Esa tardecita desde el jard�n ve�a como la noche fue penetrando en el camino,
los d�as de verano de reuniones, de jolgorio poco a poco se hab�an silenciado,
las luces del jard�n iluminaban pobremente el paisaje obscurecido, los grillos
segu�an de fiesta y me encontraba sola en la estancia con mi viudez , treinta y
seis a�os, sin hijos y mis dos sobrinos de 22 y 20 a�os hijos de mi hermana
mayor se estaban acomodando en sus habitaciones.
Esa tarde hab�an llegado desde Bah�a Blanca, me alegro verlos, un cosquilleo
dentro m�o, me hizo acordar que era una mujer, que extra�aba a su amante , nunca
en esos ocho meses desde su muerte me hab�a pasado, los cuerpos atl�ticos,
bronceados del mar, me iniciaron una fantas�a que a�n despierta, me costaba
separar del dialogo coloquial.
Le ped� al personal que dejaran la comida preparada de esa noche y
aprovecharan irse al pueblo hasta el lunes (era viernes) aprovechando que estaba
acompa�ada.
Cenamos y charlamos todo, Jos� el mayor empez� a contar de sus aventuras y
que no cre�a en las parejas estables, el asentimiento de Carlos los hac�a un
equipo, no pude dejar de darles mi impresi�n , para mi Esteban era todav�a mi
amor y no pod�a olvidarlo.
Se que soy una mujer madura, pero mis formas se mantienen, todav�a no he ido
a ninguna reuni�n aparte de recibir a mis amigos en casa , fundamentalmente por
la depresi�n que me quedo , pero se que varios me quieren en su cama y a mi me
gusta el sexo.
No se si mi estado dejaba traslucir, esos cosquilleos, el primer rozamiento
con Carlos fue en la cocina, cuando se me cayo una servilleta y ambos nos
agachamos, me sent� sonrojada, encontr�ndome que le estaba mirando el bulto de
su sexo. Mientras servia el caf� pod�a ver por un espejo como Jos� me miraba mi
trasero (que en vaqueros es perfecto) no pude tampoco dejar de mirar su bulto,
siempre en otras oportunidades en vida de mi marido, me dec�an que estaba
rebuena, que era la mujer perfecta, ahora todo eso me lo dec�an sus ojos
lascivos, tomando el caf� , Jos� se retiro al ba�o, fue Carlos quien me dijo
�Cu�nto tiempo vas aguantar sin hombres?
Por ahora , me arreglo veremos m�s adelante.
El bulto de Carlos empez� a crecer y no aguante m�s, abr� su cierre con
cuidado sacando su barra de carne arrodillada, lo empece a mamar desesperada,
era algo que desde dentro m�o, me quemaba y me enloquec�a, su sangre lo manten�a
erecto, sus jugos preseminales, le daban un gusto hermoso, mi lengua y mano lo
apretaban , succion�ndolo con mis labios corri� toda su leche, como a mi esposo
la trague, limpi�ndolo todo, nos desnudamos y lo cabalgue ah� mismo, otra vez
hab�a recuperado mi fuego sagrado de goce de un hermoso falo.
Jos� llego del ba�o y nos contemplaba sin decir nada, cuando me percate de su
presencia, le ped� que se parara al lado y lo entre a mamar mientras cabalgaba,
esta vez acompasando los ritmos acabamos los tres, apoy�ndome en la mesa, le
pedi que alguno me penetrara el culo, Carlos poniendo un poco de crema me
introdujo sus dedos y dilatado me hizo un entre y saca, sensacional.
Podr�a haber seguido toda la noche, pero los tres desnudos nos fuimos a mi
cama, despert�ndome varias veces, siempre con sus manos jugando en mi vagina y
yo teniendo alguna de esas vergas en mi mano , que tanto extra�aba.
A la ma�ana nos duchamos, en una sesi�n de caricias y jabones jugueteando en
mi cuerpo, cuando nos secamos , no pude contenerme de mamar a Carlos pero a los
pocos segundos se puso sobre una escalera y el otro me penetro vaginalmente por
detr�s.
Nos cambiamos, fuimos al pueblo yo me sent�a viva, me sent�a plena, otra vez
como antes de casarme con Esteban, me entraba unas ganas de amar, de sexo.
Mis sobrinos, me acompa�aban pero sabiendo bien su papel, no hicieron ninguna
escena, fuera de lugar, cuando llegamos otra vez despu�s de almorzar , igual nos
acostamos la siesta, otra vez los tres juntos, fue la primera vez que sobre el
falo de Jos� Carlos me introdujo por el ano, tomando en un acompa�amiento suave
la leche dentro de mi cuerpo.
Los chicos, sab�an y yo tenia ganas, esa noche hicimos todas las poses
conocidas, pero aparte de la doble introducci�n, siempre los dos dentro m�o, que
suerte que eran fuertes, Esteban creo no aguanto estas sesiones, ahora pienso
que con dos quedo satisfecha totalmente.
Hace tres d�as que se fueron, estoy desesperada, hoy contrate un joven
agr�nomo, me parece que me puede servir, esto es encantador pero tiene sus
bemoles.