En la posici�n en que se encontraba Lucy, con el culo en
pompa y las rodillas separadas para acomodar bien en su vagina la respetable
verga de Lou, sus nalgas estaban abiertas como un libro, dejando al aire el
surco que las un�a. Cuando Lou dijo esto, Lucy sinti� claramente c�mo �l
empezaba a acariciar su agujero trasero con las yemas de los dedos. De inmediato
su boca solt� la polla de Jack y ella protest�.
� �Eh, eh, de eso nada! �Por detr�s ni hablar!
La pura verdad es que a Lucy le gustaba el sexo anal y lo
practicaba con frecuencia con David. Al prepararse para la salida de aquella
noche hab�a llevado a cabo una limpieza cuidadosa de su parte posterior, tanto
por fuera como por dentro, dispuesta a dejarse encular por Jack como
parte de la diversi�n. Incluso hab�a guardado un tubo de lubricante en su
bolsito de noche. Pero cuando decidi� meterse en la cama con dos hombres a la
vez y probar lo que iba a ser el primer tr�o de su vida, descart�
subconscientemente el uso de su entrada trasera.
No quer�a permitir que aquellos dos tipos plet�ricos de
energ�a la sodomizaran con el entusiasmo que era de suponer y le dejaran el culo
dolorido para una semana. Despu�s de haber visto y sentido la imponente arma de
Lou estaba m�s decidida a�n a no tener sexo anal aquella noche. David era un
buen amante y estaba aceptablemente dotado, pero no llegaba ni de lejos a
alcanzar las dimensiones de aquel negrazo.
Sin embargo, imperturbable ante la protesta y manteniendo su verga dentro del
sexo de Lucy, Lou introdujo despacio un dedo en el culo de la joven.
Lucy grit� con enfado y se sacudi�, afloj� las rodillas y se dej� caer boca
abajo sobre el colch�n.
� �Que te digo que no!
Lo que ella jam�s hubiera podido prever fue la reacci�n de Lou. La cogi� por un
hombro, la hizo volverse hacia �l y con toda calma le dio una bofetada. La
sorpresa dej� muda a Lucy. Se qued� mirando a Lou con los ojos brillantes por
las l�grimas que amenazaban con empezar a brotar.
A su espalda, Jack, tendido en la cama, la sujetaba por los
hombros, recostada contra �l. Lou permanec�a de pie frente a Lucy, con su enorme
miembro negro, reluciente de los jugos de la propia Lucy, muy tieso. Le habl� en
tono sereno, casi dulce.
�A ver, Lucy, no te pongas a lloriquear como una nena. Esc�chame y s� razonable.
La dulzura de su voz anim� a Lucy a protestar de nuevo. Se trag� sus l�grimas
�m�s de humillaci�n que de dolor, ya que la bofetada no hab�a sido fuerte� y
habl� con indignaci�n, en voz muy alta.
� �No quiero o�r una palabra m�s! Esto se ha terminado, me voy de aqu�.
Lou la cogi� del brazo y la levant� con brusquedad de un tir�n. De pie junto al
hombre desnudo, Lucy sinti� un escalofr�o de miedo al comparar su negra mole con
su propio cuerpo esbelto y blanco. Le llegaba al hombro y ten�a que levantar la
cabeza para mirarle. Jack se levant� de la cama y se puso a su lado, tambi�n.
Era tan alto como Lou y, aunque no tan fuerte, el vello espeso y rizado de su
ancho pecho impresionaba a Lucy.
Al mismo tiempo que el temor la invad�a cada vez m�s, no
consegu�a evitar que la excitaci�n que la llenaba minutos antes le produjera un
cosquilleo incitante entre los muslos mojados. Le daban miedo esos dos tipos en
cuyas manos era como una brizna, pero al mismo tiempo su cuerpo se retorc�a a�n
de deseo.
�Ven, Lucy, vamos a sentarnos y a hablar con calma t� y yo.
Sin soltarla, Lou tom� asiento en un sill�n y despu�s atrajo a Lucy sobre sus
rodillas. Jack se sent� enfrente, en el borde de la cama. Lucy, forcejeando con
Lou, reanud� sus protestas.
�No vamos a hablar de nada, he dicho que me voy de aqu�, no pienso aguantar
esto, qu� te has cre�do, joder...
�T� no te has dado cuenta todav�a de tu situaci�n, �verdad, zorra?
La dureza de las palabras, a pesar de la calma de la voz de Lou, asust� a Lucy.
O quiz�s lo que le dio m�s miedo fue precisamente el contraste entre ambas
cosas. El enorme hombre negro hablaba con la tranquilidad de quien tiene las
cosas totalmente decididas y la situaci�n bajo absoluto control. La impresi�n de
poder se reforzaba por la presencia cercana de Jack, que contemplaba a Lucy con
una ligera sonrisa de burla. Lou sigui� hablando.
�Esc�chame con atenci�n y sin interrumpirme, Lucy. T� has venido aqu�
voluntariamente, �verdad? Cuando iniciamos a una dama en los placeres del sexo
en tr�o, la �nica regla es que ella ha de estar dispuesta a comportarse como una
zorra. Te lo dijimos claramente y t� estuviste de acuerdo, Lucy, recu�rdalo.
Ella se revolv�a furiosa sobre las rodillas de Lou.
�A Jack y a m�sigui� �l hablando� no nos importa pagarnos
una profesional si hace falta, con tal de tenerlo todo a nuestro gusto. Claro
est� que preferimos a una chica cachonda como t�, pero s�lo si ella obedece esa
�nica regla, �comprendes?
�Yo no tengo por qu�...
�No pierdas el tiempo, Lucy. S� lo que vas a decir porque no
soy idiota: al contrario, voy a demostrarte que la idiota eres t�. �C�mo puedes
creer que Jack y yo estar�amos haciendo esto sin contar con los medios
suficientes para convencerte de que con nosotros no valen los escr�pulos?
�T� tienes que conseguir ese contrato para A*. Ya sabes que
tenemos otra oferta de Spurs, pr�cticamente igual que la vuestra, y optar por
ella depende s�lo de mi decisi�n personal. Si t� no aceptas las reglas de este
juego, ma�ana yo recomendar� que firmemos con Spurs, y adem�s har� saber
expresamente a tu compa��a que tu ineficiente gesti�n ha sido determinante para
que sea as�.
Lucy no pod�a realmente creer lo que estaba oyendo. Su boca se abri�
involuntariamente mientras Lou hablaba.
�T�... vosotros...
�Ahora no nos mires como a unos delincuentes, putita. Te
vuelvo a decir que t� has empezado aceptando libremente que los tres nos
enrollemos. Ni Jack ni yo ser�amos capaces, jam�s en la vida, de chantajear a
nadie para tener sexo con nosotros, pero esto es muy distinto. T� ya estabas de
acuerdo por tu voluntad en tener sexo con nosotros, y se trata simplemente de
decidir unos peque�os detalles. Es una l�stima para ti que esos peque�os
detalles sean tan importantes para Jack y para m�, y sobre todo es una l�stima
para ti que Jack y yo tengamos la capacidad de influir un poquito sobre tus
decisiones en este sentido.
�Resumidamente podr�amos decir�intervino Jack por primera vez� que hace una hora
t� pudiste decidir si quer�as o no que te jodi�ramos. Pero ahora ya es seguro
que vamos a joderte de una u otra forma, y lo �nico que puedes t� decidir es
c�mo: en tu trabajo o por tus agujeros. Por todos tus agujeros,
guarrilla.
�Jack lo ha resumido muy bien. La decisi�n de ser jodida ya la tomaste. Ahora
decide c�mo.
En silencio, con la cabeza gacha, Lucy sent�a que iba a empezar a llorar de un
momento a otro.
�A ver, putita, no te agobies �dijo Lou, amable�. �De qu� se trata en realidad?
Nadie quiere hacerte da�o. Se trata de pasar un buen rato, queremos que
disfrutes con nosotros, joder.
�Aunque es posible que no sea tanto �habl� Jack�, pero eso se debe s�lo a que no
puedes imaginarte c�mo disfrutaremos nosotros haci�ndote pasar por el aro.
Lou se ri� y a�adi�:
�No seas bestia, Jack. Escucha, Lucy, algunos de nuestros caprichos ser�n
humillantes para ti, es verdad, y habr� un poco de dolor en alg�n momento, pero
te prometo que no te causaremos verdadero da�o. Ma�ana por la ma�ana lo �nico
que te quedar� de esto ser� el recuerdo.
Lucy segu�a callada y miraba el dibujo de la alfombra mientras sent�a que el
coraz�n le iba a estallar. Su boca estaba seca y su sexo se encog�a. Durante un
par de minutos nadie dijo nada. Despu�s, Jack se puso en pie.
� �Y bien�?
Lucy no habl�, sent�a que si lo intentaba la voz no iba a salirle de la
garganta. Pero sab�a que no ten�a opci�n, y sab�a que ellos dos tambi�n lo
sab�an. Lou, con el mismo tono sereno y dominante que hab�a mantenido en todo
momento, le tom� de la barbilla y la bes� en los labios con suavidad,
orden�ndole:
�De rodillas, putita.
[Continuar�]