Sandrita segu�a chupando; no sab�a en qu� concentrarme, si en
el trabajo de mi amigo, o en el de mi vecinita, o mirando c�mo los dedos de
Rodolfo se met�an en el ano de ella.
FIESTA ANAL DE LA PRIMAVERA
Este relato sucedi� en los lejanos d�as de mi adolescencia.
Sol�a invitar a algunos amigos a la casa de veraneo de mis abuelos. En aquel
balneario se festejaba a�o tras a�o, en setiembre, la semana del estudiante y
esta vez compart�a la casa de la playa con chicos y chicas, algunos de mis
compa�eros de curso de la secundaria. Las chicas ocupaban el dormitorio de la
casa y los muchachos nos acomodamos en un par de camas y algunas bolsas de
dormir en el garaje.
Esa ma�ana fui de los �ltimos en despertarme, todav�a en
jeans y zapatillas, despu�s de una noche de excesos en la disco y s�lo pensaba
en darme una ducha.
Acababa de sacarme la ropa y estaba apoyado sobre mis manos y
rodillas mirando, buscando mis ojotas bajo la cama, cuando alguien por detr�s de
m� ri� y frot� algo contra mi ano.
Todav�a medio dormido me di vuelta; era uno de mis amigos que
hab�an venido a pasar esos d�as a la casa.
-�Qu� est�s haciendo? -le pregunt�. �l se encogi� de hombros.
-Jugando -me dijo.
-S�, de acuerdo, pero sucede que yo soy otro tipo -le dije.
�l dijo algo divertido y volvi� a hacerme cosquillas en la cola. A decir verdad
me hab�a calentado y la sensaci�n no era tan mala. Lo dej� seguir jugando con mi
trasero, bien cerca del ano, asombrado de las sensaciones que eso me produc�a.
De pronto los dos tuvimos tremendas erecciones. �l cerr� la
puerta del improvisado dormitorio y se desnud�.
-Los dem�s nos esperan en la playa, pero no notar�n que nos
demoramos un rato.
-�Quer�s que te masturbe? -le pregunt�.
-No -me respondi� con un gesto risue�o en el rostro-. Quiero
met�rtela en el culo.
Se acerc� a su bolso, en un rinc�n del garaje y regres� con
un pomo de lubricante. Como dije antes, me sent�a bien y me dispon�a a probar
algo nuevo.
�l se unt� las manos con la crema y las frot� en mi agujero.
M�s frotaba, mayor se hac�a su erecci�n. Mientras, yo mov�a mi trasero para que
cada vez estuviera m�s cerca de �l. Nunca sospech� que podr�a vivir una
experiencia de esa clase. Pero lo estaba haciendo.
Desliz� el dedo en mi ano, trabaj�ndolo en forma circular,
haci�ndome cosquillas en el interior. Un segundo dedo lo sigui�. Esto dilat� mi
ojete, me doli� durante un instante, pero al siguiente la sensaci�n fue buena.
Rodolfo sac� los dedos y lubric� su miembro. Sent�a el glande
en mi agujero lubricado. Lo empujaba un poquito primero, con m�s fuerza despu�s.
Respir� profundamente para relajarme, dej�ndolo avanzar, poco a poco lo meti�
hasta el final.
-�Qu� sent�s? -me pregunt� jadeando.
-Es lindo -respond� entre gemidos. Ten�a el recto lleno, me
embest�a como para acabar pero... �qu� suceder�a conmigo? All� estaba, con un
litro de leche lista para largarla, pero mi erecci�n no parec�a tener alivio.
Rodolfo comenz� a entrar y salir a mayor velocidad,
sosteniendo mis caderas con las manos y aullando a medida que sus movimientos lo
adentraban m�s en mi canal. Justo en ese momento se abri� la puerta y apareci�
Sandrita, mi vecina de al lado, que viv�a all� en el balneario y siempre se
acoplaba a mis grupos.
-��Qu�... qu� est�n haciendo?! -dijo dos veces. Rodolfo le
repiti� que lo obvio. Sandrita no separaba sus ojos de nosotros. Casi me muero
de la turbaci�n.
Pero ella entr� y cerr� la puerta.
-�No te duele el culo? -me pregunt�-. Siempre me he
preguntado qu� se sentir�a si se la meten a una por atr�s -me dijo observ�ndome.
Inmediatamente se quit� los jeans y la bombachita que cayeron
al suelo. Se arrodill� en �ngulo recto a m� y se inclin� meti�ndose mi verga en
la boca. �Qu� vecinita tan dulce! Ahora no tendr�a problemas en acabar. Lo meti�
hasta la garganta con facilidad, lo que me sorprendi�, no me imagin� que tuviera
esas habilidades.
Mientras apuntaba con su colita hacia arriba, Rodolfo levant�
una mano, la lubric� y comenz� a untar con crema el ano de Sandrita, siempre
entrando y saliendo de mi recto.
Sandrita segu�a chupando; no sab�a en qu� concentrarme, si en
el trabajo de mi amigo, o en el de mi vecinita, o mirando c�mo los dedos de
Rodolfo se met�an en el ano de ella.
Parec�a que a ella le gustaba. Mov�a el trasero y gem�a.
Mientras Rodolfo la penetraba con los dedos, ella comenz� a meterse sus deditos
en la raja.
Rodolfo fue el primero en llegar, sent�a c�mo su verga se
hinchaba en mi interior. Se endureci� y grit�. Luego su mano apret� mi cadera y
me la hundi� con fuerza, a tal extremo que casi caigo hacia adelante. Parec�a
que su sexo iba a estallar, y el l�quido caliente sali� golpeando contra mis
intestinos. Me parec�a que jam�s terminar�a de expulsar chorros, pero, como es
l�gico, lo hizo.
Su miembro se afloj�. Sent� entonces que era mi cuerpo el que
se tensaba. Mi sexo segu�a siendo succionado. Parec�a que Sandrita no se cansaba
nunca. De pronto inund� toda su boca con un borbot�n de semen. Casi se ahoga.
Pero sigui�, inm�vil, succionando y trag�ndose hasta la �ltima gota.
Rodolfo le penetraba el ano con dos dedos con renovada
energ�a. Ella se friccionaba el cl�toris furiosamente y dejaba escapar un
profundo gemido. Luego termin�, pero su orgasmo dur� largos segundos.
Los tres nos desenredamos y descansamos. Luego nos limpiamos.
-Esto es m�s lindo que contado -dijo Sandrita. Todos nos
pusimos a re�r.
Desde entonces, los tres volvimos a reunimos cada vez que
invit� a mi amigo para aquellas fiestas estudiantiles a la casa de la playa,
para volver a gozar de nuestros placeres anales.
Espero que les guste. Si quieren compartir experiencias,
escr�banme. R.