Relato: Vagabundos al Ataque (2)



Relato: Vagabundos al Ataque (2)

Hola amigos, �me recuerdan? Soy Nanynn, aquella mujer que fue
horriblemente �gulp- atacada una tarde por cinco enormes perros vagabundos.
�Pero qu� atacada me dieron! Solo de recordarlo me humedezco.



Bueno en realidad si leyeron mi anterior relato, ver�n que
estoy bromeando. Porque yo fui quien se los llevo aquella tarde camino a la
granja de mi amigo Alejandro, �ya empezaron a recordar?



Pues resulta que, como les dije en el anterior cap�tulo, mi
intenci�n inicial despu�s de dar de comer a aquellos hermosos perritos
vagabundos, era la de abandonarlos ah�, en ese camino desconocido, pero me
remordi� la conciencia y quise llev�rmelos hasta la granjita. Ya una vez estando
ah�, ver�a qu� le dir�a a mi amigo, para justificar la presencia de ellos.



Pues bien, aqu� va la continuaci�n de lo que sucedi� aquel
d�a, aquella tarde calurosa de verano en aquel hermoso paisaje campirano.



Vamos mis ni�os, suban a la camioneta, que su perrita, los va
a llevar a vivir a un lugar decente, donde podr�n comer todos los d�as, y bien.



Subieron llenos de contento y vac�os de lechita, pues me
acababan de surtir a m�. Retom� el camino hacia la granja, y como hab�a
calculado, llegu� en aproximadamente media hora. Hab�a un gran port�n a la
entrada, con una cadena gruesa sujet�ndolo, baj� para abrir el candado, y entr�
con la camioneta. Volv� a cerrar el port�n, y contin�e hasta llegar de lleno a
la granjita.



De inmediato escuch� los ladridos de los perros que se
encontraban en sus celdas respectivas. Hambrientos y sedientos. Ho, Ho, �y
ahora? �Donde estar� el alimento de estos ni�os?



Bueno, no hay a quien preguntarle as� es que mejor me dedico
a hacerlo de inmediato. Mis novios de ocasi�n, tambi�n empezaron a ladrar, como
dici�ndome, -No te olvides de nosotros-, fui a abrirles el camper para que
salieran y comenzaron a husmear de inmediato el lugar, reconociendo el terreno,
para posteriormente desaparecer por cualquier rinc�n del lugar.



Guiada por el ladrido de los perros me fui directamente hasta
ellos y encontr� seis jaulas de 4x4 mts. cada una, con su respectiva casita y
los dep�sitos de agua y comida vac�os. Pero dentro de cada una de las jaulas,
estaba un perro. Y que chulada de perros. Todos D�lmatas� y machos. Al final del
patio hab�a otras dos jaulas, donde se encontraban dos perras, tambi�n separadas
una de otra, ocupando cada una su respectiva jaula de las mismas dimensiones que
las de los machos. En medio de las jaulas de los perros y las perras, se
encontraba un peque�o cobertizo, con la puerta cerrada y con cerrojo de madera
externo.



Entre al cobertizo, y para mi tranquilidad, ah� estaban en
una esquina ocho bultos de alimento especial para perros. Hufffff, qu� alivio,
pens�. Busque el bulto que deb�a estar abierto y tome una cubeta de veinte
litros llen�ndola de alimento y otra de igual cantidad pero �sta la llen� con
agua que hab�a en un tinaco en el otro extremo del cobertizo, todo esto, para ir
a darles de comer a los caballeritos y las damitas que estaban en las jaulas.



Le di de comer a todos, machos y hembras, y dej� para lo
�ltimo, los baldes de agua, ya que s� as� debe ser el suministro, para que no se
llenen primero de agua, y despu�s ya no quieren comer.



Me sent� frente a las jaulas de los sementales a disfrutar de
la estampa de cada uno de ellos. Que hermosura de animales, tan llenos de
vitalidad, y sobre todo, tan exquisitos de raza. Eran todos de una autenticidad
garantizada con su respectivo pedigr�



Una vez que hubieron terminado de comer, entre primero a las
jaulas de las hembras para sacarles el comedero y cambi�rselo por el balde de
agua. Despu�s, me fui a hacer lo mismo con las jaulas de los machos�



Satisfechos despu�s de haber comido, tomaron agua, y cuando
llegue a la jaula del semental que estaba al inicio de la hilera de jaulas, este
hermoso animal en gratitud por haberle dado de comer y beber, daba de brincos
frente a m�. Algo que no pude dejar por desapercibido, me anim� y decid� sacarlo
de su jaula, para que retozara un poco, y fue tanta su alegr�a, que sali�
corriendo por todo el derredor de las jaulas, pero ocasion� un gran desorden de
aullidos y ladridos de protesta por parte de los dem�s perros. �Huyyyy, que
amolar con ustedes ni�os- y los dej� salir tambi�n.



Corrieron, brincaron, jugaron, se atracaron entre ellos, para
finalmente venir hasta m� a invitarme a que participara con ellos en sus juegos.
Me anim� a hacerlo y comenc� a correr por los alrededores para que ellos
simularan que me cazaban. Huyyy c�mo nos divertimos durante un buen rato.
Exhausta me dej� caer al pasto, rendida por tanto correr y jugar con ellos.



L�gicamente que ellos tienen mucho m�s y mejor condici�n y no
paraban de correr alrededor m�o. Pero yo ya no quer�a jugar m�s. As� es que me
estir� en el pasto y� lleg� mi recompensa por haber sido tan amable con ellos.



Precisamente, por haber sido tan amable con ellos, el
semental mayor, comenz� a gru�ir de una forma inusual, ya no era de juego. Y los
dem�s perros acataron la orden que el l�der estaba dando. Y se alejaron con su
cabeza un poco inclinada, hacia sus jaulas, donde una vez dentro, cada uno de
ellos, se introdujo en su casita de fibra de vidrio.




Urko, que as� se llamaba el semental, espero a ver que
todos estaban en sus jaulas, y se dirigi� hacia m�, con paso firme y seguro.



Se detuvo a escasos setenta cent�metros de mis pies. Yo
estaba sentada con las piernas estiradas, viendo la situaci�n y el
comportamiento de aquellos animales tan hermosos e inteligentes. Se sent� frente
a m�, y dio un fuerte ladrido mir�ndome directamente a los ojos. �Qu� te pasa?
�Qu� quieres? Y levant�ndose camin� lentamente hacia mis piernas abiertas, para
darme una lamida en las rodillas, ya se imaginar�n lo que sent� cuando esto
pas�. Mi cuquita brinco de gustito y se contrajo de la inesperada muestra tan
especial de agradecimiento por parte de Urko.



Mhnnn, ay Urko, �qu� haces beb�?... Pero Urko
no tan solo se conform� con agradecerme lamiendo mis rodillas, se fue
directamente a mi entrepierna para husmear con su narizita fr�a ah�, donde
precisamente quer�a que llegara �l.



Con su lengua rugosa, lami� sobre mis pantaletas h�medas, a�n
de la leche de mis amiguitos de ocasi�n, los vagabundos del supermercado. Esto
hizo que me levantara como impulsada por un resorte potent�simo, para enseguida
quitarme las estorbosas pantaletas y que Urko pudiese lamerme mi conchita
con toda libertad.



Una vez sin pantaletas, me acost� en el pasto nuevamente y
estirando los brazos, me fui deslizando el vestido hacia la cabeza, para
inmediatamente liberarme del sost�n, y que mis bubys quedaran al aire libre,
mientras hacia esto de quitarme el vestido y el sost�n, Urko, no dejo
pasar la oportunidad de lamerme a placer mi conchita. Y ya una vez sin nada de
ropa, me dispuse a disfrutar de aquella prometedora cogida sin planear.


Solo que Urko ten�a otros planes, �l no quer�a tardar
tanto en pre�mbulos amatorios, as� es que casi de inmediato me empez� a empujar
con su hocico para que me levantara y me diera vuelta o que hiciera lo que
tuviera que hacer para que yo quedara en la posici�n que �l quer�a para
penetrarme. Un poco desilusionada por la prisa de Urko, pero dispuesta a
complacerlo, me di la vuelta y levant� mi colita sin llegar a quedar cien por
ciento en cuatro patitas, como me imagino �l quer�a, pero que si era una
posici�n bastante aceptable porque de inmediato se subio a mis caderas y con sus
patitas delanteras me jal� hacia �l, y con su puntita de fuera, comenz� a
picotearme las nalgas, los muslos, y de repente me picoteaba la entradita de mi
caquis, pero se sal�a y as� estuvo un buen rato, ya casi estaba yo por ayudarle
cuando, PUAF, que me la ensarta hasta el fondo, llegando hasta mi �tero.



Ayyyyy, cabr�n, despacito mi ni�o, no seas tan salvaje. Pues
cuanto llevas sin coger �eh?



Pero Urko no hizo caso de nada, solo se dejaba llevar
por su instinto de macho dominante. Y al contrario de ser m�s suave, comenz� su
mete y saca con una velocidad respetable. A los tres minutos de haberme metido
tan bruscamente la verga, mi cuquita comenz� a aceptar a aquel intruso, y yo a
gozar a la par que �l.



Mhnnn, siiiii, dame Urko, dame verga mi macho, dame
m�s verga, as�, ll�name, b��ame de leche calientita, si, si, siiiiiii, c�geme
bien rico Urko. Eso as�, mu�vete r�pido, m�s r�pido, m�s, m�s, m�s�
ayyyyyy siiiiiii, me corr�ooooo co�o, que me vengo contigo Urko, siiiiii
ya viene, si si mi amor, los dos juntitos, �siiiii?, andale mi ni�o, los dos al
mismo tiempo, mhnnnnn siiiiiiiiiii, yaaa, ya, ya , yaaaaaaaaaaaaaa�. Ayyyyyy,
que culiadota mi amor.




Urko, despu�s de haberme ensartado toda su verga hasta el
fondo, y de haberse movido tan r�pido como lo hizo, me dej� la verga ensartada y
�l descansando sobre mi espalda, que para ese momento yo ya me encontraba
completamente en cuatro patas, para que �l pudiera tomar su posici�n correcta de
c�pula, y pudiera venirse a placer, as�, descansando sobre mi espalda, yo sent�a
su coraz�n palpitar a trav�s de su piel y mi piel, al mismo tiempo sent�a c�mo
lat�a su verga dentro de m�, soltando chorros y m�s chorros de leche casi
hirviente que llegaban a escurrir por mis muslos, llen�ndome de placer
enloquecedor.




Urko, baj� su pesado cuerpo de mi espalda para retirarse,
pero no lo dej� que me sacara la verga, apret� mis nalguitas para retenerlo, y
�l entonces, no tubo m�s remedio que darse la vuelta pasando su patita trasera
izquierda sobre mi espalda y quedamos como buenos perros culiones, bien pegados.



Yo estaba en las nubes del placer, disfrutando cada latido de
aquella verga candente de Urko, cuando de repente� que escucho un gru�ido
a mis espaldas, pens� que era Urko que molesto porque no lo dejaba irse,
me estaba recriminando, pero cuando voltee la cabeza, vi a el perro vagabundo
mayor de los que hab�a rescatado. Estaba frente a Urko, ret�ndolo, y
pensando en algo catastr�fico, no me qued� m�s soluci�n que, soltar mis
nalguitas para se saliera de mi cuca jugosa, mi amante en turno que era Urko.




No bien sac� su verga de mi caquis, se abalanz� sobre el
perro vagabundo, que ya tambi�n lo estaba esperando, y como buen perro vagabundo
que era, no tard� mucho en dominar la situaci�n. Dejando al pobre de Urko
bien revolcado y humillado, primero porque Urko no era perro de pelea, y
�l si, y segundo, porque con la cogidota que me acababa de dar, estaba m�s que
exhausto.



Al pobre Urko no le qued� m�s remedio que irse
corriendo a refugiarse en su jaula, donde se sent�a totalmente seguro. El perro
vagabundo me miro y se acerc� lentamente a m� cuquita, oli�ndola para despu�s,
levantar la cabeza y mirarme fijamente a los ojos, y con un gru�ido seguido de
un fuerte ladrido, que casi hizo me reventaran los t�mpanos, retrocedi� tres
pasos. Y gru��a y gem�a, y casi llegu� a pensar que me estaba reclamando, casi
llegu� a sentir su pensamiento donde me dec�a que si yo era su hembra, �por qu�
estaba con otro perro?



Inquieta y confusa por mis pensamientos, sacud� la cabeza,
para retirar los pensamientos aquellos que no pod�an ser reales. Pero el perro
vagabundo, al ver que sacud�a la cabeza, tal vez pens� que me quer�a levantar
del suelo, y se abalanz� sobre mi.



Con las patas delanteras sobre mis tetas, me dej� pegada al
pasto, y con su hocico casi pegado a mi cara, me miraba con mucha atenci�n.
Decid� no moverme. Y �l comenz� a bajar lentamente sus patas de mis tetas, para
enseguida con su lengua h�meda y �spera, iniciar un paseo a trav�s de mi cuerpo,
empezando por mis axilas�



guauuuuuuuuuuuuuuuuuu, si que sab�a este cabr�n c�mo hacer
que una hembra entrara en celo de inmediato. De por s�, las axilas son mi punto
m�s vulnerable, ah� es donde me pierdo, me entrego, me vuelvo completamente loca
de brama, y dej�ndolo que me lengueteara todo lo que quisiera me abandon� en el
suelo tirada boca arriba.



Solo que este perro vagabundo, a�n estaba molesto por mi
comportamiento de perra infiel, y exigi�ndome con un fuerte gru�ido me orden�
pr�cticamente me volteara para cogerme, sumisa y embramada, complac� a mi macho
dominante.



Si mi amor, lo que t� digas papyto lindo, anda, dale a esta
perra caliente su merecido, anda, sube y coge todo lo que quieras.



Despu�s de darme dos o tres leng�etazos entre mis nalguitas,
se subi� a mi espalda para enseguida picarme con su puntita por todas partes. Ya
casi estaba a punto de meterme su verga en mi cuca hambrienta, y yo esper�ndola,
se baj� y volvi� a subirse acomod�ndose mejor, esto es, quedando su verga m�s
arriba y de esta manera, me ha dado un picotazo de culo, que me hizo ver hasta
estrellitas de todos colores.



AAAAAAYYYYYYYYYYY �que haces pendejo? Me vas a matar, no seas
bruto. Asi no es, noooooo. Aaaayyyyy, nooooo, bajate bruto aaayyyyy ayyyyyyy
aaaayyyy.



Pero el perro vagabundo parece que me estaba castigando por
mi falta de respeto hacia �l, porque empujaba con tanta fuerza su verga dentro
de mi culito, que para evitar me fuera a querer quitar o zafarme de �l, me
sujeto con su hocico por el cuello, pero eso si, sin hacer mucha presi�n, pero
si la suficiente como para que me diera cuenta que ten�a que someterme a su
antojo. Mientras me mord�a suavemente pero con decisi�n el cuello, gru��a
continuamente al mismo tiempo que me met�a y sacaba la verga de mi culito. De
pronto, me solt� del cuello, dando un empuj�n inesperado y que me pareci�
tit�nico, incrust�ndome toda la verga con todo y bola, y empez� a vaciarse
dentro de mi culito que para ese momento ya estaba adolorido, sino que al
contrario, lo recib�a con mucho agrado, porque al fin y al cabo, yo era su
perra, �l as� lo hab�a dispuesto y decidido, y yo tambi�n lo hab�a permitido,
que �l fuera mi macho dominante, al haber luchado y vencido contra Urko.





Se quedo pegado a mi culito y no sac� su verga, hasta que se
vaci� toda y dando un tir�n suave, me la sac� toda chorreante de leche caliente,
pero dej�ndome una cantidad abundante dentro de mi culito caliente, que una vez
estuvo desocupado, dej� salir parte de la leche de aquel perro vagabundo. Pero
no qued� ah� todo, mi macho se pas� al frente de m�, para ofrecerme su verga
chorreante para que se la lamiera, y yo, mhnnnnnn, toda golosita, no me hice del
rogar, y empec� a leng�etearle su verga para enseguida pasar a met�rmela toda en
la boca y as�, poder chap�rsela toda, humnnnn que ricura de verga, a�n ten�a una
buena cantidad de leche en su bola, misma que gota a gota, fue siendo succionada
por mi boquita golosa y complaciente.



Pasado todo el trance del celo, reconciliaci�n, y habiendo
dejado bien claro quien mandaba en realidad despu�s de la cogida, me vest�, y me
fui a la casa de la granja buscando d�nde me quedar�a a dormir y para pasar todo
el fin de semana.



El perro vagabundo me fue siguiendo hasta la casa, y yo
mir�ndolo de reojo, sonre�a al ver la actitud del perro. Vienes cuidando a tu
perrita �verdad? �No quieres te vuelva a ser infiel?, jajajajaja ay perrito
lindo, con lo que me acabas de demostrar, al haberme sometido por el cuello,
creo no vuelvo a serte infiel nunca mi amor. Anda, ven, vamos a la cocina, te
voy a dar de comer de lo que yo coma, y nos vamos a dar un buen ba�o los dos
juntos, que buena falta nos hace, y de hoy en adelante, vivir�s, comer�s y
dormir�s conmigo, como buenos esposos� �te parece bien mi ni�o?



Y desde ese d�a, Blacky vive conmigo yendo a todas
partes, ya sea a pie o en la camioneta, sin permitir que nadie se acerque a m�,
sin su autorizaci�n, a menos que yo le diga que todo est� bien y que no pasa
nada, que est� tranquilo. Creo Blacky ha entrado en mi mente y puede leer
mis pensamientos, al reaccionar como siempre reacciona y se comporta.



Bueno amigos, por el momento creo es todo, si omit� alg�n
comentario, en otro relato se los comunicar�. Bye y cu�dense mucho.



Con mucho cari�o su amiguis Nanynn.




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Relato: Vagabundos al Ataque (2)
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