Relato: Todo en familia (02)



Relato: Todo en familia (02)

La ma�ana siguiente tan pronto nos despertamos comenzamos con el ritual
que
desde que empec� a follar con mis padres se hab�a convertido en
un
maravillosa y placentera rutina. En primer lugar mi madre y yo nos metimos
en la ducha donde mutuamente nos enjabonamos y sobamos, para terminar sin
soluci�n de continuidad, bes�ndonos ardorosamente mientras nos
metemos la
una a la otra varios dedos en nuestras grutas �vidas de sexo. Terminada
nuestra ducha preparamos la ba�era para que Alberto tome su ba�o.
Entre las
dos le enjabonamos y lavamos, d�ndole un trato muy especial a sus zonas
m�s
sensibles, su polla y su ano, que limpiamos con nuestras lenguas. Antes de
que mi madre termine con su trabajo en la polla de mi padrastro yo me
ausento un momento para volver con un vaso donde recojo la copiosa corrida
que todas las ma�anas nos ofrece Alberto, por mas que la noche anterior
nos
haya follado como una bestia.


Una vez terminamos de ducharnos pasamos a desayunar.
El chico al que le hice
la mamada el primer d�a nos trajo un completo desayuno con tostadas,
mantequilla, mermeladas, fruta, leche, zumos, caf� del que dimos buena
cuenta, con una peque�a adici�n de nuestra parte pues en lugar
de usar la
mermelada usamos el semen de Alberto en las tostadas de los tres.


Cuando ya est�bamos saciados pasamos
a la inspecci�n diaria que Alberto nos
hace. Mi madre y yo nos tumbamos sobre la cama con las piernas bien abiertas
para que as� Alberto comprobase que nuestros co�os estaban bien
depilados.
Alberto nos pas� la mano sobre nuestros montes de Venus y tras un lamet�n
sobre cada unos de nuestros chochitos nos dio el visto bueno. Entonces
pasamos a la segunda parte de la inspecci�n. Nos pusimos a cuatro patas
en
el suelo mientras Alberto volv�a con un gran vaso de agua y una jeringa
de
50 c.c. Mi padrastro llen� la jeringa y me la insert� en el culo
metiendome
de golpe toda aquella cantidad de agua, la cual estaba casi hirviendo.
Sentir aquel inmenso calor dentro de mi recto era una sensaci�n a la
que me
estaba volviendo adicta. Despu�s repiti� la operaci�n con
mi madre. Cuando
nos pusimos en pie para ir al ba�o a vaciar nuestros intestinos Alberto
nos
dijo: - Nada de ir ahora al ba�o o llegaremos tarde. Vestios ya.


- Tenemos muchas ganas de ir al ba�o.
Tenemos el esf�nter lleno - dijo mi
madre.


- �No entend�is mis ordenes,
putitas? - pregunt� Alberto mientras cog�a su
cintur�n del armario - �Tendr� que azotaros para que obedezc�is?.


- No, amo - respondimos al un�sono.


Nos vestimos como lo hab�amos estado
haciendo desde que llegamos a la isla y
tras recoger una bolsa de playa y una nevera port�til con todo lo necesario
para la excursi�n salimos de la habitaci�n. Con dificultades bajamos
al
vest�bulo donde ya nos esperaba H�ctor, acompa�ado por
otras dos personas.
Apenas pod�amos caminar pues a cada paso nuestros esf�nteres estaban
a punto
de ceder, de manera que con peque�os pasos nos reunimos con nuestro gu�a
y
sus acompa�antes. Estos eran un chico y una chica. El chico, de nombre
Jairo, era un tipo negro y tan musculoso como H�ctor pero mas bajo y
mas
apuesto, pues mientras H�ctor parec�a un robot, Jairo recordaba
a un adonis
de �bano. Por su parte la chica era toda una sorpresa. Zenobia, que ese
era
su nombre, era prima de Jairo y ten�a solo 18 a�os. Su origen
era una mezcla
de razas espectacular, pues su madre era mulata y su padre un diplom�tico
chino al que no hab�a visto nunca y que no se hab�a preocupado
de la hija
que dej� en Cuba. Sus rasgos faciales eran bell�simos con una
carita de
mu�eca de porcelana enmarcada por una melena negra que contrastaban con
su
piel morena. Ten�a unos peque�os pechos que coincid�an
con lo habitual en
las mujeres orientales y cuyo contrapunto eran los grandes y p�treos
pezones
que los coronaban y que se marcaban a trav�s del jersey de manga larga
que
la mestiza vest�a. Luego tenia dos piernas incre�blemente bien
torneadas
rematadas por un culo propio de una mulata como su madre.


Tras las presentaciones nos dirigimos al aparcamiento
donde estaba el
todoterreno japon�s que hab�amos alquilado para desplazarnos por
la isla y
con Jairo tras el volante nos dirigimos a nuestro destino. En el coche Jairo
nos explic� que �l y H�ctor se hab�an conocido en
una academia militar donde
los dos cursaron estudios para entrar en el ejercito como oficiales, aunque
H�ctor termin� por abandonarla antes de finalizar sus estudios.
Y desde
entonces eran amigos de juergas y sexo, pues ambos hab�an descubierto
all�
que ten�an un gusto muy amplio en materia sexual. En cuanto a Zenobia,
el
mismo Jairo nos confeso que se trataba de su prima a la que desde hacia un
mes, cuando hab�a cumplido los 18, estaba domando.


Mi padrastro interrumpi� la explicaci�n
de Jairo: - �Tu prima esta sin
estrenar?.


- Su co�o y su culo son v�rgenes,
mi hermano - dijo Jairo - Si sabes ser
generoso puedes ser el primero en montarla.


- Dalo por hecho. Os recompensare como merece
una cosa as� - replic� mi
padrastro alborozado.


Mi madre y yo miramos a Zenobia la cual aun
no hab�a dicho una sola palabra
y que asent�a a lo que dec�a su primo
.
- �Es d�cil Zenobia? - pregunt� Alberto.


- Mucho - respondi� Jairo con una sonrisa
- �A que si?.


Zenobia, a quien iba dirigida la pregunta de
Jairo volvi� a asentir pero no
dijo ni una palabra.


- Esta bien, perrita - dijo Jairo a su prima
con voz imperativa - Ya puedes
hablar y qu�tate la camiseta para que vean que es lo que te gusta.


A m� me hab�a extra�ado
que la chica vistiese un jersey de manga larga con
el calor que hacia pero al quitarselo lo comprend�. En los brazos, alrededor
de sus peque�os pechos y rodeando su barriga ten�a marcas de cuerdas,
debidas
a haber estado fuertemente atada. Tanto a mi madre como a mi nos dejaron
alucinadas tales marcas y las dos a la vez, puesto que est�bamos sentadas
a
los lados de la mestiza tocamos aquellas se�ales que tenia alrededor
de las
tetas. Zenobia se estremeci� de placer con solo rozarla.


-Guau, son impresionantes - dijo mi madre -
Alberto me ha atado muchas veces
pero nunca me ha dejado se�ales tan marcadas, sobre todo porque yo no
aguantar�a tanto castigo.


- Realmente te gusta que te castiguen y el
dolor - dije yo medio preguntando
medio asintiendo.


- Si - dijo Zenobia con un hilo de voz - Me
gusta mucho.


- Genial - dijo Alberto - Me gustara comprobarlo.


En aquel momento Jairo abandon� la carretera
principal y se intern� por un
camino de tierra. Tras diez minutos nos detuvimos frente a una verja
met�lica cerrada por un grueso candado. De la alambrada colgaba un cartel
que dec�a: Prohibido el Paso. Zona Militar.


Alberto, mi madre y yo est�bamos perplejos.
Jairo nos vio la cara y
sonriendo nos dijo: - No os preocup�is. Esta es una zona de maniobras
que
lleva a�os sin ser usada y donde nunca viene nadie. En ella hay una playa
que es adonde vamos.


Jairo se bajo del coche y abri� el candado
con una llave, franqueando as� el
paso, para cerrarlo de nuevo una vez dentro. Una vez de nuevo en marcha nos
dijo que hab�a cogido la llave del cuartel donde estaba destinado, el
cual
no estaba muy lejos de aquel campo de maniobras.


La playa era estupenda, con fina arena blanca,
rodeada por una abundante
vegetaci�n y lo que era mejor totalmente solitaria.


Nada mas bajar del coche los seis nos desnudamos
y mi madre y yo pedimos
permiso a Alberto para descargar nuestros anos, pues ya no pod�amos m�s.


- De acuerdo - accedi� Alberto - Pero
hacedlo aqu� delante nuestra.


- Si queremos verlo - dijeron entusiasmados
H�ctor, Jairo y Zenobia.


Nos pusimos en cuclillas y liberamos el liquido
contenido en nuestros
rectos, descansando por fin. Todos estuvieron encantados por el escatol�gico
espect�culo y despu�s nos metimos en el mar para limpiarnos.
Una vez fuera me fije en Jairo y Zenobia. �l era en efecto casi tan
musculoso como H�ctor pero no ten�a una polla tan larga aunque
ten�a una
longitud respetable de unos 19 cent�metros, pero lo que le faltaba de
longitud lo supl�a en grosor, pues como m�nimo el di�metro
de aquella verga
era de 10 cent�metros. Zenobia por su parte ten�a el co�o
depilado y las
marcas de cuerdas se extend�an alrededor de su culo y sus muslos.


En aquel momento lo que hicimos fue embadurnarnos
de crema bronceadora y
tumbarnos a tomar el sol un rato. Yo no tard� en quedarme dormida arrullada
por el sonido de los p�jaros y envuelta en el c�lido sol tropical
y la suave
brisa que soplaba desde el mar.


Hora y media despu�s me despert�
al escuchar unos gemidos de placer. Me
levant� un poco y vi a Zenobia arrodillada en el suelo. Una gruesa cuerda
estaba enrollada alrededor de su cuerpo, presionando sus muslos, culo y
pechos. La chica tenia el cuerpo arqueado hacia atr�s y sus brazos estirados
en la misma direcci�n, de manera que sus manos estaban junto a sus pies.
Una
observaci�n mas detallada me revel� que las mu�ecas de
la chica estaban
atadas a sus tobillos. Jairo tumb� a Zenobia sobre su vientre y at�
una
cuerda a las ligaduras que inmovilizaban los brazos y piernas de su prima.
Hizo pasar la cuerda por una gruesa rama del �rbol bajo el que estaban
y
despu�s empez� a tirar de la cuerda. Pronto la mulata estuvo suspendida
en
el aire con todo el peso de su cuerpo descansando sobre sus tobillos y
mu�ecas. Esto unido a la incomoda postura ten�a necesariamente
que dolerle,
pero sin embargo Zenobia gem�a de placer. Jairo at� fuertemente
la cuerda al
�rbol y entonces se coloc� frente a su prima. La hab�a
elevado lo suficiente
como para que la boca de Zenobia quedase frente a su polla. El le acerc�
su
verga y ella se la trag� sin dudar. La boquita de la chica estaba repleta
con aquel descomunal pedazo de carne y m�sculo pero se empleaba a fondo
logrando arrancar exclamaciones de placer a su primo. Sin embargo Zenobia no
lograba tragarse mas de la mitad de la verga de Jairo y entonces este
comenz� a balancear a su prima, cada vez con mas fuerza. Zenobia permaneci�
todo el tiempo con la boca abierta de manera que cuando en su trayectoria se
aproximaba a Jairo de golpe se introduc�a la polla de este en su boca,
para
inmediatamente despu�s abandonarla. As� logr� Jairo que
su prima tuviese
toda su verga dentro de la boca, pero tan solo durante breves instantes, lo
cual no parec�a satisfacerle. Por eso en uno de los movimientos pendulares
y
cuando Zenobia tenia toda la polla dentro Jairo fren� repentinamente
el
balanceo. Zenobia se qued� con todo aquel nabo dentro de su boca, tocando
casi sus am�gdalas y cort�ndole la respiraci�n. La joven
empez� a mostrar
resistencia y trataba de sacarse aquel intruso de la boca pero no pod�a.
Al
cabo de tres minutos dej� de resistirse y entonces Jairo le saco el miembro
de la boca. Zenobia tom� aire y Jairo volvi� a la carga meti�ndosela
de
nuevo hasta los cojones. Esta vez Zenobia se someti� y no se revolvi�
tratando de sacarse la polla de la boca, pero ya era tarde pues su primera
reacci�n no hab�a gustado a Jairo.


- Has hecho mal, putita - dijo Jairo con tono
desaprobador - Sabes que no
tolero las desobediencias de modo que tendr� que castigarte.


En aquel momento me fije en el sitio donde
estaban mis padres y H�ctor. Los
tres estaban sobre una manta y se lo estaban pasando muy bien. La escena era
espectacular pues resultaba que H�ctor le estaba chupando la polla a
mi
padrastro, quien a su vez no dejaba de lamer el co�o a mi madre, mientras
que esta se tragaba el m�stil de H�ctor. Los tres estaban muy
ocupados en su
faena y no se dieron cuenta de que yo los miraba entusiasmada, pues ahora lo
que quer�a era verlos en acci�n. Mientras les espiaba me estaba
metiendo
cuantos dedos pod�a en el co�o y me masturbaba fren�ticamente.
Estaba tan
absorta en mi masturbaci�n que no me di cuenta de que Jairo se hab�a
acercado sigilosamente hasta donde yo estaba hasta que fue tarde. El cubano
me agarr� fuertemente por el pelo y dio un tir�n, arrastr�ndome
por la
arena.


-Mira esta putita - grito Jairo - Solo quiere
divertirse ella. Eres muy
ego�sta.


- Creo que deber�a castigarla - dijo
mi padrastro dejando de lamer a mi
madre un instante - Que no olvide que debe compartir su placer.


- As� lo har� - replic�
el cubano.


Antes de que pudiese decir nada me encontr�
fuertemente atada al tronco de
un �rbol con las piernas totalmente abiertas. Las cuerdas rodeaban mis
muslos, mis nalgas, separaban los labios de mi co�o y oprim�an
mi vientre,
mis pechos y mi cuello. Adem�s Jairo me vendo los ojos de manera que
no ve�a
nada en absoluto. Trate de moverme tal y como estaba pero al m�nimo
movimiento las cuerdas se tensaban apretando todo mi cuerpo y dificult�ndome
la respiraci�n.


- Estate quieta, chica - dijo sarc�sticamente
Jairo - Si te revuelves se
tensaran mas las cuerdas.


Yo hice caso a lo que me dijo y permanec�
totalmente quieta. Pod�a o�r a mis
padres y a H�ctor jadeando y tambi�n que alguien que evidentemente
era Jairo
estaba abriendo la nevera port�til y buscaba algo en su interior. Yo
me
preguntaba que demonios pod�a ser lo que estar�a buscando y pronto
logre mi
respuesta.


De repente note como algo incre�blemente
fr�o era presionado con fuerza
sobre mi cl�toris. Lo imprevisto de aquella acci�n me hizo dar
un respingo
que tens� con fuerza mis ligaduras y me hizo proferir un peque�o
grito de
dolor. Estaba presionando un cubito de hielo en mi vagina y la sensaci�n
era
de un fr�o incre�ble, hasta el punto que era doloroso. Tras unos
segundos,
cuando ya ten�a el cl�toris insensibilizado por el fr�o
con un fuerte
pellizco me desentumeci� aquella zona. Entonces comenz� a aplicarme
el
cubito de hielo de igual modo en otras zonas de mi cuerpo, como mi culo,
bajo mis pechos, en el cuello y mi reacci�n segu�a siendo la misma
pues
nunca sabia donde me pondr�a el cubito y la sorpresa hacia que diese
un
espasmo por mas que tratase de controlarme. La sensaci�n de opresi�n
y el
fr�o y el dolor de los pellizcos comenzaba a gustarme y notaba que se
escapaban mis flujos piernas abajo. Entonces me puso el cubito en un pez�n,
eso fue muy doloroso y del respingo que di casi me rompo algo por la
presi�n de la cuerdas. Tras ponerme el cubito sin embargo no me dio un
pellizco en el pez�n aunque not� una sensaci�n extra�a,
cosa que luego hizo
con el otro pez�n. Despu�s de casi 10 minutos jugando con el hielo
y mi piel
Jairo se cans� de ese castigo y me quit� la venda. Entonces vi
lo que hab�a
hecho en mis pezones. Los hab�a atravesado con una aguja hipod�rmica.
Estaba
alucinada no me dol�a nada ni hab�a notado el pinchazo, aun m�s
ni siquiera
sangraba. Yo que quer�a ponerme unos pendientes en los pezones y no me
hab�a
atrevido porque cre�a que seria muy doloroso no sal�a de mi asombro.
Realmente Jairo sabia muy bien lo que hacia.


Entre tanto mis padres y H�ctor hab�an
cambiado de postura y ahora hab�an
preparado un delicioso s�ndwich. Mi madre era empalada por el co�o
por
Alberto que met�a su polla hasta el fondo del �tero de mi madre
con fuerza,
mientras que H�ctor follaba el culo de mi madre. Aquel m�stil
de �bano
entraba y sal�a a voluntad del dilatado ojete de mi progenitora la cual
no
hacia mas que gemir de placer. Los dos machos la estaban follando a fondo
como el manantial de flujos que brotaba del co�o de mi madre indicaba.
Adem�s H�ctor le apretaba los pezones con fuerza hasta ponerlos
rojos como
la sangre, lo que a mi madre le encanta. La doble follada que estaba
recibiendo mi madre adem�s era de las duras porque de vez en cuando H�ctor
retiraba su polla del culo de mi madre y se la clavaba en el co�o junto
con
la de mi padrastro momento en el que mi madre gem�a y gritaba de placer
totalmente ajena al resto del mundo.


Jairo me desat� del �rbol pero
una vez suelta me at� las manos entre si y
tambi�n at� mis pies dej�ndome la posibilidad de avanzar
solo a saltitos. De
ese modo me llev� junto a Zenobia. La descolg� del �rbol
y la at� igual que
a mi. Cogi� una barra met�lica que hab�a tra�do
y nos at� las manos a cada
uno de sus extremos y luego en el centro de la barra at� la cuerda de
donde
hab�a estado suspendida su prima. Luego tir� de la cuerda elevando
la barra
y nuestras manos con ella hasta que tuvimos que ponernos de puntillas. Tras
dejarnos en tan precaria posici�n cogi� la mochila que hab�a
tra�do y
comenz� a buscar algo en ella. Sac� varias pinzas de la ropa y
una serie de
cadenas finas. La coloc� a Zenobia pinzas en los pezones, en los labios
vaginales y en el cl�toris, mientras que a mi solo me coloc� las
pinzas en
los labios vaginales y el cl�toris. Tan pronto me puso la primera pinza
pude
notar que no se trataba de pinzas normales. Estas apretaban much�simo
mas y
no se soltaban por mas que tirasen de ellas. Luego enganch� las cadenas
a
las pinzas y a las agujas de mis pezones haciendo que los extremos de la
cadenas estuviesen sujetos a las dos quedando unidas de ese modo. Entonces
nos vend� los ojos. Despu�s de unos segundos de espera de repente
sent� que
algo fino y flexible golpeaba mis nalgas. No fue una sensaci�n muy dolorosa
sino de intenso y molesto picor que me hizo perder el equilibrio. Al
tambalearme yo tens� las cadenas que me un�an a Zenobia y esta
grit� de
dolor al tirar de sus pezones, labios vaginales y cl�toris las pinzas.
A su
vez ella tambi�n perdi� el equilibrio tirando de m� y haci�ndome
gritar de
dolor.


- Ahora deb�is tener en cuenta a vuestra
compa�era en el castigo porque no
solo vuestras acciones os pueden causar dolor sino tambi�n las de ella
-
dijo Jairo con voz seria.


El cubano sigui� azot�ndonos
y poco a poco comenzamos a resistir los azotes
sin tambalearnos y sin tirar de nuestra compa�era. Aquel torrente de
sensaciones mezcladas, el dolor y el entumecimiento de mis pezones y labios
vaginales, la molestia de los azotes, el suspense acerca de donde seria el
siguiente azote y el morbo y la calentura de la situaci�n estaba haciendo
que disfrutase aquello y que tuviese los muslos y el co�o como si me
hubiesen vertido un cubo de agua en aquella zona. Al cabo de cinco minutos
de suplicio aguant�bamos inm�viles los azotes y entonces Jairo
par�.
El cubano y mi padrastro nos soltaron y quitaron las vendas mientras que mi
madre segu�a aun con la polla de H�ctor en el culo, aunque este
se la sac�
r�pidamente en cuanto estuve libre.


Mi padre agarr� a Zenobia por el pelo
y la llevo hasta donde estaba aparcado
el todoterreno. La at� sobre el cap� caliente dej�ndola
con el culo en
pompa. Zenobia se revolv�a porque el cap� estaba bastante caliente
tras
llevar mucho tiempo parado al sol, pero mi padre le dio un par de azotes con
la vara de madera que Jairo hab�a estado usando con nosotras en el co�o
e
inmediatamente se estuvo quieta aguantando el calor. Mi padre se coloc�
detr�s de ella y tras escupir en la punta de su polla la apoy�
en el ojete
de Zenobia. Con fuerza fue introduciendo su polla en el ojete virgen de
Zenobia, esta gritaba de dolor aunque cuando mi padre paraba un momento en
su primera introducci�n ella gritaba dici�ndola que la reventase
y que le
rompiese el culo, insult�ndole para que siguiese abriendo su recto. Tras
haberle metido 10 de sus 25 cent�metros de polla, mi padre se la termin�
de
clavar de una sola vez. Zenobia aull� de dolor y placer al sentir como
su
ano se abr�a en dos ante el avance arrollador del cipote de mi padre.
Sin
darle tregua ninguna comenz� a moverse dentro y fuera cada vez con mas
fuerza, mientras que la mulata gem�a de placer con el culo reventado.


Mientras tanto yo me estaba ocupando del poll�n
de H�ctor con todo esmero.
Primero lo ensaliv� de arriba abajo y me lo trague hasta los cojones
con la
aprobaci�n del semental. Una vez estuvo bien h�medo y al ver como
disfrutaba
Zenobia mientras le abr�an el culo yo quise tambi�n recordar como
fue mi
primera vez por el culo, de lo cual solo hac�a casi un mes. Me puse a
cuatro
patas en el suelo y me abr� las nalgas. H�ctor comenz�
a lamerme el culo,
metiendome la lengua bien adentro, pero eso no era lo que quer�a.


- Para, para - le dije entrecortadamente a
H�ctor - Lo que quiero es que me
revientes el culo, que me rompas el esf�nter.


- Como quiera la putita - me dijo H�ctor.


Puso su poll�n en la abertura de mi
ano y comenz� a empujar. Sent� como me
abr�a para dejar paso a aquel majestuoso carajo. Pero era muy grande
y
aquella presi�n me estaba arrasando por dentro. Dol�a mucho y
yo estaba
llorando y no dejaba de gritar, pero de pronto not� que H�ctor
paraba y
trataba de sacar la polla.


-� Que co�o haces, negro! - grit�
yo cabreada - �No la saques y termina de
romperme!.


Y as� lo hizo, de un solo golpe termin�
de metermela. Yo notaba el capullo
en el estomago y que mi culo estaba sangrando, pero era feliz. Empec�
a
moverme yo misma para sentir aquella cosa en mi interior en toda su
grandiosidad y pronto H�ctor comenz� a cabalgarme sin piedad.
Tenia el culo
realmente abierto y cuando H�ctor sacaba su polla y dejaba mi abierto
y rojo
ojete al descubierto notaba como la brisa del mar entraba por mi ano.
Tanto Zenobia como yo est�bamos recibiendo una follada anal que nos hab�a
destrozado el esf�nter pero est�bamos disfrutando de modo incre�ble
y
nuestros gemidos de placer eran atronadores. Realmente hubi�semos deseado
habernos quedado as� empaladas para siempre.


A la vez mi madre estaba recibiendo un tratamiento
especial por parte de
Jairo. Este hab�a atado a mi progenitora de modo que estaba totalmente
abierta, con sus piernas pegando con su pecho y tumbada en el suelo. Esta
postura permit�a un total acceso de Jairo a los agujeros de mi madre.
Primero coloc� las pinzas en el co�o de mi madre de manera que
llen� sus
labios vaginales y su cl�toris de pinzas. Mi madre estaba alucinando
con
semejante castigo y no dejaba de insultar a Jairo para que este siguiese
castig�ndola. Despu�s de llenar de pinzas su co�o Jairo
cogi� dos pinzas y
las coloc� en los pezones de mi madre y a estas uni� unas cadenas
de manera
que as� pod�a tirar de sus pezones a voluntad. Entonces comenz�
a introducir
su tronco de carne en el recto de mi madre. Esta aullaba de placer a medida
que notaba como aquel grueso falo se abr�a camino en su interior, a la
vez
que Jairo tiraba de las cadenas estirando sus pezones como si fuesen de
goma. Una vez la tuvo toda dentro Jairo comenz� a follar a mi madre como
si
estuviese cabalgandola y tiraba de las cadenas como si fuesen las riendas de
la yegua que montaba. Mi madre no dejaba de gemir y de repente un chorro de
flujos sali� disparado de su co�o para ir a parar al vientre de
Jairo.


Las tres parejas estuvimos as� como
un cuarto de hora momento en el cual los
chicos ya no pod�an aguantar mas sus ganas de correrse. Mi padre le sac�
la
polla del culo a Zenobia, estaba cubierta por restos de heces de la chica y
algo de sangre de la hemorragia que le hab�a causado el primer polvo
anal
que le echaban, pero ella no dud� y se la meti� en la boca hasta
trag�rsela
por completo. Lami� y lami� hasta que por fin logr� su
recompensa. Un
torrente de semen sali� disparado de la polla de Alberto y fue directo
a la
garganta de Zenobia que casi se ahoga por la cantidad de la corrida y que
solo en parte trag�, mientras que el resto fue a parar a su cuello y
pechos.
Mi padrastro cogi� y lami� luego su propia corrida para terminar
pas�ndola a
la boca de Zenobia con su lengua.


En cuanto a mi, H�ctor se corri�
en mi culo, dej�ndolo hecho un manantial de
semen porque cuando se retiro era tal la cantidad de semen que hab�a
volcado
en mi ano que brotaba de el sin ning�n esfuerzo. H�ctor se puso
a lamer mi
culo y disfrut� en solitario de su propia corrida sin querer compartir
nada
conmigo.


Jairo por su parte desat� a mi madre,
tiempo en el cual se le pas� la
urgencia de correrse. Entonces puso primero su ano delante de la boca de mi
madre para que se lo lamiese, y mi madre �vidamente as� lo hizo.
Cuando
estuvo bien h�medo Jairo agarr� a mi madre por las orejas y comenz�
a
follarle la boca con br�o mientras que mi madre comenz� a meterle
dedos por
el culo al cubano. Me quede de piedra cuando vi que la mano entera de mi
madre se perd�a entre las p�treas nalgas del negro. Jairo aguant�
siendo
follado por el pu�o de mi madre y follando a su vez su boca un par de
minutos, para terminar lanzando una copiosa corrida que mi madre se trag�
en
su totalidad.


Las chicas est�bamos un tanto exhaustas
y se motaba en nuestra cara el
agotamiento que sent�amos pero los chicos enseguida estuvieron listos
para
continuar. Mi padre cogi� de nuevo a Zenobia por el pelo y la tumb�
en la
arena. Estaba claro que quer�a terminar de desvirgarla y aun le faltaba
catar su co�o. Hizo que se abriese bien de piernas y apuntando su verga
al
cerrado co�o de la mestiza se la clav� de un golpe. Zenobia grit�
de dolor y
placer ante la s�bita entrada del falo de mi padrastro pero pronto exig�a
a
este que la follase con mas fuerza.


Mi madre y yo comenzamos a acariciarnos viendo
el espect�culo. Pronto
est�bamos bes�ndonos con pasi�n y masajeando nuestros cuerpos.


Mientras tanto Jairo y H�ctor tambi�n
se divert�an por su cuenta. H�ctor
estaba lamiendo el culo de Jairo a fondo y cuando su polla estuvo totalmente
preparada se la meti� sin compasi�n a Jairo. Este estaba como
loco con
aquella polla en el culo. Gem�a y gritaba de placer exigiendo que le
follase
mas deprisa. H�ctor obedec�a fren�ticamente las exigencias
de su compa�ero
de juegos y le enculaba salvajemente, lo cual arrancaba mas gemidos de
placer a Jairo.
Tras la corrida anterior los chicos no estaban tan frescos y aguantaron mas
antes de volver a correrse. Mi padrastro lo hizo en el co�o de Zenobia
y
luego le limpi� la vagina cuidadosamente no dejando ni un rastro de esperma,
recogi�ndolo todo con su lengua y luego comparti�ndolo con Zenobia.
Por su
parte, H�ctor vino hasta mi y me puso su polla sucia delante de la boca.
Yo
dude un instante pero me la tragu� entera chupandola hasta que me
proporciono una raci�n de semen que yo ansiaba, mientras que Jairo se
dobl�
por la mitad levantando sus piernas hasta que tocaron su pecho y entonces
mientras se met�a el pu�o en el culo se corri� en su propia
boca, bebi�ndose
todo su semen sin compartir nada.


Tras este ultimo embate necesit�bamos
descansar los seis y como ya era la
hora de comer a eso nos dedicamos. Tras saciar nuestra hambre nos tumbamos a
reposar la comida y como recompensa por haber sido unas buenas sumisas los
chicos nos dieron un masaje con aceites perfumados que nos hicieron olvidar
los castigos que antes nos hab�an infligido. Gracias a los masajes nos
quedamos dormidas y pudimos descansar para la sesi�n de sexo de la tarde.
Esta la iniciaron los chicos por su cuenta y debido al esc�ndalo que
estaban
formando nos despertaron. Al abrir los ojos nos encontramos con un
espect�culo estupendo. Alberto estaba recibiendo en su culo la polla
desproporcionada de Jairo y a la vez le chupaba la verga a H�ctor. Los
tres
se lo estaban pasando de vicio, pues gem�an y resoplaban de modo
ensordecedor demostrando que aquello les gustaba y mucho.


Las chicas nos pusimos a masturbarnos al ver
aquel espect�culo. Zenobia y yo
nos besamos apasionadamente viendo como su primo follaba a mi padre con
verdadera pasi�n. Pronto comenzamos a meternos mutuamente dedos en la
vagina. Era estupendo introducir mis dedos en aquel chochito reci�n
desvirgado, tan h�medo y acogedor. Las sensaciones que recorr�an
mi cuerpo
me ten�an a mil por hora y dispuesta a cualquier cosa. Por su parte Zenobia
introduc�a sus dedos movi�ndolos en mi interior lo cual me arrancaba
suspiros de placer. Aprovechando mi capacidad para dilatar mi co�o Zenobia
introdujo todos los dedos de su mano izquierda y una vez dentro presiono
hasta que todo el pu�o entr�. Aquello no me doli� nada
y de hecho tener toda
aquella mano dentro de mi c�lida vulva me hizo gritar de placer. Zenobia
mov�a su mano con lentitud haci�ndome disfrutar cada mil�metro
que met�a o
sacaba de mi interior. Yo estaba en la gloria, pues nunca hab�a tenido
una
sensaci�n como aquella. Despu�s sin sacarme la mano Zenobia se
puso a
lamerme el cl�toris lo cual fue ya el golpe definitivo. Me corr�
como nunca
hab�a hecho y cuando Zenobia sac� su mano, mientras segu�a
chup�ndome un
chorro de flujo sali� disparado de mi vagina aterrizando en su cara.
Zenobia
se relami� y sigui� con su afanosa lamida hasta que yo de puro
placer
termine orin�ndome. Zenobia no se apart� y sigui� lamiendo
mientras beb�a
parte de mi meada y el resto resbalaba por su cuerpo.


Mi madre entre tanto no se qued� quieta.
Cogi� el bote de aceite de masaje y
con el liquido lubric� tanto su culo como su co�o. Despu�s
sac� una botella
de agua de un litro que hab�amos tra�do y la unto con el �leo
y entonces
hizo algo alucinante. Poco a poco comenz� a introducirla en su vagina.
Muy
lentamente se iba metiendo aquel trozo de pl�stico en su interior lanzando
fuertes gemidos con cada movimiento. Era realmente incre�ble verlo pues
la
botella era mas gruesa que mis dos pu�os juntos. Cuando llego a la mitad
de
su longitud comenz� a moverla como si fuese un gran consolador aunque
con
peque�os movimientos los cuales hac�an que se estremeciese de
placer. Luego
tan lentamente como se la hab�a metido se la sac� y pas�
a usarla en su
abertura anal. Aqu� le cost� mas trabajo pero tras un rato llego
a
insertarsela en el culo hasta el mismo punto donde hab�a llegado por
el
co�o. Tan bestiales penetraciones la llevaron a alcanzar unos orgasmos
demenciales y sus piernas y la toalla sobre la que estaba colocada estaban
tan mojadas como si le hubiesen echado varios cubos de agua.


A la vista de aquella visi�n que ofrec�amos
a los chicos Jairo termin�
r�pidamente de encular a mi padrastro y se dirigi� hacia nosotras
mientras
que Alberto pasaba a ocuparse del culo de H�ctor. Jairo nos puso a Zenobia
y
a mi a cuatro patas una al lado de la otra, e hizo que mi madre se colocase
tras nosotras pero sin sacarse la botella. Entonces comenz� a follarnos
el
culo a las dos mientras mi madre se lo lam�a a �l. Era bestial
tener aquella
polla gord�sima en el culo, su grosor hac�a que las paredes de
mi recto se
dilatasen al m�ximo y me hacia sentir una mezcla de placer y dolor
dif�cilmente descriptible. Los embates de aquel poll�n me pon�an
en cuesti�n
de segundos al borde del orgasmo pero en ese momento Jairo abandonaba mi
culo y se la met�a a su prima. En aquellos momento en que mi ojete abierto
reclamaba que volviesen a ocuparlo mi madre met�a en mi interior su lengua,
abandonando el ano de Jairo por algunos momentos y me humedec�a el recto
prepar�ndolo para la pr�xima entrada del falo de Jairo.
Alberto a su vez estaba cabalgando a H�ctor con las mismas ganas con
que nos
follaba a nosotras y el negro gem�a y suspiraba de placer como una golfa.
Despu�s de un rato cambiaron de postura y mi padre se sent� en
el suelo y
luego H�ctor se empal� en su polla d�ndole la espalda.
Alberto entonces
comenz� a sobarle la polla mientras le petaba el culo hasta que logro
que
H�ctor lanzase una andanada de semen que se perdi� en la arena.
Luego fue mi
padre quien se empal� con la polla de H�ctor en esta misma postura
pero en
este caso no fue necesario que H�ctor masturbase a mi padrastro pues
este se
corri� tan solo de la follada anal que estaba recibiendo.


Tras las dos corridas de H�ctor y mi
padre la fiesta tocaba a su fin. Poco
despu�s Jairo se corri� en la boca de mi madre con gran intensidad
y esta
comparti� algo este n�ctar con nosotras. Entonces todos nos ba�amos
en el
mar y una vez relajados tras el ba�o y todo lo que hab�amos follado,
recogimos y volvimos al hotel.


Los cinco d�as siguientes nos los pasamos
en el hotel follando con H�ctor,
Jairo y Zenobia de manera que poco m�s vimos de Cuba, pero realmente
mereci�
la pena. Este hab�a sido el mejor viaje que hab�a hecho nunca
y cuando volv�
a casa pens� que dif�cilmente podr�a igualar las aventuras
que hab�a vivido,
pero nada mas lejos de lo que pas� pues una vez de vuelta en casa comenz�
lo
bueno.



CONTINUARA.....





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Relato: Todo en familia (02)
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