Relato: Me encanta que sea tan zorra (6)





Relato: Me encanta que sea tan zorra (6)


ME ENCANTA QUE SEA TAN ZORRA (6)





Como dije en mi relato anterior, despu�s de su juerga en el
cine, Cristina y yo estuvimos unos cinco meses sin tener rollos
extramatrimoniales. O al menos que ella me contara, aunque debo de pensar que me
los cuenta puesto que conf�o en ella, pero a veces tengo tantas dudas.



Durante aquellos cinco meses, volvi� a quedar con Jaime, el
Director General del que os habl� en otro relato, volvi� repito a quedar con �l
para comer dos o tres veces. Estaba claro que al Dire le iba Cristina un mont�n.



Pero cuando llegaban las noches y ten�amos sexo y entonces yo
le preguntaba, segu�a sin haber nada de nada. El t�o la invitaba a comer, la
com�a a miradas, le soltaba alguna cosilla a la que ella, seg�n me contaba la
sonre�a insinuante, pero no acababa de atacar. A la cuarta comida me dijo que le
hab�a puesto un par de veces la mano en las rodillas, que en un restaurante al
que hab�an ido fuera de la ciudad, con una buena arboleda alrededor, se hab�a
atrevido a agarrarla de la cintura, que al dejarla pasar en las puertas para
entrar o salir primero hab�a sentido alg�n peque�o roce, pero que nada m�s. No
parec�a decidirse a atacar o quiz�s, lo m�s probable es que no estuviera seguro
de si Cristina iba a responder como �l quer�a.



Yo empec� a notar que cuando ten�amos sexo a ella le apetec�a
imaginarse a Jaime. Sent�a como no era fingido, que realmente la tocaba o
chupaba y se lo estaba imaginando a �l. Con mi polla dentro de ella le
preguntaba o le hac�a preguntas sobre Jaime y ve�a lo viciosa que se pon�a.
Disfrutaba como una zorra, cerraba los ojos y yo notaba absolutamente que de
verdad se lo estaba imaginando. Cuando foll�ndola y toc�ndole las tetas le
preguntaba si le deseaba, si le gustar�a que le hiciera esto o lo otro,
respond�a con unos s�es deseosos como nunca, como una guarra enviciada. La
verdad es que al Dire ella estaba empezando a desearlo mucho. Quiz�s fuera
porque no lo daba pillado o por lo que fuera, pero a Cristina le iba un mont�n,
lo notaba.



Estos comentarios son imprescindibles para que luego
comprenden todo lo que tuvo Cristina con el tal Jaime, ya que luego, muchos
relatos ser�n con �l, pero quiero que vayan comprendiendo el deseo que ella
sent�a por �l y como a�n hoy, sigue siendo un tipo que la tiene en cuanto
quiera.



Tras esos cinco meses, un d�a hablamos de ir a alg�n lado o
tener alguna aventura m�s. No nos pon�amos de acuerdo. Yo ten�a ideas que no la
convenc�an y ella ten�a otras que no me convenc�an a mi porque no ve�a claro que
pudiera ver, o porque conoc�an a amigos m�os o por otras razones. Un buen d�a,
contemplando una vez m�s distintas posibilidades, me coment� la posibilidad de
hacerlo otra vez con Rodolfo, el primero con el que yo la hab�a visto y con el
que hab�amos empezado estos juegos que ya han seguido para siempre. Yo,
nuevamente le coment� que el repetir con alguien no me gustaba, que ten�a miedo
de que se enviciara con alguien, aunque realmente mi miedo era a que se pudiera
enamorar aunque fuera un poco. Ella me contest� que no hab�a problema, que
Rodolfo era un cincuent�n, casado, con un mont�n de hijos y adem�s, feo, que
aunque era delgado, no era su tipo ni ten�a atractivo f�sico y que nunca se iba
a enamorar de �l. Yo le pregunt� entonces por qu� quer�a repetirlo, no lo
entend�a. Ella me contest� que a pesar de todo, era muy bueno con las palabras,
que sab�a decirle cosas que la encantaban y que sab�a hac�rselo desear a fondo.
Sab�a hacerla sufrir un poquito y hac�rselo desear y eso la encantaba. Adem�s,
seg�n ella, era un tipo que hab�a sabido muy r�pido descubrir sus debilidades.


Acept�, despu�s de hacerle repetir de nuevo que no le atra�a
nada m�s que en el tema del sexo y asegurarme bien que como pareja, no le atra�a
nada en absoluto. Hicimos el plan y preparamos el darnos una pasada por el bar
donde sab�amos que estaba todos los d�as con la disculpa de ir a ver a mi vieja
y anterior patrona.


Lleg� el viernes (el s�bado no hay que madrugar) y nos
preparamos. Dejamos el ni�o, no s� si lo he dicho pero Cristina hab�a tenido un
ni�o de su matrimonio anterior con el que se qued� abandonada con quince d�as
del peque�o, cuando su marido descubri� una o varias infidelidades de Cristina y
la abandon�. Debi� de pensar que el ni�o pudiera no ser suyo y por eso, nunca
m�s, ni el ni�o ni Cristina, supieron de �l. Cuando yo aparec� en la vida de
Cristina, el ni�o ten�a solo 1 a�o o a�o y medio. Por lo tanto, para ese ni�o,
yo soy su padre y para mi, �l es totalmente mi hijo pues, cuando recibes cari�o
lo acabas dando y al final, un hijo lo es del coraz�n y no de un semen. Dejamos
el ni�o con sus abuelos, como hac�amos muchos fines de semana y nos preparamos
para ir al bar en el que sab�amos que Rodolfo estar�a seguro.



Ella se visti� esa d�a con su faldita negra, cortita y
tableada de la que he hablado en alg�n otro relato pues le quedaba muy sexy y se
la pon�a a menudo y un polo amarillo con tirantes muy anchos, que tapaban
perfectamente los tirantes de su sujetador.


De ropa interior se puso unas braguitas negras, totalmente
lisas por detr�s y con un dibujo transparente en forma de rombos por delante y
de sujetador, uno negro bastante transparente y con bastante encaje, que le
quedaba apretadillo y le levantaba bien los pechos como si estos quisieran salir
y romper aquella prisi�n.



Por el camino, en el coche, volvi� a comentarme que aquel
vicioso sab�a calentarla muy bien con las palabras y que era muy golfo. Aun
ahora, cuando hace ya muchos a�os que no sabemos de �l (debe ser ya un pobre
viejito), me ha comentado que si esto de internet llega a existir entonces,
seguro que �l la hubiera calentado como nadie, ya que sab�a excitarla muy bien
con las palabras.



Por disimular, pasamos antes por la casa de mi vieja patrona
a verla y saludarla. La pobre no ten�a familia y ya que est�bamos all�, era
l�gico verla un rato y ver que tal segu�a. La pobre mujer, cada d�a m�s anciana,
ten�a cada vez m�s achaques y problemas y la verdad es que en aquel momento, no
sab�a que aquella era la �ltima vez que la estaba viendo. En cuanto pudimos, nos
despedimos y nos dirigimos al bar con la disculpa de que �bamos a saludar a los
viejos amigos.



Entramos al bar y saludamos a la gente. Por supuesto, all�
estaba Rodolfo, como siempre, pues cuando yo viv�a en aquel barrio, hab�a visto
como lo �nico que hac�a todas las tardes era estar en el bar, tomando una copa y
otra. Por supuesto, en cuanto nos vio, a Rodolfo le falt� tiempo para venir a
nosotros salud�ndonos. Me hizo gracia cuando le dio los correspondientes dos
besos de saludo a Cristina en las mejillas poni�ndole la mano en la cintura de
ella. Pens� que aquel golfo ya se la hab�a tirado y por lo tanto, sab�a
perfectamente lo puta que era Cristina y lo mucho que le iban las pollas a
aquella golfa.



Estuvimos tomando unas cervezas. Evidentemente, hab�a mucha
gente que se pon�a a hablar y a saludarme, principalmente a mi que hab�a sido
amigo y vecino y hab�a muchos ratos en que yo estaba hablando con cualquiera de
ellos. Cristina estaba cerca de m� pero al mismo tiempo, quedaba un poco fuera
de la conversaci�n, lo cual, aprovechaba Rodolfo para acerc�rsele y decirle
cosas al o�do, a lo que Cristina sonre�a. Alguna vez vi como se atrev�a y la
pon�a la mano en la cintura y tambi�n vi como Cristina hablaba con �l, como
contest�ndole a sus cosas. Luego, ella, con mucho disimulo y naturalidad, le
quitaba la mano de la cintura. En eso Cristina nunca ha fallado en todos estos
a�os, en no dejarme en evidencia delante de mis amigos o de mi familia, siempre
lo ha sabido hacer. All� hab�a gente que eran amigos o conocidos m�os y para los
que Cristina era mi hermosa mujer (todos cre�an que m�s joven que yo debido a lo
bien que se ha conservado siempre) y por tanto, ella, all�, no le dar�a a
Rodolfo el m�s m�nimo pie para dejarme en evidencia.



Estuvimos un rato y cuando Cristina empez� a decirme que
deb�amos irnos, comprend� que la cosa que busc�bamos estaba hecha y empec� a
despedirme de todos.



De camino a casa, en el coche, pregunt� a Cristina como hab�a
ido el asunto y me dijo que bien. Le pregunt� de que hablaban y me dijo que �l
le hab�a hecho alg�n comentario sobre lo put�n y cachonda que era. Que ella le
sonre�a pero que cuando le pon�a la mano en la cintura se la quitaba dici�ndole
que all� hab�a gente y que se comportara. Lo m�s importante es que hab�a
conseguido lo que quer�a. Le hab�a dicho a Rodolfo que al d�a siguiente, s�bado,
yo me iba con mi t�o a no se donde y que no volver�a hasta el domingo y que si
quer�a, se acercara a casa por la tarde, ya que �l sab�a donde viv�amos. Sab�a
que �l al estar casado, no podr�a quedarse por la noche aunque creyera que yo
estar�a fuera y por lo tanto, la jugada era redonda. Me dijo que �l hab�a
aceptado encantado y que hab�an quedado para las seis.



Lleg� el s�bado y est�bamos preparados esper�ndole. Cristina
para estar con �l y yo para meterme en la habitaci�n donde tenemos hoy el
ordenador y desde donde se puede ver el sal�n perfectamente. Coment� a Cristina
que se las arreglara como quisiera pero que no pod�an ir a la cama a nuestra
habitaci�n porque no podr�a verlos, que ten�an que hacerlo en el sal�n y que
procurara que el m�ximo del tiempo estuvieran o donde la mesa donde com�amos o
en el sof� pues eran los dos sitios donde �l, le resultar�a m�s dif�cil ver mis
pelitos o mis ojitos mirando, mientras yo les pod�a ver perfectamente. Me dijo
que no me preocupara.



Se prepar�. Se puso una bata negra que ten�a y debajo pura y
simplemente su ropa interior. Un conjunto de color negro (el negro se lo pone
much�simo) con un tanguita de raso, suav�simo al tacto y un sujetador sin aros
que, creo que era el sujetador m�s transparente que ten�a, ya que se ve�an
perfectamente la aureola que rodeaba sus gordos pezones. Se pein� e incluso se
maquill� llegando a pintarse los ojos. Cuando acab� y dio una vuelta alrededor
mostr�ndose, all� maquillada, con los ojos pintados de un color azulito, en bata
y ropa interior debajo, que al caminar, ense�aba los muslos a trav�s de la bata
e incluso a veces algo m�s, en fin, que no pude evitar decirle que estaba muy
zorra, que parec�a una guarra deseosa.



Son� el timbre y supimos que era Rodolfo. Yo me met�
r�pidamente en la habitaci�n frente al sal�n, completamente a oscuras y pegado a
la pared de tal modo que �l no pudiera verme al pasar por el pasillo.



Rodolfo lleg� y salud� a Cristina coment�ndole lo guapa que
estaba. Pasaron por el pasillo y Cristina se meti� en el sal�n. El la sigui�,
llegando a ella y agarr�ndola por la cintura.




Te has pintado. Te has puesto sexy.... eh puta..... le
dijo. Cristina sonri� poniendo sus manos sobre su pecho y desliz�ndolas
hacia arriba para rodearle el cuello.





Alfonso le bes� meti�ndole toda la lengua en la boca de ella,
a lo que Cristina le correspondi� con las mismas ganas.




Qu� pedazo de putona eres, le dijo Rodolfo tras terminar
el beso.





Cristina le busc� nuevamente la boca, pero �l le dijo que
esperara.




He estado pensando desde ayer y.... tengo juego que te va
a encantar.....




Cristina le mir� intrigada. �Un juego?, le pregunt�.




S�, dijo �l. Te va a encantar, te va a sacar todo el
vicio que hay en ti.





Entonces la agarr� y la puso de pie sobre la mesa en la que
comemos, poni�ndose detr�s de ella aunque separado. Tuve suerte porque de ese
modo, los dos quedaban de espaldas a la puerta de la habitaci�n donde yo miraba
y eso me permiti� ver a gusto, sin tener que andar con precauciones.



Rodolfo le pidi� que cerrara los ojos y supongo que Cristina
lo har�a. Entonces, �l sin tocarla lo m�s m�nimo empez� a hablarle mientras ella
ten�a los ojos cerrados.




Bien..... empez� diciendo �l.... ahora.... quiero que te
imagines que estas en el Bar rodeada de gente. Que sientas que yo estoy
detr�s y estoy mirando tu culito de put�n deseoso. Te estoy desnudando con
la mirada. Tu sabes que me muero de ganas de tocarte, pero por culpa de la
gente y de tu marido no puedo, aunque me muero de ganas y tu lo sabes. �Lo
est�s imaginando viciosa?. Cristina hizo un gesto de s� con su cabeza.


Bien.... sigue ah�.... sintiendo mis miradas de deseo....
de ganas de tocarte y chuparte por todas partes......





Cristina, consciente o inconscientemente, apoyada en la mesa
con sus manos, empez� a mover ligeramente su culito. Seg�n me dir�a despu�s,
estaba totalmente metida en el papel y en la escena y se la estaba imaginando de
verdad.




�Qu� es lo que sientes mientras te miro y te deseo sin
poder hacer nada?, le pregunt� Rodolfo.


Me siento..... cachonda.... le dijo Cristina con mucha
sensualidad y moviendo su culito muy suavemente.


Bien.... continu� Rodolfo. Ahora imag�nate que yo me
atrevo un poco m�s.... que me acerco un poquito m�s.... a pesar de la
gente.... me acerco un poquito a ti...




Al decir eso, Rodolfo se acerc� un poco m�s a ella, tocando
un poquito con su pierna las piernas de ella pero muy ligeramente, como si
realmente estuviera en el bar lleno de gente y tuviera que disimular. Cristina
solt� un suspiro muy suave y sigui� movi�ndose sensual y muy ligeramente, como
si realmente estuviera viviendo la situaci�n en la realidad. Rodolfo le continu�
hablando...




Ahora, con mucho disimulo voy acariciar un poquito tu
culito y tus muslos, con todo el disimulo por la gente, pero lo suficiente
para que me notes.... Al decir esto, con dos dedos empez� a acariciar sus
muslos por encima de la bata y un poco su culito, con la parte del env�s de
la mano. De verdad, parec�a que estaban en el bar de verdad con todo el
disimulo que se hac�a. A mi me estaba encantando, pero pensaba que a
Cristina la deb�a de estar calentando bien. Ahora comprend�a cuando me dec�a
que el golfo de Rodolfo la sab�a calentar de miedo.


As� me gustas.... como una zorra deseosa. Est�s que te
mueres de ganas.... No puedo....hay gente.... pero lo est�s deseando como
una guarra....


S�ii, suspir� Cristina.... S�ii


�A que tienes ganas.... putilla?


S�ii, le contest� Cristina moviendo su culito....


�Qu� es lo que deseas? Vamos.... putona.... dime lo que
deseas...


Ll�vame fuera del bar.... por favor.....le suplic�
Cristina.


No puedo. Est� tu marido.... la gente.... pero... �por
qu� deseas que te lleve fuera?... vamos, d�melo....golfa.....


Para que puedas tocarme.... lo estoy deseando vicioso....


�Est�s deseando que te toque las tetas?.... verdad
put�n.... verdad que lo deseas...


S�iiii..... le dijo Cristina con ganas, elevando un poco
la voz tan dulcecita que tiene.


Si qu�..... le dijo Rodolfo mientras segu�a roz�ndola con
sus dedos.....


S�ii, le contest� Cristina... estoy deseando que me
toques las tetas....


Eso es.... me gusta verte as�.... est�s poni�ndote muy
cachonda.... te mueres de ganas..... te envicia pensar que te toque las
tetas.....


S�iiii.... le dijo Cristina.... t�came las tetas.....
golfo.... chulo.... toc�melas.....


No puedo... estoy en el bar.... Cristina solt� una
respiraci�n de total insatisfacci�n. Rodolfo se lo estaba haciendo desear
bien. El continu�....


Mira... estoy fij�ndome en como se marcan tus tetas y tu
sujetador sobre tu blusa.... me muero de ganas Cristina.... tus tetas me
apetecen como un loco..... y saber que tu tambi�n lo est�s deseando como una
zorra viciosa me excita m�s....


Putero.... chulo.... toc�melas de una vez.... me muero de
ganas..... (Yo me estaba empalmando como nunca oy�ndoles).


Bien... Cristina. Ahora imag�nate que tu tienes que salir
a buscar algo al coche. Cierra los ojos e imag�nalo. Yo salgo detr�s
tuya..... y llego hasta ti cuando acabas de cerrar la puerta.... as�....
sigues teni�ndome a tu espalda.... Ahora no hay gente.... puedo acariciarte
el culo..... y sentir lo golfa que est�s....





Cristina movi� el culo con m�s ganas. Rodolfo la estaba
poniendo totalmente viciosa.... la estaba haciendo morirse de ganas.... Joder
con el cincuent�n, como la estaba poniendo....


El empez� entonces a acariciar su culo y sus muslos y
chup�ndole el cuello, mientras Cristina echaba un brazo hacia atr�s y acariciaba
el pelo de Rodolfo....




Ahora s� puedo hacerlo zorra.... no hay gente.... es muy
tarde y no hay nadie por la calle.... pero quiero que tu me lo pidas....
p�demelo puta..... dime que quieres que te toque las tetas..... vamos
putona... p�demelo....


T�came las tetas.... golfo.....por favor.... t�came las
tetas.... me muero de ganas cabr�n....


Eres una golfa....


S�iii... t�came ya chulo....





Seg�n me coment� Cristina despu�s, estaba tan caliente con
sus palabras, imaginando la escena, ten�a tantas ganas que estaba completamente
mojada. Su tanguita seg�n ella estaba empapado y hubo veces que pens� que iba a
correrse s�lo con las palabras de Rodolfo y con el deseo y las ganas que le
estaba haciendo sentir. Rodolfo empez� entonces a pegarle bien su paquete a su
culo y empez� a desabrochar el cintur�n de la bata, la cual cay� r�pidamente al
suelo. La agarr� por la cintura, ahora totalmente al aire.




�Sigues deseando que te toque las tetas..... viciosa?




Cristina le peg� totalmente el culo al paquete. Su culo se
mov�a con unas ganas locas.




No puedo m�s.... t�came las tetas ya..... demu�strame lo
guarro y putero que eres... t�camelas... pell�zcamelas.... com�telas.... no
puedo m�s.





En esos momentos, yo estaba toc�ndome la polla como un loco.
Por encima del pantal�n, pero la ten�a dura como pocas veces. Rodolfo la hizo
sufrir un poquito m�s.




Yo quiero hacerlo, pero.... puede venir gente.... puede
salir alguien o tu marido del bar....


Me da igual le dijo Cristina casi gritando. T�came las
tetas vicioso....





En esos momentos, Rodolfo ech� sus manos sobre el sujetador
de Cristina que se movi� como una aut�ntica zorra. Gir� la cabeza buscando con
su boca la de Rodolfo, apretando el culo contra �l. El no le dio el beso que
estaba esperando. Antes, se lo hizo desear una vez m�s.




ahora quiero que me demuestres con la boca y la lengua
las ganas que ten�as de que te tocara y lo mucho que te gusta que lo haga.
Vamos, dime con la boca que quieres que siga, que quieres mas.... hazlo
putona....




Cristina le meti� un morreo salvaje. Cre� que con su boca se
iba a comer la de Rodolfo. Una de sus manos apretaba la polla de Rodolfo por
encima del pantal�n.


Rodolfo continu�. La dio la vuelta y le dijo.




Ahora imag�nate que te he metido en un portal que hay
abierto. Estamos aqu� en el portal.... solos. Aqu�... puedo hacerte de todo,
aqu� en el suelo del portal.... pero a lo mejor viene alguien..... podr�an
vernos....





Cristina echaba fuego por los ojos.




Me da igual quien venga.... hazme tu golfa so guarro.....
F�llame hasta que revientes....





Rodolfo la orden� quitarse el sujetador. Ella lo hizo. El la
agarr� sob�ndole bien el culo.




Voy a comerte a fondo las tetas.... pero quiero que me lo
pidas golfa, p�demelo como una puta.... hazlo...


Hijo de puta.... que cachonda me est�s poniendo....
C�meme las tetas cabr�n.... hazme de todo....





Rodolfo empez� a chuparle y comerle sus tetas a fondo
mientras sus manos empezaban a acariciar el tanga de Cristina que deb�a de estar
empapado. �Qu� caliente la hab�a puesto!. Mi mujer estaba con un cincuent�n que
la hab�a puesto como un put�n de cachonda. En esos momentos se hubiera dejado
penetrar por cualquiera, seguro.




Est�s caliente, le dijo Rodolfo. Est�s caliente y
cachonda....�Quieres que te folle? �Quieres que te haga sentir una zorra?.
El s� de Cristina, no s� cuantas iiiiiii habr�a que ponerle. �Qu� ganas
ten�a!


Tendr�s que prepararme bien la polla. Tendr�s que
chup�rmela bien si quieres que te la meta... demu�strame lo bien que lo
haces.... guarra.





Cristina le desabroch� y baj� sus pantalones y sus slips y
sac� la polla de �l. Normalmente, ella suele empezar con suaves chupecitos con
su lengua pero aquel d�a, nada m�s sacarla, se la meti� en la boca como una
pose�da. La empez� a chupar de una manera como nunca lo hab�a visto, ni a ella
ni a nadie. Era un �nsia, unas ganas que parec�a querer trag�rsela entera. Y
encima, Rodolfo la calentaba m�s.....




As�iiiiii.... chup�mela a fondo golfa.... P�deme con tu
boca que te la meta.... vamos... demu�strame lo viciosa que est�s.





Cristina chupaba de una manera que de verdad, pens� a veces
que pod�a dejarlo sin polla. No era chup�rsela, era que quer�a com�rsela.... era
una puta desesperada....


Cuando Rodolfo estim� oportuno, la tir� en el suelo, sobre la
alfombra del sal�n, quit�ndole el tanga mientras ella meneaba el cuerpo
deseosa....




Bien put�n.... as�.... mu�vete zorra..... me est�s
deseando como una guarra....





Se ech� sobre ella volvi�ndole a chupar y morder sus pezones.
Cristina empezaba a gemir con ganas. El empez� a bajar. Pero cuando estaba a
punto de llegar, volvi� a las andadas..... Levant� la cabeza mir�ndola y
dici�ndole....




Est�s aqu�, en un portal... en el suelo.... �quieres que
siga?.... podr�a venir alguien......


Me da igual, le dijo Cristina acarici�ndose la almeja con
su mano. Me da igual cabr�n.... f�llame ya....


Y �si viene tu marido y nos pesca?....


Me da igual.... como si viene el Papa.... O me das tu
polla o te mato.... chulo de mierda.....





Rodolfo enterr� entonces su boca sobre la almeja de Cristina.
Lo hac�a despacio pero con lenguetazos largos y profundos, como si quisiera
hacerla tener un orgasmo en cada lenguetazo.


Cristina ten�a tantas ganas que no se la hab�a chupado ni dos
minutos cuando empez� a venirle el orgasmo.




S�iiii.... s�iiii.... s�iiii.... guarro.... putero....
vicioso.... ohhhhhh.... s�iiiiiii





Tras chuparle a fondo la corrida de Cristina, Rodolfo se par�
un momento. Pero ella, que siempre se relajaba algo despu�s de un orgasmo, en
aquella ocasi�n era una aut�ntica puta cachonda.





No te pares.... m�teme la polla..... guarro.... f�llame a
fondo.





Rodolfo la hizo ponerse a cuatro patas. La pregunt� si la
quer�a por el culo. Ella como siempre dijo que no pues la experiencia que hab�a
probado en una ocasi�n no la hab�a agradado nada. La quer�a enterrada en su
almeja. Rodolfo coloc� la punta de su capullo a la entrada de su almeja y se la
fue enterrando lentamente mientras Cristina aullaba de placer. Empez� a
cabalgarla mientras la agarraba del culito y las caderas....




Toma putona.... toma polla.... ya la quer�as
eh......vamos golfa, dime que la quer�as....


S�iiii, la quer�a... la quiero toda.... ahhhh.....
ohhhhh..... ahhhh... uhhhhhh...


Vamos Cristina.... dime que eres un put�n.... dime que
est�s cachonda con mi polla dentro.


S�iii.... s�iii�. soy un put�n.... una zorra....
ahhhh....ohhh...ahhhh... Soy tu puta cabr�n..... y tu mi chulo.....
f�llame.... ahhh.... ahhhh... voy a correrme.... sigue.... no pares....
aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.





Esta vez s� se tom� un respiro Cristina tras su corrida. Pero
Rodolfo segu�a cabalg�ndola con ganas. La estaba enterrando sus 18 cent�metros
de polla m�s o menos. En esos momentos, mientras la follaba le ech� mano a sus
tetas, apret�ndoselas y pellizc�ndolas. Cristina volv�a a empezar a gemir....




�C�mo me gustan tus tetas..... guarra!.... y como te
gusta que te las toque... Vamos puta.... cu�ntos te las han tocado....


Muchos.... muchos....uhhhhh


�Muchos?.... eres una putona insaciable..... te gusta que
te las toquen..... eres una golfa deseosa de que lo hagan....


S�iiii, me gusta que me las toquen..... y que me las
coman...... sobre todo los guarros como tu..... putero.... que bien me
follas.... que cosas me dices..... que placer me das.... huyyyyyyyy.....
como me gusta......





Rodolfo empez� a moverse m�s r�pido. Su corrida era
inminente.




�Quieres que me corra sobre tu culo?.... �Lo quieres.....
viciosa?


No, la quiero dentro de mi, quiero sentirla toda......


Est� bien.... zorra..... guarra..... puta.....
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.





Quedaron completamente exhaustos. Durante diez minutos
quedaron tumbados en la alfombra hablando lo m�nimo. Despu�s, Rodolfo mir� el
reloj y empez� a vestirse. Cristina se puso solamente la bata por encima de su
cuerpo desnudo y le dio un beso de despedida, acompa��ndole a la puerta.



Al salir Rodolfo, Cristina se meti� en nuestra habitaci�n y
se tumb� en la cama. Estaba exhausta. Yo fui hacia ella y le hizo un gesto con
la cabeza como dici�ndole que vaya follada.




En mi vida me hab�an puesto tan caliente, me dijo ella.
Soy muy golfa pero este cabr�n, �c�mo me ha puesto!. Nunca he sentido m�s
ganas.... m�s deseo de que me tocaran y me follaran. �Hijo de puta!, me ha
enviciado como una loca....como me lo ha hecho desear.....





La dej� descansar y fui al sal�n a servirme una copa. La
pobre estaba realmente exhausta. Revis� todo lo que hab�a anotado y pens� que
Rodolfo me hab�a dado una clase magistral de c�mo calentar a Cristina, de c�mo
hac�rselo desear.





Continuar�...................


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