HISTORIA DE ANA, SU HERMANO Y SU NOVIA
Cuando Luc�a comenz� a salir con mi hermano Jes�s me llev�
una gran alegr�a. Luc�a y yo �ramos las mejores amigas desde la infancia. Lo que
no imaginaba eras que con esa relaci�n se iniciaba una tortura psicol�gica que
me llevar�a a plantearme mis l�mites y mi visi�n de la realidad.
Al principio todo iba muy bien. Jes�s y Luc�a parec�an
felices. Yo hab�a ganado una hermana. Nada m�s comenzar su relaci�n, Luc�a y yo
nos prometimos que nuestra amistad no se ve�a afectada pasase lo que pasase
entre ella y mi hermano. De modo que nuestra relaci�n y confianza creci� m�s. Y
ah� surgi� el problema. Las inevitables confidencias entre amigas. Y en este
caso, naturalmente sobre Jes�s, mi propio hermano.
Luc�a me manten�a al tanto de las evoluciones de su relaci�n.
Pero claro, lleg� un momento en que las conversaciones empezaron a tratar de
temas de car�cter sexual. Al principio me choc� un poco o�rla hablar de c�mo se
magreaban y lo excitante que le resultaba. Pero decid� actuar con naturalidad
para no estropear nuestra relaci�n.
Con el tiempo, sus comentarios iban subiendo de tono, pues
l�gicamente la relaci�n entre ella y Jes�s era cada vez mas �ntima. Hasta que
cierto d�a me confes� que lo hab�an hecho. Yo esperaba que la cosa se quedase
ah�. Sin embargo me dijo:
Mira Ana, no s� si contarte esto. Si fueses otra no lo
har�a, porque ya sabes como somos las t�as... basta que una amiga nos hable
bien de su novio para que nos enamoremos y queramos quit�rselo. Pero
contigo, no hay ese problema, pues es tu hermano. Adem�s eres mi mejor amiga
y necesito compartirlo contigo.
Despu�s de esta declaraci�n, �qu� pod�a hacer yo? As� que me
dispuse a escuchar c�mo se lo hab�an montado en el coche de Jes�s. Todo me
result� muy extra�o, pero a la vez morboso (lo cual atribu� a que llevaba varios
meses sin novio). Lo cierto es que incluso me result� divertido cuando despu�s
vi a mi hermano en casa. Era como poseer un secreto que el otro desconoce. Te
sientes con poder. Poco imaginaba yo lo pronto que las tornas se cambiar�an.
Luc�a sigui� cont�ndome sus escarceos amorosos con Jes�s, y
cada vez me daba m�s detalles... que si la ten�a muy grande, que si casi no le
cab�a en la boca cuando se la chupaba, que si alquilaban pelis porno y luego
imitaban las escenas, que si hab�an comprado un vibrador para sus juegos...
El resultado no se hizo esperar. Las confidencias de Luc�a me
excitaban sobremanera. Y cuando ve�a a Jes�s no pod�a evitar volver a recordar
todo lo que me hab�a contado. De modo que estaba todo el d�a supercachonda. Por
la noche so�aba con escenas de sexo entra ambos. Cuando intentaba masturbarme
para aplacar el deseo, me sorprend�a imaginando a mi hermano desnudo. Miraba a
Jes�s de forma distinta. No como a un simple hermano.
Cierta tarde, tras describirme minuciosamente las �ltimas
proezas sexuales de Jes�s (algo sobre c�mo logr� que ella se corriese 5 veces
seguidas usando la lengua), Luc�a me dijo:
Por cierto, como este fin de semana tus padres se marchan
de viaje, Jes�s me ha dicho que nos vamos a montar una "fiestecita"
en tu casa.
Quise preguntar a qu� se refer�a, pero en ese momento s�lo
pod�a tratar de disimular mi calentura (hab�a llegado a mojar mis bragas con su
confesi�n).
El s�bado a mediod�a, cuando mis padres ya se hab�a ido,
lleg� Luc�a. Almorzamos los 3 juntos. Empezamos a ver una peli en la tele. Pero
despu�s de media hora, Jes�s susurr� algo al o�do de Luc�a, se levant� y se
dirigi� a su cuarto. Luc�a me sonri� y me dijo:
Mi semental me reclama... vaya panz� de follar que
me voy a dar.
Y se fue tras �l. �Y tanto!, estuvieron toda la tarde
encerrados. Yo pod�a o�r claramente el traqueteo de la cama, los gemidos de
Jes�s y los gritos de Luc�a. Quer�a irme, deb�a irme, pero algo me reten�a. Por
fin, al anochecer, Luc�a sali� del cuarto. Era tarde y ten�a que volver a casa.
Al despedirse me dijo:
Uff, joder Ana... tengo el chocho al rojo vivo. En mi
vida me han jodido tanto.. y tan bien.
Aquella noche fue muy larga, me sent�a febril. Cuando dorm�a
so�aba con escenas incestuosas. Me despertaba de golpe con deseos
incontrolables. Perd� la cuenta de las veces que mis manos acudieron a mi sexo
en busca de calmar su ardor.
Cuando amaneci�, una sola idea llenaba mi mente: Follar con
mi hermano.
Fui a su cuarto, abr� la puerta. Parec�a que a�n dorm�a
(l�gico tras la tarde que hab�a pasado). No dije nada. Apart� las s�banas, le
baj� los slips y comenc� a chupar su polla. Jes�s me mir�, no dijo nada tampoco.
Le mantuve la mirada unos segundos y volv� a concentrarme en la polla que crec�a
en mi boca. �Y c�mo crec�a! Luc�a no me hab�a mentido, era de gran calibre.
Jes�s me pidi� que le dejara lamer mi co�o. �C�mo si tuviera
que pedirme permiso! Aunque no hac�a falta que me trabajara mucho para ponerme a
punto, yo ya estaba superh�meda. Me chorreaba todo el sexo. As� que dio unos
cuantos lametones, situ� su miembro en la entrada de mi vagina y me penetr�. De
una sola embestida, me encaj� toda su polla. Le dije que quer�a ponerme encima.
Sin sacarla, cambiamos las posiciones. Y as� estaba yo, cabalgando sobre mi
hermano (que sobaba mis pechos), cuando por el rabillo del ojo capto una figura
en la puerta de la habitaci�n. Era Luc�a que nos miraba fijamente. Me par� en
seco, pero Jes�s que me agarraba por las caderas imped�a que me levantara. Con
la polla de mi hermano dentro de mis entra�as, buscaba una explicaci�n que darle
a Luc�a, mi mejor amiga y novia de Jes�s. Pero no tuve tiempo. Ella habl� antes:
Te dije que de hoy no pasaba. Hemos tardado desde luego,
pero al final ha ca�do.
Pero yo.. �de qu� hablas Luc�a? � Yo estaba alucinando.
Como te he dicho muchas veces, para mantener a tu hombre,
una mujer debe saber contentarlo, hacer que sus fantas�as se hagan realidad.
Desde que empec� a salir con Jes�s averig�� que su mayor fantas�a era
mont�rselo contigo. De modo que puse este plan en marcha para lograrlo.
Me sent�a manejada, como un mu�eco con el que juegan dos
ni�os caprichosos. Luc�a vio mi desconcierto:
No te enfades. Eres el objeto de deseo de dos personas.
S�, tambi�n el m�o. Todo este juego ha hecho que yo tambi�n te desee. Y mira
cu�nto....
Lucia se bajo la falda, dejando a la vista un consolador a la
altura de su entrepierna que llevaba cogido con correas.
Dime.. �quieres que tu hermano y yo te follemos? �nete a
nosotros en esta loca pasi�n.
Mir� a mi hermano. Sonre�a. Mir� a Luc�a y su consolador. Y
acept�.
Pasamos toda la ma�ana follando en todas las posturas
posibles.... yo a cuatro patas penetrada por Luc�a, que a su vez lo era por
Jes�s, penetrada a la vez por Jes�s por el co�o y Luc�a por mi ano, chup�ndosela
a Jes�s mientras Luc�a me chupaba a mi...
Perd� la cuenta de las veces que me corr� en apenas 3 � 4
horas.
Yo estaba algo confundida. Mi mente no se aclaraba, �qu� iba
a pasar ahora? Pero Luc�a lo dijo claro:
- Al salir con tu hermano, no pierdo una amiga, sino que gano
una amante.