Continuaci�n del relato que evoca una cita a ciegas...
Contempl� sus cabellos, su piel y sus pechos, era todo
exactamente como lo hab�a descrito. Su rostro demostraba que la acci�n le hab�a
gustado pero no atinaba a decirme nada. Solo estudiaba mi rostro y lo poco que
pod�a ver de mi cuerpo. Entrelaz� sus manos en mis cabellos y con un movimiento
felino me sac� de su cuerpo.
Acodada en la almohada, recorri� mi cuerpo en su totalidad,
deteni�ndose en mi bajo vientre.
"Hola socio de Alejo, encantada de verlo pero reconozco que
qued� mas encantada de sentirlo" le dijo a mi pene y asi�ndolo lo sacudi� como
quien da un apret�n de manos a un amigo. Luego se inclin� sobre �l y le dio un
sonoro beso.
Ten�a una risa cristalina, que derroch� ante su extra�a
actitud. Escurri� el semen que ca�a por entre sus piernas y par�ndose sobre el
colch�n frente a mi me dijo: "Voy a higienizarme y volver� al ruedo. No se te
ocurra tratar de huir"
"Aqu� estar� esper�ndote, no te tardes" respond� mientras la
ve�a alejarse meneando su cola.
El reloj marcaba las tres de la tarde, lo mejor estaba por
llegar...
Encend� un cigarrillo mientras trataba de hilvanar, uno a
uno, los hechos acontecidos. Viajar tantos miles de kil�metros, meterme en una
cama a oscuras y esperar que una mujer fuera capaz de cumplir con aquella
promesa de no vernos hasta despu�s de haber tenido sexo y mas sexo durante tres
horas, para que al encender una peque�a luz estuviese de acuerdo en que esto
hab�a sido muy bueno, me parec�a loco casi rozando la irracionalidad absoluta.
Su descripci�n como mujer seria que al apagar la luz se
volv�a adicta al sexo con desesperaci�n y dejaba que su hembra ardiente mandase
sobre su cordura, me dejaba fuera de mis cabales. El hecho de arriesgarlo todo,
tanto por ella como por mi, se hab�a vuelto una fantas�a que deb�a arriesgarme a
probar, y vaya que dio un excelente resultado.
Su aparici�n frente a la puerta, con su traje de Eva, y las
gotas de agua rodeando cada cent�metro de su cuerpo me trajeron
irremediablemente a la realidad.
Qu� bella se ve�a as�, totalmente desnuda, con un dejo de
ingenuidad y una mezcla de sensualidad y pasi�n brot�ndole por los poros que la
hac�an irresistible.
Esboz� un baile sensual mientras se dirig�a al tel�fono de la
habitaci�n, tom� el auricular y hablando muy suavemente pidi� algo que no logr�
entender. La terminolog�a propia de la regi�n escapaba a mis conocimientos.
Volvi� a la cama, se tumb� a mi lado y dijo delicadamente:
"Vas a conocer la comida m�s ex�tica y afrodis�aca de me regi�n, pero deber�s
adivinar que es lo que pruebas, solo si lo logras te dar� m�s de m�"
Asent� con un movimiento de mi cabeza, al tiempo que ella
paseaba sus manos por mi cuerpo totalmente desnudo provoc�ndome sensaciones
bastante ardientes que pon�an a mi guerrero piel roja en posici�n de ataque.
Ri� al verme as� y se apart� un poco. "Eppa, ese muchacho
tendr� que esperar un momento, y si su due�o demuestra conocer, tendr�
recompensa" musit� mientras se paraba y caminaba rumbo a la puerta. Tom� una
bata en el camino y se la coloc� para cubrir su cuerpo.
Instantes despu�s dos leves golpes a la puerta y una
brev�sima charla con la camarera de turno, marcaban su retorno a la habitaci�n
con dos bandejas cubiertas por una campana de color oscuro que negaba la vista
del contenido.
"A ver mi ni�o, d�jeme ponerle esta gasa en los ojos y
comenzaremos con las adivinanzas" dijo y se coloc� delante de m� para poner en
mis ojos una tela que impidiese mi visi�n.
Qued� nuevamente a oscuras, solo ella ten�a la capacidad de
ver y torturarme con su juego, ser�a yo un participante de lujo. Ganase o
perdiese, la har�a m�a, no pensaba dejar pasar la situaci�n.
Me pas� una copa por los labios y me hizo beber un liquido
refrescante con burbujas que no demor� en identificar. "Champagne, semi dulce"
exclam�.
"Seguro, s�lo el champagne brinda pureza al paladar para
captar los sabores" coment� y acto seguido me brind� uno de sus pechos
impregnado en la bebida. Lo sabore� y aproveche el momento para mordisquear sus
pezones.
"Tranquilito, vamos despacio" mencion� mientras colocaba en
mis labios una pasta algo picante y con un fuerte sabor a pescados. "�Qu� es
esto?"
Palade� un poco aquella pasta (no me agrada el pescado en lo
absoluto) "Pat� de at�n" arriesgue, "fr�o, fr�o. Pescado es, pero nada de at�n"
respondi�.
As� fueron pasando uno a uno los distintos ingredientes y con
ellos mis aciertos y errores.
S�lo al llegar los postres encaden� una secuencia de apuestas
ganadoras (miel, crema, frutillas, agua de coco) hasta que lleg� la apuesta
cumbre.
Un sabor dulce, similar al dulce de leche argentino, pero que
sab�a algo saladito. Ese peque�o detalle me dejo perplejo, ped� una nueva raci�n
y casi qued� convencido de lo que acababa de probar. "�Dulce de cajeta?"
arriesgu� como s� supiese manejar claramente la expresi�n mexicana.
Ri� notoriamente, "algo as�, casi exacto" dijo entre
carcajadas.
Me quit� la venda de los ojos y me mostr� uno a uno los
ingredientes dejando para el final mi duda. Vi el pote de algo similar a dulce
de leche y me dijo "observa que comiste al final"
Se coloc� en cuclillas y metiendo su dedo mayor hasta lo m�s
profundo de su vagina, lo sac� ba�ado de sus jugos; luego lo pas� por el pote y
me lo extendi� por mis labios.
Volvi� a reir y dijo "algunos paisanos tuyos llaman cajeta a
la vagina de la mujer, y es eso lo que te he dado: el dulce de mi cajeta"
Me sorprendi� la ocurrencia, realmente sab�a bien aquella
mezcla.
"Ahora puedes disfrutarme, has aprobado la prueba" coment�
mientras se tend�a a mi lado.
Aproveche el momento y la ba�e en crema, dulce y comenc� a
comerme cada cent�metro de sus pechos. Entre escalofr�os de su parte y
leng�etazas m�os fui logrando su mejor temperatura.
Su humedad se hac�a cada vez m�s importante y mis manos y
lengua resbalaban por su cuerpo lleno de dulces.
Cuando limpi� totalmente la mezcla de su cuerpo, tom� una
peque�a vasija con chocolate l�quido y la esparc� por mi socio. Gir� sobre su
cuerpo y repet� la acci�n en su entrepierna.
Ba�ada totalmente en aquel espeso l�quido, su piel era m�s
apetecible a�n.
Pas� mi lengua sobre su cl�toris primero y luego extend� el
recorrido por su rajita. La sensaci�n la desesper� y comenz� a mamar mi
herramienta llena de chocolate..
La saboreaba como si fuese un helado, primero la cabeza,
luego a los lados para finalmente llevarla totalmente al interior de su boca.
Los delicados movimientos que hab�a iniciado se fueron
haciendo m�s violentos. Tom� la vasija y la vaci� sobre m�. Luego de ello
repiti� sus movimientos en derredor de mi pene.
Mientras tanto yo perd�a en su interior mi lengua,
penetr�ndola como si se tratara de un mete y saca cumplido por una diminuta
verga.
Alcanc� un recipiente con crema y lo unt� por todo el largo
de su zanja, desde la raja hasta el orificio de su ano. Cuando deposit� mi
primer beso sobre aquel cerrado ojal de su cuerpo, convulsion� mostrando como
llegaba a un orgasmo.
Segu� tortur�ndola, mientras preparaba aquel peque�o espacio
para llenarlo con algo m�s que besos. La lubriqu� mucho y perd� uno de mis dedos
en su interior, al tiempo que chupaba con fuerza su raja, sus labios y su bot�n
sexual.
Aquel primer dedo recibi� la compa��a de un segundo y luego
de un tercero. En tanto mamaba mi herramienta sin piedad, como queriendo
exprimirla en su totalidad. Cuando el tercer dedo se hundi� y sinti� como mi
lengua por su vagina se contactaba con �l a trav�s de su pared rectal, gimi�
roncamente y se trag� tanto como pudo la herramienta. Casi logr� sentir su
garganta haciendo tope contra la cabeza de mi verga.
Sent�a un placer enorme cuando se lo tragaba, pero quer�a
hundirlo en su cola. Lo quit� de su boca y la coloqu� en posici�n de nalgas
abiertas y afirmada en cuatro patas.
"Ya, quiero m�s pero ya, no demores m�s" gritaba mientras le
manten�a los dedos enterrados.
Me coloqu� detr�s y con r�pido movimiento quit� mis dedos
reemplaz�ndolos por la verga, colorad�sima, hinchada a m�s no poder.
Me detuve unos instantes para acomodarla mejor y ya empalada,
comenc� a moverme dentro de ella. Los movimientos sin sincron�a hac�an que casi
saliera de su interior para luego enterrarme hasta lo m�s profundo de sus
entra�as.
As� estuvimos unos momentos, hasta acoplarnos en movimientos.
Gritaba, se sacud�a y se abr�a tanto como su anatom�a lo permit�a para hacerme
llegar hasta la m�xima profundidad.
Se tom� de los barrales de la cama y se irgui� un poco. Eso
me dio espacio para tomarla de los labios mayores con fuerza, los abr� y mand�
mis dedos a su interior.
Trat� de acompasar los movimientos sacudiendo su cuerpo
aprisionando su vagina con mis dedos desde el interior y la palma de mi mano
desde el exterior.
Coloque todo mi peso sobre su humanidad y mi �nica mano libre
entre sus cabellos. La sacud�a tratando de movernos al un�sono, pero era
imposible. Hab�a liberado a la hembra hambrienta de la prisi�n de su cuerpo y se
transform� en indomable.
Fueron diez minutos m�ximo de aquella vor�gine. Al cabo de
aquel tiempo explotamos juntos. Ella en un orgasmo feroz al que acompa�� con un
grito estremecedor y yo llen�ndole las entra�as con la mayor cantidad de leche
que despach� en mi vida.
Fue como la culminaci�n de la erupci�n de un volc�n. Ambos
cuerpos quedaron exhaustos y ca� sobre ella absolutamente rendido, en tanto ella
lo hizo sobre el colch�n empapado en jugos, semen, crema y dulce.
Unos minutos despu�s, y sabiendo de la presi�n de mi peso, la
tom� por la cintura y giramos para quedar ambos de costado en la cama, a�n con
mi herramienta dentro de ella pese a que hab�a empezado a perder rigidez.
Eran las seis de la tarde y hab�amos logrado superar las tres
horas de sexo m�s violento entre ambos.
Nos dormimos entrelazados, tratado de reponer fuerzas. El fin
de semana reci�n llevaba 8 horas de vida, o mejor dicho 8 horas de sexo,
delicado por momento y brutal en otros...