Relato: La Sorpresa



Relato: La Sorpresa


La Sorpresa


Autor: Ricardo Erecto




Cap�tulo I


Para Pamela ese era un verano como tantos otros. Cerca del
mediod�a, un rato de playa en La Brava, luego de un descanso prepararse para la
salida nocturna en alguno de los tantos lugares que Punta del Este presenta en
verano. Ese d�a se desarroll� como siempre, pero luego de estar un rato en una
de las disco que frecuentaba, decidi� volverse a su casa. No estaba ninguno de
sus amigos con los cuales compartir la velada.


Al regresar a la casa, Pamela escuch� unas voces. Prestando
m�s atenci�n not� eran lamentos y gemidos femeninos. Proven�an de la sala. Se
acerc� sigilosamente y comprob� que se trataba de una pel�cula que su t�o Lucas
estaba viendo en su equipo de v�deo.


Se acerc� sin ser vista y qued� francamente impresionada con
las im�genes. Una joven, con sus brazos atados en alto y vistiendo solamente
unas bragas parcialmente desgarradas era flagelada con un l�tigo manejado
h�bilmente por un hombre.


Se qued� inm�vil viendo las distintas escenas que se
suced�an. La joven era castigada de todas las formas posibles, para ser
finalmente violada por cinco hombres que aparentemente participaban en el
castigo.


Finalizado ese video, su t�o cambi� el casete y comenz� otra
pel�cula de caracter�sticas similares. Aqu� se ve�a como una joven era tomada
por la fuerza en un bar e introducida en una habitaci�n en los fondos del mismo
y era sometida a todo tipo de vej�menes y castigos. Al finalizar alguno de los
castigos que se le infring�an, era penetrada en alguno de sus agujeros. Cadenas,
correas y cuerdas restring�an los movimientos de la muchacha mientras era
torturada.


Pamela qued� azorada por lo que hab�a visto. Sali� nuevamente
de la casa y volvi� a entrar haciendo el suficiente ruido como para que su t�o
advirtiera su llegada. A partir de ese d�a Pamela no fue la misma.


Terminaron las vacaciones y regres� a su casa pero las
im�genes hab�an quedado grabadas en su retina. No cont� a nadie esa experiencia
pero al mismo tiempo quer�a saber m�s sobre ese tema. A escondidas recurri� a
Internet para informarse. Ante su sorpresa encontr� gran cantidad del material
que le interesaba. As� avanz� en el conocimiento de las t�cnicas empleadas y de
la gran cantidad de castigos que mujeres de todo el mundo sufr�an a diario.


Se decidi� a hablar con su t�o, para lo cual quedaron en
encontrarse en una confiter�a lejos de los domicilios de ambos. Luego de hablar
generalidades, Pamela toc� el motivo de ese encuentro


P: T�o, cuando estuvimos en Punta del Este, un d�a regres�
antes de lo previsto y t� estabas viendo un video en el cual aparec�a una joven
que era azotada con un l�tigo y luego cogida por algunos hombres.


L: "Preparando a Leticia" es el t�tulo.


P: Y otra en la cual tomaban a una joven de un bar y luego
era torturada y violada reiteradamente.


L: "Conchita Rebelde".


P: �Qu� es todo eso?


L: Son videos de sadomasoquismo que compro en el Bondage
Club.


P �Qu� es el Bondage Club?


L: Es un club, del cual soy uno de los socios fundadores, que
agrupa a todos los aficionados a las ataduras, castigos, flagelaciones, torturas
y otras vejaciones cometidas sobre mujeres. �Por qu� me lo preguntas?.


P: No sab�a que eras socio de ese club. Te lo pregunto porque
me sorprendi� mucho lo que vi ese d�a y lo que busqu� en Internet. Hab�a muchas
m�s cosas de las que supon�a. Debo confesarte que cuando estaba frente al
ordenador, no pod�a dejar de mirar y buscar nuevas p�ginas con fotos y algunos
clips de video. Te confieso que me mojaba all� abajo y......


L: No me extra�a que te haya gustado. Son muchas las j�venes
que quieren ser tratadas de esa manera y muchos los varones a los que nos gustan
esas pr�cticas. Eso es todo.


P: �Y qu� hacen en el club?


L: Pues te imaginar�s que no les llevaremos flores a las
mujeres que asisten. Es solamente de hombres y cualquier mujer que entre es
llevada a alguna de las salas para ser torturada, humillada, vejada y luego
violada. Por supuesto asisten mujeres consientes de lo que les va a ocurrir y
quieren ser justamente tratadas as�.


P: �Y les gusta que las azoten y las violen?


L: Claro que s�. Se sienten c�modas teniendo que servir al
amo, que sean castigadas y tambi�n violadas.


P: �Podr�s llevarme alg�n d�a all�?


L: Puedo, pero en realidad debes ir sola. Ya sabes lo que
puede ocurrir. Te desnudar�n, te castigar�n, te humillar�n y te violar�n. Si es
eso lo que buscas, puedes ir que lo encontrar�s.


P: �T� estar�s tambi�n para castigarme?


L: Nunca. Ning�n familiar puede ni participar ni presenciar
las sesiones que se llevan a cabo. De eso se encargar�n otros.


P: �Podremos ver los videos que tienes completos?


L: �Te refieres a "Preparando a Leticia" y "Conchita
Rebelde"?


P: Pueden ser esos u otros que tengas siempre que se
practique el sadomasoquismo.


L: Hay uno que es realmente bueno. Dura 75 minutos y se llama
"Torturando a una Virgen". All� la joven es tomada desprevenidamente de la calle
y luego torturada de todas las formas que puedas imaginarte y violada
reiteradamente. Creo que es la mejor que tengo.


P: �Cu�ndo podremos verla?


L: Cuando quieras. Me avisas y te vienes para casa. Te
propongo que veamos "Preparando a Leticia", "Suspendida de los Tobillos" y
"Torturando a una Virgen". As� tendr�s una selecci�n bastante amplia. La �ltima
que he comprado es "La Marcada". All� marcan con un hierro caliente las partes
m�s delicadas de la esclava. Me parece demasiado fuerte para ti y no te la
recomiendo. Continuar marc�ndola mientras gime y grita y ve su cuerpo con
quemaduras en las partes m�s sensibles, es mucho.


Cap�tulo II


Pocos d�as despu�s se concretaba el encuentro en casa de
Lucas. Comenzaron con "Preparando a Leticia". Lucas pod�a observar que su
sobrina se revolv�a en el sill�n cada vez con m�s premura. Claramente estaba
excitada por las visiones de esa joven que recib�a azote tras azote.


Finalizada esta pel�cula, pasaron a ver "Suspendida de los
Tobillos". Aqu�, como el t�tulo lo sugiere, la esclava permanece gran parte de
la pel�cula suspendida de sus tobillos, ya sea con las piernas juntas mientras
el l�tigo golpea una y otra vez su espalda, culo, tetas y piernas o algo
separadas mientras es castigada en su concha o debe saborear el semen de su amo.


A estas alturas Pamela estaba roja de excitaci�n. Bastaba ver
c�mo se remov�a en su sill�n o cundo se levant� para orinar. Lucas imagin� que
estaba toda mojada entre las piernas y lo hubiera comprobarlo toc�ndole la
bombacha, pero era su sobrina...Luego se sentaron a ver "Torturando a una
Virgen".


La trama, como todas, era sencilla. Lo importante era mostrar
a la joven mientras era humillada y castigada. En las primeras escenas aparece
lidiando para mantener puestas sus ropas, sin lograrlo. Muy poco despu�s y luego
de luchar denodadamente, queda totalmente desnuda y a merced de su captor, qui�n
le ata las mu�ecas al respaldo de la cama y los tobillos a la parte delantera de
la misma. A pesar de sus ruegos era consciente que muy pronto ser�a violada y
desvirgada. Sin embargo el hombre antes de perforarla, decide primero torturarla
arrollando sus senos con una fina cuerda y anud�ndola fuertemente. Luego toma un
par de agujas para clavarlas en cada pez�n.


Pasado unos minutos y luego de otros castigos, se prepara
para desvirgarla. La penetraci�n le resulta angustiante y dolorosa para la
joven, pero all� no terminan sus desventuras. Luego es flagelada en toda su
parte delantera, desde el mismo cuello hasta los tobillos. Posteriormente es
llevada a un caballete d�nde es violada por el culo para luego recibir
innumerables azotes en la espalda y sus gl�teos.


Posteriormente debe sufrir descargas el�ctricas en las partes
m�s delicadas de su cuerpo, para luego ser atada a una cruz romana d�nde le
clavan gran cantidad de agujas por todo su cuerpo.


P: �Por qu� les gusta castigar mujeres?


L: Por la misma raz�n que te gusta a ti que te castiguen y no
me digas lo contrario. Te excita de s�lo mirar. �Te imaginas si eres t� la
protagonista?


Pamela no respondi� y apenas pod�a resistir las ganas de
lograr un orgasmo aunque fuera con sus dedos pero algo de pudor le impidi�
hacerlo delante de su t�o. �Que ganas de meterse el pulgar en la concha!


P: Estoy francamente sorprendida de estos videos. �Tienes
m�s?.


L: S�, en total tengo unos veinte, pero no creo conveniente
que sigas viendo. Te veo muy nerviosa.


P: Es cierto, estoy algo caliente.


L: Dime, �Cu�ndo cogiste por primera vez?


P: Fue justamente en Punta del Este. Estaba con un ocasional
amigo en una disco. Creo que estaba algo bebida y dejaba que me tocara por
cualquier parte. Me propuso ir a la playa, a las cuatro de la madrugada, que
estaba completamente desierta. Fuimos y nos ubicamos entre unos toldos. Comenz�
a besarme y a quitarme la ropa. Cuando quise darme cuenta estaba desnuda y su
polla buscaba mi agujero. Est�bamos los dos tan calientes que no notamos el fr�o
de la arena y de la madrugada. All� perd� mi virginidad.


L: �Has cogido muchas veces luego?


P: Eso fue cuando ten�a 16, hace seis a�os. Quiz�s recuerdes
a Roberto, el joven que pasaba las vacaciones en un chalet de la parada 16 de la
Mansa. �l fue el que me rompi� el himen. No llevo la cuenta de cu�ntas cogidas
llevo pero han sido unos cu�ntos polvos con unos cu�ntos muchachos.


L: �Y por qu� quieres ir al Bondage Club?


P: Porque creo que es lo que necesito. Ya me cans� de coger
en la cama, entre s�banas perfumadas y con j�venes que me penetran con
delicadeza. Quisiera algo m�s fuerte. Mi fantas�a es que me tomen por la fuerza.
Una violaci�n.


L: �Has cogido por el culo?


P: No, nunca. Me llam� la atenci�n tanto en lo que vi en
Internet como en estas pel�culas que en alg�n momento las chicas la reciben por
el culo. �Es frecuente?


L: Es una manera de demostrarles que est�n sometidas a la
voluntad del amo. Es algo que debes calcular que te puede ocurrir.


P: �Est�s seguro que t� no puedes ir cuando yo vaya?. Me
sentir�a m�s tranquila sabiendo que t� me cuidar�as.


L: Justamente, por eso no debe estar ning�n familiar. El amo
debe estar totalmente libre de hacerte lo que quiera sin el condicionamiento de
que un familiar est� presenciando el castigo. El amo debe castigar, torturar y
vejar de manera natural, sin restricciones.


P: �Y qu� me har�n?.


L: Ya te lo he dicho. No lo s�. Cada uno podr� abusar de ti
como quiera. Lo que s� estoy seguro que de all� saldr�s con alguna marca en tu
piel y con semen en tu vagina.


P: �Tambi�n me la meter�n por el culo? �T� me aconsejas que
vaya? �Crees que es lo que me hace falta?


L: Son muchas preguntas juntas. Yo no aconsejo ni
desaconsejo. Eso est� en cada uno. Lo que s� te puedo decir por mi experiencia
que en los diez a�os que lleva el Club con estas pr�cticas, solamente una joven
sali� disconforme. Es posible que tambi�n te la metan por el culo. Los d�as para
presentarse son los martes, los jueves y los s�bados a las 21 horas.


P: �Alguna cosa en especial?


L: Debes llevar los intestinos desocupados y no haber comido
ni bebido por tres horas, pero ninguna otra. T� debes ir como qui�n lo hace a
una cita. All� te dar�n las indicaciones. Lo mejor es que sea algo nuevo e
inesperado. Es mejor para todos. Recuerda que cuando entras no saldr�s hasta que
el amo haya finalizado contigo.


P: El jueves ir� al Bondage Club. �D�nde queda?.


L: La entrada para las sumisas es en Gorosito 387. Es la
entrada por los fondos del Club. Los socios entramos por Floresta 384, que es el
frente.


P: Adi�s t�o. Nos veremos pronto.


Cap�tulo III


El jueves siguiente en a las nueve de la noche Pamela estaba
parada frente al n�mero 387. Era una puerta met�lica. Baj� el picaporte y la
puerta se abri�. Penetr� en un peque�o pasillo apenas iluminado. Cuando solt� la
puerta, �sta se cerr�. Por dentro no hab�a forma de abrirla. Era una clara
indicaci�n que una vez que se transpon�a la primer puerta no se pod�a salir del
lugar.


En la pared opuesta hab�a otra puerta con picaporte. Pamela
la abri� para pasar al otro lugar en el cual estaban dos mujeres. Al cerrarse la
puerta not� que tampoco pod�a abrirse desde adentro.


P: �Uds. vienen a la sesi�n del jueves?.


Mujer 1. S�. �Es tu primera vez?


P: S�. �Hay que esperar aqu�?.


Mujer 1: S�, no te preocupes. Ya vendr�n por nosotras.


Momentos despu�s entr� otra mujer que salud� con cierta
familiaridad a las otras mujeres.


"Ella es nueva. Viene por primera vez", dijo la mujer 2.


Las cuatro guardaron silencio. Unos minutos despu�s entr�
desde el frente otra mujer, que pertenec�a al Club.


-Se quedan en bombacha y corpi�o. Las ropas las cuelgan de
esa percha. R�pido que estamos algo atrasados.-


Las cuatro mujeres se quitaron las prendas quedando vestidas
s�lo con la ropa interior. La mujer del Club abri� un bolso y sac� unas esposas.
Las tres mujeres, excepto Pamela se pusieron de espaldas con sus mu�ecas hacia
atr�s, esperando ser esposadas, cosa que hizo de inmediato. Pamela imit� a las
dem�s y dej� colocarse las esposas con las manos casi sobre el culo. Un
escalofr�o recorri� su cuerpo.


Cuando las cuatro j�venes estuvieron con las esposas,
procedi� a colgarles del cuello un cartel con un n�mero, pero cuidando que no
cubriera sus tetas. Los n�meros eran 273; 291, 305 y Pamela 325.


-Pasen a la sala que ya est�n los socios esperando.-


La cuatro mujeres entraron en el sal�n contiguo. Subieron a
un estrado que estaba muy iluminado. Las butacas eran ocupadas por los socios
que aguardaban la llegada de las mujeres.


El secretario del Club dijo, dirigi�ndose a la audiencia.


-Oferten se�ores para disponer de estas j�venes por esta
noche. La 325 es la primera vez que viene por aqu�. Les pido, como lo hago
siempre, que sean ben�volos con ella. A las otras alguno de ustedes ya las
conocen. Base, quinientos euros cualquiera de ellas.-


La primer oferta fue para Pamela. Luego de una breve puja, el
valor final qued� en 800 euros. Las dem�s mujeres se alquilaron en 720 la 273,
en 650 la 291 y 600 la 305. Finalizado el acto los ganadores pagaron el importe
y cada uno se llev� la esclava a sendos salones donde ser�an sometidas. Pamela
fue alquilada por un egipcio que tom�ndola de las esposas la condujo a la sala
3.


All� llegaron unos diez hombres que presenciar�an el castigo
de Pamela. El egipcio le quit� las esposas y le orden� que se desnudara. El
coraz�n de Pamela lat�a con fuerza. Luego, mientras la conduc�a hacia un poste
para atarla al mismo, dijo en voz alta, que antes de cogerla hab�a que
calentarle el culo. Le at� los brazos y las piernas como abrazando la columna.
La espalda y el culo quedaban a disposici�n del egipcio, quien tomando una
correa, como un cintur�n, lo levant� para descargar el primer lonjazo en el
blanco culo de Pamela.


La joven contuvo el gemido. Sent�a que le picaba la piel en
la zona d�nde hab�a impactado la correa. El segundo no se hizo esperar, tampoco
los sucesivos, que tuvieron como objetivo tanto el culo como la espalda. Pamela
estaba al l�mite de su resistencia. No hab�a imaginado que le doler�a tanto.


El egipcio la desat� de la columna para, luego de atarle las
mu�ecas, la levant� con un aparejo quedando sus pies a diez cent�metros del
suelo. Pamela baj� la vista y pudo observar un enorme bulto entre las piernas
del hombre. Supuso que la violaci�n era inminente.


Poco despu�s la polla del egipcio se abr�a paso en la vagina
ardiente de Pamela. Era la primera vez que era violada de esa manera. Un chorro
no muy abundante de leche fue dejado en su interior. Seguidamente tomando una
vara se dispuso a castigarla en las tetas y el vientre.


Uno de los asistentes propuso que le aplicara solamente diez
azotes en las tetas y otros tantos en el vientre, permitiendo luego a los dem�s
proceder a la violaci�n. Todos estuvieron de acuerdo y Pamela, suspendida de sus
mu�ecas, se dispuso a recibir los veinte azotes prometidos.


El primero dio de lleno sobre los pezones. Pamela apret� los
dientes para no gritar. Alguna l�grima asom� en sus ojos. El segundo y el
tercero tambi�n cayeron sobre sus tetas. El siguiente en el vientre, justo
debajo del ombligo. Ahora las l�grimas flu�an de sus ojos y se deslizaban por
las mejillas. Gruesas marcas rojas se iban dibujando sobre la blancura de la
piel de la joven.


Luego del vig�simo azote, Pamela parec�a una cebra. Marcas
rojas se alternaban con su blanca piel. Le dol�an las mu�ecas por estar colgada
en esa posici�n. Observ� que se acercaban los hombres que hab�an estado
contemplando su flagelaci�n, dispuestos a violarla. Casi sin darse cuenta separ�
las piernas ofreciendo su sexo.


Primeramente ataron los tobillos con los muslos de la pierna
respectiva para poder descenderla sin que apoyara parte de su cuerpo en el piso.
El primero de los hombres se acerc� y la penetr� de un golpe. Luego comenz� a
bombear mientras le acariciaba el culo. Por su parte Pamela estaba
imposibilitada de cualquier movimiento. En forma an�loga pasaron cuatro pollas
por su vagina. El quinto hombre se ubic� detr�s de ella para violarla por el
culo.


Esa ser�a su primera experiencia en recibirla por detr�s.
Comprendi� que lo mejor era relajarse. Todav�a le dol�an los azotes recibidos en
sus gl�teos. Sinti� el trozo de carne apoyado en su esf�nter y como poco a poco
se iba abriendo paso. A pesar de los esfuerzos de la joven por relajarse y dejar
el camino libre, la penetraci�n anal le hab�a resultado dolorosa.


Cuando todos los hombres terminaron con la cogida, el egipcio
se dispuso a continuar con el castigo. La llev� a una mesa de madera a la cual
fue encadenada con su espalda apoyada en la tabla y, por supuesto, con sus
piernas separadas para tener f�cil acceso a la concha.


El siguiente castigo cont� con la ayuda de unos de los
asistentes. Mientras uno tomaba los pezones y los levantaba todo lo posible, el
otro colocaba las maderas del prensatetas y comenz� a apretarlas. Sus senos
acababan de recibir el duro castigo de la vara y ahora deb�a soportar que fueran
apretadas por las maderas. El egipcio continuaba girando el tornillo que
acercaba las maderas con las tetas entre las mismas y las que se iban aplastando
cada vez m�s .


Pamela no pudo soportar m�s y entre sollozos ped�a que la
dejaran libre. El egipcio le respondi� que lo que hab�a pagado por el alquiler
no era para que ella se quejara. Deb�a soportar este y los castigos que luego
sobrevendr�an. Pamela qued� desconsolada.


El primer indicio que le indicaba que una vez iniciada la
aventura, no hab�a retorno, lo hab�a encontrado en la puerta de acceso. Una vez
que se entraba, no era posible salir. Ahora deber�a soportar hasta que el
egipcio se viera satisfecho en sus instintos.


Estaba sumida en estos pensamientos cuando sinti� un pinchazo
en la misma concha. El egipcio estaba clavando una aguja en el labio derecho de
la vulva hasta atravesarlo. Luego sigui� el turno del labio izquierdo. Luego
tomando otras dos agujas comenz� a clavarlas directamente en las paredes de los
labios muy profundamente.


Ahora Pamela se revolv�a de dolor, tratando de librarse de
las cadenas que la manten�an amarrada.. A continuaci�n otra aguja se estaba
abriendo paso en su ombligo.


Los senos se Pamela estaban aplastados por las maderas que
los oprim�an y sus pezones sal�an de las mismas. Sin embargo el egipcio pens�
que pod�an apretarse m�s todav�a. Dio unas vueltas m�s de tornillo. La joven
gem�a con fuerza por lo que se decidi� a amordazarla antes de continuar. Luego
de colocarle una esponja en la boca la sell� con una gruesa cinta adhesiva.


Prosigui� entonces clavando cuatro agujas en cada pez�n que
asomaban de las maderas. Pamela trataba de emitir sonidos que indefectiblemente
se apagaban por la mordaza. Gruesas l�grimas corr�an por sus mejillas. Si bien
recordaba algunos castigos vistos en fotograf�as o videos, nunca pens� que en
alg�n momento sus pezones pod�an se atravesados por agujas.


Luego de unos minutos su ocasional amo comenz� a retirar
todas la agujas que hab�a clavado previamente. El retirar las agujas tambi�n fue
doloroso para la joven. Luego de quitarle todas las restricciones, incluso la
mordaza, le orden� que se pusiera de pie y le vend� los ojos. Le puso dos
electrodos autoadhesivos sobre los pezones y areolas. Luego le at� ambas manos
juntas lo mismo que los tobillos. Le orden� sentarse en el suelo y con una
cuerda uni� sus mu�ecas y tobillos. A continuaci�n fij� sus extremidades a una
cuerda pendiente del techo y procedi� a levantarla.


Ahora Pamela quedaba suspendida y con su concha y ano a la
vista y disposici�n de los presentes. Excelente posici�n para un castigo
adicional en ambas partes. Conectando la picana el�ctrica comenz� a torturarla
haci�ndole descargas en el esf�nter, el cl�toris y las caras interiores de la
vulva.


Pamela nunca hab�a imaginado la sensaci�n que pod�a sentir
con semejante castigo. Aunque trataba de moverse para librase de la temida
picana, s�lo lograba balancearse pero sin poder evitar dejar sus partes �ntimas
a disposici�n del egipcio que gozaba pasando una y otra vez el electrodo por
esas sensibles partes.


Ya era medianoche cuando comenz� a desatarla para el polvo
final y dejar en libertad a la joven. Todos los presentes descargaron su semen
dentro de Pamela. Varios en la vagina, dos en el culo y tres y en su boca. Luego
se retiraron de la sala.


Entr� la mujer que la hab�a recibido portando sus ropas. Los
hombres hab�a usado su bombacha para recoger el semen que flu�a de sus agujeros
luego de cogerla. No era posible usarla, por lo cual debi� vestirse sin esa
prenda interior. Sali� por la puerta delantera del Club debiendo recorrer un
sal�n en el cual hab�a gran cantidad de socios. Obviamente todos sab�an qu�
hab�a ocurrido con Pamela. Ella se sinti� avergonzada. Tom� un taxi y regres� a
su casa.


Luego de ba�arse se acost� desnuda en su cama. No hab�a parte
del cuerpo que no le doliera. El culo por las penetraciones. La concha por todas
las cosas sufridas, Las tetas por la apretada de las maderas y las agujas. El
ombligo por los pinchazos sufridos, el vientre, la espalda y las piernas por la
flagelaci�n a la cual fueron sometidos. Sin embargo sent�a una �ntima
satisfacci�n por los polvos recibidos. Despu�s de todo nunca hab�a cogido de la
manera que acababa de hacerlo. As� qued� dormida.


Al d�a siguiente llam� por tel�fono a su t�o para contarle la
experiencia.


-Anoche estuve en Club. Regres� despu�s de las 12.-


-�C�mo te ha ido? �Gozaste de los castigos que seguramente te
impusieron? �Y los polvos?


-Me ha ido bien. Me castigaron mucho pero tambi�n me cogieron
mucho. Lo que me doli� fue cuando me la pusieron por el culo. Todav�a me duele.-


-Te va a doler por unos d�as todo tu cuerpo y los agujeros
�Tuviste que chuparla?.


-S�, tuve que chuparla y me obligaron a tragarme la leche. No
me gust� mucho pero es mucho mejor que recibirla pro el culo.-


-�Piensas volver?-


-No s�. Hacia el final me torturaron con electricidad en la
concha y el culo. �No sabes lo que fue! . Me pasaban la punta una y otra vez
cambiando del ano a la vulva. Adem�s estaba colgada de las manos y los pies.
Cre�a que no resistir�a m�s.-


-En las tetas �Qu� te hicieron?-


-�Qu� no me hicieron!. Me las azotaron con un l�tigo, me las
apretaron con unas maderas, me clavaron agujas y finalmente me pusieron pegado
algo para usar con la picana.


-Creo que no te hicieron unas cu�ntas cosas. Las tetas son
una parte del cuerpo para castigar de mil maneras. Si vuelves, ya ver�s.-


-No s� t�o si volver. Me duele todo el cuerpo.-


-Eso es lo natural y ya pasar�, pero no pasar�n los polvos
que te has echado en una sola noche. Debes dejar pasar unos d�as y ver�s que
querr�s regresar con m�s ganas que antes. Luego de unas ocho o diez veces no
abandonar�s la pr�ctica de ir por lo menos una vez por semana al Club.-


-�Tan seguro de eso est�s?


-Absolutamente. Mujer que comienza no lo deja m�s. All� fuste
porque t� quisiste y pod�as presuponer qu� iba a ocurrir. Un poco distinto es
cuando alguna mujer es llevada con enga�os y debe someterse. No es tu caso.
Sab�as, por lo menos aproximadamente, qu� te iban a hacer.-


-Eso es cierto. Por si vuelvo y t� est�s all�, te comento que
mi n�mero de esclava es 325.-


-Lo tendr� en cuenta para que no nos crucemos. Espero que no
te alquile el japon�s muy pronto.-


-�Por qu� lo dices?-


-No te imaginas lo que es capaz de hacer el japon�s
torturando. Conviene que tengas alg�n entrenamiento previo.-


-�Tan terrible es?-


Tiene mucha imaginaci�n y conoce el cuerpo femenino a la
perfecci�n y sabe d�nde castigar y c�mo hacerlo. Las sesiones con �l suelen
durar m�s de ocho horas. �Te imaginas como quedar�s luego de eso?


- S�, me lo imagino. Sin ganas de volver por unos d�as. T�o,
dime. �Qu� hacen con el dinero que cobran por el alquiler de las esclavas?. A m�
no me dieron nada.-


-Ese dinero no es para las esclavas. Es para las inversiones
del Club en nuevos aparatos, equipos, libros, pel�culas, etc. Las esclavas ya
tienen bastante con los polvos que reciben. Los socios deben estar actualizados
en tendencias, nuevas t�cnicas, aparatos y todo aquello que haga a su mejor
desempe�o.-


-Dime t�o, �has castigado muchas mujeres en el club?.-


-Unas cu�ntas. No llevo el n�mero de ellas pero deben ser
unas cincuenta distintas. Siempre elijo las j�venes, no m�s de 28 a�os. Me
gustan con poco entrenamiento. �No sabes c�mo gimen!. Sin embargo te dir� que no
soy muy duro con ellas. Despu�s de todo quiero algo de placer al cogerlas y si
est�n muy torturadas, ni aunque se lo propongan pueden comportarse como buenas
"amantes".


-�Las has castigado en la concha?.-


-Generalmente s� luego de haberlas cogido un par de veces por
all�. Luego sigo en sus bocas. Si no la castigo en la concha es como si no la
hubiera castigado. A prop�sito, quiz�s puedes decirle a alguna amiga tuya que
vaya al club. A cualquiera de ellas me gustar�a cogerlas.-


-Voy a pensar qui�n puede ser y te aviso para seas el primero
en torturarla y cogerla. - Bueno, nada m�s por el momento. Un beso y hasta
pronto, t�o.-


FIN




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Relato: La Sorpresa
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