Relato: Nada como el correo que se espera





Relato: Nada como el correo que se espera

NADA COMO EL CORREO QUE SE ESPERA


Desde siempre me hab�a sentido atraido por la hija mayor de
mis vecinos del tercero derecha. Cuando aconteci� lo que a continuaci�n les voy
a relatar, ella contaba con 17 a�itos, y hac�a tiempo que ya ven�a anunciando
que iba a ser una de las indiscutidas bellezas de la ciudad. Esbelta, con uno
setenta y cinco largos de altura, tipito de modelo, pero no de las de pasarela,
sino de las de anuncio de lenceria. Mejor les dejo los detalles de su cuerpo a
la imaginaci�n, porque estar�n ya hartos de descripciones de turgentes senos
juveniles y traseros redonditos. Por cierto, su nombre es M�nica.


La he conocido de toda la vida, ya que sus padres se
trasladaron a la vivienda que ahora ocupan cuando ella contaba con cinco a�os.
Una familia humilde pero trabajadora y honrada a carta cabal, su madre es
modistilla en un taller de confecci�n, y carpintero el oficio de su padre. Esto
no quiere decir nada en especial, aparte de que el dinero no sobraba en su
domicilio. No soy de las personas que juzguen la val�a de una persona por su
profesi�n o el grosor de los ahorros en el banco. Hago esta anotaci�n ya que es
fundamental para entender lo que ocurri�.


Yo he sido trabajador en un Astillero hasta que un
desgraciado accidente relacionado con una grua, una carga mal estibada y un
operario con un par de vinos de mas en el cuerpo hizo que, tras un par de meses
en el hospital, acabase con una cojera de por vida y la incapacidad laboral
permanente. Asi fu� testigo de como mi vecinita se iba desarrollando, y ten�a
una amistad bastante estrecha con la familia. A pesar de llevarle 35 a�os a la
criatura, no la apreciaba como se aprecia a una sobrinita, creanme. Nunca jam�s
hab�a hecho nada de lo que avergonzarme, ni espiarla, hacer el mas m�nimo
comentario sobre ella, y ni mucho menos rozarla. Nunca he sido de esos que
molestan a las criaturas. Pero el coraz�n del ser humano es como es, y si M�nica
excitaba mis bajas pasiones, eso era algo que requer�a una disciplina mental
para dejar de pensar en ello que yo no ten�a. Asist� a su Primera Comuni�n, la
vi pasear con su primer novio, la vi crecer en definitiva.


Un mes de Octubre, ocurrieron un par de cosas que hicieron
que una simple atracci�n por una bella joven diese paso a algo mas. No soy un
jugador habitual, pero en una quiniela me toc� un dinerito. No demasiado,
estamos hablando de lo que ahora ser�an unos 3000 euros. No como para cambiar mi
vida... pero si como para alguna alegria. Y una noche escuch� como M�nica
discut�a a grito pelado con sus padres. A veces los adolescentes pueden ser muy
ciegos y egoistas, influenciados por la sociedad consumista en la que estamos
inmersos. Sus padres trabajaban mucho para que no les faltase educaci�n, todo lo
necesario para una vida c�moda, y mas de un capricho como ropas de marca o
videojuegos. Pero M�nica tenia dos hermanos, y nunca ha sido barato criar a tres
hijos. Asi que les chillaba que su paga era miserable, que no ten�a dinero para
salir con sus amigas sin sentirse una vagabunda, que eran unos ro�osos... Al
final su madre se ech� a llorar, y M�nica se gan� un ( bien merecido ) bofet�n.
As� acab� el tema, pero entend� la situaci�n de esa chica. A su edad se
encontraba excluida, no pod�a llevar todos los objetos de consumo que la
integrar�an en la "normalidad", y se sentia como fuera de su grupo. Eso puede
ser muy duro, y si no preguntesenlo a j�venes de esa edad. Por cierto, no es que
yo fuese un chismoso, es que vivo justo encima suyo, y la discusi�n se mantuvo
en un tono de voz muy elevado.


Esos dos elementos, al combinarse, crearon un coctel de
lujuria que me sedujo. Yo ten�a un dinerito del que nadie sab�a, M�nica estaba
rabiando por un extra dinetario, y no me quedaban demasiados a�os de vigor
sexual. Tuve remordimientos, que fueron acallados por las erecciones que
experimentaba pensando en poder acceder a los secretos del cuerpo de mi
vecinita. Pronto mi mente se lleno de planes sobre como hacerle una propuesta
que no rechazase, como evitar que otros pudiesen enterarse de si algo ocurria...
No me cost� demasiado llegar a una conclusi�n. Conoc�a los habitos de esa
familia a la perfecci�n. Sus padres trabajaban hasta tarde. Sus hermanos los
Martes ten�an entrenamiento de futbol a la salida del colegio. Asi que esa
tarde, y solo esa, M�nica llegaba a casa sola, y as� permanecia durante unos
noventa minutos. No pod�a llevar a su novio a casa, que lo ten�a como es obvio
siendo tal belleza, ya que su previsora madre ten�a dicho a una vecina que
vigilase no entrase en casa con el chico en esa tarde en que estaba sola, ya se
sab�a como eran los jovenes. Su santa madre debi� tener en cuenta como eramos
los maduritos. M�nica entraba en el portal, revisaba si hab�a correo, y entraba
en la casa. Esa era mi via de acceso a ella.


Un martes por la tarde, cuando no hab�a ning�n miembro de la
familia en el el domicilio, met� con todo disimulo sin que me viese nadie un
sobre en su buz�n de correos, un sobre blanco y sin se�as identificativas. En el
estaba escrito a m�quina un simple "para t�". Y dentro, un billete con el
equivalente actual a unos 50 euros. No es mucho, pensar�n, pero para M�nica eso
equival�a a una cantidad no desde�able. Cuando ella entr� en su casa, baj� al
cabo de un rato, y comprobe que hab�a recogido el sobre. Repet� la operaci�n el
martes siguiente. Una semana m�s tarde el sobre conten�a el equivalente a 100
euros. Entonces los jovenes no manejaban las mismas cantidades que hoy en d�a.
Eso ya eran palabras mayoras. Lo mismo el martes siguiente. Ya eran cuatro
sobres en cuatro martes distintos, y seguro que ya se hab�a acostumbrado a
disponer de algo m�s de dinerito. Calcul� que la curiosidad y la codicia deb�an
estar en el punto adecuado. El siguiente sobre conten�a el mensaje que pod�a
llevarme a la carcel, al hospital, o al cielo. No hab�a dinero, y solo dec�a lo
siguiente: "Si quieres 200 euros, acercate al parque de ( censurado ), cerca de
la estatua verde. Tranquila, solo quiero decirte algo en un lugar p�blico lleno
de gente".


Era lo m�s seguro que se me hab�a ocurrido. El mensaje no me
incriminaba, y si no estaba all� en media hora, dar�a el tema por concluido. Si
no acud�a presa de un impulso, no habr�a nada que hacer. Me sent� en un banco
junto a la estatua, dando de comer a las palomas. Unos bichos voraces, nunca se
hartan de comer. Pens� en como me ver�a ella... su vecino de arriba, que siempre
hab�a estado all�. Se que se puso triste cuando lo de mi accidente, ella ten�a
entonces once a�os. No estaba mal conservado, pese a mi cojera, que no requer�a
muletas ni bast�n. Pelo cano, no hab�a perdido toda mi musculatura, bien
afeitado y vestido con sencillez pero con ropa buena. Mi paga de invalidez no es
mala, aunque no de para lujos. Y no tengo familia a mi cargo. Esper�. La vi
venir, curiosa e insegura. En el parque hab�a mucha gente, familias, gente
haciendo deporte, el policia que siempre andaba por alli a esas horas. Nada
ten�a que temer del desconocido que le dejaba dinero, aunque ella ya se oliese
que era algo turbio, y relacionado con su Tesoro. No menosprecien a una chica
solo por ser joven. Pero tambi�n era curiosa, y yo hab�a notado que estaba mas
contenta desde que ten�a algo de dinerito extra en el bolsillo. La idea de que
la estaba emputeciendo no se me pas� por la cabeza, estaba demasiado excitado,
pero aunque hubiese sabido como iba a terminar, probablemente hubiese hecho lo
mismo. Si, me esperan laaaargos a�os de purgatorio, pero al menos tendr� buenos
recuerdos para llevarlos de un modo mas ameno. Soy un pobre pecador sin
voluntad.


Esa soleada tarde, pese a ser Oto�o, M�nica vest�a una falda
de color verde claro, un poco sobre las rodillas, una blusa de manga larga de un
color crema que hac�a destacar su piel canela, y unos zapatos de medio tac�n en
negro que me chiflaban. Estaba guap�sima... pero es que ella era as�,
simplemente. No es que se hubiese arreglado para su misterioso comunican-


te. Observ� como caminaba, como las cabezas se giraban tras
ella, el pelo que era levantado por la brisa que soplaba. Se acerc� hasta unos
veinte metros antes de reparar en m�. Sentado dando de comer a las palomas. Con
aspecto pac�fico y muy tranquilo. Se di� cuenta enseguida de que el juego iba de
propinas a cambio de favores intimos. Ya les he dicho que no era nada tonta, y
era obvio. Su vecino le dejaba dinero y luego la citaba en un lugar seguro para
hacerle una oferta. Nada compremetedor para nadie si ella se iba, no hab�a
pruebas contra m�. Retroced�o unos pasos, y puso cara de furia. Yo sent�a que la
hab�a cagado. Se di� la vuelta, el peso de la culpa cay� sobre m�. Jam�s
volver�a a hablarme, hab�a perdido su confianza para nada. Entonces L�cifer me
ayud�.


Por aquel entonces los telefonos m�viles comenzaban a hacerse
populares y accesibles entre los j�venes. No como ahora, que uno no puede
imaginarselos sin ellos. Solo una parte ten�an uno, que era un simbolo de
posici�n y popularidad. Entonces M�nica y yo vimos a una compa�era suya de
clase, que caminaba con uno pegado a la oreja, para ser vista y envidiada. Las
rivalidades entre "amigas" hacen que los duelos a espada entre Samurais parezcan
jueguecitos inocentes. M�nica hizo como que no la ve�a, pero su compa�era la
salud� alegremente, antes de continuar su camino. Codicia. Envidia. El demonio
debi� grabarlas en nuestra alma. M�nica se detuvo. y se acerc� despacio a m�. Se
sent� lo mas lejos posible de mi en el banco, y tomando unos granos de arroz de
la bolsa que ten�a junto a m� espero a que le dirigiese la palabra. Tensa.
Deliciosamente bella. Yo habl�, y fu� sincero por completo. Creo que si hubiese
hablado falsamente, se habr�a marchado.


"No pienses demasiado mal de m�, M�nica. Ya sabes que te
conozco de toda la vida. Que no soy una mala persona, y no he hecho mal a nadie
voluntariamente. Pero me siento solo, y el vigor se me escapa. Tengo deseos...
que no puedo negar, ni lo deseo. Tu eres una perla de luz en mi vida. Despides
vida. Quiero verte, palparte si es posible. Solo eso. Nada m�s que eso. Ans�o
ver como te desnudas para m�, ver como rozas con la yema de tus dedos tus zonas
intimas. Si me lo permites, me gustaria acariciarte con el mayor respeto. Solo
con mis manos, ninguna otra parte de mi te tocar�a. Y no lo har�a donde no me lo
permitieses. " Esper� a que asimilase lo que le dec�a, nada de sexo como tal...
solo mirar, tocarse y ser acariciada. Le hablaba con respeto, casi con
veneraci�n. "En la bolsa hay 200 euros. T�malos solo por haberme escuchado. Si
quieres aceptar mi propuesta, por una hora, en mi casa, cada martes, en los
t�rminos que he mencionado, recibir�s 200 m�s. De interesarte, ven a casa dentro
de 5 minutos. Si no, nunca digas una palabra de esto, te lo ruego, como si no
hubiese ocurrido".


Me levant� y me fu� sin mirar atr�s. Entr� en casa temblando.
3 minutos mas tarde ella llam� empuj� la puerta que hab�a dejado entornada, y la
cerr� tras de si.


Parec�a tranquila y decidida. Solo dijo una cosa; "Dime como
quieres que lo haga". Yo me sent� en un sill�n, en la sala de estar, le indiqu�
con un adem�n que se situase ante m�, a unos dos metros. "Desnudate lentamente,
te lo ruego. Deja que las prendas resbalen de tu cuerpo, solo eso.". No dire que
estaba tranquila, pero me sorprendi� el autocontrol que demostraba. Yo hab�a
dejado de ser como alguien de su familia, notaba desprecio bajo su piel, como el
que cualquier puta siente por quien la alquila. Pero no odio. Hizo lo que le
mandaba. El cierre del sujetador se le resisti�. Yo esper�, notando como mi pene
se hinchaba hasta reventar. Pero no hice nada, no me lo toqu�. Pronto la �ltima
prenda se desliz� hasta el suelo. Llevaba ropa interior negra, sencilla pero
para m� la mas incitante del mundo. Sus pechos eran como los hab�a imaginado,
hermosos y notables para su edad, plenamente desarrollados. Morenos, con la
marca de un bikini peque�o. Las aureolas algo m�s grandes de lo que esperaba,
pero del mismo color tostado. Me sorprendi� como llevaba recortado el pelo del
pubis, depilado excepto por una franja vertical que seguia la linea de su sexo.
Un vello oscuro y rizado, que me escitada. Ella simplemente esperaba.


"Separa un poco las piernas, y acariciate los pechos, t�malos
desde abajo". Asi lo hizo, algo mecanicamente. "Supongo que te tocaras a veces
cuando estes sola, no es algo que me incumba, no necesito que me cuentes nada.
Solo cierra los ojos, e imagina que estas sola." As� lo hizo, y comenz� a
sobarse el pecho para m�. Yo me sent�a a reventar, no quer�a a�n, pero debia
hacer algo o me iba a dar un colapso. "Lo haces divinamente, solo continua as�.
por favor,sin abrir los ojos. En unos minutos habremos acabado." No parec�a
desagradarle, aunque lo intentaba disimular. En ese momento tuve la intuici�n de
que esa jovencita sab�a bastante de tocarse en la intimidad. No pod�a m�s, pero
no quer�a asustarla en esa primera cita, por llamarlo as�. Baj� la cremallera de
mi bragueta, que hizo un ruido que me pareci� ensordecedor. Ella vacil�, y yo me
apresur� a hablarle. "Tseee, no pasa nada, tranquila, no me voy a levantar ni
pedirte nada m�s. Solo tocate as�, y deja que me alivir. Lo necesito tanto, eres
tan bella... ".


Comenc� a masturbarme, sacudiendomela con suavidad. Sent�a
como me temblaban los huevos, con la vista fija en sus tetas, como las mov�a,
como las amasaba. Ella las frotaba la una contra la otra, hacia que se moviesen.
Sin decirle yo nada comenz� a pasar sus pulgares por los pezones. No deb�a ser
la primera vez que se hac�a un magreo de tetas para su novio. Cuando la leche se
me dispar�, me corr� sobre un pa�uelo, mordiendome los labios para no gru�ir del
placer que sent�a. Me entraron unos temblores en el cuerpo que no hab�a sentido
desde hac�a a�os... Qued� exhausto, hab�a sido un orgasmo como pocos hab�a
tenido en mi vida.


"Gracias, M�nica, much�simas gracias. Me retir� para que
puedas vestirte, supongo que estar�s cohibida. No sabes cuanto te lo agradezco.
En el caj�n superior del aparador est� tu propina. Si lo deseas, te espero el
martes que viene. Y si no es as�, gracias por esta experiencie. Juro que jam�s
dir� nada a nadie". Me levant�, y con paso tembloroso me dirig� a mi dormitorio,
donde me tend�. Escuch� como se vest�a y abandonaba sigilosa el apartamento. Yo
me qued� all� tendido, mirando los �ltimos destellos del sol sobre el techo de
mi cuarto.


El martes siguiente acudi� puntual a su cita. Todo se
desarroll� como nuestra "primera vez", solo que en esta ocasi�n aguant� un rato
m�s. La admir� mientras se acariciba el abdomen y los muslos. Pas� sus manos por
sus nalgas duras y redonditas para m�. No le indiqu� que se acariciase el sexo.
Tambi�n la deje sola para que se vistiese, tras agradecerle sus atenciones. Una
semana mas tarde, me sorprendi� con un tanguita de color rojo en lugar de su
ropa interior negra sencillo. Era un modelo muy sexy, impropio de una jovencita
como ella. Aguant� un poquito m�s, mir� mientras se abrazaba, mientras jugaba
con su pelo, se separ� un poco las nalgas, la escuch� jadear y no parec�a
finjido. No puedo jurarlo, no creo que fuese teatro. En esa ocasi�n vino a mi
dormitorio cuando se visti�. Quer�a hacerme algunas preguntas, y yo se las iba a
contestar con sinceridad.


- "Te gusto yo de un modo especial, o es simplemente que soy
la que tienes mas a mano para darte el gusto?"


"Eres muy especial. Si me hubieses rechazado no se lo habr�a
pedido a ninguna otra. Ni lo he hecho antes. Eres mi luz, y digo la verdad"


-"Supongo que esperaras que alg�n dia me acueste contigo, por
m�s dinero, cuando te coja confianza.


"No, te equivocas. Lo que te dije en el parque es la verdad.
Solo quiero verte... tocarte cuando estes preparada. Solo donde tu me dejes. Se
cual es mi lugar, te llevo 35 a�os... ser�a grotesco. "


-"Como te sientes cuando me voy?".


"Soy cristiano. Se que esto es pecado mortal, pero no puedo
evitarlo. Te jur� que jam�s se lo dir�a a nadie, y eso significa nadie. Ni a un
confesor. Cuando muera, lo har� en pecado mortal. Eso me pesa... pero el placer
que experimento lo considero un pago justo por la condenaci�n eterna. No te
tocar� m�s que con mis dedos, eso es todo lo que te pido".


Monica se fu� tras haber obtenido esas respuestas. Volvi� la
semana siguiente. Con el mismo tanga. Mas suelta, m�s decidida. Cuando yo estaba
a punto me susurr� que esperase un poco... "Cuando salgo de aqu� y me encierro
en casa, me masturbo de lo caliente que me pone hacer esto. Es un desperdicio
que lo haga sola... cuando puedo hacerlo para ti". Se puso de cuclillas de cara
a m�, y comenz� a acariciarse el sexo. Estaba muy caliente, excitada por el
numerito. Se acarici� la zona del clit, pasandose un dedo sobre la rajita, sin
llegar a penetrarse. Su respiraci�n se aceler�, comenz� a sudar, se corri� ante
mis ojos. Yo lo hice unos segundos despu�s, cuando ella derrengada se dej� caer
de rodillas, con el pelo sobre el rostro. Yo recuerdo que le d� las gracias con
l�grimas en los ojos.


La semana siguiente me atrev� a pedirle pemiso par
acariciarla yo. Ella accedi� sin ning�n impedimento. En los �ltimos a�os no
hab�a tenido pr�ctica, pero si que hab�an pasado por mis manos una buena
cantidad de hembras en mi juventud. La acarici� para que gozase ella, no como un
viejo libidinoso que soba para su placer. Al final se coloc� de motu propio
sobre mis rodillas, las piernas separadas, mis dedos bailando sobre su sexo. No
creo que le hubiesen hecho nunca una paja como aquella. Como no quer�a mancharla
con mi leche, me hice la paja sobre el pantal�n mientras ella permanec�a sobre
mi regazo, y su mano rozaba la mia mientras lo hac�a.


As� fuimos llegando a m�s en cada martes, cita a la que nunca
falt�. Con la confianza de que le dec�a la verdad y no lo que quer�a oir se fue
soltando, y aunque no estaba en nuestro acuerdo, comenz� a masturbarme ella
misma, y su mano suave se deslizaba sobre mi rabo mientras yo cre�a que me mor�a
de placer. M�nica no era ninguna novata, sab�a excitar a un hombre y como hacer
una paja... y eso que solo contaba con 17 a�os. Comenc� a asustarme por el mundo
cuando se hiciese mayor. No cre�a que la humanidad estuviese para soportar el
impacto de mi querida M�nica cuando llegase a la madurez sexual. As� pasaron un
par de meses m�s, y el dinero se me iba agotando. Bendita quiniela. Tras acabar
una sesi�n en la que ella estuvo especialmente activa, tanto que se corri� dos
veces bajo mis caricias, le dije mientras le acariciaba el cabello que me estaba
quedando sin dinero... le ofrec� paga doble ese d�a, pero que no pod�amos seguir
as�. Ella se qued� pensativa y como triste... no dijo nada. Me di� un beso, el
primero y el que entonces cre� ser�a el �ltimo. En la mejilla. Me hab�a
masturbado y yo hab�a jugado con su cuerpo, pero jam�s me hab�a besado.


Y con los a�os el mundo hubo de enfrentarse a ella. Se hizo
modelo, despu�s la amante de un famoso futbolista. Consigui� esc�ndalos,
exclusivas. Cuando acab� con el deportista, se convirti� en la amante de un
pol�tico sesent�n. Grab� sus encuentros con �l, se pag� una cifra record por
esas im�genes. Mantuvo una vida escandalosa pero a la vez ordenada, sin perder
la cabeza, con unos l�mites de los que no se sal�a. Porque sab�a que era
importante mantenerse dentro de lo pactado, hasta que el acuerdo expiraba. No
hab�a que defraudar a tu "socio". Ustedes se preguntaran que como lo se...muy
sencillo. El martes siguiente, mientras meditaba sobre lo que hab�a vivido con
M�nica y suspiraba por ella, alguien dio unos golpecitos en mi puerta. En el
suelo ante ella, hab�a un peque�o sobre blanco. En su interior, una sencilla
nota. " Si deseas ganarte un c�ntimo, no tienes m�s que dejar la puerta abierta
para m�. Subir� en cinco minutos". Nunca en la vida me ha importado tan poco que
me ofreciesen una miseria tal por mis servicios. Por cierto, nunca lo cobr�.
M�nica ten�a la cabeza bien amueblada en cuanto al dinero, conoc�a el valor de
hasta la �ltima moneda. Me gusta pensar que eso tambi�n lo aprendi� de m�. Un
cielo.


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