Soy una nena de 18 a�os, hasta hace poco virgen �. que quiere
contar su aventura m�s fant�stica.

Durante mucho tiempo he estado prepar�ndome para celebrar en
mi casa una cena con algunos amigos, con motivo de mi cumplea�os. Me he pasado
toda la semana de tiendas, arreglando la decoraci�n, comprando un vestido y
planeando el men�. Finalmente, lleg� la noche ansiada, van llegando mis amigos,
entran en el bonito comedor, iluminado con el parpadeo de la luz de las velas,
mientras desde todos los �ngulos del sal�n, se escucha el mel�dico sonido de
fondo de la cadena musical. Poco despu�s, el olor de comida penetra fuertemente
en la sala y entretanto mis amigos charlan entre ellos, sobre lo bien que he
hecho mis arreglos.

Como es mi fiesta, he decidido servir yo misma cada uno de
los platos a todos los invitados que tengo. He preparado delicioso pastel de
cangrejo, salm�n ahumado y una guarnici�n de jengibre, ajo y tomillo para cubrir
la ensalada de espinacas (con p�talos de rosa nada menos). Las bebidas ya est�n
a punto, en primer lugar saludo a mis hu�spedes y les invito a sentarse porque
la cena va a empezar. Me he vestido adecuadamente con un traje hecho de tela
completamente transparente pero con suficientes capas para resultar opaco,
mostrando solamente el color de la piel. Llevo mi pelo casta�o suelto, con unos
mechones que acarician mi frente y mis mejillas. Mis ojos azules, est�n
asombrosamente tornasolados, porque me he puesto el collar de zafiro de 25
quilates de mi madre. Adem�s, entre otras precauciones para mi cena, he tomado
la medida de encerrar en el patio trasero a mi mascota, un bello ejemplar de
perro de raza Ridgeback Rhodesiano, tambi�n conocido como perro-le�n (Rambo, es
su nombre).

La cena transcurre agradablemente, mientras hablamos de la
vida, del amor y de nuestros sue�os. En el momento en que la reuni�n est�
tocando a su fin, me excuso un momento, retir�ndome para preparar el postre:
sorbete espumoso y un trozo de tarta de chocolate con nata y fresas, m�s helado
de vainilla y caramelo. Desde la cocina, veo a Rambo jugueteando en el patio y
no puedo evitar preguntarme que estar� haciendo para divertirse. Vuelvo al sal�n
a dar un vistazo a los invitados, quienes parece que lo est�n pasando bien con
la conversaci�n y regreso de nuevo para comprobar la situaci�n de Rambo.

El aire c�lido acaricia mi pelo y penetra a trav�s de mi
vestido, llegando hasta las partes m�s �ntimas de mi cuerpo; me estremezco
cuando el aire acaricia mi panochita reci�n rapada, que apenas est� protegida
por ropa interior de la m�nima expresi�n. Un segundo despu�s Rambo est�
precipit�ndose sobre la valla trasera, aparentemente persiguiendo alg�n conejo,
pero enseguida se da cuenta de que tiene compa��a (el tiene todav�a aire de
cachorro en sus acciones, a sus 2 a�os) y se viene hacia mi, como extra�ado por
algo, dudando de mi identidad. "Soy yo, Rambo". Solo con esto, el se escapa como
un loco detr�s de ese conejo imaginario�por lo visto solamente ha tenido que
asegurarse de que era yo y que no se trataba de ning�n ladr�n. Despu�s, me
vuelvo adentro y continuo con la comida, terminando la noche con una peque�a
taza de caf� espreso y una copa de licor para mis invitados.

Tan pronto como despido a mis amigos, cierro la puerta
principal, y al volver a la cocina, contemplo con sorpresa que la nariz de Rambo
est� golpeando como si fuera una campana, en la puerta de cristal de que
comunica con la parte trasera. Con desgana, le dejo entrar, murmurando: "esto es
una forma grosera de llamar mi atenci�n". Un poco aturdida por la tensi�n del
d�a, me dejo caer sobre una silla de la cocina y me relajo, disfrutando de los
actos que han transcurrido, dejando el d�a atr�s, mientras tomo un segundo caf�.

Por la forma despreocupada en que yo estaba sentada, mi
vestido se hab�a arremangado m�s all� de lo normal, pero estaba sola y no le di
importancia. Mis padres se hab�an ausentado de viaje para todo el fin de semana.
Entonces observ� a Rambo�.. hinchando sus carrillos de aire y contempl�ndome
fijamente; cerr� mis ojos �.�l pod�a esperar para jugar m�s tarde, pues ahora yo
estaba con los ojos semicerrados, so�ando en mis pr�ximas vacaciones, en viajar
un poco y terminar ba��ndome en el Mediterr�neo. Pero, inesperadamente sent� un
leng�etazo en mi muslo. Tranquilamente, abr� un ojo y le mir�.el se acerc�
junto a mis piernas. Yo esperaba que apoyara su cabeza sobre mi cadera y
solicitara ser acariciado�. Algo que no era alarmante, ya que �l lo hac�a
siempre.

Lo que no esperaba era verle mirarme mientras lentamente iba
progresando m�s y m�s por debajo de de mi vestido. Supongo, que la combinaci�n
del efecto del alcohol y la relajaci�n que me embargaba, me dej� abandonarme,
sin ninguna precauci�n ante su cercano aliento y separ� mis piernas todav�a algo
m�s. Notaba su piel gruesa y caliente acurrucada sobre mis piernas igual que
cuando juguete�bamos en la cama, debajo de las s�banas, hasta muy tarde, los
domingos por la ma�ana. Rambo avanz� hasta alcanzar mi rajita y se detuvo �. le
o� abrir su boca ligeramente y antes de que pudiera alzar la voz de alarma,
comenz� a chascar su lengua y, sin m�s, la apret� firme y h�meda sobre los
labios de mi vulva, provoc�ndome un grito ahogado. A pesar de mi gesto, �l lami�
de nuevo, y yo respond� con un gemido involuntario, a lo que �l correspondi�
siguiendo m�s r�pido con sus lamidas, cada vez m�s frecuentes y ansiosas. Poco a
poco se coloc� m�s cerca de mi y yo abr� mis piernas, m�s separadas, deseando
que me lamiera m�s profundamente.

Estaba a punto de tener un orgasmo cuando o� el timbre de la
puerta. Hubiera preferido hacer como que no estaba en casa y haberme dejando
llevar por el ejercicio tan placentero que me estaba dispensando el animal, pero
Rambo, alborotado, dej� su tarea y corri� ruidoso a saludar a la visita. Se
trataba de uno de mis amigos, que �ltimamente pretend�a salir conmigo y con la
excusa de haber olvidado su paraguas, intent� enrollarse un rato m�s. Como no
ten�a inter�s en darle cancha m�s all� de una amistad superficial, decid� no
alargar m�s la noche y como mejor pude me deshice de �l pronto, alegando fuerte
dolor de cabeza. Una vez superado este incidente, mir� a Rambo "Tu has sido un
chico travieso, por hacerle esto a mam�" Inmediatamente trat� de olvidar mi
frustrado orgasmo provocado por la larga y h�meda lengua de mi cachorro �. Pero
parece que esto no iba a ser posible. Encend� la radio en mi dormitorio y me
desnud�, me met� en la ducha, bajo el chorro de agua tibia y
acariciante�..tratando de olvidar. Cuando m�s lo intentaba m�s cachonda me pon�a
con la idea de Rambo comi�ndome el sexo. Me sequ� cuanto antes y sal� fuera del
ba�o envuelta en una toalla, llam� a Rambo mientras yac�a en la cama con mis
piernas todo lo abiertas que pod�a. �l entr� en la habitaci�n y casi se
precipit� sobre mi con tal fuerza que llegu� a asustarme. Inmediatamente empez�
a lamerme y cuando m�s me acercaba al orgasmo, m�s fuerte mis m�sculos vaginales
empezaron a sentir los espasmos previos al climax, esta vez sin hacer uso del
consolador o de caricias manuales sobre mi cl�toris. Fue placentero, pero yo
sent� un fuego interior, que me dec�a que estaba necesitando algo m�s que el
tratamiento oral que me estaba dando Rambo.

Cerr� mis piernas y me incorpor� para buscar en el caj�n
donde ten�a guardado mi consolador. Rambo empuj� su nariz entre mis piernas,
desde atr�s, y se abri� paso hasta que pudo lamer mi co�o de nuevo. Decid�
ponerme inclinada, ya que estaba a pocos cent�metros del �.Oh! �ve�a lo que
pens� que hab�a visto? Estaba Rambo teniendo una erecci�n? Me ruboric� con la
idea de que estaba poniendo cachondo a un perro y s�lo quer�a asegurarme de que
estaba en un error. Amagu� un grito, ��estaba en lo cierto!! Al menos 10
cent�metros de su erecci�n estaba asomando fuera de la funda. Yo, siempre he
tenido buena predisposici�n para chupar los miembros masculinos, mi experiencia
en follar con amigos es reciente, porque a veces para evitar el acto completo
recurr�a a desarmar al chico de turno, con una buena mamada. Por eso, lo que
estaba viendo, aunque nuevo, me resultaba familiar y deseaba examinarlo en
detalle. Me arrodill�, sacando una lengua que en ese momento quer�a mamarlo todo
y finalmente pude ver un pene esplendoroso, plantado blandiendo en el aire.
Alguna vez yo hab�a imaginado lo chocante que ser�a intentarlo con un perro,
pero nunca pens� que Rambo llegar�a a esto. Pero ahora, la idea lleg� a ser como
una llama que crec�a y crec�a dentro de mi mente.

Lo agarr� por la vaina y lo mir� enorme, casi color p�rpura
con gran cantidad de venas. Abarqu� su funda con mi mano y la estir� hacia la
punta. Rambo arque� sus caderas, dispar� un chorrito de l�quido sobre mi pierna
y dio un gemido; entonces mi panocha estaba invadida en llamas. Volv� a repetir
el tocamiento y Rambo sigui� arque�ndose, derramando m�s l�quido sobre el suelo,
me embisti� y yo fui a parar al suelo. Trat� de incorporarme y entonces �l
intent� montarme. Mi co�o estaba tan caliente y tan mojado, que no me di cuenta
de lo que estaba pasando, solo sent�a que necesitaba que algo penetrara dentro
de mi. Me revolv� sobre mis manos y mis rodillas, �l mont� sobre m� e intent�
dirigir su verga dentro de mi sexo. Yo, entretanto, lo deseaba locamente, pero
�l no estaba pinchando ni de cerca en punto adecuado, hasta que yo misma atrap�
su pene, lo gui� hac�a mi abertura del deseo y as� �l alcanz� el sitio
inmediatamente.

Nada m�s notar Rambo el contacto suave y caliente de mi
vulva, empuj� firmemente y comenz� a bombear su �mbolo de carne dentro del
codiciado alojamiento; conforme elevaba el ritmo, sent�a su pene cada vez m�s
duro y caliente, excit�ndome de tal manera que en seguida comenc� a gemir de
gusto; el sigui� embistiendo m�s y m�s profundamente �. Yo pensaba "�esto es lo
que va a pasar!" Para mi sorpresa, notaba que su verga crec�a y crec�a y se
hac�a cada vez m�s caliente. Ahora, pod�a sentir su pene dentro de mi,
palpitante y expulsando su agradable l�quido, su semen. Ya cerca de un intenso
orgasmo, empec� a animarle: "MAS FUERTE RAMBO!, �MAS PROFUNDO! �C�RRETE DENTRO
DE MI! CORR�TE ADENTRO! �LLENA MI CO�O! ��M�S ADENTRO, MI AMOR!!" y entonces mi
cuerpo se estremeci� con delirio, mientras yo gozaba de un orgasmo detr�s de
otro. Durante mis orgasmos, Rambo redujo su ritmo, hasta lleg� a pararse y
entonces me dio un empuj�n final. Yo esperaba que el iba a sacarlo todo y a
soltarme, ya que mis espasmos ya se hab�an calmado y mis ansias ya estaban
cumplidas�.pero no lo hizo, sino que permaneci� all�. En esto, me di cuenta de
que quiz�s nos hab�amos quedado pegados y enganchados por algo que yo sent�a
como si fuera una naranja dentro de mi vagina. Por las trazas, el se hab�a
abotonado conmigo. Despu�s de 45 minutos, con su pene eyaculando dentro de mi,
me levant� sosteni�ndolo por una de sus patas delanteras (de esta forma no pod�a
salirse) y con la otra trat� de dominarlo. Pens� que si tiraba los prietos
m�sculos de mi vagina, ser�a doloroso para los dos, pero al final el mismo
desenganch� su bulbo de mi y se liber�. aunque no por mucho tiempo, ya que
nosotros volvimos a hacerlo muchas veces a partir de aquella noche y quiz�s
seguiremos haci�ndolo por muchos a�os.