Relato: Analista analizada (4)





Relato: Analista analizada (4)


ANALISTA ANALIZADA (4)




[Las cosas se ponen serias para Lucy: la joven analista va
a ser objeto de un primer "an�lisis" muy especial
]




De mala gana, la joven se puso en pie. Los dos hombres se hab�an alejado de ella
y la esperaban en el sal�n de la suite, junto al escritorio, que hab�an separado
de la pared.




�A ver, Lucy, pon atenci�n en lo que voy a decirte�le indic� Lou, con un tono
muy comercial�. Ya has tenido ocasi�n de comprobar que, de los dos, yo soy el
que tiene la herramienta de mayor calibre. Pues bien, yo me reservo el segundo
lugar y ser� Jack el encargado de empezar a ensancharte tu apretado culito.
Espero que sepas apreciar lo considerados que somos contigo.



�Y para demostrarnos que aprecias de veras esa consideraci�n,
queremos que nos contestes a una pregunta muy f�cil: �te han dado ya por
culo antes de ahora?�a�adi� Jack.




Lucy hubiera preferido no tener que responder a esa clase de preguntas, hechas
en ese tono, pero comprend�a que era algo de poca importancia considerando la
situaci�n.




�S�contest� de mala gana.




�S� �qu�?




��Qu� de qu�?




Jack le dio un papirotazo en la mejilla con la punta de los dedos extendidos,
como un amago de bofetada.




�No te hagas la tonta. Debes expresarte con claridad, ya sabes que es uno de los
principios de un buen trabajo en equipo. Responde, s� �qu�?



�S�, me han dado por culo antes.




�Vaya, �en serio? �Ya ha habido alguien que te ha rellenado el recto con carne
de polla? Qu� propio de una putilla como t�. Me siento un poco decepcionado,
Lucy, pero no te preocupes, ya me lo cobrar� a lo largo de la noche. �Cu�ntas
veces te han enculado, zorra?




�No lo s�.




�Caramba, �tantas han sido que has perdido la cuenta?�dijo Jack, riendo�. Veo
que para ti la sodom�a es algo habitual, peque�a pecadora. Muy bien, entonces ya
sabes lo que te espera. S�lo voy a decirte c�mo quiero hacerlo. Te colocar�s
delante del escritorio y apoyar�s el pecho y la cabeza en �l. Tu espalda debe
quedar recta y m�s baja que tu trasero, de forma que levantes bien el culo en el
aire, �entiendes?




Siguiendo las instrucciones recibidas, Lucy peg� los muslos al escritorio y se
tendi� sobre �l. Sus pechos se aplastaron sobre el tablero, y su culo qued�,
como hab�a pronosticado Jack, ligeramente m�s alto que el tronco. Desde detr�s,
se ve�a muy redondo y duro, llenando de excitaci�n a los dos hombres.



��Vaya culazo tienes, golfa! �dijo Lou� Dale duro, Jack, se
lo merece por tener ese pedazo de trasero.



�Separa las piernas y pon los pies tocando exactamente las
patas del escritorio� orden� Jack.




�Este Jack est� lleno de man�as� ri� Lou.




�Nada de man�as, querido colega�respondi� Jack con toda seriedad�. Para tener
�xito en la entrada en un mercado nuevo, lo mejor es adoptar una postura
dominante.




�Bueno, Jack, te recuerdo que Lucy es una especialista en la materia�contest�
Lou con seriedad�. Pregunt�mosle a ella. Lucy, creo que Jack est� comparando tu
culo con un mercado. �Qu� es lo principal para tener �xito al entrar en tu culo,
digo en un mercado?




Con el rostro apoyado en la dura madera de teca y los dientes apretados de
rabia, Lucy contest�:




�Un buen an�lisis.




La carcajada de los dos hombres, aunque previsible, la humill� igualmente.




� �Un buen an�lisis? �No me digas! �Lou se part�a de risa�. �Qu�
casualidad tan estupenda, Lucy! �Si resulta que Jack es un maravilloso analista!




� �Un analista de primera, golfa! Y te voy a analizar muy a fondo
inmediatamente.



Lucy coloc� los pies contra las patas del escritorio, tal
como le hab�an dicho. Al hacerlo not� como el surco de sus nalgas quedaba
expuesto, y comprendi� que en aquella posici�n su recto se ve�a perfectamente,
apretado y rosa. Jack le acarici� sin prisas los tersos gl�teos, y despu�s pas�
un dedo humedecido con saliva sobre su agujero y se lo introdujo como antes,
despacio. La joven se esforzaba en relajarse y permitir el paso de aquel dedo
con la mayor suavidad posible.




�Hummm� Muy bien, Lucy�dijo Jack, aprobador�. Apretadito pero disponible. Sigue
as�. Y sobre todo y pase lo que pase, �no te muevas!




Despu�s de meter y sacar el dedo unas cuantas veces, lo retir�. Con el rabillo
del ojo, Lucy capt� el movimiento de la mano que se dirig�a hacia la entrepierna
de Jack y fue consciente de que �l tomaba su verga y la apuntaba hacia su
abierto e indefenso culo. Cerr� los ojos. Not� caer sobre su agujero algo
caliente y h�medo: Jack se lo ensalivaba, y luego el duro extremo de su verga se
apoy� en �l y empez� a presionar.




Aunque Lucy se hab�a propuesto no decirlo, en ese momento comprendi� que ante lo
inevitable era rid�culo seguir callando. En voz baja dijo:




�Jack, por favor, llevo un� llevo un lubricante en mi bolso. Por favor, �salo.




Por un momento, los dos hombres se quedaron de una pieza.




��Un lubricante? �En tu bolso?�pregunt� incr�dulo Lou�. �Quieres decir protector
labial o algo as�?




�No, quiero decir lubricante�y para sus adentros Lucy a�adi� �Imb�cil�;
esos dos se cre�an tan lanzados, tan osados; s�, imb�ciles�. Un tubo de
lubricante anal�aclar�, para que no quedaran dudas.




Superado el desconcierto, los dos hombres empezaron a re�r.




��Eres una caja de sorpresas, putilla! As� que lubricante anal en el bolso��dijo
Lou con voz admirada, mientras revolv�a en el bolso de Lucy y sacaba el tubo�.
�Qu� grandes aventuras esperabas de esta noche?




�Desde luego, no quedar�n defraudadas�a�adi� Jack, destapando el tubo y
esparciendo una generosa dosis de lubricante dentro del culo de Lucy y

sobre su propia polla.




Jack retom� la penetraci�n. Pero, sin calibrar bien su fuerza ante el nuevo
estado de cosas, apret� demasiado la punta de su verga contra el recto
resbaladizo de Lucy y la gruesa cabeza del miembro entr� de golpe en el agujero
a medio dilatar. El dolor fue como un rayo que atraves� a Lucy y la hizo
incorporarse sobre sus piernas. Su movimiento expuls� la polla de Jack de su
culo, y �l grit� furioso.




Lou se interpuso entre ellos antes de que Jack la abofeteara. Despu�s se volvi�
hacia Lucy y le habl� con aquel tono profesoral que tanto la humillaba.




�Lucy, Lucy� Creo que no te das cuenta de c�mo son las cosas. No debes moverte
de tu posici�n hasta que Jack o yo te lo indiquemos.




La joven, furiosa y condolida, con l�grimas resbalando por sus mejillas, no
respondi�.




�Ya te avis� de que podr�a haber alg�n peque�o dolor, pero eso no te da derecho
a moverte cuando te hayamos ordenado no hacerlo, �entiendes, Lucy?




�Lo siento�dijo ella, aunque interiormente deseaba mandar al diablo a aquel
grandull�n condescendiente.




�Vuelve a ponerte en posici�n, Lucy.




Ella obedeci�. Jack se coloc� de nuevo tras ella, y de pronto su mano se pos� en
su nuca y la apret� contra el tablero del escritorio. La joven sinti� que Lou
manipulaba sus piernas y comprendi� que estaba at�ndolas a las patas de la mesa
con un par de corbatas. Despu�s, tom� sus manos y se las at� una contra otra a
la espalda empleando otra corbata, y por �ltimo, para sorpresa de Lucy, le
coloc� al cuello la correa de perro que ella hab�a visto al llegar, con su
correspondiente tra�lla. �l at� la correa a la pata de la mesa, manteni�ndola
tensa, y Lucy advirti� que le ser�a imposible levantar la cabeza sin
estrangularse.



�Ahora, vamos a seguir con lo que est�bamos haciendo. Esta
vez no te mover�s, perrita.




Con las piernas separadas y atadas a las patas del escritorio, maniatada y con
el dogal, Lucy se sinti� desesperadamente indefensa. Estaba en manos de aquellos
dos hombres y m�s le val�a procurar relajarse y aceptar lo inevitable. Jack pos�
ambas manos sobre los carnosos gl�teos de la joven y los masaje� en c�rculos.
Despu�s, manteniendo su mano izquierda sobre el culo, con la derecha dirigi� la
verga al agujero y apoy� en �l la punta.



� �Lista?




Lucy intentaba relajar los m�sculos, pero la entrada de su culo estaba tensa.
Jack se dio cuenta y restreg� su glande sobre el apretado recto.




�No te portes como una zorra tonta. Esta tranca va a entrar en tu culo de todas
formas. �Por qu� no procuras ponerle las cosas f�ciles?




Ella sab�a que ten�a raz�n, pero o�r como se lo dec�a en aquel tono desde�oso la
hac�a sentirse muy mal. A�n as�, se esforz� en mantener la calma y, apelando a
su experiencia, hizo que los m�sculos del esf�nter apretaran hacia fuera, en un
movimiento de expulsi�n que lo entreabri�.




�Eso es �dijo Jack con burla�. As� me gusta, ver c�mo te abres para darme un
buen recibimiento.




Lucy se dio cuenta de que lo que excitaba a ambos era verla humillada y de que,
aunque no quer�an lesionarla realmente, pretend�an infligirle peque�os
dolores destinados a recordarle en todo momento que ella no deb�a concentrarse
en su propio placer sino en el de ellos. La joven procur� serenarse. Deb�a
intentar aceptar las �rdenes, permanecer atenta a las necesidades de los dos
hombres y demostrarles que hac�a todo lo que pod�a para darles placer, a�n a
costa del suyo.



Fue como si su mente hubiera estado forcejeando para impedir
el paso a una idea igual que su culo forcejeaba para impedir el paso a la verga
de Jack, y de pronto la resistencia hubiera cedido y la idea hubiera penetrado
profundamente en su cerebro. Un cambio total se oper� en ella. En su nuevo
estado mental, Lucy pod�a sentir asco, verg�enza o miedo, pero ya no se
rebelar�a contra nada de lo que aquellos hombres le exigieran.



Todo lo anterior fue como un rel�mpago. Jack s�lo tuvo
indicios de ello porque not� que el recto de Lucy se ablandaba y suavizaba bajo
el extremo de la verga que apoyaba en �l, pero el hombre sab�a lo que esto
significaba.



�Este culo est� deseando recibir polla, Lou�le dijo a su
compa�ero, gui��ndole un ojo�. Vamos a darle su merecido.



La verga de Jack presion� con suavidad en la entrada del
agujero, y la gruesa cabeza del miembro entr� f�cilmente en el culo lubricado y
estrecho. Sin aumentar la presi�n hacia dentro, �l hizo girar su polla en
c�rculo, ensanchando la entrada, y la movi� ligeramente hacia delante y hacia
atr�s.



Despu�s, la sac� y embisti� de nuevo, abri�ndose paso con m�s
facilidad todav�a. En este segundo envite, insert� unos cent�metros m�s de verga
en el culo de la joven. Lucy sinti� c�mo se entreabr�a su culo bajo el empuje
de la tiesa tranca, haci�ndole experimentar un dolor ligero, titilante, que
la manten�a totalmente consciente de la carne dura que parec�a llenarla
a rebosar. Se sent�a colmada, pero sab�a que a�n deb�a de quedarle mucho por
recibir. Sus piernas empezaron a temblar.




Jack mantuvo su miembro quieto unos segundos, mientras le hablaba.




�Ahora voy a acabar de met�rtela entera en el culo de una sola vez, Lucy. Esto
va a dolerte un poco.




��No! �Por favor! �s�lo hac�a un momento que se hab�a propuesto no
suplicar, pero el miedo a ser lastimada era m�s fuerte que ella.




�S�, voy a hacerlo. Lo siento por ti, Lucy, pero notar c�mo se abre tu culo al
paso de mi rabo es una sensaci�n que s�lo puedo disfrutar al principio de la
enculada. Supongo que nunca te lo ha explicado nadie.




�Los hombres somos siempre tan considerados que os acostumbramos mal,
Lucy�intervino Lou, con guasa�. No imagin�is lo que se siente cuando las paredes
de un culo estrecho y ardiente se van separando sobre el capullo. Es una
verdadera entrada triunfal, cielo. Y vosotras, para ahorraros un dolor muy
peque�o, siempre os neg�is a permit�rnoslo. Pero esta noche t� est�s dispuesta a
complacernos en todo, �verdad?




��Qu� es un poco de dolor, comparado con el gustazo que me dar�s mientras mi
polla obliga a abrirse a tu culo rebelde? �a�adi� Jack, solemne� Pi�nsalo la
pr�xima vez que dejes a tu novio encularte, Lucy. No le creas cuando te diga que
prefiere abr�rtelo con cuidado. Lo que �l querr�a hacer de verdad es lo que yo
voy a hacerte ahora...




��Oh, no, no!�gimi� Lucy, incapaz de nuevo de callarse a pesar de sus
prop�sitos.




�Oh s� s� �la imit� Jack, ri�ndose�. Lo que �l querr�a hacer de verdad es lo que
yo voy a hacerte ahora: meterte esta tranca hasta los cojones en tu culito
ansioso, sin pararme ni un momento para que tomes aliento.




Lucy no habl� m�s. Inhal� tanto aire como pudo y se concentr� en abrir su recto
tanto como le fuera posible. Jack hizo exactamente lo que hab�a prometido:
sujetando con firmeza a Lucy por las caderas, su verga, despacio pero sin pausa,
embisti� el culo de la joven y cent�metro a cent�metro penetr� en �l, abriendo
el estrecho conducto por la fuerza. El miembro estaba tan lleno de lubricante
que las paredes del recto no pod�an cerrarle el paso.



Cuando la punta empez� a alcanzar las zonas m�s profundas, al
tiempo que el m�sculo que cerraba la entrada ten�a que dilatarse m�s para
permitir el ingreso de la base de la verga, m�s ancha y dura que el resto
del tronco, Lucy empez� a gemir. Un dolor sordo vibraba en el fondo de su culo y
en su entrada al mismo tiempo, haci�ndola plenamente consciente de toda la
longitud de la polla de Jack, con una claridad que nunca habr�a podido
experimentar en su vagina. Su recto, totalmente sensibilizado, envolv�a el
miembro invasor y lo apretaba en un instintivo y vano intento de expulsar al
intruso.




� �Mmmmmmmm...!�gimi� Jack, sintiendo c�mo las paredes del culo se apartaban y
abrazaban su verga mientras la insertaba a la fuerza en el tierno recto de
Lucy�. �Toooooma, zorra! �Traga!




Cuando los test�culos de Jack tocaron la vulva de Lucy, �l se inclin� sobre
la espalda de ella, con las manos sujet�ndola a�n por las caderas, y
permaneci� quieto unos instantes. Lucy jadeaba y ten�a los ojos h�medos. Todo su
culo temblaba, por dentro y por fuera, y sent�a su recto vibrar
imparablemente sobre la verga que lo llenaba. Al enderezarse Jack, ella no
aguant� m�s y volvi� a suplicarle:




�Por favor, s�camela un poco...Por favor, s�lo un momento...




�Vaya, �as� que quieres que te la saque? Est� bien, putita. La sacar�.




La verga empez� a deslizarse hacia fuera, causando a Lucy un alivio
inmenso. Pero cuando s�lo quedaba su capullo dentro del agujero, Jack anunci�:




�He cambiado de idea. �Adentro otra vez!




� �Nooooo...!�grit� Lucy, sintiendo c�mo la tranca se hund�a de nuevo imparable
en sus entra�as, hasta que los test�culos de Jack volvieron a chocar contra su
pubis.




�Calma, calma... Te la sacar�dijo Jack, con voz tranquilizadora.




Pero al llegar la cabeza del miembro a la entrada del tembloroso culo de Lucy,
se repiti� la jugada:




�Caramba, no puedo decidirme a abandonar este culo. Es tan acogedor...� y
otra vez la verga invasora penetraba el culo de Lucy, que cada vez ofrec�a menos
resistencia.



Al cabo de unos minutos de ese ir y venir, estaba claro que
Jack no ten�a planes de sacar su polla del recto de Lucy. Pero ella lo aceptaba
mejor porque el dolor hab�a desaparecido y quedaba solamente un peque�o ardor,
como recuerdo de la r�pida dilataci�n a la que hab�a sido forzado. Ahora la
joven ya no temblaba y su culo sosten�a el miembro que entraba y sal�a, apretado
pero flexible.




�Me parece que est�s lista, querida�anunci� Jack en tono amable�, para empezar a
tomar por culo de verdad.




��Ya era hora, joder!�grit� Lou riendo y traslad�ndose a una butaca desde
la cual no perd�a detalle de la escena �. La nena ya tendr�a ganas de
que empezaras en serio con ella.




�Empezar en serio�, seg�n descubri� Lucy, consist�a en agarrar su cintura
y comenzar un mete-y-saca implacable, en el que Jack llevaba su verga hasta lo


m�s profundo del culo de la joven para despu�s sacarla hasta que apenas quedaba
sostenida por la peque�a contracci�n que a�n conservaba el esf�nter, dilatado y
lubricado. Las embestidas hac�an a Lucy moverse hacia delante sobre el tablero
del escritorio, arrastrando sus pechos desnudos, con los pezones tiesos, y cada
vez que Jack se la clavaba hasta el fondo, sent�a sus test�culos chocar contra
su co�o abierto y o�a el chasquido h�medo de los muslos de Jack contra sus
propios muslos empapados de fluidos y de sudor.



Un par de minutos despu�s de este tratamiento, Jack solt� su
mano derecha de la cintura de Lucy para agarrar la correa de perro y tirar de
ella hacia atr�s. De esa forma, Lucy ten�a que levantar mucho la cabeza
inclin�ndola hacia su espalda, y despegar del escritorio el torso que qued� en
tensi�n, permitiendo que sus pechos se bambolearan libremente por efecto de las
siguientes embestidas.




��Yipi heyyyyyy!�grit� Jack.




Despatarrada y completamente a su merced, ella sinti� su culo en llamas mientras
Jack la cabalgaba con entusiasmo y tiraba de la correa que sujetaba su cuello
como si fueran las riendas de una potranca rebelde. Por fin, sin previo aviso,
sac� completamente su verga del culo de la joven, que qued� relajado y muy
abierto.




��Vaya tronera!�jale� Lou desde atr�s.




�Tu turno, Lou�jade� Jack, acerc�ndose a la bandeja de las bebidas mientras Lou
se levantaba y se acercaba a la mesa, sobre la cual hab�a vuelto a caer rendida
la joven al soltar Jack la correa.




[Continuar�]



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