La profesora de Gimnasia (IV)
Poco a poco voy abriendo los ojos� me estoy recuperando del
esfuerzo. Por unos segundos recuerdo todo lo ocurrido hasta llegar a mi �ltima
visi�n: Niki se va desnuda a duchar, avis�ndome que cuando vuelva lo voy a pasar
mal, muy mal.
De golpe, noto una mano que me toca el hombro. Evidentemente,
me sobresalto, ya que pienso que ha vuelto, pero no, no es ella.
Joder, t�o, �Qu� haces aqu�? �Qu� te ha pasado? � Son unos
colegas del barrio, de dudosa reputaci�n. No somos amigos, pero siempre he
pensado que a los personajes peligrosos mejor caerles bien que no ser el
blanco de sus fechor�as. Les miro como puedo y les digo:
Ho� hola� �Y v� vosotros� que, qu� hac�is aqu�? � NO
entiendo nada, hace un momento estaba corriendo como un gilipollas en la cinta
mientras una t�a que me estaba poniendo cachondo disfrutaba con el espect�culo
de mi sufrimiento y de pronto me encuentro a estos dos fuera totalmente de
contexto. De fondo oigo la ducha, ella sigue en el vestuario.
Nada colega, que hemos visto luz en el s�tano de la casa y
hemos pensado que pod�amos "limpiarla" sin problemas, pensando que no habr�a
nadie. Hemos buscado por las habitaciones y al final, por curiosidad, hemos
entrado en esta sala, ya que no hemos encontrado una puta joya. Las tendr�
escondidas, la zorra de la due�a, solo hemos encontrado tangas y consoladores,
la muy guarra. Joder, que sorpresa�. �Qu� co�o haces atado a esta m�quina?
Una, una psic�pata, t�os, una loca� me est� torturando, y
no se porqu�, se le ha ido la cabeza� ten�is que ayudarme. Por ah� debe haber
una llave, desatadme� �R�pido!
Mientras uno de ellos busca la llave, el otro intenta
reventar las esposas con su navaja. Cuando la encuentra me sueltan y me ayudan a
levantarme� me cuesta unos segundos recuperarme, pero debo actuar r�pido, si no
tendremos problemas. No podemos dejar que la t�a nos denuncie� a mi por la
violaci�n y a ellos por el robo.
Bien, t�os, este es el plan: La t�a se est� duchando en
este momento. Si nos ve y se nos escapa, puede llamar a la poli y nos pueden
trincar� yo no he hecho nada, claro est�, pero como nos conocemos, pringaremos
los tres. Luis, tu ponte justo al lado de la puerta, esperando a que salga.
Tu, Richi, esc�ndete detr�s de esta columna, por si la t�a corre en tu
direcci�n. Yo me quedar� aqu�, junto a la m�quina, para que la sorpresa la
paralice y nos de tiempo de pillarla. �Est� claro?
Los dos me miraban un poco alucinado, no entend�an para qu�
todo este montaje. Luis era bajito, pero estaba realmente fuerte, se castigaba
mucho en el gimnasio. Richi era m�s guaperas, siempre preocupado de su aspecto y
creyendo que todas las t�as estaban enamoradas de �l. Era claro que la mejor
forma de convencerlos era proponerles alg�n tipo de "bot�n".
Mirad� si me ayud�is a coger a esta t�a, os dejar� hacer
con ella lo que quer�is. En el fondo, los dos est�bamos jugando, ya sab�is,
rollo fantas�a sexual, dominaci�n, sado� lo que se lleva ahora. Por eso, si
quer�is podemos jugar todos juntos. Ella gritar� y se resistir�, pero lo hace
a prop�sito, en el fondo le gusta y forma parte del juego� �Lo entend�is?
Los dos se miraron, sin entender mucho el porqu�, pero la
idea les gust�, y r�pidamente cada uno ocup� su puesto seg�n el plan. En unos
segundos dej� de o�rse la ducha y Niki sali� sec�ndose el pelo. Llevaba un
albornoz blanco y unas zapatillas de ducha. Evidentemente tard� unos segundos en
verme, ya que avanz� unos metros desde la puerta hasta donde yo estaba. A cada
paso se le abr�a el albornoz que pr�cticamente no se hab�a atado. Sus piernas
todav�a medio mojadas me volvieron a hipnotizar. Sus muslos marcaban la
m�sculatura a cada movimiento.
En cuanto dej� de secarse el pelo, se qued� petrificada
mir�ndome. Yo estaba apoyado en la m�quina, con las esposas en la mano, d�ndole
vueltas como una h�lice de un avi�n.
�Sorprendida, Niki? Hay que ver como pueden cambiar las
cosas con un golpe de suerte.
Justo en ese momento, Luis la cogi� del brazo y se lo dobl�
con fuerza en la espalda. Richi sali� de la columna para ayudar a su colega,
agarrando a la chica del cuello para evitar que se moviera y sujetando su otro
brazo. Estaba inmovilizada, mirando de reojo a su captores y a mi sin parar. El
albornoz, con los movimientos, se hab�a abierto del todo. Esos pechos incre�bles
se mostraban ante mi totalmente indefensos. Sus abdominales volv�an a marcarse
por los esfuerzos por aliviar la presi�n en sus brazos. Sus piernas,
espl�ndidas, se curvaban para disminuir la presi�n que ten�a en el cuello. Hab�a
perdido ya sus zapatillas y estaba descalza sobre el parquet.
Me acerqu� lentamente a ella, indicando a esos dos bobos que
no la soltaran, que la mantuvieran bien quieta. Deslic� mi dedo desde su frente,
pasando por su cara, entreteni�ndome en su boca que ten�a entreabierta y
siguiendo por el canalillo de sus pechos hasta llegar a los pelos de su co�o. Me
entretuve jugando suavemente con su cl�toris mientras la miraba fijamente a la
cara y le dec�a:
Muy bien, zorra, ahora vamos a intercambiar los papeles. Ya
que eres una deportista nata, vamos a ver hasta donde llega tu resistencia.
Los otros dos se re�an sin parar, aguant�ndola cada vez que
se intentaba soltar. Hay que decir que estaban haciendo un esfuerzo
considerable, ya que empezaban a sudar para retenerla.
Llevadla a la m�quina de pectorales, r�pido.
Est� m�quina tiene un asiento normal con un respaldo bien
recto. Justo delante tiene una especie de soportes en forma de rect�ngulos que
tienen un juego circular, de forma que est�n abiertos en la posici�n de reposo y
cuando uno hace fuerza hacia delante con los brazos se acaban tocando uno con
otro. Es una m�quina que refuerza los pectorales y que, con poco peso, ya ofrece
una gran resistencia para quien la usa.
Sentaron a Niki como les orden�, poni�ndole las esposas para
que no pudiera soltarse de los dos soportes. Con el cintur�n del albornoz le
atamos la cintura al respaldo para que no se levantara.
�Maldito cabr�n, te arrepentir�s de esto, te lo juro� ya
sabes lo que va a pasar! �Te vas a pudrir en la puta carcel, cabr�n, eres un�.
� �Plasss!
Le tuve que soltar un guantazo porque no callaba. No quer�a
hacerle da�o, pero la muy zorra no callaba, y no quer�a o�rla.
Traedme sus bragas y la cinta del pelo, vamos�. Est�n all�
encima, en ese banco. Por cierto, �hab�is encontrado alg�n tipo de carpeta en
su dormitorio de un hospital?
Mientras Luis hac�a lo que le mandaba, Richi me explicaba que
si, que hab�a visto una carpeta as� en su habitaci�n. Le mand� ir a buscarla, al
mismo tiempo que cog�a las bragas de Niki que, por cierto, ol�an fatal, y se las
met�a en la boca. Con la cinta del pelo la amordac� para que no dijera nada.
Luis miraba el espect�culo alucinado, con una erecci�n considerable en su
pantal�n. Con el mismo cintur�n del albornoz (era bastante largo at� los muslos
de Niki de forma que sus piernas estaban totalmente abiertas para mi. Su co�o
estaba seco, no estaba para nada excitada� pero esto no durar�a mucho, estaba
seguro que en el fondo esto le gustaba, ten�a esa sensaci�n extra�a. La imagen
era impresionante: Una rubia con un cuerpo de esc�ndalo, con la mu�ecas
esposadas a la m�quina, las piernas abiertas y la espalda bien pegada al
respaldo, con dificultades para respirar y haciendo caras extra�as cada vez que
tragaba saliva.
Luis, ponte detr�s de la m�quina. Quiero que le acaricies
los pechos lentamente, deslizando tus dedos por sus pezones para que se
endurezcan. Si ella consigue tocar las dos placas con las manos dejas de
tocarla; mientras se mantenga el contacto, no puedes tocarla, �Entiendes?
Pero� yo me la quiero follar, no tocarla. D�jame que�
No, lo haremos de mi manera. Recuerda, estamos jugando
Luis sonri� y asinti� con la cabeza. Se puso detr�s de ella y
empez� a sobarle las tetas lentamente. Inmediatamente, Niki junt� las dos placas
para que dejara de tocarla. El lo hizo, mientras ella se esforzaba en
mantenerlas juntas. Yo estaba sentado justo delante de ella, en una banqueta,
observando su esfuerzo. Pr�cticamente no cambiaba la expresi�n de su cara, sus
ojos me miraban con odio, sab�a que no pod�a hacer nada m�s que jugar con las
reglas que le hab�a puesto sobre la mesa. Aguant� durante varios segundos, hasta
que se le fueron separando los brazos y volvi� a la posici�n inicial. Al
instante, Luis volvi� a acariciarle las tetas suavemente. Yo aprovech� para
subir de peso considerablemente el aparato, imitando lo que ella hab�a hecho
conmigo antes.
Luis, si ves que Niki no se esfuerza en cerrar los brazos,
ves quit�ndote la ropa, porque al final te la vas a tener que follar, por ser
una ni�a mala.
Como si tuviera un muelle en los brazos, Niki volvi� a
esforzarse por unirlas. Esta vez le cost� mucho m�s, ya que el peso se notaba.
Ahora ya eran todos los m�sculos del cuerpo los que se tensaban. Especialmente,
los de las ingles se marcaban exageradamente, as� como los de los muslos, ya que
se ayudaba con todo el cuerpo para mantener la posici�n. Mientras transcurr�an
los segundos, su cuerpo temblaba y su cabeza bajaba buscando m�s energ�a al
mismo tiempo que �sta se agotaba. Exhausta, dej� de hacer fuerza y la m�quina
volvi� a su posici�n inicial, lo que provoc� que Luis sobara de nuevos sus
pechos haciendo que los pezones llegaran a su nivel m�ximo de dureza, luciendo
rosados y brillantes por el sudor. Los pantalones y la camiseta de Luis volaron
hacia delante y cayeron justo al lado de la chica. Los mir� con horror ya que
sab�a c�mo iba acabar esto.
En ese momento lleg� Richi con las pruebas del hospital. Pude
ver que eran los originales, que no eran una copia. Estos expedientes no son
v�lidos si uno no tiene el original, porque si no podr�an falsificarse. Antes
los ojos de Niki las romp� en pedazitos, sin que los otros dos entendieran nada.
Ella intentaba decirme algo a trav�s de la su boca amordazada pero no se
entend�a nada.
Tras subir de nuevo el peso de la m�quina, Niki ya no pudo
unir sus manos debido al esfuerzo y que realmente era un peso excesivo.
Totalmente agotada se rindi� a las manos de Luis y pudo ver como sus zapatillas
deportivas, calcetines y slips ca�an justo al otro lado. El chico se dio la
vuelta mostrando su cuerpo musculado y su polla completamente erecta. Deber�a
medir al menos 21 cm, el cabr�n estaba bien dotado. Se puso delante de Niki y
empez� a pasear su polla por sus tetas y su barriga, como si fuera un ritual.
Richi ocup� su puesto detr�s de la m�quina para seguir sob�ndole las tetas. Ella
estaba totalmente abierta de piernas e intentaba cerrar los brazos para evitar
que la tocaran, pero era in�til, estaba agotada. Finalmente, Luis se puso en
semiflexi�n de piernas quedando su polla justo a la altura del co�o de Niki.
�Puedo? � Me dijo mir�ndome. Le di mi permiso, se lo
merec�a. Lentamente fue introduciendo la polla en su co�o, cent�metro a
cent�metro. Esta vez pude comprobar que estaba mojada, completamente mojada.
Estaba siendo penetrada por un ladronzuelo del tres al cuarto en su propio
gimnasio, mientras otro le sobaba las tetas y sent�a el sabor de sus propios
jugos en su boca.
Luis aumentaba el ritmo por momentos, introduciendo ese
pedazo de polla hasta el fondo del co�o de la chica, momento en el que ella
cerraba los ojos y se dejaba llevar por el placer de la penetraci�n.
�Basta, no te la folles m�s� no quiero regalarle un
orgasmo! C�rrete en sus tetas, si quieres.
Luis no vacil� ni un segundo y sac� la polla de la
entrepierna de Niki, y con un par de movimientos se vaci� por completo sobre sus
pechos, dej�ndola perdida de semen. Entre la rabia de la situaci�n en que la
ten�a sometida y que por segundos no hab�a llegado al orgasmo, su mirada me
penetraba como si quisiera partirme en mil pedazos� que dulce es el placer de la
venganza.
Con el papel secante que ten�a la exquisita profesora en su
gimnasio, la medio secamos para que no nos manch�ramos nosotros. La soltamos y
la llevamos a arrastras a las espalderas. No estaba en condiciones de revelarse,
ya que estaba agotada, pero por si acaso no tardamos mucho en llevarla.
Con las esposas todav�a en sus mu�ecas, la atamos a la altura
justa para que se aguantara de puntillas en el suelo, si no quer�a destrozarse
las manos. De nuevo ese cuerpo sudoroso, maltratado y en constante tensi�n me
puso de lo m�s cachondo. De momento me contentaba con mirar, no necesitaba m�s.
Richi, demu�strale porque dicen en el barrio que tienes
"don de lenguas".
Sin pens�rselo dos veces, al chico cogi� un banco y lo puso
justo delante de Niki, quedando su co�o justo en la cara. La cogi� de los muslos
y se los pas� por encima de los hombros. Ella pr�cticamente ni se resisti�, y
menos cuando Richi empez� a besarla por las ingles, lentamente, intercambiando
sus caricias con suaves caricias de su lengua. Jugo un buen rato con ella sin
regalarle ning�n tipo de contacto directo hasta que atac� su cl�toris de forma
descarada, bes�ndolo, chup�ndolo; �ste aument� de tama�o exageradamente, como si
fuera una peque�a polla. Ya la ten�amos completamente derrotada f�sica y
psicol�gicamente. En ese momento entr� Luis que se hab�a ido al ba�o, con uno de
los consoladores de Niki en la mano, de un tama�o a�n mayor que su polla (el muy
imb�cil iba comparando los tama�os, mientras entraba en el gimnasio).
Niki no se percat� de la maniobra, pero mientras sent�a el
placer que le proporcionaba la lengua de Richi, Luis introdujo el consolador en
su culo suavemente, pero sin tantearlo, de un solo movimiento. Ella abri� los
ojos de golpe y un grito ahogado se oy� en la sala. Sus brazos se tensaron y se
sujetaron a la espaldera mientras cerraba con fuerza sus piernas alrededor de la
cabeza de Richi. �ste las intentaba separar pero era imposible. Luis, al darse
cuenta que su amigo estaba poni�ndose azul y no pod�a respirar, aument� el ritmo
de la penetraci�n del culo de la chica para que aflojara la tensi�n. La muy
zorra aprovech� la penetraci�n y el roce de la cara de Richi en su co�o para
llegar a un orgasmo que, pese a sus bragas en la boca, se oy� claramente como
sal�a de lo m�s profundo de su ser.
Luis alucinaba con el espect�culo, habiendo dejado ya el
consolador en el fondo del culo de Niki, intentaba liberar a su amigo de esas
incre�bles piernas que apretaban como tenazas. Cuando ella empez� a relajarse
Luis pudo soltar a su amigo y lo retir� justo a mi lado, con cara de asustado.
Richi tos�a sin parar, intentado recuperar el aliento. Ten�a la cara empapada
del orgasmo tan brutal que hab�a tenido Niki. Luis no sab�a que hacer, d�ndole
aire a su amigo. Yo no hice un s�lo movimiento para ayudar a Richi, ya que
pretend�a ser un espectador de lujo.
Ella, totalmente colgada de la espaldera, yac�a medio
desmayada, con su pelo rubio cay�ndole por encima de los hombros, su cuerpo
ba�ado en sudor, un l�quido sal�a todav�a de su co�o y el consolador segu�a
empal�ndola hasta el fondo. Esa imagen colm� toda mi sed de venganza y cogimos a
Richi y nos fuimos de all�.
Cuando los dos pardillos ya estaban fuera, entr� un momento
para despedirme de Niki. No se hab�a movido ni un mil�metro pero sab�a que no
estaba desmayada. Me acerqu� a ella me puse justo delante de su cara. Se la
levant� con un dedo y su mirada se cruz� con la m�a. Le quit� la cinta del pelo
de su boca y saqu� las bragas empapadas en saliva. Las tir� al suelo y con un
dedo en la barbilla le levant� la cara hasta quedar a mi altura. Una media
sonrisa se dibujaba en su rostro. Lentamente me acerqu� a ella y la bes�,
primero suavemente, pero luego con m�s pasi�n. Ella levant� sus piernas en un
�ltimo esfuerzo y me rode� la cintura fuertemente, acerc�ndome a ella, en un
alarde de fuerza que poca gente puede llevar a cabo. Sujet�ndose a la barra de
la espaldera, hizo m�s fuerza para apretarme m�s y esta vez fue su rostro el que
se acerc� al m�o para besarme con pasi�n. En ese momento sent� que exist�a una
conexi�n entre ella y yo. Yo la ten�a a mi merced pero, al mismo tiempo, me
sent�a atrapado por ella, encadenado a su cuerpo para la eternidad. Mientras no
bes�bamos yo acariciaba sus fuertes muslos, duros como una roca, desde las
nalgas hasta las pantorrillas� �Dios, que placer, no se ni como explicarlo!
Tras un beso interminable me solt�, extenuada por el
esfuerzo. La bes� en la frente y me fui. M�s tarde llamamos a la polic�a desde
una cabina denunciando que hab�amos visto a alguien entrar en la casa de Niki y
nos fuimos a nuestro barrio.
Hoy estoy felizmente casado con mi exprofesora de gimnasia, a
la cual maltrato para su propio placer siempre que me viene en gana o� sufro sus
m�s crueles torturas proporcionadas por un cuerpo que me tiene totalmente
hipnotizado y cautivo sin posibilidad de escapatoria.