RENATO Y EL REENCUENTRO CON SU SOBRINA
Flabiau
Original
De
ANALBO
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En uno de esos d�as en que estaba predispuesto hormonalmente
a desatar una gran y tormentosa relaci�n indecente, como queriendo confesarse
consigo mismo, porque �l, sab�a que era muy pecaminoso, obsceno y deshonesto su
proceder, pero "del ombligo para abajo � dec�a � no hay parentela que valga"...
y menos sentimientos de culpabilidad por hacer pasar agradables momentos al sexo
opuesto y si personalmente lograba tambi�n el suyo, mejor. Ten�a la intenci�n de
hacer cosas "non santas", es decir, volver regentear en su casa un peque�o
"hogar para mujeres desamparadas sexualmente". Para ello ten�a la colaboraci�n
de amiguitas que hac�an la calle y adem�s una de esas mujeres, que les gustan
las chicas, o grandes, pero fieles amigas, a las que les daba lugar para llevar
sus simpat�as del mismo sexo. No, hombres no. Estaba Claudia una bisexual de
maravillas. Bonita, bien hembra, con mucho sentido del humor y de la amistad.
Era de muy buen pasar. No necesitaba trabajar para vivir. Se dedicaba a
colaborar con entidades de bien p�blico y as� ten�a acceso a la intimidad de sus
cong�neres, como asistente social. Entre los contactos que hac�a la brillante
Claudia estaban los hogares con desavenencias conyugales, mujeres abandonadas y
con hijos, y alguna que otra mujer golpeada, cosa que no le agradaba mucho,
porque ella ven�a de ese infierno. Cierto d�a, en plena siesta, lo llama por
tel�fono:
- Renato� Claudia�
- �Qu� necesit�s, preciosa?...
- La "zapie"�
- �Me tengo que ir?...
- No� encerrate en tu dormitorio, dej� la puerta del "serpa",
sin llave. Estoy a una cuadra. Cuando yo te avise, vos sal�s, y te vas a
encontrar con una grata sorpresa, creo que deseada por vos� �Primero yo! Va a
ser la manera mas sencilla y f�cil de obtener lo tuyo� �Est�?...
- �Est� est�, bonita!... es toda tuya la casa� - y cort�.
Renato, despu�s de la siesta sal�a a trabajar todos los d�as, pero decidi�
esperar la sorpresa. La Claudina, como �l la llamaba, lo coloc� en una situaci�n
que no lo dejaba tranquilo, qued� ansioso� �de qu� estaba hablando su amiga? Y
la curiosidad pudo m�s�
--00�
El Nono Renato, era de una vitalidad sorprendente. �l, dec�a,
que no ten�a edad. Solamente "tiempo", pasando por la vida, gozando de los
placeres que �sta le brindaba. Todos en su familia hab�an sido longevos y �l,
viv�a sus primaveras. Exist�a, en cada momento de su vida. Era un intemperante
del sexo, un desenfrenado del placer, un libertino y apasionado de la belleza de
una mujer, pero nunca un grosero, ni chabacano, siempre el buen gusto primaba,
por m�s caliente que fuera la situaci�n. En una palabra no era un viejo puerco
para esas cosas que lo hac�an delirar de regodeo. Siempre ba�ado, perfumado,
ropas limpias. Se afeitaba a diario, sin enjabonarse la cara, en seco nom�s, una
buena crema para refrescar su rostro, con un agradable aroma. Las u�as siempre
cortas y limpias. Sus dedos, enormes y gruesos, era una de sus armas m�s
cuidadas. Ni un callo y si aparec�an los limaba. Manos blancas y sus pies
parec�a los de una ni�a, siempre arreglados, u�as bien cortas. Se ba�aba a
diario. Hasta el detalle de sus ropas interiores eran elegantes. No desped�a
olores feos de viejo sucio. El dec�a que sus feromonas eran como la de los
peces, que a kil�metros de distancias las ol�a la pescadita.
--00--
Ten�a un buen pasar. Due�o de un coche cero kil�metro, que
usaba como Remis, el que conduc�a varias horas al d�a, para no aburrirse y
reforzar sus finanzas. Ten�a un regio departamento en pleno San Telmo, de la
ciudad de Buenos Aires, Capital de la Rep�blica Argentina. Viv�a solo. Ni
mascota ten�a. Com�a a una cuadra de su casa, porque la vivienda era de �l y
estaba en un segundo piso sin ascensor. El bajar y subir varias veces al d�a lo
manten�a �gil y en estado, adem�s iba a Palermo a corretear todas las ma�anas y
luego a trabajar en la remiser�a que lo ten�a contratado. Pero todos los medios
d�as, volv�a al barrio para el almuerzo y por la noche para la cena. Hac�a 10
a�os que lo atend�an en la misma mesa del restorante del barrio y la misma
se�ora due�a del negocio le preparaba la comida. Ella sab�a qu� le gustaba
comer, seg�n el d�a de la semana y qu� no le hac�a mal. Siempre agua mineral no
gaseosa y despu�s un caf� negro doble. Hac�a una corta siesta y volv�a a
remisear, rodaba unos kil�metros y despu�s, vuelta a casa. Esa era su vida
p�blica, pero ten�a otra vida, la vida �ntima. Pero de eso nunca hablaba...
--00�
Desde su habitaci�n, escuch� cerrarse la puerta de entrada,
un cuchicheo, y risas p�caras. La habitaci�n que le facilitaba, era la de
servicio, bien amplia, c�moda solamente que para usar el ba�o deb�a salir al
pasillo, estaba justo frente al lavadero. Lo que ocurr�a en ese lugar nunca lo
sab�a, ya que desde su habitaci�n no se o�a nada. Renato, pas� a su ba�o en
suite, y se refresc�, luego se puso un pijama y se recost� a descansar. Se
durmi�. El tiempo pas�. Se despert� sobresaltado. Mir� el reloj, eran las 6 de
la tarde. Ni se acord� de Claudia, se cambi� la ropa por la de calle para ir a
trabajar, se enjuag� la boca con agua especial mentolada que usaba. Se pein�,
acomod� la corbata, abri� la puerta de su habitaci�n y escuch� voces, risas, y
se record� lo principal. La sorpresa que le prometiera su amiga.
Disimuladamente, carraspe�, recomponiendo su garganta y se asom� a la cocina.
Frente a la puerta Claudina, y de espaldas a �l, una joven de cabellos largos y
rubia. Tomaban t�. La mujer de espaldas, no se gir� para mirar, Claudia lo
salud� y le dijo:
- Hola, Renato� �no pens� que estuvieras!--- -gui��ndole un
ojo:
- Hola, Claudina, buenas tardes� �Est�s acompa�ada!�
- S�, una amiga� Te la presento� Nadia, �l, es Renato� - La
mujer gir� y se enfrent� con el rostro de Renato, que sonriendo, la salud�:
- Hola, Nadia� �c�mo est�s?... � y le dio un beso en la
mejilla, p�lida y temblorosa. Se llenaron sus ojos azules de l�grimas y sin
decir una palabra, le devolvi� el saludo a ese hombre que la mir� fijamente,
casi con dulzura - � �Qu� te pasa muchacha, por qu� te pon�s as�? No es para
tanto, mujer� �Te sorprendiste!... Bueno, bueno�est� bien� �llor�s? �Por qu�?...
- �Perd�n, T�o, perd�n!....
- Pero no� perd�n. �Por qu�?... Si no has matado a nadie� -
Claudia, en silencio sali� de la cocina, desde la puerta, dice:
- Perd�n Nadia, jam�s pude pensar que se conoc�an�
- �Si, es mi t�o!� hermano de mi padre� - y ahog� un llanto.
Renato la recibi� sobre sus hombros, acarici�ndole los cabellos, mientras con
gestos le indicaba a Claudia que se fuera. Luego que oy� cerrarse la puerta de
entrada, la invit� a Nadie a ir al comedor a conversar y que no se sintiera
avergonzada.
--00�
La mujer, hija de su hermanastro. Julio, mayor que �l, y ella
era la mayor de las sobrinas. Renato se regodeaba mientras la escuchaba contar
su historia. �l recordaba, que de chiquita, la hab�a deseado. Su morbo por ella
casi fue un esc�ndalo. Era muy joven todav�a y muy bonita y se mord�a por dentro
para conocer el secreto de Claudina, �c�mo hab�a hecho para lograr sus
favores?..
- Est� bien, Nadia� �No ha pasado nada! Haz de cuenta que
�ste encuentro no existi� Olvida todo� Y no llores m�s, me ponen mal tus
l�grimas� Sabes perfectamente lo que siento yo por la familia, y muy
especialmente por�
- �S�, T�o� lo s�
- Bueno, pero basta de t�o� eso era antes cuando ten�a tus
quince o diecis�is a�os, que te escurr�as desafi�ndome� Nunca te alcanc� Ahora
soy Renato� y te tengo en mis brazos, cosa que nunca pude hacerlo cuando quer�a�
�cu�ntos a�os pasaron?... � ella levant� sus bell�simos ojitos, no se pod�a
negar el parentesco, tan celestes o azules como los de �l, y le sonri� con
tristeza:
- Mi hija, tiene la misma edad que ten�a yo entonces� 16
a�itos y otra de 14� y yo treinta y tres Renato�
- Las veces que me has hecho correrte por el patio de la casa
de la nona, �te acord�s?... y el d�a que pod�a agarrarte, se apareci� tu abuelo
y me mand� a� buscar trabajo� - rieron los dos. Nadia volvi� a tomarle las manos
a Renato y con picard�a le susurr�:
- �Y ahora? �
- �ahora, qu�?
- �No se te ocurre correrme?... � �l le acarici� el rostro y
d�ndole unas palmaditas le dijo socarronamente:
- Ahora no� no hace falta� solo deber�a pregunt�rtelo� - Y
levant�ndose del sof� continu� hablando mientras se dirig�a a una bodeguita y
cristalero que estaba en la otra punta de la sala comedor -� pero tenemos tiempo
para ello� ahora te voy a invitar con un excelente licor, obsequio de un
cliente, "especialmente" para damas, me dijo, pero muy dulce� - y regres� con un
par de copas especiales de cristal y una fina botella, con etiqueta escrita en
franc�s. Sirvi� a Nadia media copa y para �l, us� la mitad de la utilizada para
la hermosa sobrina. Brindaron por el reencuentro, y ella le dijo que no pod�a
volver tarde a casa. Las chicas estaban con la abuela, de vacaciones:
- �Y tu marido?... � ella hizo un gesto -� �qu� pasa?
�Problemas?... - lo mir� fijamente tom� el resto de la copa casi sin saborear y
volvi� a buscar refugio en los brazos de Renato, que acarici� su cabeza con esos
cabellos color oro y que lo hab�an enloquecido 15 a�os atr�s - � �Est� bien
bonita! Ahora est�s conmigo, no deb�s sentir miedo a nada� Aqu� ten�s hasta
lugar para vivir con tus hijas si quer�s� �Es golpeador?...- ella neg� con la
cabeza - � �Y qu� entonces?...
- Directamente� no le da para pegar. Lo hubiera preferido, a
lo que es� - Renato se sorprendi� - � �Dej� de amarte?...
- �No, nunca me am�!...
- Y c�mo se entiendes las hijas?...
- No son de �l� - Renato se sorprendi�:
- �C�mo?... �Qu� no son de �l?... ��l lo supo?...
- Claro� si me trajo a sus propios amantes para que me hagan
los hijos� - Y llor�:
- Pero, �c�mo lo permitiste?...
- Deb�a responder ante pap� y mam� �Esperaban los nietos!
Nunca me toc� es un eunuco� Su primer amante, durante la luna de miel, vino
tras nuestro, y en el mismo hotel se hosped� y delante de �l, en la misma cama
matrimonial, me lo dijo, �qu� pod�a hacer? Se cambi�. �l se baj� de la cama y
fue hasta la habitaci�n de al lado y me trajo a su semental. Pas� de virgen a
prostituta� No, no� Yo no sab�a que era homosexual� Esa noche me enter� de todo�
��me entreg�!!...
- Y mi hermano, tu padre, �qu� dijo?...
- Nunca lo supieron� Menos mal que la mayor sali� a m� y dos
a�os despu�s, de vacaciones, ya peleado con su primer amante, me trajo a otro�
me resist�, pero me violaron. Mientras �l me sosten�a, me inmoviliz� at�ndome a
la cama� el hombre, ya mayor, hizo de m� lo que quiso, mientras �l jadeaba como
un loco mirando, depravado�
- ��Pero esto es incre�ble!!� El marido de mi sobrina
preferida, homosexual� �Y d�nde est� ahora?...
- No lo s� Renato� -volvi� a servirse ella misma otra copa
del licor -� Despu�s que naci� la segunda, la anotamos a su nombre, al mes lo
eche de casa, e inici� la separaci�n� �Nadie nunca supo nada� eres el primero en
saberlo� De ah�, dije: ��HOMBRES, NUNCA JAM�S!!... Estoy empleada� vivo bien�
- Y te hiciste trola�
- �Qu� otra cosa pod�a hacer? Hacer la calle, con el primero
que se me presentara por dinero, no Renato� -�l mir� a esa mujer, su sobrina
deseada desde siempre y le pregunt�, casi con temor:
- �Sos feliz haciendo �sta vida?... �call�. Baj� su vista - �
�Sos lesbiana?...
- No, no� -se apresur� a decir - � �Yo no hago nada, soy
pasiva � me gusta lo que me hace tu amiga Claudia, es mejor de lo que fue mi ex�
�por qu� me lo pregunt�s?...
- Porque me da una cosa rara tener una sobrina trola�
Recuerdo lo ardiente que eras cuando ni�a� las pocas veces que nos apret�bamos,
mor�a por comerte mi bulto� �Y ahora?...
- Ahora, �qu�?... �Renato volvi� a llenarle la copa con el
licor y se sent� nuevamente junto a ella, mientras los dos beb�an - � �Ahora
qu�, Renato?..
- Ahora me da pena que no tengas ganas de tener algo entre
tus manos� Debe ser terrible� �Nunca m�s lo intentaste?...
- �No, t�o!... - lo dijo mir�ndolo a los ojos - � Segu�
teniendo los mismos hermosos ojos que cuando yo chica y vos quer�as violarme�- y
ri�. Le estaba haciendo efecto el licor - �J�!... te dej� con las ganas� mi
recordado t�o�
�Cu�nto placer solitario habr�s tenido pensando en tu
revoltosa sobrina calentona?... � volvi� a mirarlo fijamente -� Y si yo te
dijera que tambi�n me hab�a enviciado y jugaba d�a y noche con mis dedos,
pensando en mi calent�n t�o, �me creer�as?... � Renato o�a sin creerlo, y ella
continu� con su relato, al tiempo que recostaba su cabezo sobre el pecho de
Renato, suspirando profundamente -� Una vez me dije, quiero que mi t�o me haga
mujer� y como no fue posible, me hizo mujer pepino�
- �Pepino?... �Qui�n es Pepino?... �Un extra�o te
desflor�!... � se enoj� Renato, mientras ella lanzaba una carcajada, y estirando
su mano la apoy� sobre el bulto de Renato que no daba m�s, estaba a punto de
explotar. Le tom� la mano a Nadia y la mantuvo sobre su portentosa verga - �
�Fue m�s grande que �sta? �- y pase� la mano tan deseada sobre su miembro desde
la cabeza hasta su nacimiento;
- �Oh, no, ti�to� como �sta no hay dos� - y �l subi� y bajo
su mano varias veces hasta que ella sinti� mojarse toda su mano, quedando
pegajosa. Se la llev� a la boca y dijo - � A la otra, si quer�a sacar lechita,
deb�a descabezarla, cort�ndola y frotar las dos partes, entonces s�, luego de un
rato, se ve�a salir por sus costados una cosa blanca, �cida y amarga� - Renato
la mir� y luego lanzo una carcajada:
- �C�mo me hiciste enojar, sinverg�enza, igual que antes,
para darme celos� �y d�nde comprabas los pepinos tan grandes y deliciosos?...
- Se los robaba a mam� de su caj�n de verduras, despu�s lo
lavaba bien, lo volv�a a dejar en el mismo lugar� - rieron los dos - � y ahora
si me permit�s, antes que vuelva a aparecer el Nono� - dicho esto baj� la
cremallera de la bragueta del pantal�n, meti� su mano y extrajo un enorme pedazo
de carne, que sin estar en su esplendor, casi flexible, med�a unos 20
cent�metros y un di�metro de cinco� todav�a algunas gotas de semen, pugnaban por
salir de su ojito, lo acerc� a su boca y entr� a saborearlo con su lengua. A
medida que esa lengua recorr�a su glande, Renato, comenz� a sentir las grandes
cosas que dese� en su juventud con aquella ni�a.
Su verga, magnifico ejemplar, en segundos llego a su
verdadera dimensi�n 27 cent�metros por 8, que sobre excit� a Nadia y se la
introdujo toda en la boca, mam�ndola casi con desesperaci�n, mientras Renato se
quitaba el pantal�n y Nadia se sacaba su ropa. Fue todo r�pido. Luego, ella de
un salto se introdujo aquel sable en su vaina frente a frente con el t�o que
tanto dese� en su adolescencia. Entro a cabalgarlo, mientras Renato se dio el
primer gusto, besar aquellos enormes pechos que lo volv�an loco.
--00�
Renato hac�a a�os que quiso sentir ese placer prohibido.
Sufri� mucho en esa �poca, ya que amaba a su sobrina 20 a�os menor que �l. Y
ahora, cuando ya no esperaba nada de todo aquella, su reencuentro lo obnubil�.
Fue tan fuerte, de tal manera, que cuando reaccion�, se encontraba teniendo sexo
con aquel recuerdo hoy convertida en mujer. Pero pens� sinceramente, si estaba
teniendo sexo con su sobrina, o estaba haci�ndole el amor.
--00�
De pronto se encontraron los dos totalmente desnudos, e
inc�modos. Nadia hab�a logrado varios orgasmos, placer que hac�a a�os que no
sent�a con un hombre y Renato, inund� las profundidades tan queridas y que pens�
muchas veces en ella, a�os tras a�os, que nunca lo lograr�a, que iba a morir sin
haberlo conseguido. Descansaron. La invit� a darse una ducha y pasaron a su
dormitorio, llevando la ropa. Le prepar� su ba�era, bastante amplia, con agua
caliente y unas sales arom�ticas que �l siempre usaba para relajamiento. Una vez
que ella se introdujo en el agua espumosa, �l se alej�, pero Nadie, lo invit� a
compartir el ba�o y all� se perdi� entre el vapor del agua caliente y los ricos
aromas, abraz�ndose los dos porque lo sintieron as� y lo necesitaban. Se
acariciaron, y por �ltimo, ella le ofreci� su boca y sus lenguas se encontraron
despu�s de tantos a�os. Fue una lucha feroz. Luego Renato comenz� a recorrer
mil�metro a mil�metro, esa piel que pudo acariciar y besarla despu�s de tantos
a�os- Su cuello, sus o�dos. Ella se retorci� y gimi� al sentir en su oreja esa
lengua tan caliente, que no cejaba un instante de morderla y saborearla. Luego,
bajo lentamente a sus pechos. Esos senos que siempre apretaba desde afuera,
sobre la ropa de cuando era ni�a. Y comenz� a saborear sus pezones que estaban
morados y duros, los succionaba con suavidad, llegando a introducir uno en su
boca casi por completo, mientras Nadia gem�a convulsion�ndose con frenes� y le
ped�a:
- ��Renato!!� por favor� quiero sentirte adentro� penetrame
t�o�
- Mi peque�a� nunca m�s logr� hablarle a nadie con cari�o�
solamente sent�a necesidad de tener sexo� pero en silencio� ahora me estas
transportando en el tiempo mi ni�a de los ojos azules� claro que te voy a
conceder todo lo que me pidas� p�deme, y d�jame decirte, que te sigo amando como
antes� - y Renato antes de penetrarla, baj� su boca y busc� sus labios
vaginales, Los mordi� apasionadamente, y succion� el interior de esa cueva del
verdadero amor para �l. Luego busco el cl�toris, tan deseado y lo sabore�, lo
mordi� hasta que Nadia, se desvanec�a de placer, luego s�, le abri� las piernas,
las subi� sobre sus hombros y la penetr� casi con rabia. Por el poco uso dado en
los �ltimos a�os a sus genitales, ella bram� primero de dolor y luego por
placer, sent�a una barra hirviendo de casi 30 cent�metro de enorme espesor,
entrar y salir casi con violencia. Nadia con sus fuertes piernas, tom�ndolo por
la cintura lo atra�a al viejo semental, no permiti�ndole dejarla en la mitad del
camino:
- �Maaaassss�. Maaaassss�. Por favor, Ti�to, no te salgas�.
Ah�game las entra�as, por los tantos a�os que me deseaste�
- Siiii� mi linda Nadia� estoy llegando� yaaaaaa�. Mi amor,
mi amor negado� - y los dos terminaron conjuntamente en la ba�era. Se tiraron a
descansar en las tibias aguas, adormeci�ndose, abrazados y satisfechos�
FIN DE OTRO RELATO DE LA ZAGA DEL "NONO RENATO"
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