Terceros: La Llave Inglesa
Para el momento en que ocurrieron los hechos que se
intentar�n narrar a continuaci�n, la adorable pareja formada por Fher y Javier
ten�a un a�o de feliz convivencia. Se conocieron en una de las fashion week
celebradas en Barcelona, Fher era uno de los modelos y Javier estaba
acompa�ando a la caprichosa que ten�a por esposa en aquel entonces. Los
presentaron por conocidos comunes, se dieron la mano, se gustaron, a los dos
d�as despertaron juntos en la misma cama y a la semana ya Javier estaba pidiendo
el divorcio a su mujer para irse a disfrutar de la vida con su amado Fher.
�Qui�n dice que no existe el amor a primera vista?
Javier, a pesar de no haber intimado con muchos hombres
anteriormente, acept� de buena gana la propuesta de Fher de establecerse como
pareja y evitar a toda costa las relaciones sexuales con terceros. El modelo
result� no ser muy superficial, quer�a algo serio. A Javier no le importaba,
har�a lo que fuese necesario para estar al lado de ese rubio de ojos miel que le
quitaba el aliento.
Rentaron un piso en una zona chic de la ciudad, se
mudaron y vivieron id�licamente por siempre; bueno, al menos hasta el momento,
�qui�n sabe qu� les depare el futuro! De todos modos, no estamos para
quiromancia sino para relatarles uno de esos momentos en que la felicidad
conyugal es puesta a prueba por los avatares del destino.
Pues bien, los chicos se mudaron a uno de esos edificios con
pocos pero espaciosos pisos, muy majo el sitio. Ten�an por vecinos a una
muchacha que estudia arte y a un brasile�o que result� ser tambi�n modelo, de
esos que aparecen en las portadas de revistas. El tipo en cuesti�n es guap�simo,
alto y de piel canela, cabellera negra y ojos grises; delgado pero fornido y con
un culo enorme, fisonom�a de esas s�lo posibles en Sudam�rica.
El brasile�o, Aldo es su nombre, siempre fue muy simp�tico
con la pareja, y ellos le respond�an de la misma forma. Sin embargo Javier no se
sent�a c�modo con �l; los miraba muy descaradamente y les hac�a demasiadas
preguntas. Adem�s era muy guapo y tem�a que Fher se diera cuenta de las miradas
furtivas que lanzaba a su vecino tratando de adivinar lo que escond�an sus
ropas.
Despu�s de decirle a su esposa que era gay y quer�a
divorciarse, la tipa se hizo cargo de dejar a Javier en la calle, sin trabajo y
s�lo con el carro y los ahorros que ten�a, adem�s de desprestigiarlo entre su
c�rculo de conocidos para que a nadie se le ocurriese darle trabajo. En una de
esas ociosas tardes de desempleo en que Javier se encontraba solo en casa
escuch� el timbre de la puerta.
Cuando abri� se encontr� con un Aldo descamisado y sudoroso
en el umbral. A Javier siempre le pareci� muy atractivo el brasile�o, le
encantaba su sonrisa p�cara y su acento portugu�s, y muchas veces se encontr�
fantaseando con el cuerpo desnudo de su vecino. Por eso cuando abri� la puerta
se perdi� en la piel bronceada de los pectorales de Aldo, en el sudor que corr�a
por ese abdomen escultural, en aquellos brazos torneados por el ejercicio, y en
esos labios delgados que le saludaban y le ped�an un favor en acento for�neo.
-Mi fregadero est� goteando por debajo, y necesito una llave
para desarmarlo-dijo Aldo.
-�Una llave?
-S�, una llave inglesa si tienes.
-Ehm, la verdad no creo, no tengo idea. No s� cuales son las
inglesas. Pasa y buscas por ah� a ver que encuentras.
Mientras buscaba, Aldo le dec�a a Javier que en Brasil hab�a
tenido varios trabajos antes de ser modelo, y entre esos estaba uno como
ayudante de un t�o plomero y por eso conoc�a las herramientas. Que tambi�n hab�a
sido taxista y carpintero, y en uno de sus trabajos de jardinero conoci� a una
se�ora que trabajaba en una agencia de modelos, se prend� de �l y de ah� fue
todo muy r�pido y ahora se encuentra viviendo como un rey en Espa�a.
Javier estaba hechizado por los m�sculos en la espalda de
Aldo, que se mov�an al tiempo que buscaba entre las cajas de Javier algo que le
fuese �til. En realidad Aldo no estaba buscando nada, y no hab�a tal "fregadero"
con gotera. Era una excusa para acercarse m�s a su vecino, le hab�a salido de
maravilla porque ya estaba adentro del apartamento y hablando muy
distendidamente con este.
Finalmente el brasile�o agarr� unas pinzas y dijo que eso le
serv�a. Javier le invit� un caf� y por supuesto que Aldo acept�, hablaron del
caf� brasile�o, de la belleza de sus tierras, de lo solo que se sent�a en
Espa�a, de sus trabajos, cualquier cantidad de cosas pero ninguno se atrevi� a
nada. Finalmente Aldo se despidi� diciendo que ten�a que reparar la gotera pero
cuando se dirig�an a la puerta dej� caer las pinzas al suelo, se volte�
agarrando a Javier por la cintura y acerc�ndolo a �l, bes�ndolo con desenfreno y
de forma correspondida. Ambos se gustaban, los dos se deseaban.
Cuando Fher conoci� a Javier, estaba harto de su
promiscuidad, sus relaciones no duraban m�s de una noche, y tras la muerte de su
amigo Lucio, se dio cuenta que por m�s seguro que sea el sexo siempre hay un
riesgo al intimar con extra�os. Javier por su parte estaba cansado de fingir,
Fher le pareci� fascinante, as� que decidi� tirar todo por la borda y
arriesgarse a vivir como quer�a, sin embargo, no ten�a tanta experiencia como
Fher y no se esperaba tener que sostener otra relaci�n larga. Pero como su
situaci�n econ�mica no era precisamente holgada y Fher le ofreci� irse a vivir
juntos, se dej� convencer.
Tras un a�o de fidelidad, Aldo le ofrec�a a Javier la
oportunidad de explorar otro cuerpo, otras caricias, otra forma de abordar la
cama. Cuando Aldo lo empuj� hacia la pared, no pensaba en Fher, ni en su
relaci�n, en nada, solo sent�a, se dejaba hacer.
Aldo le quit� a camisa a Javier y empez� a masajear su pecho
mientras sus lenguas jugaban en sus bocas. Con sus pulgares presionaba y
masajeaba las tetillas del infiel, mientras sus otros dedos se aferraban a la
piel de sus costados. Javier manten�a sus manos ocupadas en la espalda de su
vecino, sub�a y bajaba por la l�nea que dibujaba su columna descubriendo nuevos
territorios.
Sus penes endurecidos presionados una contra el otro,
instigados por los fabulosos movimientos de cadera del brasile�o, rogaban por
ser liberados de las ropas que los aprisionaban. Javier recorri� el torso de
Aldo desde sus hombros hasta su cintura, lleg� a sus caderas y meti� sus manos
por debajo del pantal�n de algod�n, visitando por primera vez sus gl�teos de
acero. Jug� con ellos un rato mientras su c�mplice desabotonaba su bermuda y lo
bajaba junto a su b�xer hasta los tobillos, con una mano masajeaba su nalga
derecha y con la otra lo masturbaba.
Javier decidi� tambi�n terminar de desnudar al brasile�o, y
con su mano derecha acariciaba los huevos y el falo que le ofrec�a erecto. Aldo
desliz� la mano que ocupaba en pajear la verga de Javier por debajo del muslo
del mismo, intentando levantar su pierna a la altura de su cintura. Javier
entendi� el mensaje, as� que se libro de la ropa que ataba sus pies y aprision�
con sus piernas la cintura del carioca, quien a su vez buscaba el orto de su
vecino abriendo sus nalgas con ambas manos e introduciendo sus dedos medios en
la raja. Javier de tanta excitaci�n estaba totalmente dilatado, as� que no le
fue muy dif�cil al vecino introducir dos dedos de una vez. Un fuerte gemido y la
risa c�mplice del brasile�o acompa�aron a Javier cuando le dec�a a su vecino <<
�C�geme maldito, c�geme de una vez!!!>>>
Javier pas� un brazo por detr�s del cuello de Aldo para
burlar a la gravedad mientras con la mano del brazo libre acariciaba el abdomen
de su amante. La excitaci�n alter� la respiraci�n de ambos, uno gem�a y el otro
jadeaba, Aldo manten�a tres dedos de su mano izquierda en el culo del espa�ol
mientras que su mano derecha sosten�a su verga, ubic�ndola para penetrar aquel
trasero ardiendo en deseo.
El brasile�o pas� su mano derecha por la boca de Javier,
quien al percibir el olor a hombre que la perfumaba la lami� como un caramelo.
Aldo moj� su miembro con la saliva de Javier y empez� a penetrarlo. Retir� sus
dedos juguetones del orto dilatado e insert� la cabeza de su pene, poco a poco
sigui� entrando en aquel culo, mientras Javier gem�a de placer y rogaba por m�s.
Aldo satisfac�a sus deseos y le clav� toda su hombr�a.
Una vez adentro inici� aquel movimiento de caderas que a
nadie dejaba indiferente y del que luego Javier se volver�a adicto. La tranca
del brasile�o masajeaba las paredes de las entra�as de Javier, sus bocas se
besaban con frenes�, y sus manos jugaban en los cuerpos extra�os de los amantes,
cada estocada de Aldo era bienvenida por Javier con gemidos de placer. El moreno
segu�a bombeando, cada vez m�s r�pido y Javier no escatimaba en gemidos.
Las ganas eran tantas que Aldo se vino sin avisar dentro del
infiel espa�ol, varios disparos de leche caliente le avisaron a Javier del
inminente fin de aquel encuentro; mientras Aldo permanec�a en sus empujes dentro
de Javier, disfrutando de los segundos siguientes al orgasmo, Javier se
masturbaba y se ven�a sobre el torso perfecto de qui�n lo cog�a.
Finalmente, el carioca sac� su verga del culo de Javier y
subi� nuevamente sus pantalones de algod�n. Javier hizo lo mismo con sus ropas,
que ahora la sent�a pegajosa por la mezcla de sexo, sudor y semen que hab�a en
su piel. Aldo recogi� su pinza, sonri� a su vecino dici�ndole << M�s tarde se la
devuelvo>> saliendo de aquel apartamento m�s sudado de c�mo hab�a entrado y con
un sabor a victoria en la boca.
Javier quedaba dentro, despeinado y confundido, extasiado y
preocupado, a�n no sab�a que hab�a hecho, pero sab�a que le gust� y ciertamente
lo repetir�a. A los 15 minutos lleg� Fher.
<<Hola cielo>>
<<Hola>> (beso) << �C�mo estuvo tu d�a? >>
<<Atareado, �y el tuyo? >>
<< Aburrido>>
<<Tienes que buscar algo que hacer mientras te quedes en casa
mi vida>>
<<S�, ya se me ocurrir� algo, �cenamos?>>