Secuestrado cruelmente por mi vecina
NOTA: Debido a continuas peticiones y recomendaciones
he decidido de nuevo escribir el relato y hacer algunas variaciones, espero que
para bien, quiz�s el relato pueda ser un poco cruel, pero en ning�n momento se
mencionan menores y es solo un sue�o estando totalmente en contra de los malos
tratos.
INTRODUCCION
Era un d�a de invierno y se aproximaban unos d�as de fiesta,
y que mejor manera de pasarlos que irme a el chalet de mis padres a las afueras
de la ciudad, me cost� mucho convencer a mis padres, a pese tener 23 a�os no
tenia plena libertad pero tras mucho insistir consegu� que me dejaran las llaves
y pudiese ir yo solo a pasar unos d�as tranquilos, pretend�a pasear por el
campo, descansar, respirar aire fresco pero sucedi� todo lo contrario y todo se
lo debo de agradecer a mi vecina Angelines.
Tras un peque�o viaje llegu� a la casa que os he comentado, abr� la puerta de la
entrada y un fuerte chirrido son�, estaba algo oxidada la puerta, al instante mi
vecina Angelines se asom� desde su jard�n, Angelines es mi vecina, una vecina
odiosa, desde hace a�os mi vecina y yo hemos tenido constantes disputas, siempre
me rega�aba por algo o se quejaba a mis padres, muchas veces pude o�r de su boca
las palabras maleducado y sinverg�enza pero siempre la respond�a con burla ,
ella me odiaba y pronto pude comprobar hasta que punto. Mi vecina se caracteriza
por tener un fuerte car�cter, siempre est� gru�endo, quej�ndose o chillando, a
su marido le tiene completamente controlado, siempre le chilla y rega�a, su
marido la tiene incluso miedo y desde aquel d�a le comprendo perfectamente.
F�sicamente mi vecina no es atractiva, Es una mujer de unos 50 a�os, pelo corto,
caderas anchas, brazos y piernas anchos, es decir esta algo obesa.
Al entrar por la puerta mi vecina Angelines me ech� una mirada de odio, se me
qued� mirando fijamente, la salud� s�lo por cortes�a y ella no me respondi� lo
�nico que dijo en un tono que pude o�rlo:
- Ya esta aqu� el vecino, se acab� la tranquilidad -, despu�s se dio la vuelta y
recrimin� a su marido - y t� idiota sigue cortando el jard�n - Yo no quer�a
problemas no le contest� nada, segu� mi camino hacia dentro de la casa dispuesto
a pasar unos d�as agradables sin que mi vecina me lo impidiese pero fue algo
imposible.
El resto del d�a continu� con mucha tranquilidad sal� a dar un agradable paseo,
llegu� de noche a casa, hac�a mucho fr�o en la casa y cuando me dispuse a
encender la chimenea me di cuenta que no ten�a le�a y la casa estaba helada, esa
noche no tuve m�s remedio que aguantarme y soportar el fr�o. Al d�a siguiente lo
primero que hice fue ir a comprar le�a a la tienda pero estaba cerrada ya que
era fiesta, ahora si ten�a un problema, hac�a mucho fr�o y no ten�a nada con que
encender un fuego en casa, pero por un momento me entr� la idea de pedirle un
poco de le�a a mi vecina Angelines, pero se me quit� la idea enseguida, pero fue
peor porque se me ocurri� que si la cog�a un poco de la que ella tiene en su
jard�n ni se enterar�a, pero no fue una buena idea.
Me asom� a su casa, ella no estaba en el jard�n, con sigilo salt� la valla, y
llegu� hasta donde estaba la le�a, cog� unos cuantos maderos, m�s de los
debidos, no me di cuenta pero tuve que hacer bastante ruido, cuando escuch� algo
por detr�s de m�: - quieto ah� cerdo no te muevas- , me gir� para ver quien era
y la sorpresa fue que era mi vecina Angelines apunt�ndome con un arma de caza,
tanto ella como yo nos llevamos una sorpresa:
- pero si es el sinverg�enza de mi vecino, ahora tambi�n es
un ladr�n, me dijo mi vecina, ahora estaba metido en un problema, - solo quer�a
un poco de le�a- le contest� tartamudeando, - eso se lo tendr�s que decir a la
polic�a -, cuando dijo lo de la polic�a me asust�, si se enteraban mis padres de
esto nunca m�s confiar�an en mi y me dejar�an las llaves m�s, empec� a intentar
disculparme y pedirle con respeto que no la llamara, tras disculparme una y otra
vez, ella accedi� a no llamarla,- pero esto no quedar� as� sin m�s, si no la
llamo yo misma me encargar� de que no vuelvas a hacerlo- yo acced� r�pidamente,
pens� que ser�a una tonter�a lo que ella har�a, pensaba que me rega�ar�a como
otras veces y olvidado y me habr�a salido con la m�a, pero estaba muy
equivocado, demasiado equivocado.
EL SECUESTRO
Mi vecina Angelines me dijo que la acompa�ara, entramos en su
casa y bajamos unas escaleras, esas escalera al igual que en mi casa conduc�an
al s�tano, ella abri� con llave la puerta y me dijo que pasara, en efecto era un
s�tano, un s�tano grande algo sucio y lleno de trastos, Angelines paso detr�s
m�a y cerro la puerta desde dentro con llave, y se dirigi� hacia mi:
- quiero que te desnudes- me dijo mi vecina en un tono
severo, yo no sabia que pretend�a y tampoco estaba deacuerdo en lo que me
propon�a, pero ella me record� que si lo prefer�a llamar�a a la polic�a, tuve
que obedecerla, me quite la ropa y me quede casi desnudo, ella me reprocho que
me desnudara por completo, una vez desnudo espero mas instrucciones, - ponte
tumbado bocabajo- me ordeno Angelines, la obedec� y me tumbe sobre el suelo que
estaba sucio y fri�, ella se dirigi� a un caj�n de un mueble que all� hab�a y
saco varias cuerdas , se acerco a mi y cogi� una cuerda, se inclino hacia mi y
me puso las manos a la espalda y empez� a atarme las manos con la cuerda, era
una cuerda larga y dio muchas vueltas sobre mis mu�ecas e hizo varios nudos,
tenso la cuerda y me la ajusto con fuerza a mi piel, la cuerda me hacia da�o en
mis manos, yo me queje ,- c�llate- me ordeno Angelines con tono severo, pero yo
la ped� explicaciones sobre lo que pretend�a, volvi� a reprocharme que me
callara pero de una forma mas agresiva, me dio un fuerte tir�n de pelo hacia
atr�s � he dicho que te calles no te lo repito mas veces- , su car�cter me
asusto e intente estarme callado , ella continuo con otra cuerda, me cogi� los
pies e hizo lo mismo, me ato los pies con fuerza a la altura de los tobillos, de
pronto estaba atado de pies y manos, intente comprobar si estaba bien atado y
podr�a liberarme pero comprob� que era imposible, estaba fuertemente atado .
Angelines me cogio de el pelo � ahora te quedaras aqu� hasta que llegue el
momento de tu castigo- tras decirme esto se alejo hacia la puerta y apago la luz
y note como echo la llave desde fuera. Me hab�a dejado encerrado desnudo en el
s�tano atado de pies y manos a oscuras.
Tuve mucho tiempo para pensar lo que hab�a ocurrido, pasaba
el tiempo y continuaba en aquella situaci�n, perd� la noci�n de el tiempo, tenia
que hacer algo para salir de all�, pero no pod�a hacer nada excepto gritar, en
un momento de desesperaci�n empec� a gritar el nombre de Angelines, tras
insistir se abri� la puerta de el s�tano, Angelines entro enfadada, - te dije
que te callaras- yo empec� a pedirla que me soltara, ella se acerco a mi , se
inclino y recib� una violenta bofetada en la cara, - c�llate- con un tono muy
enfadado me reprocho mi vecina, a pesar de la fuerza de su bofetada yo continu�
pidiendo que me soltara, - no volver�s a abrir la boca mas- me dijo ella, con
una mano me cogi� por el pelo y con su otra mano empez� a bajarse y quitarse las
bragas por debajo de la falda, eran unas bragas blancas grandes y acto seguido
con su mano empez� a forzarlas para que entraran en mi boca, cuando entraron por
completo en mi boca ella saco una cinta de embalar y empez� a dar vueltas con la
cinta sobre mi boca y cabeza, ahora no pod�a emitir ning�n sonido de mi boca, -
ahora grita lo que quieras- me reprocho mi vecina y se marcho de nuevo de la
habitaci�n .
EL CASTIGO
Volvi� a pasar un largo periodo de tiempo, se abri� la puerta
y se encendi� la luz, Angelines entro de nuevo en el s�tano, - ahora recibir�s
tu castigo- , yo estaba asustado no sabia que pretend�a ni lo que me esperaba,
ella cogi� unos guantes y un cintur�n, empez� a ponerse los guantes, eran unos
guantes de goma amarillos muy usados casi de color marr�n y ol�an mal, se ajusto
los guantes que la quedaban muy ajustados en su amplio brazo y acto seguido
cogi� el cintur�n y lo doblo por la mitad, yo me imaginaba que iba a suceder a
continuaci�n, intente resistirme empec� a arrastrarme intentando huir, una
absurda idea, ella se acerco a mi me cogi� por el pelo y me puso bocabajo, se
inclino sobre mi y se sent� encima m�a, su peso cayo sobre mi, quedo sentada en
sentido contrario a mi, con sus piernas a ambos lados de mi cabeza, cerro la
piernas con fuerza presionando mi cara impidiendo que me moviera , ahora estaba
completamente inm�vil y asustado, - ahora aprender�s a no robar y a respetarme-
, de mi boca solo sal�an leves gemidos � ummmmm, uhhhmmm- y de pronto recib� un
golpe de cintur�n mi trasero, a este le sigui� otro y otro, Angelines azotaba
con fuerza y con un ritmo continuo, en la habitaci�n solo se escuchaba el
chasquido de el cintur�n contra mi trasero y los quejidos de mi boca entre la
mordaza, cada golpe me dol�a mas y mas, los golpes no cesaban y ya no aguantaba
mas, ella continuaba con su ritmo, al cabo de un rato se hizo una azotaina
insoportable, el trasero me ard�a y ella continuaba, tras un largo rato por fin
paro, me debi� dejar el trasero completamente marcado, ella sin cambiar de
posici�n empez� a reprocharme lo que hab�a echo, - nunca mas volver�s a faltarme
al respeto- y me volv�a a azotar con el cintur�n, - � has entendido?- volv� a
recibir otro azote mas � no te escucho- yo intentaba gritar entre la mordaza que
si pero solo sal�an gemidos-uhhhmmmm- y ella continuo azot�ndome � mas fuerte
entupido- uhhmmm- yo trataba de gritar lo m�ximo posible , Angelines demostr� su
crueldad , cuando termino se levanto , me cogi� por el pelo � ahora te quedaras
aqu� hasta que yo lo desee- y se marcho de la habitaci�n dej�ndome all� de
nuevo.
LA HUMILLACI�N
Paso un largo rato hasta que puede ver que se abr�a de nuevo
la puerta, Angelines entro de nuevo, llevaba un plato de comida en la mano, no
se cuantas horas llevaba all� encerrado y no hab�a comido nada, puso el plato en
el suelo, parec�a que por una vez iba a ser buena conmigo pero fue todo lo
contrario, pretend�a humillarme cruelmente, se puso sobre el plato en cuclillas,
y empez� a orinar en el plato , no pod�a creer lo que estaba haciendo, cuando
termino volvi� a ponerse los guantes y removi� la comida con sus manos
enguantadas, ahora sabia porque sus guantes ol�an mal , descubr� por ella que
esto tambi�n se lo hacia a su marido, ella se acerco a mi � ahora te comer�s
todo sin rechistar- empez� a quitarme la mordaza y saco la mordaza de mi boca, -
como escuche una sola palabra por esa boca te azoto de nuevo- la verdad no
estaba para otra azotaina as� que prefer� obedecer, ella me cogio por el pelo y
llevo mi cabeza al plato- c�metelo todo o lo lamentaras- y cogiendome por el
pelo me llevaba la cabeza al plato y as� tuve que comerme todo de esa forma tan
humillante , cuando termine ella me felicito- te has portado muy bien, se quito
los guantes y me los introdujo en la boca ,- ahora piensa como vas a pedirme
perd�n, cuando regrese me pedir�s perd�n si me convence podr�s irte- .
EL FINAL
Durante ese tiempo estuve pensando en todo lo que hab�a
pasado, lo cruel que hab�a sido Angelines, yo sabia que era mala y despiadada
pero no hasta tal punto. Al rato volvi� a la habitaci�n, me levanto por el pelo
y me puso de rodillas, - ahora disc�lpate- saco los guantes de mi boca, yo no
sabia que decirla, la ped� perd�n de la mejor forma que se me ocurri�, pero de
pronto recib� un fuerte bofet�n , - eso no me vale- volv� a intentarlo pero lo
�nico que encontr� fue otro sonora y fuerte bofetada, tras recibir varias
bofetadas al fin decidi� dejarme , - espero que hayas aprendido a respetarme ,
para asegurarme vendr�s a verme el mes que viene y veremos si necesitas que siga
ense��ndote modales y no se te ocurra faltar o lo lamentaras- , me cogio por el
pelo, se levanto la falda y meti� mi nariz y boca en su trasero,
- complacedme y podr�s irte-, ella con fuerza apret� mi cara
dentro de su ano, su trasero ol�a mal pero obedec� y lam� su trasero, al cabo de
un rato me solt�, me quito las cuerdas y me dio la ropa- ahora m�rchate ya
volveremos a vernos - , Sal� de all� r�pido, sub� las escaleras y al pasar por
el sal�n vi a su marido atado a una silla y amordazado, aquella mujer era
incre�ble.
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