado y desde su entrepierna sal�a el consolador brillante por el lubricante... Era enorme quise parar pero record� porque hacia esto, abr� mas mis nalgas y me incline para dejar mi ano mas abierto todav�a -estas impaciente- dijo la hermana Sara riendo suavemente -te dar� lo que quieres- comenz� a juguetear con la punta de el consolador en mi ano sent�a como trataba de meter las cuatro p�as de la cabeza una a la ves cuando lo logro con sus manos agarro mis caderas para meter el resto de la cabeza cuando llego a la mitad yo estaba babeando, ella me levanto y me tapo la boca, de un solo golpe meti� el resto del consolador, di un grito ahogado por su mano comenz� a meter y sacar el consolador, me dol�a pero no quer�a que parara, la excitaci�n que hab�a desaparecido con el dolor de la primera penetraci�n volv�a mas fuerte que nunca sent� que me venia pero no pod�a, era como si mi orgasmo se hubiera atascado, me meti� el consolador lo mas profundo que pudo y luego lo saco y me dejo caer en el suelo - va uno, otro mas y obtendr�s tu premio - dijo mientras se arreglaba el habito - cu�date y sigue siendo buena - yo quede un rato tendida en el suelo con los pantalones y el calzoncito abajo, con mi ano abierto y mi cuerpo ardiendo en un continuo placer, cuando me recompuse me puse de pie arregl� mi ropa y fui a mi habitaci�n. Segu� ayudando en todo en el monasterio esperando los regalos que mi tutora me prometi�, algunas noches intente venirme penetrando mi ano con lo que sea que encontrara �til pero no serbia para nada, mis orgasmos av�an desaparecido solo me quedaba esperar. Dos d�as despu�s cuando tenia que ba�arme fui junto con la hermana Sara, me dijo que me quitara la ropa yo obedec�, cuando la mire ella se estaba desvistiendo, su pelo era rojizo, su piel era blanca como la nieve y sus tetas eran muy grandes pero ella tenia un cuerpo delgado, en resumen era casi perfecta, dejo el habito a un lado y saco la llave del cintur�n y algo gris, se arrodill� frente a mi y abri� el cintur�n lo dejo a un lado y con una cosa gris que parec�a masa comenz� a ponerla en mi cl�toris dej�ndolo insensible, se puso de pie y me abraso dej�ndome ente sus grandes tetas, eran suaves y blandas, me dijo que me sentara en una banca que av�a en el ba�o ella saco un consolador de el habito, era rojo y tenia dos puntas separadas por un arn�s entre medio, se meti� una punta en su conejo y se puso el arn�s, mientras se acercaba pude notar que el tronco del consolador era anillado, ella se puso frente a mi poniendo el consolador frente a mi cara y con su mano atrajo mi cara a el yo comenc� a lamerlo y chuparlo casi instintivamente, ella se agacho tomo mis piernas y las puso en sus hombros y puso la punta del consolador en mi conejito, me quedo mirando fijamente a los ojos y me bes�, sent�a su lengua revolc�ndose en mi boca, sent�a un calor dentro de mi pero era distinto a todo lo que hab�a sentido, cuando termino de besarme apoyo su cabeza en mi hombro tomo mis manos y me penetro, di un gemido entre dientes y pude ver un hilo de sangre saliendo de mi conejito, lentamente comenz� a moverse, yo respiraba entrecortado, cuando noto la sangre me tomo de la cintura y me dijo que me sujetara, yo me sostuve de su cuello y puse mis piernas alrededor de su cintura, me llevo a la ducha estaba tibia, note frente a mi sus enormes tetas brillantes por el agua, me sent� como una beb� en los brazos de su madre, no pude aguantar y compense a chupar sus pezones ella dio un peque�o salto pero luego sonri� yo continuaba chupado sus tetas como una reci�n nacida, ella sigui� penetr�ndome yo me deje caer hacia atr�s sostenida por sus manos en mi espalda dejando mis tetitas expuesta ella comenz� a lamer�as pasando su �spera lengua por mis pezones erectos, dejo de penetrarme - ya es suficiente por hoy - dijo mientras me llevaba a la banca - sigue siendo buena y pronto tendr�s lo que quieres - saco lentamente el consolador de mi conejito y luego lo saco del suyo, con una toalla empez� a secarnos, cuando estuve seca me puso el cintur�n, el calor empez� a desaparecer y volvi� el ardor de la castidad y al verla agachada y ver su colita y su conejito me volvi� loca - he... hermana... ah... Yo... ah... - dije t�midamente mientras se volteaba para verme - yo... quiero... mas - me quedo mirando - otro d�a te dar� tu tercer regalo - dijo con una cara de monja (lo se, es ir�nico) - solo ten paciencia - baje la vista con la cara roja de verg�enza - no quiero venirme - dije aun con la mirada baja - solo quiero mas - ella sonri� y tomo el consolador y el arn�s, separo las dos puntas del y dejo una en el suelo, puso el arn�s en mi cintur�n y dijo que me tocaba ahora a mi dar un regalo, se apoyo en la silla y se arrodill� en el suelo con las piernas abiertas, yo acerque lentamente, me agache detr�s de ella y con mi mano busque su conejito y con la otra agarre el consolador y intente penetrarla, el consolador entro suave y r�pidamente y ella dio un peque�o quejido, empec� a penetrarla, me sujetaba de sus hombros, por mi excitaci�n comenc� a penetrarla cada vez mas r�pido, ella empez� a jadear - por atr�s - susurro con vos sumisa -dame por atr�s- con un dedo abri� su ano yo sin esperar mov� el consolador y lo met� en su ano, entro muchos mas lento pero no me importo solo quer�a follarla, me agarre fuerte de sus tetas y la penetre como una loca ella me empez� a gemir -espera, no tan r�pido- dijo con una exclamaci�n ahogada -me... voy... a...- empez� a venirse, lo sent�a en su respiraci�n y en como los m�sculos de sus tetas se mov�an, saque el consolador de su ano y quede sentada atr�s de ella, ella se volteo y me sonri�, me quito el arn�s, cuando se paro pude notar marcas rojas de mis dedos en sus tetas me quede miradolas y empec� a re�rme, ella se dio cuenta y empez� a rieres igual - parece que eres algo ruda - dijo mientras repasaba suavemente las l�neas con sus dedos -ten cuidado, te lo puedo devolver- y se fue despu�s de hacer el comentario de ser buena ni�a y de mi ultimo regalo, al igual que las otras veces segu� siendo la que mas ayudaba en el monasterio, las monjas me agradec�an y me felicitaban pero la �nica gratitud que quer�a era el regalo de la hermana Sara, un d�a la hermana me dijo que fuera a su cuarto, yo ansiosa porque sabia lo que me esperaba fui corriendo cuando entre alguien me agarro por la espalda y puso algo en mi boca, yo me sent� mareada y me desmaye, cuando despert� estaba en un velador y frente a mi hab�a un espejo, me di cuenta que mis manos estaban atadas, mis pies tambi�n estaban atados pero estaban separados por algo, tenia un collar con una cadena muy corta unida a la mesa que evitaba que me levantara y tenia una pelota roja con hoyos en la boca sostenida por unas cintas al rededor de mi cabeza, intente levantarme pero no pude -c�moda?- pregunto una voz que sonaba como la hermana Sara -vienes por tu regalo- intente responder pero solo pod�a por la cosa en mi boca no pod�a decir nada, ella se puso atr�s de mi, vi que estaba desuda con el arn�s puesto pero esta vez tenia los dos consoladores (el azul con p�as y el rojo con tronco anillados), de pronto meti� dos dedos en mi conejito - parece que ya estas caliente y mojada - dijo tranquilamente - creo que estamos listas para comenzar - tomo mis caderas y me penetro con los dos consoladores al mismo tiempo yo di un chillido, ella sigui� penetr�ndome y sent� como mi cuerpo empez� a calentarse, estaba peor que nunca, sent�a que mis pezones tirantes, que mi cl�toris se sal�a de mi conejito y que mis l�quidos se derramaban por mis piernas. Explote en el orgasmo mas grande de mi vida, un chorro de liquido sali� de mi conejito y choco en el mueble salpicando mis piernas, mi cl�toris se sent�a en llamas mi sudor se sent�a fr�o me mov�a como una loca, me di cuenta que Sara segu�a penetr�ndome y el orgasmo no paraba, ella movi� algo y la cadena de el collar se solt�, me tomo del pecho y me levanto, pude verme entera en el espejo, no me reconoc�, mis pechos eran el triple de grandes de lo que recordaba, y estaba como una loca, ella tomo mis tetas - recuerdas lo que me insiste en la ducha - me dijo con una sonrisa malvada - te dije que te la devolver�a - y apret� fuerte mis tetas mientras me segu�a penetrando, yo intente gritar pero solo sal�a un sonido extra�o como un gru�ido, me volv� a venir pero como el otro orgasmo no av�a pasado es como si se hubieran sumado y hubieran formado otro mas grande, me dejo caer y quede en cuatro en el suelo y ella se agacho y sigui� penetr�ndome, yo me contin�e viniendo y mi primer orgasmo segu�a creciendo y creciendo, ya no controlaba nada, empec� a orinarme, y varias veces sent� como un chorro de mis l�quidos derramando sobre mis pierna pod�a sentirme recostada en una posa de mis l�quidos y mi orina mientras Sara me segu�a penetrando, hasta que me desmaye.
Mas tarde despert� en mi cama, me di cuenta que no tenia el cintur�n de castidad, toque mi conejito, me ardi� y cuando lo vi estaba irritado y rojizo, mire mis tetas y note las marcas de dedos y empec� a re�r, la hermana Sara entro con una bandeja con comida y con su tan singular sonrisa, despu�s de unos d�as me di cuenta que mi necesidad de masturbarme hab�a desaparecido, en monasterio decidieron que deber�an mandarme a casa, cuando mis padres llegaron a buscarme, me desped� de la hermana Sara cuando sub� al auto vi a mi mam� ablando con la hermana superiora y cuando se despido de mi mam� sonri� igual que la hermana Sara... Acaso es posible que...
Fin
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Relato: en castida y caliente
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