Un dia mis padres decidieron hacer un wekend a solas en
Acapulco y como nuestros parientes m�s cercanos viven en otras ciudades mi madre
tuvo la brillante idea de dejarme en la casa de campo de su amiga Luisa en las
afueras de la ciudad (a pesar que deseaba quedarme en casa solo, me llevaron lo
mismo).

Luisa era una se�ora de unos 45 a�os de edad (m�s o menos,
uno m�s uno menos), su cuerpo reflejaba una juventud bastante vivida, con
algunos rollitos a los costados, mide como 1,60 mt, es muy buena persona, se rie
casi siempre y cuando lo hace la nueva figura que se dibuja en su rostro te
espande una felicidad contagiosa seguida con una tranquilidad que pocas personas
son capaces de trasmitir y tambien tiene una hija (Claudia) que vive en la
ciudad con su marido.

Despu�s de 30 min de auto llegamos a destino, la casa de
Luisa era muy bonita, un estilo colonial que me gusta, con un largo patio
cubierto, un asador y m�s haya un quincho, ella se transfirio un par de a�os
atraz cuando divorcio del marido y por precausion, para que no le robaran tenia
en casa tres perros, un Pastor Aleman, un perro que parecia Danes y por ultimo
un Pastor Meremano (un perro de raza italiana que lo trajo en viaje a Sarde�a).

Luego de charlar un rato largo mis padres y Luisa, finalmente
se fueron rumbo Acapulco no sin antes decirme cuanto me quieren, que me porte
bien, que le haga caso a Luisa en todo, bla bla bla. Cuando se fueron mi
anfitriona me hizo ver donde estaba el ba�o, la cocina, el estudio y finalmente
me mostro la que seri� mi habitacion por estos 3 dias (viernes, sabado y
domingo).

Despu�s de comer me dijo que se haria una siesta y me
pregunto si queria usar internet ya que ella tenia la banda ancha y podia estar
todas las horas que quisiera y como no habia nada que hacer en ese momento le
dije que si, me prendio la pc (ordenador) y se fue a dormir, eran como las 3 de
la tarde, luego de estar horas y horas a chatear con mis amigos/as contandoles
la bastardada que me hicieron mis padres y riendome de las tonteras que me
contaban, se fueron yendo uno por uno hasta quedar sin contactos y mientras
esperaba la entrada de alguno, me pus� a ver un sitio porno, a mi edad todo me
interesaba, todo me causaba morbo, me pus� a ver un sitio porno de sexo extremo
o sadomasoquismo (llamenlon como quieran), siempre me gusto ver est�s mujeres
encadenadas, sin volunt�d alguna, ver esos pechos atados con cuerdas bien
ajustadas, hasta tenerminar violetas por la mnala circulacion del sangre, esos
pezones martiriados con pinzas de todo tipo (con o sin peso), esos culitos
normalmente blanquitos llegar a un color rojo fuego despu�s de haber recibido
varias y repetidas nalgadas con la mano o con algun objeto que se procura el
sadico que determina el castigo, ver ese sexo abierto y lleno de pinzas para
colgar la ropa (pinzas, broches, llamenlan como quieran), vaginas violadas con
consoladores de medidas varias y clitoris que casi siempre estaban adornados por
alguna pinza particular, pero lo que m�s me gustaba era ver el miedo que se
dibujaban en los rostros de est�s mujeres, esos ojitos llorosos que imploraban
piedad, esos cuerpos sin voluntad, que se transformaban en objetos, mientras
veia est�s imagines, mi pantalon y mi boxer ya estaban por el piso y mi mano
agarraba mi verga (verga o polla o choto, llamenlon como quieran) mientras
seguia con mi labor manual, abri otra ventanita y est�, no era como todas las
demas que habia visto hasta el dia de hoy, en ella se encontraba un hombre que
venia sodomisado por una mujer, le ataba las pelotas (pelotas, bolas, cojones
llamenlan como quieran) bien ajutadas, hasta tomar un colorido rojo, est� se
hacia limpiar las botas con la lengua y en un momento se puso un consolador a la
cintura, jugo con el culito de su victima, lo puso en cuatro patas y se la clavo
derechita en el culito, hasta perderse en la inmensidad de su interior, todas
est�s imagines golpiaron la morbosidad de mi cerebro y el ritmo de mi mano
alcanzo una velocidad tal hasta que senti esas palabras que cambiarian mi vida
sexual en ese momento:

Luisa: - no sabia que te gustaban esas cosas-

Yo no podia creer lo que me estaba sucediendo, todos los
miedos se acumularon en mi cerebro, mi verga de estar dura y majestuosamente
parada, termino como un dedal para cocer, cosa me sucederia ahora? Se lo
contaria a mi madre?. Yo no lograba decir ni menos una palabra, hasta q senti de
nuevo sus palabras.

Luisa: - no te preocupes no sucedera nada, es normal lo q
haces no le dire nada a tus padres-

Esa ultima frase es lo que me calmo, aunque la situacion no
era de las mejores, pero me tranquilizo el susurrar de sus palabras y comenze
finalmente a tartamudiar algunas fraces.

Yo: - gra�cias Luisa-

Luisa: - pero te gustan esas cosas si o no?-

Mi rostro aun estaba rojo y solo pude asentir con un si,
inclinando mi cabeza, no lograba apuntar mi mirada a sus ojos.

Luisa: - ok, si tanto te gustan de ahora en adelante ser�s mi
esclavo, si no aceptas tendre que contarselo a tus padres-

No podia creer lo que me estaba pasando, miedo, verguenza,
humilliacion, eccitacion, todo puesto junto de una sola vez y no podia negarme.

Luisa: - entonces, si o no-

Yo: - si-

Luisa: -de ahora en adelante tendras que responder "si ama"
cada vez que hables conmigo-

Yo: - si ama-

Luisa: - ven conmigo esclavito, terminate de sacar el
pantalon y el boxer y acompa�ame-

Yo: -ok-

Su mirada se hizo fria se hacerco a mi, y me dio una nalgada
bien fuerte en mi culito y me corrigio.

Luisa: - te dije que soy tu ama, y me tienes que responder
"si ama", ahora quiero tus disculpas-

Yo: - si ama, disculpe, no lo vuelvo hacer m�s-

Luisa: - asi me gusta, ahora termina de sacarte eso y
sigueme-

Yo: - si ama-

Con calma voy despoyandome del pantalon y del boxer, hasta
quedarme como ella me lo pidio, como mi ama me lo ordeno, llegamos a su
habitacion (cuarto), me ordeno de acostarme boca arriba y de abrir las piernas,
mi sexo quedo a su merced, agarro hilo piolin y me lo paso alrededor de mis
bolitas, las apreto bien fuerte hasta q no pudo m�s y le hizo un nudo, yo me
doblaba del dolor, me dio un besito en las bolitas y me dijo.

Luisa: - te ves hermoso, no te preocupes, el dolor te pasara,
ya te acostumbraras mmmm, algo m�s tendriamos que ponerle a ese pene-

Se dio vuelta, me dijo de no moverme y fue a buscar entre sus
cosas, hasta que se detubo y se dio vuelta, en su mano tenia un tanga rojo me
dijo de ponerme de pi� y me lo coloco, me dio un par de vueltas y me dijo.

Luisa: - te ves realmente como una putita, jajaja, de ahora
en m�s ser�s mi putita y mi esclava, metete los pantalones que vamos a compar un
poco de cosas al sexy shop-

Me coloque los pantalones, salimos de la casa, cogimos la
camioneta y nos dirigimos rumbo la ciudad. Continuara�

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