Relato: Mi amigo chileno Antes que nada quisiera presentarme, mi nombre es Fabricio E., y estudio
medicina en una universidad privada en la ciudad de M�xico, tengo 20 a�os de
edad y me considero un alumno muy regular y aplicado en la escuela, es decir
busco la excelencia acad�mica y como la universidad es cara necesito la beca
para conservarme ah�.
Desde peque�o me di cuenta que la sociedad en M�xico es muy dura y muy
cerrada ante las preferencias sexuales de algunas personas y es por eso que me
ha costado un poco de trabajo expresarme pero encuentro este medio, ideal para
ello.
Cada semestre, como es usual en las carreras y en la mayor�a de las
universidades hay una materia que nos cuesta trabajo a todos, en especial porque
el maestro (a), se pone muy especial. La materia que en ese cuarto semestre fue
la pesadilla para nuestro sal�n, fisiolog�a...
El d�a del examen final fue un jueves, a las 5:30, como era costumbre del
maestro que se cre�a una eminencia, lleg� tarde (6:10) y nos dio hasta las 7
para contestarlo...
Cuando todos salimos estaba con mi grupo de amigos: Alejandro, Aldo, Ra�l,
Daniel y Mario. Todos quej�ndose de la dificultad tan grande del examen, el m�s
alterado (por su duro car�cter) era Alejandro (al que usualmente conoc�amos nada
m�s por su apellido: Mari�o, y que es un Chileno el cu�l vino a vivir a M�xico
por cuestiones del trabajo de su pap�) gritaba y maldec�a al profesor, ya cuando
vio que est�bamos un poco hartos de sus desplantes, dijo: bueno, pues yo no s�
ustedes, pero yo me voy a ir a chupar para olvidar este jodido examen... Todos
le estiramos la mano en se�al de agradecimiento (sarc�sticamente) por incluirnos
en sus planes, as� que dijo: pues vamos!
Fue entonces cuando se arm� la salida y quedamos de vernos una hora despu�s
para ir a avisar a nuestras casas, ba�arnos, cenar algo y a m� en especial para
ir a dejar el carro que necesitaba mi pap� por cuestiones de trabajo y no me
quedaba otra opci�n que irme en la moto de mi hermano a la casa de Mari�o que
fue el punto de reuni�n porque el bar al que hab�amos "planificado" ir estaba a
unas cuantas cuadras de ah�.
Llegu�, mi pap� ya esperaba el auto, nos despedimos, le ped� permiso, pas� a
la cocina, com� algo, me duch� y como no era un antro ni un bar exigente y el
calor era intenso puesto que estaba cerca el verano, opt� por usar una camisa
sin mangas, plateada (algo poco usual en mi pa�s pero siempre me ha gustado ser
original) y un pantal�n de cuero que ya me quedaba un poco chico y apretado.
Tom� el casco rojo del cuarto de mi hermano y le ped� las llaves, sal� y
llegu� pronto a su casa. A pesar de no ser el que m�s cerca vive, fui el primero
en llegar y Alejandro estaba ba��ndose, me abri� la sirvienta que estaba a punto
de irse, entr� y busqu� a Mari�o, sin �xito hasta que a lo lejos escuch� m�sica
y el sonido de la regadera, as� que me dirig� al ba�o para avisarle de mi
llegada. Se estaba duchando, le grit� que hab�a llegado, pero por el ruido de su
m�sica al parecer no me escuch�, decid� entrar y apagarle la grabadora, pero
antes de hacerlo, por la puerta corrediza de la ba�era dejaba entrever la figura
de mi amigo que era alto y espigado aunque ten�a un cuerpo bien marcado.
Me sent� raro, no pod�a quitar mi mirada de su anatom�a, y de repente lleg� a mi
mente la imagen del d�a que le ayud� a mudarse, estaba �l con una camiseta
cargando unas cajas y el sudor hizo que la camiseta se pegara a su pecho y
mostrara su musculatura, nunca me hab�a gustado un amigo, porque siempre hab�a
tenido miedo a perder su amistad y la de los otros cuando �ste les contara, esa
vez llegu� a mi casa y no pude evitar estimularme con esa imagen; lanc� un
suspiro de resignaci�n porque s� que nunca me har�a caso y me escuch� y pregunt�
que qui�n era, en eso reaccion� y apagu� la grabadora y le dije que ya hab�a
llegado, que la se�ora del aseo me abri� y ya se hab�a retirado. Por su
temperamento deb� haber imaginado su brusca reacci�n: "Para qu� te metes aqu�
puto!!, anda ve y esp�rame en la sala y si llegan los dem�s les abres, mientras
me visto"
Pas� a la sala, prend� la TV, en mi mente no me dejaba tranquilo la imagen
que tuve de su silueta y quer�a encontrar un pretexto para ir a su cuarto y
encontrarlo visti�ndose, pero no se me ocurri� nada y sent� que era demasiado
riesgo. En eso estaba cuando son� el timbre y abr�, eran Mario y Daniel que
hab�an llegado en el auto que Mario usaba para ir a antros para apantallar y
conseguir m�s r�pido el acceso, a m� nunca me gust� su Audi TT pero todos lo
envidiaban por ello. Casi despu�s llegaron Aldo y Ra�l, �ste �ltimo a�n no
emplacaba su auto as� que vino en el de Aldo, la nueva casa de Alejandro Mari�o
era amplia as� que cupieron los 2 carros y mi moto.
En el bar, el ambiente era muy agradable y de camarader�a, parec�a que el
alcohol hab�a quitado la preocupaci�n que ten�an mis amigos del examen, estaban
en pleno relajo pero por alguna raz�n yo no me sent�a con ganas de seguirles el
juego a sus bromas (molestaban a un mesero llam�ndolo Lapuente, por su parecido
con el ex entrenador de la sel. Mexicana de f�tbol), en cambio, yo no pod�a
apartar de mi mente la figura de Mari�o en el ba�o, como su ropa es un poco
holgada nunca me hab�a percatado de la redondez y casi perfecci�n de sus
gl�teos, los cu�les resaltaban en su desnudez.
Hab�amos consumido ya algo de alcohol, pero no est�bamos borrachos a�n, el
problema es que haciendo cuentas, el dinero no era suficiente ya para seguir la
pachanga, as� que, como siempre, los cabecillas del grupo y los m�s alegres y
desmadrosos, Mario y Daniel propusieron (o m�s bien, dispusieron) la casa de
Mari�o para continuar la parranda, �ste, con desagrado acept� ante la mayor�a
dicha opci�n y nos dispusimos a irnos, en el camino, Ra�l propuso echar unas
rayas de la coca�na que Mari�o guardaba en su cuarto, ya que nunca lo hab�a
hecho (y para ser sincero yo tampoco y realmente no estoy seguro que Aldo, Mario
y Daniel lo hayan hecho), todos estuvieron de acuerdo pero yo inmediatamente les
coment� que no lo har�a y pareci� no importarles.
Estando ah�, le pedimos sacara una botella de la bodega, no quer�a pero
prometimos pag�rsela antes de que sus padres regresaran de Chile y as� no se
dar�an cuenta. Acept� y comenzamos a tomar y jugar domin�, yo estaba aburrido
porque en eso del domin� los maestros del juego son Mario y Daniel; no me
agradaba que ganaban y nos sacaban a esperar la reta... sin embargo, cerca de
las 3 de la ma�ana, Daniel le record� a Mario que ten�a que regresar ya porque,
ten�a que ir temprano a la embajada espa�ola a renovar su pasaporte porque, como
todos los veranos ir�a a visitar a su ascendencia en aqu�l pa�s. Se despidieron
y entonces entr� m�s en ambiente ya que era m�s parejo el domin�, al parecer
todos pensaban lo mismo y ya estando s�lo 4, los justos para una partida de
domin�, Mari�o propuso apostar a 50 puntos. Mientras pens�bamos cu�l ser�a el
premio o castigo se me ocurri� "disfrazadamente" el proponer apostar las prendas
de ropa, al terminar mi proposici�n, todos se me quedaron viendo y me sent� mal
porque pens� que hab�a echado a perder todo, pero de repente, una fuerte
carcajada de Aldo interrumpi� el silencio y dijo: "Ja, qu� cagado!, venga".
Los dem�s, aceptaron porque el consumo de alcohol los confundi�, pensaron que
lo hab�a hecho por desmadre pero realmente mis intenciones eran otras, esa noche
hab�a decidido liberarme y dejar de pensar en lo que la sociedad establec�a.
Establecimos que fuera individual y que nadie negar�a el castigo cuando
perdiera. Los juegos fueron parejos y poco a poco nos fuimos despojando de
nuestras prendas, sin embargo, la suerte, para mi desgracia estaba favoreciendo
a Mari�o, el cu�l hab�a perdido poco y todav�a ten�a su ropa interior y
pantalones puestos. Como ya me hab�a dado cuenta que me gustaba decid�, otra vez
en tono de relajo, hacerle una se�a a Ra�l y Aldo para que juntos hici�ramos
perder a Alejandro y los otros, para no quedarse atr�s en desnudez aceptaron y
Mari�o comenz� a perder, cuando qued� en calzones, su bulto sobresal�a, para mi
punto de vista estaba muy bien dotado y comenc� a ponerme nervioso, sud�, pero
no le dieron importancia porque a veces es un efecto del alcohol, sin embargo,
ten�a mucho miedo porque comenc� a sentir una inminente erecci�n que intentaba
apaciguar sin �xito, los tres est�bamos ya desnudos, y por m�s que intent�bamos
entre todos hacer perder el calz�n a Mari�o, el suertudo no se dejaba y se
burlaba de nosotros, hasta que un cambio de juego lo hizo perder, en cuanto lo
escuch� decir: "paso", me emocion� mucho porque sab�a que hab�a perdido ya la
�ltima prenda que me imped�a mirar el para�so que desde aqu�l d�a hab�a
imaginado.
De repente not� como la mirada de Aldo se pos� en mi miembro, me ve�a muy
asombrado, cuando baj� la mirada me di cuenta que estaba completamente erecto,
ante esto, Mari�o y Ra�l se asomaron y quedaron muy sorprendidos tambi�n, yo no
sab�a qu� hacer, ten�a miedo de lo que pudieran pensar, pero una vez m�s, el
silencio se interrumpi� con la sonora carcajada de Aldo, estaba ya medio
borracho y a�n no entiendo por qu� se ri� pero a �l, se uni� la risa igualmente
inexplicables de Ra�l, Mari�o tard� un poco y solamente sonri� y se sonroj�, no
s� por qu� lo haya hecho pero en mi mente se abri� una esperanza. Pero algo
ten�a que hacer, c�mo hacer que Ra�l y Aldo se fueran y que Mari�o aceptara???
Entonces, casi sin pensarlo les dije: Qu�, nunca hab�an visto una erecci�n??
Ellos, rieron de nuevo y Ra�l dijo: s�, pero no de un hombre con otro hombre. Y
les dije que yo estaba seguro que ellos tambi�n la pod�an tener (un tanto
apost�ndoles al reto), ellos, incr�dulos lo negaron aludiendo que eran
heterosexuales y que nunca lo har�an, entonces, aprovechando la situaci�n y
dudando de las palabras de Ra�l, lo ret� abiertamente a que en menos de 5
minutos yo pod�a lograr su erecci�n. Las risas no se hicieron esperar, y yo creo
que drogados y alcoholizados no se dieron cuenta de lo que realmente estaban
haciendo.
Lentamente le ped� a Ra�l que se acomodara en un sof� de la sala, �l se
acost� boca arriba y a mi petici�n cerr� los ojos. Comenc� por pasarle los dedos
por el cuello y baj� a acariciar sus pezones que sent� me dar�a resultado, sin
embargo, nada... as� que baj� mi mano hasta su miembro y comenc� a acariciar su
ingle logrando mi cometido, poco a poco su pene se alz� a todo lo que daba (que
no era mucho... comparado con Alejandro) hab�an pasado no m�s de 2 minutos y �l
se sinti� apenado ante la risa de los otros dos y, ardido por su derrota pic� el
orgullo de Aldo dici�ndole que a �l tambi�n se le iba a parar, Aldo dijo que no
era posible pero sin intenci�n de ponerse a prueba, fue tanta la insistencia que
acept�.
Con �l empec� igual, a diferencia de Ra�l, lo de los pezones sent� que me dio
resultado porque su piel se puso chinita, sin embargo obviamente no se erect�,
lo mir� y vi que estaba haciendo un esfuerzo por concentrarse, sab�a que ten�a
las de ganar e igualmente baj� mi mano a su ingle, pero nada... Alejandro me
record� que me quedaban 3 minutos, y con voz burlona me dijo que esta vez no lo
conseguir�a y, aprovechando la situaci�n le ret� a que si yo lo lograba el ser�a
el siguiente, lo cu�l fue el incentivo m�s poderoso que se me pudo presentar
para conseguir que Aldo sucumbiera a mis caricias. Comenc� a masajear su pene,
pero no reaccionaba, yo me sent�a desesperado porque se me estaba escapando la
oportunidad de, al terminar con �l, tocar por fin a Mari�o. Entonces,
desesperado despu�s de escuchar el segundo aviso de Mari�o, que me quedaba
poquito m�s de un minuto, llev� desesperadamente mi boca a su miembro y comenc�
a succionar y lamerlo, de repente, comenz� a palpitar y a endurecerse, sent� con
mi lengua c�mo sus venas comenzaron a sobresalir y poco antes de cumplir el
tiempo gan�.
Segu�a Alejandro, como que no queriendo se recost� en el sof�, pero antes de
comenzar a correr el tiempo le dio una fuerte y profunda fumada a su cigarrillo
de marihuana, como para darse valor, o para no sentir o qu� se yo, eso era lo
que menos me importaba, mis ojos estaban fijos en el objetivo, yo temblaba, ve�a
su anatom�a una y otra vez, de nuevo, mi pene se endureci�, con �l no quise
perder tiempo en los pezones y, abri�ndolo de piernas pas� mi lengua por todo su
perin� hasta llegar a los test�culos, los cu�les, ante dicho contacto se
retrajeron hacia su cuerpo y su escroto se endureci� y achic�, mi lengua sigui�
su camino hasta la meta, el glande, estando ah�, lo introduje a mi boca, la cual
estaba ya lista para recibirlo y lubricarlo bien, comenc� a trabajarlo una y
otra vez, no lograba mi cometido, esta vez, el tiempo lo llevaba Ra�l,
avis�ndome de los 2 minutos que me quedaban a�ad� caricias a sus test�culos,
pens� que no lo lograr�a, cuando el aviso de que 1 minuto nada m�s faltaba para
terminar mi tiempo, mi mente trabaj� r�pido y algo alocado me vino a la mente,
me incorpor� r�pidamente y me puse en una posici�n en la que parec�a que me
sentar�a en su pene, pero bajaba y lo presionaba con movimientos r�tmicos, de
repente comenc� a sentir algo maravilloso, su pene se endurec�a poco a poco,
hab�a ganado mucho esa noche con �l, y sin pensarlo y antes de que dijera algo,
me alc� un poco, tomando su duro miembro y dirigi�ndolo hacia m�, me sent� y fue
una penetraci�n al principio un poco dolorosa, pero mi excitaci�n era mayor al
dolor, y poco a poco fue desapareciendo, me comenc� a mover cada vez m�s r�pido,
nunca lo hab�a hecho sin lubricante, mir� a Alejandro y estaba medio adormilado
por el golpe que le hab�a dado al cigarrillo. Aprovech� ante la mirada at�nita
pero al parecer ya acostumbrada de los otros dos, cuando me di cuenta que Aldo
estaba relativamente cerca, sin dejar de moverme le tom� su miembro a�n un poco
duro y comenc� a masturbarlo, no se opuso y �l hizo lo mismo con el m�o, aunque
le era dif�cil porque yo me mov�a con gran entusiasmo clavado en el pene de
Alejandro, inexplicablemente Ra�l se acerc� y abraz� por atr�s a Aldo, jal�ndolo
al otro sill�n, apagando la luz en su camino, lo cu�l me impidi� ver lo que pas�
entre ellos, y me avoqu� a mi Mari�o, el cu�l lanz� ligeros gemidos cuando le
toc� la hora de venirse, su cara de satisfacci�n (aunque a�n adormilada) me hizo
sentir el rey del mundo, no cab�a en la felicidad y dentro de m� sent�a el tibio
semen que Alejandro hab�a depositado en m�, yo estaba a reventar y a pesar de
que yo hab�a asumido casi desde el principio el papel de la "hembra" en esta
insipiente relaci�n, no contuve las ganas y lo voltee, abr� sus bellas nalgas y,
para evitarle tanto dolor (puesto que su ano era virgen), comenc� a lubricarlo
un poco con mi lengua, usando un poco de mi propia saliva, humedec� mi duro
miembro mientras con mi dedo �ndice entraba y sal�a de su ano, me sent� listo y
le clav� el pene con una dura estocada que lo hizo chocar con el sill�n, estaba
a mi merced ya y no le tom� importancia, prueba de ello fue que lo embest� una y
otra vez, hasta que la presi�n de su ano y los movimientos que estaba yo
haciendo me hicieron venir casi sin previo aviso, sal�a y sal�a semen de mis
espasmos, como una manguera sin fin, estaba yo realizado y mi sue�o se hab�a
cumplido, al momento escuch� unos gritos que parec�an de un le�n enfurecido, era
Aldo, al parecer tambi�n hab�an culminado ellos, aunque nunca supe qu� pas�, lo
mejor del asunto es que hasta la fecha a�n no se ha mencionado esto entre
nosotros y creo que nunca lo har�n, aunque la amistad no es la misma... Yo no
pierdo la esperanza de estar con Alejandro, aunque sea una vez m�s...
Si quieren opinar sobre esto o conocerme, por favor escr�banme a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Espero les haya gustado
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta
Relato: Mi amigo chileno
Leida: 480veces
Tiempo de lectura: 9minuto/s
|