Pap� me pondr�as bronceador en el cuerpo, ya que el sol
quema mucho.
La pregunta que nunca quise o�r, lleg� a mis o�dos.
Mariana, no seas vaga, ponetelo vos, no s� bien como es
eso.
Dale papi, te untas las manos y me lo pasas por todo el
cuerpo cuidando que no quede ning�n cent�metro sin protecci�n.
Ok, dame el bronceador.
Mis manos acariciaban esa piel suave, tersa, deliciosa, al
llegar a sus senos no pude dejar de dibujar con mis dedos sus pezones y desear
besarlos, ella con sus ojos cerrados parec�a disfrutar de mis caricias.
Ya esta mi amor, le dije.
Gracias papi, sos un dios, ahora p�same en la espalda, no
te olvides de las nalgas que luego no podr� sentarme.
Como resistirse a tanta tentaci�n, ese culo hermoso, que
parecer�a que dijese "cogeme papi soy todo tuyo".
Terminada la misi�n, mi verga parec�a estallar en el short.
Me qued� dormido so�ando que ese cuerpo iba a ser desvirgado por m�.
Despu�s de almorzar nos dimos una ducha y nos tiramos a
descansar un rato.
Al despertar una tormenta de verano amenazaba el cielo.
Fuimos a hacer las compras para la noche, ya que no
demorar�a mucho tiempo en comenzar la lluvia.
Preparamos la cena juntos, charlando y ri�ndonos de la
vida. Nos ve�amos felices, parec�amos una pareja de reci�n casados, en vez de
padre e hija.
Comimos, bebimos, lavamos los platos y nos sentamos en el
sill�n a mirar la televisi�n.
Mariana se acost� apoyando sus piernas sobre las m�as.
Vest�a una falda muy corta y un top, no ten�a sost�n puesto y pod�a ver su
micro bikini que trasluc�a sus labios vaginales.
Era dif�cil concentrarse en la pel�cula. Mis manos como si
hubiesen tomado vida propia, empezaron a acariciar esas piernas firmes,
suaves. Mariana parec�a disfrutar de mis caricias ya que no se quejaba, al
contrario me sonre�a y tiraba besos.
Poco a poco fui subiendo hasta llegar al borde de su
bikini, la mir� y estaba dormida, despacio toque su Monte de Venus, dibuje con
mis dedos sus labios vaginales y hasta me atrev� a hundir un dedo en su raja.
Ella emiti� un sonido mezcla de goce y queja. Esper� uno
segundos y continu� con mi emprendimiento, parec�a estar fuera de m�, no me
reconoc�a.
Al tocarla m�s siento la humedad de su sexo, me levanto
despacio para no despertarla, me arrodillo a la altura de su pelvis y acerco
mi nariz.
Que olor a hembra, a mujer pidiendo a gritos ser cogida.
Pas� mi lengua sobre sus bragas, ese aroma a concha virgen me enloquec�a.
Perd� totalmente mi rumbo y le corr� las bragas e introduje
mi lengua en esa hendidura suave, jugosa, apetitosa.
Siento las manos de Mariana presionando mi cabeza y
dici�ndome ...papi m�s adentro por favor, haceme mujer.
No daba cr�dito a mis o�dos, pens� que estaba so�ando,
levanto la cabeza y ella mordi�ndose los labios, acarici�ndose los senos e
invit�ndome a que me la cogiera.
De un tir�n le arranque el bikini, abri� las piernas de par
en par y mi lengua se zambull� en esa cueva h�meda, caliente, rosada. Sus
gemidos me volv�an loco, no pod�a dejar de saborearla. Como pose�dos nos
quitamos las ropas y nos tumbamos en el suelo.
_ Papi cogeme por favor, quiero ser tu mujer, sentir tu
verga dentro de m�.
C�mo negarme a dicha petici�n.
Bes� ese cuerpo hasta el hartazgo, recorr� cada cent�metro
de su piel con mis manos y mi lengua.
Luego fui metiendo mis 20 cms en el t�nel del placer y la
lujuria. Un grito ahogado escap� de su boca, pero sus piernas presionaban mis
gl�teos para que yo arremetiese con m�s fuerza. Pude sentir, como su himen se
desvanec�a tras cada embestida. Ya era mi mujer. Mi leche ba�� sus entra�as.
Nos dimos un largo beso. Sin pedirle nada, comenz� a
chuparme la pija como si fuese una paleta de caramelo. Que lengua m�s tierna,
suave, dulce que tenia.
Parec�a tan chiquita pero se trago todo, dejando solo mis
huevos afuera que acariciaba con gran ternura.
Levanta la vista, me mira y dice...papito, haceme el culo.
Se pone en cuatro y me entrega ese trofeo. Un orto
maravilloso, redondo, firme, ese agujerito que se abr�a alrededor de mi
lengua, ella no dejaba de masturbase y pedirme m�s y m�s. Luego los dedos
fueron abri�ndose paso para darle entrada a mi palo.
Ayyyyyyyyyyyy se escucho en la habitaci�n, mi grito de
placer, el de ella de dolor, pero ya era tarde para arrepentirse.
Empuje hasta el fondo, solo mis huevos quedaron fuera.
Comenc� un mete y saca sin parar, ahora Mariana gritaba de
placer, no de dolor.
La leche la derrame en su cara, boca, pechos, ba��ndola
entera.
Cada d�a y cada noche mi hija se tragaba mi n�ctar por
todos sus agujeros.
Lamentablemente las vacaciones terminaron y ella volvi� a
su pa�s.
Nueve meses despu�s me envi� por e-mail la foto de mi
hijo/nieto.