Relato: Camino sin retorno (01)
Camino sin retorno I
Mi nombre es Luis, actualmente tengo 38 40 a�os. Soy de
contextura fina, bastante delgado, pero de buena presencia. A continuaci�n les
relatar� mis experiencias de la �poca de estudiante.
Cuando termine mi ense�anza media (con 19 a�os), postul� a la
universidad y qued� en una facultad de provincia, en el sur de mi pa�s. Mis
padres ten�an que costear mis estudios y un lugar donde residir. Ambos eran
profesores y ten�a otros dos hermanos estudiando, por lo cual no dispon�an del
dinero suficiente para que pudiera habitar en una elegante residencial. Mi padre
me acompa�� a buscar algo dentro de su presupuesto. Encontramos una pensi�n de
casa de familia, que sin ser estupenda, contaba con las comodidades m�nimas, un
dormitorio con dos camas a mi disposici�n y un ba�o compartido.
En la casa viv�a un matrimonio y sus tres hijos. Arrendaban
la habitaci�n porque necesitaban una entrada de dinero extra. Ambos eran
jubilados y la se�ora estaba enferma y no le alcanzaba para costear sus gastos
m�dicos. Los tres hijos compart�an una rec�mara al lado de la m�a. Los hermanos
a�n viv�an en casa de sus padres, ninguno trabajaba, s�lo el mayor (Adri�n) se
desempe�aba espor�dicamente como reponedor en un supermercado. El hermano del
medio (Miguel), estaba reci�n llegado del servicio militar, y el menor (Juan),
acababa de terminar sus estudios y estaba buscando trabajo. Todos eran bastante
atractivos. En esa �poca yo me consideraba heterosexual, hab�a tenido mis
romances con algunas compa�eras del colegio, aunque sin mayor trascendencia. No
puedo negar que me sent�a atra�do por algunos cuates del mismo sexo, pero en esa
�poca negaba cualquier posibilidad al respecto.
Mis d�as transcurr�an en la facultad, y la mayor parte del
tiempo la dedicaba a mis estudios.
Ya finalizando el primer semestre de mi carrera, el �ltimo
d�a de ex�menes, hab�a aprobado todas mis asignaturas, llegu� a casa al
anochecer, algo mareado por algunas copas dem�s despu�s de salir a celebrar con
algunos compa�eros de universidad. No soy bueno para tomar tragos, sin embargo,
era la finalizaci�n de un semestre de arduo estudio.
Al llegar a casa, los tres hermanos estaban celebrando el
cumplea�os del menor. La celebraci�n consist�a en bastante licor y una porci�n
de papas fritas y me invitaron a participar. Al principio me negu�, ellos
insistieron, y como no ten�a que ir a la universidad hasta dentro de tres
semanas, decid� finalmente acompa�arlos. Me comentaron que sus padres hab�an
viajado a la Capital ya que a su madre la operaban y estar�an fuera por
aproximadamente un mes, as� que se hab�an quedado a cargo de la casa. La
conversaci�n al principio trataba de temas cotidianos, hasta que se lleg� a lo
que siempre sale en reuniones de hombres "sexo". Cada uno contaba sus
experiencias, algunas divertidas de relaciones con muchachas, y Miguel, que
ven�a de hacer el Servicio Militar, contaba sus aventuras de d�a domingo, de
salida del cuartel con mujeres de vida f�cil. Le consult� como hac�an los
reclutas estando tanto tiempo compartiendo s�lo con hombres. Ah� me cont� que
habitualmente se masturbaba, al principio solo, luego en grupos, y que incluso,
a veces se llegaba a mantener relaciones sexuales entre ellos, eso si, siempre
muy discretos. No era muy bien visto en la milicia las relaciones homosexuales,
pero de que pasaba, pasaba. Esta revelaci�n, lejos de provocarme rechazo, me
estimulaba, sent�a como me crec�a el miembro mientras relataba sus experiencias
en la milicia. Juan se percat� de mi inter�s en el relato de su hermano y
comenz� a molestarme "miren al amiguito, como se pone cuando Miguel cuenta las
aventuras del cuartel, no ser� que estamos compartiendo con una mujercita",
dec�a mientras apretaba su paquete, jajaja, re�an los otros. A mi eso me sonroj�
y molest�, y decid� retirarme a mi habitaci�n.
Me acost� y trat� de dormir, pero no era f�cil con el ruido,
las risas y los gritos de los hermanos que continuaban tomando en el sal�n. Debe
haber pasado un tiempo, cuando siento que alguien entra a mi dormitorio. Era
Miguel, tropieza con un mueble y enciende la luz, ven�a bastante pasado a
tragos. Se disculpa y me pide si puede compartir la pieza con �l, ya que su
hermano mayor estaba en el dormitorio de los padres y el menor, como
consecuencia de tanto alcohol, hab�a vomitado las camas de su dormitorio. Yo le
digo que no se preocupe, que se acueste en la otra cama, que no hab�a problema.
Comienza a desnudarse y pude advertir que ten�a un buen
f�sico, sin muchos vellos y bastante musculoso, seguramente de los dos a�os de
estar en la milicia. Qued� s�lo con un b�xer que apretaba sus nalgas y resaltaba
su abultada entrepiernas. Se notaba bastante bien dotado. Apag� la luz y se
recost� sobre la cama. Al rato, siento ruidos, eran leves quejidos y pude
observar en la penumbra que Miguel estaba de espaldas y se masturbaba
lentamente. Pod�a distinguir su miembro erecto que tendr�a aproximadamente 20
cm.
Se par� y se acerc� a mi cama. Yo me hac�a el dormido y en
ese momento me entr� la preocupaci�n de distinguir a un hombre desnudo con su
erecci�n parado al lado de mi cama. Me toc� el hombro para despertarme a lo cual
reaccion�, y me dice "me di cuenta que te gustaron mis relatos del cuartel y
hace bastante tiempo que no he tenido relaciones, as� que era hora de
descargar". Yo le dije que "como se le ocurr�a, que no era homosexual y que por
ning�n motivo aceptar�a esa situaci�n", a lo cual reacciona y se abalanza sobre
mi. Debo reconocer que era mucho m�s fuerte que yo y me someti� con mucha
facilidad "te tendr� por las buenas o por las malas, t� decides", yo intentaba
gritar, pero me puso sus interiores en la boca y me ten�a sujeto de tal forma
que no pod�a moverme. El repet�a "te gustar�, entr�gate, lo he hecho con otros
hombres y resulta agradable, por las buenas o por las malas". Se puso sobre mi y
pude sentir su miembro en contacto con el m�o.
Esta situaci�n comenz� a excitarme, y creo que �l tambi�n se
dio cuenta de que mi sexo comenzaba a reaccionar "mira como te est�s poniendo,
te est� gustando" y comenz� a friccionar su cuerpo sobre el m�o. Debo reconocer
que si me estaba gustando, sentir el calor de su cuerpo, el sabor de sus
interiores en mi boca, y ese aroma a alcohol mezclado con sexo. Finalmente
asent� con la cabeza y retir� sus b�xer de mi boca "est� bien, har� lo que tu me
pidas, pero no me hagas da�o", afloj� un poco la presi�n sobre mi y me dijo "no
te preocupes, conozco la forma. Primero quiero que me mames la polla y luego
veremos", y presion� mi cabeza en direcci�n a su miembro. Yo trataba de
resistirme, pero �l era m�s fuerte. Su polla estaba cerca de mi boca y pude
apreciar su olor, que m�s que desagradarme me gustaba "cuida de no morderme o si
no te muelo a palos". Supuse que las amenazas eran ciertas, as� que introduje su
miembro y comenz� un movimiento de mete y saca. Al principio sent� asco y
nauseas, y el repet�a "te gustar�, toma tu tiempo, que rico la mamas, tu boca
est� calientita".
La verdad que ya me estaba gustando y fui yo quien empez� a
tomar la iniciativa "eso, mi putita, l�meme suave", yo sent�a como su polla
alcanzaba mi garganta y la retiraba y langueteaba su glande. Se retir� y me dio
un beso suave en la boca, mientras acariciaba mi torso y estimulaba mis
tetillas, las cuales estaban erectas por la fricci�n. Nunca hab�a besado a un
hombre y sinceramente me estaba gustando. "Ahora te quiero dar por el trasero".
"No eso si que no, yo no soy maric�n" y el dec�a "est�s en un camino sin
retorno, si te gust� lo anterior, esto te llevar� a las nubes". Me coloc� de
espaldas, �l sobre mi. Pude sentir como acariciaba mis nalgas y hurgueteaba en
mi agujero "pero que agujerito mas fino, y delicado tienes, primero te doler� y
despu�s te gustar�" e introdujo primero un dedo y luego dos y tres. "Por favor,
no me hagas da�o, eso duele", "calla y disfruta" me dec�a mientras segu�a
manose�ndome. No se en que momento, del dolor pas� al goce, primero gem�a de
dolor y luego mis gemidos eran de placer y �l lo notaba "viste como te est�
gustando".
Retiraba sus dedos y les agregaba saliva, y volv�a a
introducirlos "s�lo te estoy preparando para que recibas mi polla". A esa altura
yo ya estaba deseoso de que me ensartara y me sorprend� como empezaba a moverme
para recibir sus dedos, cada vez m�s adentro, "ya est�s listo". Se coloc� detr�s
m�o y puso la almohada bajo mi vientre. Yo ya estaba entregado y deseoso de ser
penetrado. No voy a negar que el dolor inicial fue como que desgarraran mis
entra�as, e intent� retirarme, pero poco a poco se fue transformando en gusto y
placer infinito, m�s cuando Miguel acariciaba mi polla, que estaba tan dura como
la que sent�a en mi interior masajeando mi pr�stata. Lo que m�s me excitaba eran
sus palabras "oh, que gusto, ser�s mi putita de ahora en adelante, ya te
entregasteis y ser�s solo m�o, ah ah ah", gem�a hasta que pude sentir su
eyaculaci�n y como mis intestinos se llenaban de su leche. Yo estaba gozando
como nunca, tanto que incluso eyacul� sin siquiera tocarme. Se retir� de mi y me
bes� tiernamente. Quedamos ambos agotados y nos dormimos abrazados. Ya sab�a que
esto era un camino sin retorno, que tendr�a implicaciones en mi vida de ahora en
adelante, pero estaba feliz, algo en mi se hab�a liberado, era otra persona,
pude reconocerme, ser yo mismo.
En mis pr�ximas historias les comentar� mi otras experiencias
con la familia y mis relaciones futuras.
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Relato: Camino sin retorno (01)
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