ENCUENTRO CON MARIO
Esto me pas� una tarde al volver de clases de la universidad.
Entr� a casa y no hab�a nadie, debido a que mis padres y hermanas hab�an salido
a veranear a un sitio cercano a la capital y demorar�an un par de d�as. Para
estar seguro de que no hubiese nadie, fui a todas las habitaciones y en una de
ellas encontr� la m�s maravillosa imagen que hubiese podido esperar: un amigo de
mi padre dorm�a en su cama, se llamaba Mario, me hab�a dejado coger por el en
varias oportunidades, el estaba destapado y usando solamente una pantaloneta
color azul, debido al intenso calor. Se ve�a que le quedaba medio grande, pues a
trav�s de sus mangas se sobresal�a un poco la cabeza de su verga, de su rica
verga que tambi�n conoc�a y que tanto placer me proporcionaba, al ver su bulto
enorme me gener� una repentina y fuerte erecci�n.
Me acerqu� para mirarlo de cerca, sus pelitos del bigote y
los de su entrepierna se me antojaban maravillosos y ten�a un olor que era
mezcla de transpiraci�n, olor a macho, al mas hermoso macho que hubiese visto, y
estaba all�, dormido y a mi disposici�n. Tuve ganas de besarlo y de acariciarle
el pene y de tirarme encima suyo, cogi con mi mano su cabeza y lo bes� por tan
solo un instante, sent� toda su barbita rodeando mis labios, cuando iba a meter
mi lengua en su boca, pens� que era mejor no hacerlo por si despertaba. Decid�
irme a darme una ducha. Fui a mi pieza, me quit� toda la ropa, tom� un toall�n y
me dirig� al ba�o.
Cuando estaba pasando la barra de jab�n por mis nalgas, me
acorde que en alguna oportunidad Mario me hab�a dicho que quer�a verme vestido
de mujer, que fuera su chica, aquello me calent� y decid� aprovechar la ocasi�n.
Totalmente desnudo y con la verga a medio parar por la
excitaci�n, entre al cuarto de mi hermana menor, ella tiene 17 a�os y es mas o
menos de mi talla, busque en su ropero, no me fue dif�cil encontrar unas
braquitas blancas muy peque�as, su falda escolar a cuadros roja, una camisa
blanca y un par de medias veladas negras de liguero.
Estaba muy nervioso y proced� a aplicarme un poco de su
perfume, me puse el panty, pero debido a lo peque�o y que yo poseo una verga de
dios padre y se�or m�o, bastante grande y gruesa, me era muy dif�cil acomodarla
en aquellas diminutas bragas, quer�a acomodar mi miembro entre mis piernas como
hab�a visto que lo hacen los travest�s, doblarlo completamente y esconderlo en
mis nalgas, pero debido a su tama�o y a mi estado de erecci�n me era imposible
acomodarlo, estuve intentando acomodarlo de diferentes formas y no pod�a, me
relaje unos minutos y vi como mi miembro se contra�a, proced� a doblarlo entre
mis piernas y no pude evitar un corrientaza al sentir mi glande en mi propio
ano, la sensaci�n era deliciosa, quer�a met�rmelo, ser follado por mi propia
verga, tal vez lo dejar�a para otra ocasi�n, pues mi macho me esperaba en la
habitaci�n, me vest� r�pidamente con aquellas diminutas prendas, me mire al
espejo y sin pensarlo sub� a la habitaci�n donde Mario continuaba dormido.
Me sent� nervioso sobre la cama, pasando mi mano por aquel
fuerte pecho, acerque mis labios a los suyos bes�ndolo tiernamente, su olor me
embriagaba, Mario despert� sobresaltado y no pudo reprimir un grito de alegr�a
al verme en esas ropitas.
- Carlosssssssssss, como estas de linda-.
- Gracias amor, me vest� para ti-.
- Anda linda, da la vuelta d�jame verte-.
Proced� a pararme y hacerle un peque�o contoneo de mi
cintura, me sent�a muy excitada y agradecido de que mi Mario estuviera feliz y
le encantara, eso era lo mas importante, que el estuviera dichosos con su mujer.
- Volt�ate, quiero verte el culo primor-
Me voltee como si estuviera danzando y agach�ndome un poco le
deje ver mis nalgas y el bulto que conten�a aquel panty.
- Mami, como hiciste para acomodarte la verga?-
- Amor, no sabes todo lo que tuve que hacer, pero no importa,
lo hice para complacerte, te gusta?.
- Uhmmmmmmmmmm, eres la hembra mas linda y con el mejor culo
mi puta preciosa.
Aquellas palabras y su aprobaci�n me excitaban y me
halagaban, me volv� a sentar en el borde de la cama buscando afanosamente sus
labios, su boca hambrienta se abri� para recibir la m�a, su lengua y la m�a se
trenzaron en un delicioso y h�medo abrazo, Mir� nuevamente su bulto y esta vez
fui yo quien le sonri� y gui�� un ojo, al tiempo que me apret� m�s a su paquete
que ya pugnaba por salirse de su pantaloneta
Mario acerco su boca a uno de mis o�dos y rozando sus labios
me susurr�: "Estas divina mi puta, quiero comerte". Me estremec�, las piernas me
temblaban y el coraz�n estaba que se me estallaba de lo bien que me sent�a
cuando �l fue acomodando su verga en mis manos y el susurro lo hab�a sentido
como un ligero beso en mi o�do. "Mario...te deseo", le respond� como vacilando.
me apret� a�n m�s contra su enorme paquete que ya me estaba
excitando al extremo.
De pronto sent� que me puso una de sus enormes manos en una de mis nalgas al
tiempo que me dice:
- Que rico culito tienes...mi ramerita-.
- Es tu culo mi macho, culeame por favor, quiero tu verga
dentro de mi orto, papi- respondi.
Empec� a mover mi trasero buscando que su pene se encajara
mejor en mi canal que separa las nalgas por lo que �ste tomo una de mis manos y
la dirigi� hacia su bulto para que lo pudiera sentir por encima de la
pantaloneta. Se sent�a enorme de largo y grueso. No aguant� las ganas y met� mi
mano por encima del resorte que ce��a su pantaloneta a la cintura y cual fue mi
sorpresa cuando palp� directamente una enorme cabezota y no encontrar obst�culo
alguno pues no ten�a interior o pantaloncillo.
Trat� de voltearme para poder observarlo mejor y �l me contuvo coloc�ndome su
mano en el pecho y acercando nuevamente su boca a mis o�dos primero me introdujo
su lengua que me peg� un corrientazo y me susurr� como orden�ndome que me
relajara, que aquella noche seria suyo completamente. Le obedec� inmediatamente
y �ste baj� su mano para palpar mi panty, baj�ndomelos completamente y
permitiendo que mi verga libre saliese como un resorte de mis nalgas.
Mario empez� a masajear con sus dedos la base de mis
test�culos y pasaba uno de ellos por el anillo de mi ano. Tom� un poco de saliva
en dos dedos y me la untaba en el hoyito, al tiempo que me indicaba que me
inclinara un poco hacia adelante.
Seguidamente dirigi� su enorme glande a la puerta de mi ano y
empez� a jugar con este como tratando de introducirlo, pero la posici�n en que
est�bamos no lo facilitaba. Y yo que me mor�a de las ganas de que me penetrara,
pasaba su glande por mi ano sin introducirlo, haci�ndome sufrir, solo deseaba su
caliente barra dentro de mi, agarr� su enorme falo, conteni�ndome la ganas de
voltearme para pegarle una buena chupada, lo acariciaba con mi mano e
inmediatamente nos fundimos en un delicioso beso y juego de lenguas
intercambiando nuestras salivas.
Sent�a sobre mi ombligo la presi�n del enorme pene de Mario
que med�a unos 22 cent�metros de largo por 6 cent�metros de grueso. Su pecho
peludo como un oso y unas bien marcadas aureolas caf�s de sus tetillas, con unos
pezones como de 2 cent�metros de largos en plena erecci�n tambi�n. Empec� a
jugar con sus pezones peg�ndole peque�os chupones y mordiscos que hac�an
estremecer a Mario y su enorme verga empez� como a tomar vida propia marc�ndose
perfectamente unas venas a todo lo largo del falo y un hermoso y rosado glande
como de 5 y medio cent�metros de ancho.
Fui bajando poco a poco, explorando con mi lengua hasta detenerme un poco en su
hundido ombligo donde le deposit� un tierno beso. Mario tom� entonces mi cabeza
y empez� a dirigirla hasta su enorme verga que estaba ansiosa de ser devorada.
Para este momento nuevamente mi pene inici� su endurecimiento
y ni que decir el de Mario: lo ten�a como una barra de acero e hinchada sus
venas.
Bajo lentamente su lengua pas�ndola por mis tetillas, el
ombligo y luego comenz� a rodear mi glande. En ese momento di un giro sobre la
cama para quedar en posici�n m�s c�moda para chupar igualmente su pene y
realizamos por espacio de 10 minutos un 69 hasta que �l dej� de chup�rmelo y se
dedic� a hurgar en mi ano. Yo me sent�a como en la gloria al solo contacto con
su lengua en mi orificio y m�s me elevaba cuando su lenguota me penetraba. �Que
delicia!
As� que empec� a lamerle el glande con la lengua. Vi que le
gustaba mucho, as� que segu�, s�lo que ahora me met� poco a poco su verga en mi
boca y empec� a chup�rsela, cosa que le debi� de gustar a�n m�s ya que gimi� con
ganas. me estaba metiendo su verga en mi boca con un mete-y-saca, como si
estuviese foll�ndome, s�lo que en vez de por el culo, lo hac�a por la boca, cosa
que me excit� mucho y eso �l lo not�. Entonces, de repente, not� un dedo
rodeando mi ano y que intentaba meterse, tarea un poco dif�cil debido a la
postura en la que est�bamos y, por eso, decid� parar de chup�rsela (cosa que �l
no me impidi�, me refiero al parar de hacerle esa mamada). Me coloqu� de
espaldas a �l y con la espalda un poco bajada para permitirle una total visi�n
de mi ano. Entonces el se agach� y, con sus manos, comenz� a separarme las
nalgas.
Sent� como su lengua me lam�a las nalgas y eso me gustaba.
Hasta que su lengua lleg� a mi ano; ah� ya s� que sent� una tremenda excitaci�n.
Not� como poco a poco met�a su lengua hasta el fondo de mi ano, queriendo
dilatarlo y a la vez queriendo proporcionarme placer, y la verdad es que me
estaba excitando mucho, as� que le ped� que me follara pero que tuviese cuidado
con mi culo, pues su verga es descomunal, antes de eso not� como me meti� un
dedo que entr� sin dificultad ya que su lengua ya hab�a relajado mi esf�nter
anteriormente. As� que ahora lo intent� con dos dedos y despu�s con tres y
tambi�n entraron bien. As� que yo ya le ped� que por favor me penetrase en ese
momento, a lo que �l accedi�. Entonces fue cuando sent� aquella verga descomunal
frot�ndose contra mi culo y, al final, sent� que aquella verga me quer�a
penetrar. Al principio me meti� el glande y, al ver que pod�a met�rmelo m�s, me
meti� esa verga tan deliciosa en mi culo de un solo golpe.
Empec� a gemir de placer y, a la vez, de dolor. Mario segu�a
con el vaiv�n y mientras yo me tocaba la verga que la tenia a mil. �l tambi�n
gem�a de placer y eso a m� gustaba y me excitaba m�s porque yo sab�a que yo lo
estaba haciendo feliz. De repente, not� como el vaiv�n segu�a con m�s fuerza y
rapidez y que sus gemidos eran m�s intensos y fuertes as� que supe que se iba a
venir, por eso, saqu� su verga de mi culo y en su lugar puse la boca. Quer�a
tragarme toda su corrida y no desperdiciar nada de aquel manjar.
Empec� a chup�rsela para que cuando se corriese en mi boca yo
ya estuviese preparado. Por fin lleg� eso que yo tanto esperaba. Su corrida me
llen� toda la boca, pero yo quer�a tragarlo poco a poco para poder saborear
hasta la �ltima gota. Ten�a un sabor delicioso. Sus gemidos disminu�an y yo ya
me hab�a tragado toda su corrida, pero a�n quedaban restos en su polla que no
pod�a desperdiciar, as� que le limpi� la verga trag�ndome lo �ltimo de semen que
quedaba.
Luego Mario empez� a masturbarme, cosa que me gust� mucho,
hasta que, al final, lleg� con su boca. Empez� a mamarme mi polla y se ve que le
gustaba porque cada vez lo hac�a con m�s ganas. Eso lo not� en mis gemidos de
placer. En ese momento gir� su cuerpo poniendo sus piernas a cada lado de mis
brazos y yo lo mismo con �l. Ahora yo me percat� de que lo que �l quer�a era
hacer un buen 69, as� que empec� a chuparle la verga a la vez. A la de poco
tiempo, y no se como lo hicimos, nos dimos la vuelta (nunca separ�ndonos de
nuestra postura de 69), es decir, antes que yo estaba abajo, despu�s qued�
arriba y �l despu�s qued� abaj�. Estuvimos as� bastante tiempo, pero �l se
apresur� a meterme los dedos en el culo otra vez. A m� me segu�a gustando as�
que no le ped� que parase y yo, a su vez, tambi�n intent� meterle algunos dedos.
La verdad es que se dej�, incluso le excit�, pero par� un
momento de chup�rmela para decirme que �l quer�a que, por esa noche, yo fuera su
putilla, es decir que le dejase hacer conmigo lo que �l quisiera, y como no era
mi primera vez que lo hac�a y yo ten�a deseos y ganas de aquel macho, pues le
conced� ese privilegio. As� que tras decirme esto concluy� diciendo que por esa
raz�n �l quer�a penetrar y no ser penetrado (aunque le gustaba que le metiera
alg�n dedillo) Seguimos un poco m�s con el 69 hasta que me dijo que me colocase
a cuatro patas encima de la cama. As� lo hice y, al poco tiempo, not� la lengua
que otra vez atacaba por detr�s sobre mi ano, lo que me volvi� a gustar mucho.
Esta vez me la meti� entera y con fuerza, como si estuviese jugando conmigo, lo
que me produjo gemir de placer. Le volv� a pedir que me follara y esta vez
accedi� pero sin meterme antes ning�n dedo.
Quiz� por eso la cost� m�s entrar, pero la cuesti�n es que me
doli� m�s. No le dije nada para que no parara y, al final, logr� meter su
devastadora verga en mi ya dilatado culo. Yo no pod�a entender como todo eso
pod�a entrar en mi culo, pero la verdad es que no me preocupaba mucho eso, ya
que me estaba gustando mucho. Aqu� comenz� otro vaiv�n. Yo, ahora, le ayudaba en
su tarea, ya que yo tambi�n empujaba con mi culo para que ese pedazo de verga no
se escapase de mi ano. Ambos gem�amos de placer, un gran placer, hasta que los
dos nos corrimos. El se corri� primero y yo esta vez quise sentir la sensaci�n
de que se te corrieran en el culo, as� que ah� me qued�. Sent� como toda su
leche entraba en mi ano y me lo llenaba, produci�ndome una excitaci�n enorme que
hizo que al final eyaculara. Mario se apresur� a poner la boca en mi verga y
toda mi leche entro en su boca. Tras haberse comido toda mi leche decidi�
limpiar la leche que me quedaba en el ano. Una vez que hizo eso, nos tumbamos en
la cama uno al lado del otro con la intenci�n de descansar.
�l se tumb� normal y yo pas� una de mis piernas por encima de
las suyas, uno de mis brazos por debajo de su cuello y por debajo de la almohada
y el otro brazo lo dej� encima de su pecho, acarici�ndole los pelillos y los
pezones que todav�a estaban algo duros. Estuve as� un rato, hasta que despu�s
empec� a besarle el pecho. La presencia de unos pocos pelos me excitaba. Empec�
a jugar con sus pezones, se los mordisque� con cuidado y se los chup� hasta que
volvieron a estar duros. Segu� bajando mi lengua hasta llegar a su ombligo en el
que me entretuve poco y, al final, llegu� a su verga, que ahora estaba en
reposo, y se la empec� a chupar. Poco a poco empez� a adquirir vida propia, as�
que empec� a jugar con ella. Mario me agarraba la cabeza y me la apretaba contra
su verga. As� le chup� toda la verga y tambi�n empec� con los huevos, que por
cierto eran bastante grandes. Le chupaba toda la verga, luego sub�a y jugueteaba
con mi lengua con su glande, hasta que, al final se vino dentro de mi boca. La
corrida no era tan grande como las de antes, pero segu�a siendo igual de
exquisita, as� que me la tragu� toda, como una puta obediente y complaciente.