UN VIAJE A MALLORCA.
Verdades y mentiras...a la luz. 2.
Al verte, instintivamente te llamo por tu nombre. Ram�n gira
la cabeza y te mira, pero sigue abrazado a m�.
Tus preciosos ojos verdes lanzan fuego y con un grito le
dices:
Suelta a mi novia ahora mismo!.
�l me suelta, pero se queda a mi lado agarrando mi temblorosa
mano. Con voz enfadada te dice:
No mereces el amor de esta mujer. Eres un canalla y vas a
pagar muy cara tu traici�n!.
Te acercas a nosotros con la cara roja de ira y los musc�los
tensos. En un susurro y acerc�ndote a su rostro le espetas:
Te he dicho que la dejes!.
No me obligues a...
Ram�n no te deja acabar la frase, porque en ese momento entra
por la puerta giratoria un grupito de Japoneses detr�s de su gu�a: un hombre de
unos 30 a�os; alto, moreno, con el pelo corto negro con patillas y perilla.
Muy atractivo...
Aprieto la mano de Mon �es un apodo que usamos en Galicia- y
despu�s de darle las gracias por haberme contando "eso" (que estuviste con
Carolina... otra vez), de agradecerle que haya dado la cara por m�, de ser
sincero conmigo �respecto a sus sentimientos- y as� mismo por haberme besado, le
pido que cuando pueda, se encargue de guardar mi equipaje. Muy suavemente roza
mi ment�n y me dice:
No te preocupes por nada, mi reina. Yo me ocupo de todo.
Tus deseos son �rdenes para mi!.
Y al igual que cuando nos despedimos en el bar del jard�n, me
d� un beso en la mano y se va al mostrador a atender a los nuevos clientes.
Me quedo un poco desangelada y triste. Qu� hombre tan
amoroso!.
T�, que est�s a mi vera intentas cogerme por la cintura, pero
yo me separo bruscamente de t� y susurr�ndote un brev�simo "NO!" me voy
corriendo hac�a la escalera.
Me sigues y cuando llevo subidos cuatro pelda�os te noto
pegado a m�. Me coges del brazo y volte�ndome con algo de fuerza me preguntas
con voz furiosa:
Es verdad lo que me ha contado Yolanda?.
A m� vez te pregunto con rabia y mordi�ndome los labios para
evitar ponerme a llorar, que te dijo esa chivata hija de la grand�sima puta?.
Un poco perplejo al o�r que de mi boca "tan pura" salen
semejantes palabras, exclamas:
Me cont� que anoche en la discoteca �me lo tem�a- me
pusiste los cuernos con el director, con ese tal Pelayo; menudo nombre m�s
horrible que tiene el t�o!...
Te r�es a carcajadas y sigues diciendo otra vez con voz dura:
Esta tarde le voy a partir la cara a Juan; me minti� como
un mam�n. Ni�ato de mierda!.
Te mando a la porra y te digo que te calles. Te llamo
est�pido, hip�crita, presumido e insensible...y tambi�n lo defiendo a �l
dici�ndote que es m�s hombre que t� en todos los aspectos; que su nombre es
precioso (coincidencias de la vida: el pueblo donde veraneo se llama San Pelayo)
y te "amenazo" con armar un jaleo delante de Carolina y de los abuelitos si te
atreves a pegar a Juanito.
Me miras con esa cara de chico malo que en otras ocasiones me
encantaba, pero que ahora mismo me repugna y me provoca ganas de escupirla y con
una sonrisa de corderito �pero por dentro de lobo voraz-me dices:
Esta bien cari�o, no dir� ni le har� nada. Mis labios est�n
sellados, pero esto te va a costar un favorcito...
Mi polla est� muy cabreada y quiere tu co�ito ya. As�
quieras t� o no, me lo vas a dar.
Durante un segundo me pasa por la mente volver a besar tu
boca y morderte la lengua, o ara�arte en la cara con mis largas u�as y despu�s
huir, pero haces algo con lo que no contaba: sacas del bolsillo unas peque�as
esposas de metal y me atenazas las mu�ecas detr�s de la espalda, me estremezco
de miedo y te ruego que no me hagas da�o.
Sin poder evitarlo lloro desconsoladamente y vuelvo a pedirte
por favor que no me violes. Abro la boca para gritar "Socorro" y que Ram�n o
alguien me ayude, pero t� me cubres los labios miserablemente con una venda.
Estoy completamente indefensa, pero a t� te d� absolutamente
igual.
Est�s cegado por la ira y los celos y lo �nico que quieres es
saciar tus instintos sexuales.
Mientras yo forcejeo y me muevo in�tilmente; hago la acci�n
de subir otro pelda�o, pero al tener la manos atadas carezco del equilibrio
necesario y me caigo al suelo con tan mala suerte que me lastimo la rodilla
derecha y empiezo a gimotear de dolor.
Me giro y clavo mis ojos en los tuyos, primero te miro con
rabia y odio, pero despu�s te doy a entender con la mirada que tengas piedad de
m� y que no comentas ese acto tan cruel.
Me coges en brazos y mientras bajas los cuatro escalones,
acercas tu boca a mi o�do y con voz de ultratumba me dices:
Demasiado tarde put�n, te voy a follar hasta que me canse!.
Me metes en un hueco que hay debajo de la escalera y una vez
ah� me colocas de pie contra la pared; el lugar es peque�o y est� un poco
oscuro. Es como un mini almac�n porque a mi lado hay una estanteria con
archivadores y al otro lado distingo una mesa rinconera con varias cajas sobre
ella.
Te r�es con una risita que me recuerda a la de Gargamel -el
brujo malo que quiere capturar a los Pitufos- y me preguntas en un susurro:
C�mo est� ese chochito tan rico?.
Digo "uuhhhmm" queriendo dar a entender que me dejes en paz
mientras vuelvo a estallar en un silencioso llanto, pero t� haces caso omiso de
mis lloros y subi�ndome el vestido hasta un poco m�s arriba de la cintura
comienzas a sobarme las piernas, los muslos y las caderas.
Forcerjeo de nuevo, aunque s� que no sirve de nada y me
amenazas diciendo muy cabreado:
Calla y no llores m�s o te juro que...
Nuestros relojes suenan a la vez y anuncian las tres de la
tarde.
Guardas silencio porque junto encima de nosotros, en la
escalera, dos hombres mantienen esta conversaci�n:
L: Buenas tardes, Guillermo!.
G: Hola Luis, a d�nde vas?.
L: Voy a comer algo que ya son horas...y t� vienes de
arriba?.
G: S�, y ahora mientras hago la digesti�n, le dar� un par de
chupadas a mi pipa...
Ese hombre es el que por la ma�ana habl� conmigo en el
ascensor �pienso yo-, tal vez me ayude. La verdad es que me repugna bastante: no
es que sea viejo (no le digo mayor porque �l no me d� confianza), pero necesito
ayuda y no voy a esperar que Superman, Batman o alg�n otro superh�roe venga a
liberarme.
Por eso hago la acci�n de darle una patada a la estanteria
intentando hacer ruido, pero t� ves que muevo la pierna y me sujetas
fuertemente.
Los hombres contin�an hablando y la conversaci�n se vuelve
reveladora para t� y excitante para ellos...
G: Aunque si pudiera, chupar�a las tetitas y ese chochete que
vi por la ma�ana...
L: De qui�n hablas?.
G: De esa preciosidad que est� aqu� alojada; no me digas que
no la has visto?. Lo malo es que va acompa�ada por su nov�o...un t�o celoso y
posesivo tengo entendido, aunque si ella fuera m�a yo tambi�n ser�a as�.
Al o�r esa confesi�n me bajas la braguita hasta los tobillos,
te desabrochas el vaquero y bajando la cremallera sacas tu erecto y duro pene.
Lo apoyas contra mis nalgas. Me estremezo...
Yo mientras tanto, entre peque�os gemidos, suspiros y
quejidos trato de hacerte entender que, por favor pares, pero t� con un fr�o
susurro me dices:
C�llate la boca!.
Ahora el tal Guillermo lleva la voz cantante y al o�r sus
palabras te vuelves un aut�ntico demonio...
Y adem�s la nena es una putita de ag�rrate.
Esta ma�ana primero habl� con ese jardinero gordo, luego
estuvo un rato conversando y tomando un zumo en el bar del jard�n con el
recepcionista e incluso Ramoncito �tan t�mido �l- le regal� una toalla, despu�s
fue a la piscina a ba�arse y cuando la vi con ese bikini rojo...joder, la polla
parec�a que me iba a explotar y m�s cuando un chavalote empez� a hablar con ella
y la zorrita le dio un bote de bronceador, se quit� la parte de arriba del
bikini y el cr�o suertudo le masaje� la espalda, pero despu�s no s� que pas�
porque el chaval se fue hac�a el palmeral (en mi mente veo a Javier y esbozo
una sonrisa de a�oranza, es tan majo...) y ahora viene lo mejor...
Te acercas a mi o�do y con mucha iron�a me preguntas:
Qu� hizo ese tal Javier?.
Me obligas a separar las piernas y tu pene sube y baja por
entre ellas.
Lames mi cuello, mientras me susurras con voz dura:
Te voy a meter la polla en el co�o hasta romp�rtelo, vas a
gemir como una viciosa y ent�rate ya: t� eres mi puta personal!. S�lo m�a!.
Y Guillermo suelta la bomba at�mica:
G: Y al cabo de unos minutos vi a su lado al director. Yo
estaba escondido detr�s de una cortina, en la puerta que d� al jard�n,
espi�ndola...y ella estaba tomando el sol boca abajo sobre una hamaca...
L: Y qu� pas� despu�s?. Dilo ya...
T� me susurras con voz...muy muy cabreada:
Qu� te hizo ese hijo de puta?. Lo voy a despellejar vivo!.
Guillermo contin�a con su morbosa narraci�n:
�l empez� a acariciar sus piernas, los muslos y ese culo tan
rico que tiene; ella se levant� y se qued� en top less delante de �l y despu�s
se pusieron a besarse...
En ese instante me agarras con violencia por las caderas y me
penetras muy fuerte. Con odio. Sin piedad. De tus labios s�lo salen palabras
humillantes que me rompen, otra vez el coraz�n. Me dices:
Eres una asquerosa zorra!. Una maldita puta!.
Y s�lo te quiero �lo dices mientras te r�es- para
divertirme y jugar contigo.
Lloro m�s de tristeza que de dolor.
Ya nada me importa.
Guillermo acaba de hablar y d� el golpe de gracia. Dice:
Y cuando las campanas de la Porci�ncula dieron las d�ez de la
ma�ana, vinieron los dos cogidos de la mano. Yo me met� en el hueco que hay
debajo de la escalera y o� perfectameente como �l le dec�a:
"Eres preciosa. Entregate a m� y haz el amor conmigo!".
Luego estuvieron unos minutos hablando con dos matrimonios
que han venido con el IMSERSO y despu�s se fueron juntos hac�a el hall.
Mientras hablablan con los viejos, me hice una paja exquisita
a la salud de esa putita tan buena.
Cuando se fueron sal� de mi escondite y me asom� para ver a
d�nde iban...y �l todo chulo le dijo al recepcionista: "No voy a estar para
nadie!". Y a continuaci�n entraron al despacho...
Imagina lo que har�an ah� dentro. Uffff!. Qu� arda Troya!.
Dar�a lo que fuera por ver como follaban...
Al o�r esas palabras te pones como un loco desenfranado y
vuelves a penetrar con fuerza mi vagina desde atr�s, me hincas tu miembro viril
m�s profundamente que todas las dem�s veces: me aplastas contra la pared
mientras vuelves a insultarme:
Esto por puta, por zorra y esto por que me d� la gana!.
Yo no digo nada, ni gimo, ni jadeo, casi ni respiro...s�lo
lloro.
Siento tanto da�o �f�sico y moral-, que desear�a desmayarme o
incluso morirme.
En un instante veo en mi mente a Pelayo sobre m�, en el sof�
de su sala y en silencio lo llamo...
Los dos hombres se despiden as�:
G: Creo que antes de fumar, voy a ir al ba�o a casc�rmela un
rato...
L: Pues a lo mejor yo tambi�n voy, pero primero ir� a comer
algo. A m� el sexo me abre el apetito.
G: Bueno pues entonces, buen provecho!.
L: Y t� pasa un buen rato y c�rrete mucho!. Adi�s, viejo
verde!.
Cuando Luis dice eso, t� lo haces.
Llenas toda mi cuevita de tu caliente y espeso semen. Sacas
tu falo de mi interior.
Al cabo de unos segundos, rebuscas en mi mochila, sacas un
kleneex y te limpias el pene; lo tiras dentro de una caja y quit�ndome las
esposas, te vas y me dejas sola.
Me dejo caer al suelo y me quedo ah� un rato tumbada boca
abajo.
Continuar�...