�Me violaron, qu� rico!...
Hola queridos lectores, me perdonar�n por no haberles escrito
antes pero no he tenido tiempo, adem�s que a�n no he asimilado del todo lo que
les voy a contar� A�n tengo que seguirles contando lo que me ocurri� despu�s del
balneario, con mi primito, �se acuerdan?; es algo que tengo pendiente y que se
los voy a cumplir sin embargo esto es m�s prioritario.
Producto de mis relatos, he recibido infinidad de emails que
ocasion� que mi PC se contagiara de virus, (creo que fue producto de un grupo
religioso a quienes no les gust� lo que hasta la fecha he enviado a TR). El caso
es que me tuve que ir a un cybercaf� para poder consultar mis correos. Cual
ser�a mi sorpresa y frustraci�n al encontrar cerrado el local donde siempre
asist�a y con la idea cachonda que tra�a en mente de meterme mis deditos en mi
caliente gruta pera liberar mis tensiones sexuales que ustedes saben que son
muchas.
El caso es que no quer�a regresarme a mi casa pues ya tra�a
el gusanito y mi plan era la de copiar en un disquete algo de lo que mis amigos
me hab�an enviado y leerlo en la PC de mi casa, a mis anchas. Pens� en ir al
cyber que queda atravesando una avenida pero me dio pereza y decid� ir al
que nunca hab�a entrado pero si lo ten�a ubicado� Es un localito con tres o m�s
maquinas y al que nunca hab�a ido, pues me queda m�s lejos.
Eran ya m�s de las ocho cuando entr� al cybercaf� y eleg� una
computadora. Cuando termin� de revisar y consultar mi correo, no pude evitar
leer lo que me hab�an enviado:
Quiero tenerte aqu�, cabrona, sentadota en mi verga� -,
me escrib�a en el inicio del escrito mi cachondo amigo Gustavo.
No quise ahondar m�s pues me lo imaginaba muy bueno, pero
quise echarle un vistazo a la p�gina de que consulto muy a menudo,
a�n a pesar del letrero que ten�a justo frente a m�: "Se proh�be el uso de
sitios con contenido pornogr�fico".
El caf� estaba pr�cticamente vac�o, pues adem�s de m�, s�lo
hab�a dos hombres atr�s del mostrador que no parec�an ponerme atenci�n, pues
miraban un partido de futbol en una peque�a televisi�n. Sin embargo mi aspecto
no es como para ignorarse (modestia aparte), pues tengo unas nalgas bastante
grandes y bien formadas; pero sobre todo mis senos, que est�n para que se
terminen de criar� Esa tarde llevaba una minifalda sumamente peque�a, unos
guaraches y una blusa roja, muy ce�ida, de tirantes, donde se apreciaban muy
bien mis ricas chichotas.
En cuanto comenc� a ver dicha p�gina, me sent� muy excitada.
No sab�a qu� hacer, me mor�a de ganas por masturbarme, pero no me atrev�a, pues
ya bastante nerviosa me sent�a con estar revisando p�ginas pornogr�ficas, como
para encima tocarme ah�, en pleno cybercaf�. Ya no aguantaba m�s, as� que
ech� un vistazo, y al ver que los dos muchachos del mostrador estaban m�s que
concentrados viendo su partido, deslic� mi mano por debajo de mi falda, entre
mis piernas. Sent� la humedad de mi pantaleta y la hice a un lado y acarici�
suavemente mis labios. Hice muchos esfuerzos por no dejar escapar los suspiros
que mis propias caricias me provocaban. Sent� c�mo a trav�s de mi blusa, mis
pezones se pon�an m�s duros cada vez.
Segu� navegando por sitios porno mientras me tocaba, pensando
que nadie me ve�a. El lugar estaba por cerrar, pues ya casi eran las nueve.
�Me meto el dedo, me vengo, pago y me voy�, pens�. El orgasmo ya se
anunciaba y no pude evitar emitir un peque�o gemido, imaginado que una gruesa
verga se me incrustaba hasta lo m�s profundo de mi vagina, cerr� los ojos y me
estremec� sintiendo mi propia humedad se anidaba entre mis nalgas. El orgasmo
dur� unos segundos, fue muy intenso y placentero, aunque sabia que en casa me
esperaba un buen momento. Confiada quise parecer natural y seguir
disimuladamente mientras ve�a m�s cosas picantes, pero� �Sorpresa!, cuando abr�
los ojos, ya relajada por mi orgasmo, sent� que alguien estaba detr�s de m�.
Gir� con la silla y vi a uno de los chicos del mostrador
mir�ndome. Inmediatamente trat� de incorporarme, me sent�a muy avergonzada, debo
haberme puesto m�s roja que un tomate.
�Sab�as que est� prohibido navegar por sitios Web de
contenido pornogr�fico?... -, me pregunt� con un tono bastante ir�nico.
Disculpa... �Qu� verg�enza!... -, no sabia qu� decir. -
Lo siento mucho... Te pago y me voy�, dije yo rogando salir de ese aprieto.
Pues no es tan f�cil como decir "lo siento mucho", porque
acabas de infringir una de las reglas de este establecimiento, y esa
infracci�n amerita el pago de una multa� �C�mo la ves?�, sentenci�
recorriendo mi cuerpo con sus ojos y acerc�ndose a m� de una manera que me
intimidaba.
Est� bien� -
Adem�s, preciosa, t� no s�lo estabas navegando en p�ginas
pornogr�ficas, sino que adem�s estabas haciendo cosas bastante inmorales,
cosas que no se permiten en este negocio, as� que la multa tendr� que ser
m�s alta, �est�s de acuerdo?... �
Mientras me dec�a todo eso se me acercaba cada vez m�s, me
pon�a muy nerviosa y me hac�a sentir sumamente apenada, adem�s, yo no llevaba
mucho dinero, y estaba empezando a asustarme. Entonces dije:
Mira, casi no tengo dinero, pero estoy dispuesta a pagar
la multa. S�lo dime cu�nto es y deja que me vaya cuanto antes, por favor� -
Muy bien, linda, me debes 200 pesos por revisar material
prohibido, y 500 por masturbarte aqu�, dijo con una sonrisa burlona
mientras yo me mor�a de la pena.
��Qu�?!... �Est�s pidi�ndome 700 pesos?... �Oye, est�s
loco, me port� mal, pero no es para tanto, ni siquiera traigo los 200!... No
puedo pagarte ese dinero-
Cuando yo respond� eso �l ya estaba muy cerca de m�, se hab�a
inclinado un poco y su cara estaba justo frente a la m�a. Sus ojos me ve�an
fijamente y sus manos me tomaban de los hombros, en una actitud impositiva y
amenazadora. Era un tipo alto, muy atractivo, como de unos 30 a�os. No negar�
que me hizo sentir un poquito excitada, pero tambi�n me dio miedo. Estaba muy
preocupada.
�Qu� vamos a hacer entonces, mi reina? T� no tienes
dinero, pero tienes que pagarme. No quisiera llamar a la polic�a, �verdad
que no te gustar�a que esto se hiciera p�blico?... El barrio es chico y tus
conocidos se pueden enterar, m�xime con lo escandalosas que son las
patrullas�, me amenaz� apretando mis hombros con sus enormes manos.
Oye, no exageres, no es como para llamar a la polic�a, no
fue tan grave... Dime qu� puedo hacer para enmendar mi falta, si quieres
vengo ma�ana a pagarte... �
No, no, no�Eso s� que no, me pagas ahorita mismo. Adem�s,
est�s tan guapa que no necesitas dinero para reparar tu mal comportamiento�,
dijo mientras me acariciaba el pelo.
Me qued� muda. Segu�a excitada y asustada a la vez. Nunca me
hab�a sentido as�, el tipo me hac�a sentir como una mujerzuela. Me acariciaba de
una manera muy atrevida. Yo estaba aterrada, pues el otro muchacho estaba
cerrando el caf� y bajando la cortina met�lica, dej�ndonos ah� encerrados.
Mientras tanto, el tipo que me amenazaba, casi burl�ndose de mi miedo, me hizo
un peque�o interrogatorio que me atemorizaba m�s, pues lo hac�a ver m�s fuerte,
m�s alto, m�s seguro de s� mismo y de mi temor.
�C�mo te llamas?�, me pregunt�.
Edna Paola� -
Y supongo que tienes novio� -
Si, si tengo mi novio-
Seguramente te dar� unas mamadotas en est�s tetotas-,
dijo pellizc�ndome un pez�n por encima de la blusa y haci�ndome ruborizar.
�Qu� te pasa!... �No me toques!�, protest�.
Esc�chame muy bien, est�pida-, contest�, � acabas de
portarte mal, y me debes un dinero que no puedes pagarme, por lo tanto aqu�
soy yo el que manda� Te vas a quedar quietecita, y vas a contestarme todo lo
que te pregunte, de lo contrario te mando a chingar a tu madre con la
polic�a. El caf� cerr� hace m�s de diez minutos, y c�mo ves, estamos solos.
El negocio est� cerrado con llave, nadie va a o�rte si gritas, as� que
puedes hacerlo si quieres, pero te advierto que ser� m�s f�cil si te portas
bien... �Mario!, ven a ver a esta chulada, a que no te hab�as dado cuenta de
que estaba aqu�, dijo llamando a su amigo, quien acudi� inmediatamente.
El tal Mario se par� frente a nosotros mir�ndome
lascivamente. Era un muchacho m�s o menos de mi edad, bastante guapo, con un
aspecto interesante y unos lentes que le quedaban muy bien. Me recorri� de pies
a cabeza con la mirada y le contest� a su compa�ero:
Te equivocas, compadre, s� me hab�a dado cuenda. Llevo un
rato mir�ndoselas-, dijo refiri�ndose a mi tetonas, - y creo que tienes
raz�n, la ni�a se port� indebidamente, pero no la martirices m�s, que est�
temblando de miedo, mejor vamos a darle un poquito de lo que tanto le
gusta�, dijo mientras se paraba detr�s de m� restreg�ndome su bulto en mi
culo y sobando mis senos.
�No vuelvas a tocarme, imb�cil!�, protest�.
�Me dijiste imb�cil? No, nena, a m� no me vas a decir
imb�cil�, contest� Mario mientras sonre�a y me levantaba de la silla.
Teni�ndome en brazos, y a�n a pesar de mis intentos por
zafarme, Mario se sent� en la silla de la que me hab�a levantado y me acomod�
bocabajo, sobre sus rodillas. Parec�a no estar molesto por mis insultos, al
contrario, se ve�a divertido. Mientras tanto, Ra�l se iba quitando la ropa sin
dejar de canturrear algo. Su amigo me tendi� sobre sus piernas, meti� su mano
por debajo de mi falda y sob� mis nalgas, jug� con el el�stico de mi pantaleta y
acarici� mi ano sin meter su dedo. Yo gritaba y forcejeaba, ante lo que Ra�l
decidi� atar mis manos con una cinta canela que sac� del mostrador.
�La amordazamos?�, pregunt� Mario.
No, me encanta que grite, al fin y al cabo, ya se la
llev� la chingada�, respondi� el tal Ra�l.
Mario sigui� acariciando mis nalgas. Yo estaba aterrada y
excitada. No sab�a si seguir quej�ndome o ceder. No pude evitarlo y se escap� un
suspiro de mis labios.
�Te gusta tanto como a m�, Paola?, mira nada m�s qu�
mojada est�s, cabrona... Quieres que te la meta, �verdad?, pero vas a tener
que esperar un poco, porque no te has portado muy bien que digamos-
Despu�s de decir eso, me quit� la falta, y todav�a con mi
pantaleta puesta me dio una nalgada que me doli� much�simo. Grit� y gem�, pero
�l sigui� nalgue�ndome sin clemencia y con mucha fuerza. Cuando se cansaba, me
pellizcaba la nalga, me la apretaba, como si fuera yo una mu�eca de hule y no
una chica de carne y hueso.
Qu� buen culo tienes, puta, que nalgotas te cargas� Me
gustan mucho tus nalgas, y qu�jate todo lo que quieras, me excitan tus
gritos. Berrea cuanto quieras, que aqu� nadie va a o�rte, pendeja... Te
encanta que te nalguee, �verdad reina?, mira qu� mojada est�s�, dec�a
mientras me nalgueaba y me acariciaba los labios de la vagina de vez en
cuando. � �Verdad que te gusta, perra?-, dijo mientras se engolosinaba con
mi tremendo culo. - �Cont�stame hija de tu puta madre, que estoy
habl�ndote!-, yo no pod�a contestar pues estaba como conmocionada.
Ra�l nos miraba y hab�a empezado a masturbarse. Yo segu�a
teniendo miedo, pero me sent�a m�s cachonda y encendida que nuca. Comenzaba a
gozar las nalgadas que me propinaba Mario, y gozaba extra�amente con la mirada
de Ra�l sobre m�, mientras su amigo me met�a la mano entre las cachas de mi culo
y me sobaba toda por dentro, sin olvidar mi rajita que le empapaban sus dedos.
En el caf� s�lo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas y el chaz-chaz de
las nalgadas de Mario sobre mi carnoso trasero.
�Dime que no te gusta, hija de la chingada?, dime cu�nto
te gusta, perra�, y nalgue�ndome una y otra vez, repet�a lo mismo� � �No vas
a contestarme, puta?�, dec�a mientras me jalaba de mis mojados vellitos
vaginales con mucha fuerza.
S� �, respond� por miedo a que me siguiera pegando con
mayor intensidad.
Eso es, mamita, contesta cada vez que Ra�l o yo te
preguntemos algo... Dime cu�nto te gusta que te nalguee-
Me gusta� -, dije sobriamente.
�As� no, hija de tu pinche madre!, dilo bien-
�Cu�nto te gusta?... �
Me qued� callada pues no soy de las que hablan mucho durante
el coito.
�No me escuchas perra? �Te pregunt� cu�nto te gusta!, o
me contestas o te reviento tu puta madre-, grit� mientras masacraba mi
trasero.
Me gusta mucho, pero me duele... �Auch!... s�, me gusta
que me nalguees pero hazlo suavecito, por favor... �
Ya est�s aprendiendo, Pao, muy bien� -
Esta hija de su puta madre, no entiende a la primera, hay
que reventarle el culo para ponerla a tono� -, sise� Ra�l.
Mario una y otra vez hizo con mis pompas lo que quiso, hasta
dej�rmelas tan escarlatas como nunca en mi vida. Ra�l segu�a mir�ndonos, segu�a
masturb�ndose y yo me preguntaba por que carajos segu�a ah�, qu� iban a hacer
conmigo esos dos hombres que me asustaban tanto, pero que me excitaban y me
hac�an sentir como nunca. No pod�a decidir cu�l de los dos me gustaba m�s, pues
la verdad es que los dos estaban muy buenos.
Ra�l jal� otra silla y se sent� sobre ella, cerca de
nosotros, poniendo su pene frente a mi cara. Solt� una carcajada cuando vio mi
expresi�n de miedo.
Esta hija de la verga se nota que es nuevita, pero no te
preocupes, vas a terminar siendo una aut�ntica putona despu�s de que salgas
de aqu�, me dijo, � s�lo voy a met�rtela en tu boquita y la vas a mamar y
nada malo te va a pasar. No har�s nada que no hayas hecho antes, nena, pues
desde que te vi supe que eras bien puta� -
Y mientras dec�a eso iba acerc�ndome su enorme chorizo a mis
labios hasta que los hizo abrirse para que su verga entrara de lleno en mi boca.
Apenas la prob� y de inmediato empez� a cogerme por la boca. Me tomaba del pelo
y mov�a mi cabeza a un ritmo fren�tico. Al principio permanec� quieta, pero
despu�s particip�: pasaba mi lengua por su glande, succionaba una y otra vez,
chupaba y mamaba como desesperada, dejando escapar unos cuantos gemidos. Mario
hab�a dejado de nalguearme y ahora acariciaba mi culo adolorido y met�a sus
dedos en mi cosita y en mi ano.
Yo estaba que ard�a, me retorc�a de placer y dolor, sent�a
los dedos de Mario penetr�ndome, us�ndome, y la verga de Ra�l llenando toda mi
boca.
As�, nena, as� mi reina� Sigue mamando mi verga, cosita
rica, sigue chup�ndola como la puta que eres... Eres una buena ni�a, y te
vas a tragar tu lechita, sigue mamando� -, dec�a mientras se re�a y su amigo
le festejaba la gracia.
Las palabras de Ra�l en vez de molestarme me pon�an m�s y m�s
caliente. En mi vida entera hab�a tenido un instrumento de ese tama�o entre mis
labios, �en mi vida nadie me hab�a tratado de esa manera tan vulgar, pero me
encantaba y sab�a que eso era lo m�o!... Sent� c�mo Mario met�a uno, dos, tres,
cuatro dedos en mi charca, los met�a y los sacaba a un ritmo perfecto; despu�s
hizo lo mismo con mi culo. Me dol�a pero era excitante.
�Qu� culona est�s, tienes unas nalgas deliciosas, nena,
qu� mojada!-, me dec�a Mario sin dejar de manosearme como se le ven�a en
ganas.
Esta hija de su reputa madre est� tan cliente caliente,
que pide verga a gritos, �verdad mamita?... -, dijo Ra�l.
Est�s chorre�ndote de placer, porque te encanta que te
meta los dedos y que te nalgue�. Te mueves como la puta que eres, sigue
retorci�ndote, como perra, cabrona-, volvi� a decirme Mario.
No pod�a m�s y tuve un orgasmo en verdad desgastante,
mientras Ra�l se vaciaba en mi boca diciendo:
Te lo vas a tragar todo, preciosa, no quiero que quede ni
una gota-
Yo gozaba mi orgasmo mientras tragaba el semen de Ra�l y
sent�a ese calor salado recorri�ndome la garganta. Cuando termin� de tragar y
estremecerme, Mario se levant� de la silla conmigo en brazos, me desat� las
manos, se quit� la ropa, me quit� la blusa a tirones y volvi� a sentarse en la
silla, sent�ndome a m� sobre sus piernas, de frente a �l. Masaje� mis ricas
tetonas de una forma exquisita, mordisque� mis pezones y los apret� provoc�ndome
un dolor delicioso. Yo gritaba de dolor, de desesperaci�n, de gozo mientras �l
tocaba mi vagina y mi cl�toris de vez en cuando, pero m�s bien estaba
concentrado en mis tetas. Se las comi� hasta el cansancio. Yo estaba agotada,
pero algo me incitaba a seguir movi�ndome, a seguir gimiendo de placer.
Mario me levant� como si fuera de trapo y me dej� caer sobre
su pene erecto. Era una verga gigantesca y ya lo sent�a clavada dentro de m�.
�Ayyy!�, exclam�.
No te quejes, zorra, que esto s�lo es el principio. Si se
ve que te encanta tener la verga adentro� Est�s retorci�ndote de placer y te
gusta como te la meta, puta� �O me equivoco?-
S�, si me gusta� -, dije yo t�midamente.
�Quiero o�rte decir que te gusta mi verga, perra!�, me
orden� Mario d�ndome una bofetada.
No me pegues por favor� -
Te voy a reventar tu puta madre si no me obedeces,
piruja-, volvi� a ordenar golpe�ndome de nuevo.
S�, s�, me gusta sentir tu verga dentro de m�, me gusta
que me cojas y que tu verga me penetre� Me gusta mucho, papi-
Ja, ja, ja� -, ri� Ra�l, - Te dije que esta hija de la
chingada es de las nuestras, les gusta que les partas su madre para que
solitas pidan verga-, dijo agarr�ndome del ment�n y mordi�ndome la mejilla
golpeada.
Pero no dejes de moverte, cabrona-, me dijo Mario
desprendi�ndose de la teta que mamaba.
Me embest�a como un animal, me mord�a el cuello y me
pellizcaba las nalgas. Todo era muy doloroso, muy agradable. Yo inclin� la vista
y vi c�mo su garrote me atravesaba, vi c�mo mis labios envolv�an ese trozote de
verga que tanto placer estaba d�ndome. De repente, sac� su falo de mi vagina y
me dijo:
Voy a darte por el culo, Paola, pero como no es premio,
sino castigo, te la vas a tener que enterrar t� solita-
Por favor, no, no hagas eso, nunca lo he hecho por
atr�s-, ment� pues era una cosota demasiado grande para mi hoyito.
Me vale madre, as� que mejor coopera, linda, as� va a
dolerte menos... De todos modos te voy a partir en dos, as� que m�s vale que
seas buena y obedezcas. �Ponte de cuatro patas!... Quiero verte en el piso
en posici�n de perra para que mi verga te perfore ese culote que tienes-,
dec�a mientras me agarraba del culo con mucha fuerza.
Yo obedec� temblando. Me puse de cuatro patas en el piso. �l
acerc� su chorizote a mis nalgas y me orden� met�rmelo mientras me soltaba dos
sonoras nalgadas. Intent� meterlo, pero era demasiado grande.
�Hija de tu pinche madre, hazlo bien o te parto el culo
con el palo de la escoba!-, me amenaz�.
Abr� mis nalgas lo m�s que pude, ensaliv� mi dedito y jugu�
con mi hoyito por breves momentos como cuando me masturbaba yo sola; us� la baba
de mi concha para poder lubricarlo mejor, hasta que lo sent� expandirse lo
suficiente como para recibir al semejante animal que esperaba ansiosa a las
puertas de mi culo. Logr� meterme la cabeza de la verga y aunque era un tanto
doloroso, me gustaba. Permanec� as� un momento tratando de acostumbrarme al
gigantesco invasor hasta que me relaj�, empuj� m�s mis nalgas meti�ndome as� la
mitad de la verga.
Mi culo se iba distendiendo y eso me provocaba molestias pues
nunca antes me hab�an enculado de una forma tan ruda y poco caballerosa. No
pod�a m�s, estaba cansada y las rodillas me dol�an por lo duro del suelo. Me
qued� quieta, creyendo que iba a desmayarme. Entonces Mario me dijo:
Hiciste un buen intento, nena, ahora va el resto por mi
cuenta-, y de un solo fregadazo me la enterr� toda hasta que sent� los
vellos de su pubis hacerme cosquillas en las nalgas y sus bolas golpear mis
labios vaginales.
Yo grit� como loca, mientras Ra�l sentado frente a m�, me
agarraba del pelo, me obligaba a levantar mi cara desde el piso hasta la altura
suficiente para besarme y mordisquear mis labios hinchados y me sobaba las
tetas. Mario estuvo quieto unos segundos y despu�s empez� a bombear una y otra
vez, d�ndome una nalgada de vez en cuando, acariciando mi cl�toris y tironeando
de mis labios vaginales. El dolor se volv�a m�s tolerable, y el placer se hac�a
presente. As�, penetrada por el culo, Mario me carg� y me coloc� sobre �l,
volviendo a sentarse sobre la silla, conmigo sobre �l, penetrada por su pene,
con el culo adolorido.
Estando sobre �l, Ra�l se puso frente a m� y me orden�:
Separa bien las piernas, hija de la verga, que voy a
darte la mejor cogida de tu vida-, yo cre� que morir�a: nuca me hab�an
penetrado dos hombres al mismo tiempo; sin embargo obedec�.
Separ� mis piernas y Ra�l me lami� mi cuquita y el cl�toris,
separ� mis labios con sus dedos, pos� su pene ante mi grieta y despu�s me
atraves� de un solo golpe. Sent�a el calor de los dos miembros dentro de mi
cuerpo y gritaba de placer y dolor. Ellos me tocaban las tetas y las nalgas, me
besaban y mord�an el cuello, los labios, los hombros.
�Te est� gustando, putona?�, pregunt� Mario (me excita
tanto que me digan putona).
�Ohhh, si!... Me encanta much�simo-, contest�. � Me gusta
mucho, papito, pero ya no me lastimes m�s-
Parece que le hubiera pedido lo contrario, inmediatamente
comenz� a penetrarme con m�s violencia, haci�ndome gritar y gemir
desesperadamente. Mientras tanto, Ra�l pellizcaba mi cl�toris y me provocaba
sensaciones antes desconocidas.
Me encantan tus chichotas y como se bambolean -, dijo
Ra�l. - Tienes buenas tetas, muy buenas nalgas, y unos labios como
inventados para mamar vergas, as� que no te quejes, que tu cuerpo est�
configurado para coger. Eres una puta caliente, as� que mu�vete y sigue
gritando-
Y deber�as de probar este culito�, le dijo Mario, � est�
muy estrechito, a m� se me hace que lo estoy estrenado, �verdad perra?-
S�, eres el primero en penetrarme el culo-, le ment�
entre gemidos.
�Y lo est�s disfrutando, chiquita?-
S�, me est� gustando mucho� -
�Y qu� es lo que te gusta?-
Me gusta sentirte dentro de mi culo� -, dije
materialmente traspasada por ambas vergas.
Me gustar�a ser tu padrote y ponerte a putear cuantas
veces yo quiera-
Ya lo eres mi rey, ya lo eres-, balbuc� presa de
incontrolables sensaciones en todo mi cuerpo.
Un vibrante orgasmo me hizo presa e involuntariamente apret�
ambas vergas con mi culo y con mi concha y entonces los dos se desbordaron
dentro de m�. Me inundaron por completo. Era un vaiv�n de cuerpos, suspiros,
sudores y estertores de placer. No les miento, ha sido el palo m�s violento y
excitante que hab�a tenido en mi vida. Cuando terminaron se salieron de mi
cuerpo y se vistieron como si nada hubiera pasado. Yo me qued� en la silla, como
desmayada.
Puedes vestirte preciosa, y tambi�n puedes irte�, dijo
Ra�l mientras me apretaba una nalga.
Me incorpor�, me puse la ropa y sal� del lugar sin decir
nada. No estaba del todo consciente y vacilaba, algo avergonzada, pero la
experiencia hab�a sido muy intensa, muy interesante. Volv� al cybercaf�
un par de veces, pero el sexo con Mario y Ra�l no fue tan bueno como la primera
vez, as� que nunca m�s regres�. Aunque no he vuelto a verlos, los recuerdo con
mucho placer pues ellos me hicieron m�s puta de lo que ya era, y me abrieron m�s
a�n al horizonte del dolor.
Edna Paola rivera