DESPERTAR II
Desde peque�o viv� un ambiente de sensualidad y erotismo que
me permiti� pasar al goce de la sexualidad sin problemas y traumas.
Al convivir con mi t�o Santiago y mis primos en el rancho,
aprend� a maravillarme de las oportunidades que nuestro cuerpo nos puede brindar
para obtener placer.
Desde muy peque�o fui el centro de atenci�n de muchas
personas, en la escuela primaria (estuve en dos), desde siempre tuve un grupo de
compa�eros que me buscaban y con algunos de los cuales con el tiempo aprend� a
disfrutar el placer del sexo, sin embargo el primer muchacho con quien mantuve
encuentros fue Jos� Manuel.
Mis padres viajaban con frecuencia, cuando sal�an los dos y
por unos cuantos d�as, me dejaban bajo el cuidado de Do�a Esperanza, una
maravillosa persona que se encargaba de cuidar y asear la casa, adem�s de
preparar sabrosos alimentos, para m� era una segunda madre, incontables veces me
qued� en su casa y debo destacar que era inflexible en una cosa, me trataba
exactamente igual que a sus hijos, los mismos chiqueos o rega�os, de todos
ellos, con el que me llevaba mejor era Jos� Manuel, el menor de todos, un
agradable muchacho que ten�a cuatro a�os m�s que yo y que se encarg� de
acompa�arme muchas veces en mi casa cuando mis padres no estaban y me encontraba
solitario.
Jos� Manuel es un formidable deportista, con un excelente
cuerpo, no existen secretos para �l en f�tbol, nataci�n, b�squet o voli, con el
tiempo llegu� a ser un deportista m�s que regular y debo reconocer que fue
gracias a �l, pues siempre se preocup� de entrenarme y cr�anlo, no siempre fue
f�cil, pues era muy exigente conmigo.
Cuando yo ten�a ocho a�os y �l doce, comenc� a notar que
hab�a algo nuevo en su mirada, no pod�a definirlo en ese tiempo, ahora s� que
era deseo, casi siempre �l se iba a mi casa por las tardes, a veces sal�amos a
pasear o jugar, pero las m�s de las veces nos qued�bamos en casa viendo la T.V.
o nadando, pues mis padres hab�an construido una alberca, no muy grande pero que
nos permit�a tener ratos muy agradables.
El caso es que cuando nos ba��bamos (cuando est�bamos solos,
siempre desnudos) yo comenc� a notar los cambios de Jos� Manuel, su cuerpo
empez� a desarrollarse, su verga empez� a crecer (debo decirles que en eso, la
naturaleza fue generosa con mi amigo) y que sin disimulo su verga se mostraba
cada vez m�s grande, enorme y parada y con mayor insistencia buscaba la manera
de acercarse a mi y tocarme a veces me abrazaba por la espalda y sent�a a
plenitud su verga que hac�a todo lo posible por entrar entre mis nalgas, en
otras ocasiones jug�bamos a las luchitas y desde luego cuando el me ten�a
cubierto completamente con su cuerpo, pod�a sentir a plenitud su enorme verga,
que buscaba tocarme desafiante, yo nunca me sent� mal por eso.
Siempre todo parec�a un juego, yo desde luego, hab�a visto
muchas veces completamente desnudo a Jos� Manuel, sin embargo siempre hab�a sido
muy cari�oso conmigo, hasta que en una ocasi�n en que est�bamos completamente
solos en la casa, despu�s de haber nadado por un buen rato, nos dirigimos a las
regaderas donde procedimos a ba�arnos, pudiendo observar como la verga de Jos�
Manuel se levantaba completamente firme, yo desde luego no pod�a apartar mi
mirada de la misma, ya que desde luego era mucho m�s grande que la m�a y
brincaba como si tuviera vida propia.
Jos� Manuel se me qued� viendo y me dijo que se la agarrara,
al principio me resist� un poco, sin embargo la tentaci�n y el deseo pudieron
m�s que mis reservas y con sumo cuidado comenc� a acariciar la verga de mi
amigo, pudiendo sentir como �l brincaba de excitaci�n y deseo.
Poco a poco fue dirigiendo mis manos, dici�ndome como ten�a
que hacerle, se enjabon� un poco y tom� mis manos para que le hiciera una
chaqueta que lo puso fren�tico.
Yo desde luego disfrutaba lo que estaba haciendo, y no perd�a
detalle de c�mo esa hermosa verga brincaba entre mis manos y c�mo se hinchaban
las venas que la recorr�an, adem�s de c�mo esa hermosa cabeza se hinchaba cada
vez m�s, hasta que sin aguantar, Jos� Manuel me solt� las manos y procediendo a
masturbarse se corri� con un fuerte y potente chorro, que me dej� realmente
sorprendido.
A continuaci�n cuando salimos de la regadera, nos fuimos a mi
rec�mara donde nos acostamos en la cama, en la que Jos� Manuel procedi� a
acariciarme mientras me dec�a muchas palabras que recuerdo con deleite, se puso
boca arriba y me pidi� que se lo hiciera de nuevo, yo desde luego no me negu�,
as� que tomando su hermosa verga entre mis manos proced� a realizarle una
tremenda chaqueta que lo hac�a completamente feliz.
Esa tarde yo me entretuve con mi nuevo juguete, Jos� Manuel
fue un maestro paciente, pues me ense�� diferentes maneras de realizar una
chaqueta, yo desde luego segu�a todas sus instrucciones tratando de asimilar la
sabidur�a de sus lecciones.
Nunca vi nada malo en eso, yo siempre estaba solo en casa y
ansiaba un amigo, Jos� Manuel cubri� ese espacio pues siempre estaba atento a
mis necesidades, cuando ten�a un problema me ayudaba, siempre estaba listo para
acompa�arme y jugar conmigo, as� que nunca experiment� dudas al hacer con �l
todo lo que me ped�a.
Al principio nuestros juegos se reduc�an a que se la jalara,
al principio no intent� cogerme plenamente sin embargo a los d�as me pidi� que
se la chupara, yo desde luego dudaba pues no conceb�a que aquel tremendo palo
(as� me parec�a a mi) cupiera en mi boca, sin embargo Jos� Manuel me ayud�, pues
primero me acarici� por todo el cuerpo y despu�s empez� a lamer mi pene
dici�ndome que me fijara en lo que iba a hacer, para que despu�s yo se lo
hiciera.
Comenz� a recorrer con su lengua la longitud de mi pene
(desde luego les recuerdo que era un ni�o de ocho a�os) acarici�ndome los huevos
de manera tierna, yo sent�a nuevas sensaciones, al poco tiempo �l se levant� y
orgulloso me mostr� su verga a la que yo dirig� mi boca con veneraci�n
procediendo a chupar con deleite lo que se me ofrec�a.
Con cuidado comenc� a chupar la cabeza que se puso m�s dura
que nunca, mientras con mis manos le acariciaba el tronco y los huevos, poco a
poco le fui tomando sabor a ese palo, que en el futuro me proporcion� tantos
placeres, hasta que en un momento, Jos� Manuel se levant� de la cama y
poni�ndose de pie comenz� a masturbarse hasta que se vaci� por completo.
Desde luego cada que jug�bamos nos cuid�bamos de quitar todo
rastro que nos delatara con mis padres o su mam�, aunque algunos a�os despu�s
cuando descubrieron que �ramos pareja, no lo lamentaron, pero en ese tiempo
�ramos s�lo ni�os que experimentaban con el placer.
En algunas ocasiones Jos� Manuel llevaba pel�culas a la casa
y cuando est�bamos solos las ve�amos y practic�bamos algunas posiciones, aunque
debo decir que, al menos hasta que tuve 10 a�os nunca me penetr�, creo que
porque le daba miedo, durante dos a�os todo se redujo a que se la jalara y
chupara y �l pacientemente se convirti� en el mejor maestro que he tenido.
Desde luego las lecciones que aprend� con Jos� Manuel, las
practiqu� en alg�n momento, cuando visitaba el rancho de mi abuela J�., mi t�o
Chago, se encargaba de atenderme, yo desde luego hab�a perdido mi "inocencia"
(dudo haberla tenido nunca) y en cuanto se pudo y sin ning�n disimulo proced� a
acariciarlo tal y c�mo me hab�a ense�ado Jos� Manuel, al principio mi t�o se
sorprendi�, aunque no se neg�, pues desde peque�o cuando se acostaba conmigo me
acariciaba y me trataba como si fuera una mujer, as� que la primera vez que se
la chup� el desde luego se puso fren�tico y feliz y a partir de all�, cada que
nos ve�amos no perd�a la oportunidad de acariciarlo o �l de estar junto a m�.
Con el tiempo tambi�n aprend�, gracias a Jos� Manuel a
introducirme pedazos cada vez m�s grandes de verga en mi boca y a tomarme la
leche que generosa se me ofrec�a, en ese aspecto me convert� en un experto
catador que ha sabido apreciar las virtudes del sexo en todos sus �ngulos.
En la escuela esos a�os fueron fant�sticos, mis amigos del
grupo (en especial Joaqu�n, Jaime, Arturo, C�sar, H�ctor y Alberto) hicieron
que, con Jos� Manuel y mi t�o Chago mi paso a la pubertad y adolescencia fuera
sin traumas, dudas o temores.
De mis compa�eros de esa �poca de la primaria, el �nico con
quien alguna vez tuve alguna relaci�n sexual fue con Alberto, �l era el mayor en
lo f�sico que todos los del equipo, desde siempre dirigi� sus atenciones sobre
m�, cuando nos reun�amos a realizar trabajos en equipo era muy sol�cito, siempre
buscaba abrazarme, tocarme y estar junto a m�, cuando sal�amos (por ejemplo, al
cine), mis compa�eros desde luego siempre se percataron que sus atenciones
estaban encaminadas a alcanzar el fin, sin embargo siempre fueron discretos y
nunca hicieron esc�ndalo por ello, en una ocasi�n en que fuimos a un paseo,
cuando casi sal�amos de cuarto grado, nos apartamos del grupo (el pretexto fue
orinar) y cuando estuvimos en un lugar alejado dej� que me acariciara, estando
los dos acostados en el suelo, sintiendo como su verga juvenil brincaba de
pasi�n al tocar mi cuerpo, despu�s proced� a mamarle la verga, que estaba muy
grande a sus once a�os, como me lo hab�a ense�ado Jos� Manuel (ya en ese tiempo
Alberto se destacaba entre todos nosotros por su miembro), los dem�s amigos del
equipo se imaginaron a d�nde fuimos, y nos hicieron el "paro" con el maestro,
pero nunca comentaron nada (cosa que les reconozco), Alberto desde luego regres�
feliz al igual que yo y a partir de all� cada que se pod�a lo repetimos muchas
veces, siempre con la protecci�n y apoyo del equipo.
Esas son las historias que m�s recuerdo de esa �poca.
Jalcanutillo.