Relato: Un regalo para Naomi UN REGALO PARA NAOMI
Me llamo Julio y conoc� a Naomi en el internet, despu�s de un largo intercambio
de ideas, opiniones y fantas�as, muchas de ellas mutuas, decid� trasladarme un
fin de semana a su ciudad, gracias a la ayuda de un amigo que me prest� su casa
mientras �l trabaja en E.U. para poder vernos sin que su marido se enterase. Nos
encontramos en un centro comercial, cuando la vi, despu�s de la indecisi�n
inicial sabia que hab�a hecho la decisi�n correcta, su cuerpo, pleno de curvas,
sus pechos duros y tersos, su piel morena y sus nalgas redondas y perfectas, sus
caderas marcadas y sumamente femeninas, todo me dec�a a gritos que era muy
afortunado. No le dije nada de mis planes solo que pasar�amos el resto del d�a
juntos y comer�amos y cenar�amos, ver�amos una pel�cula y platicar�amos mucho.
Como era mediod�a cuando nos encontramos, entramos a un restaurant donde comimos
muy ligero, los nervios no nos hubieran dejado comer mas de todas maneras. Poco
a poco fuimos relaj�ndonos y para el final de la comida, con una taza de
capuchino re�amos como viejos amigos, que de cierta forma, gracias al internet,
ya lo �ramos, las bromas fueron seguidas por el contacto f�sico, el tocarnos las
manos y las miradas de c�mplices de fantas�as fueron abriendo la puerta para un
mejor acercamiento.
Casi eran las dos y la siguiente sorpresa que le tenia preparada le encant� a
Naomi, la llev� a una exposici�n canina. Ah� ella estaba embelesada observando
las razas de perros grandes, mientras yo platicaba y me hacia el simp�tico con
las due�as y due�os de los animales, d�ndole a ella oportunidad de guardar
silencio y concentrarse en su placer, estoy seguro que ella estaba muy mojadita
de su bollito mientras fantaseaba con los "guapos" canes de exhibici�n que
compet�an por una medalla con su porte, gallard�a y "galanura".
Casi tuve que forzarla a irnos tres horas despu�s pues ella casi se hab�a
enamorado de un precioso Labrador de gran tama�o que a su vez, �ste, le prestaba
demasiada atenci�n a mi amiga, como si a su olfato hubiera llegado la prueba de
su excitaci�n y estuviera mas que curioso de averiguar que clase de hembra era
ella. Como colegiala ruborizada Naomi acept� mis razones y nos dirigimos al
estacionamiento.
Ya en el auto Naomi cruz� las piernas y not� como frotaba sus muslos uno con
otro, disimuladamente cediendo a su excitaci�n, todo el camino a la casa ella
guard� silencio, yo sabia que no era porque estuviera enojada conmigo, sino que
iba fantaseando con los perros que hab�a visto sobre todo con el Labrador del
que se hab�a enamorado. De alguna forma todo esto, por casualidad, hab�a
trabajado a mi favor y me sent�a con mucha suerte ese d�a.
Ya en casa nos sentamos en la sala y platicamos por largo rato de los animales
que hab�amos visto, mas bien yo la escuchaba mientras ella entusiasmada me
describ�a los perros que hab�a visto. Yo verdaderamente interesado por su
entusiasmo y porque la verdad por distraer a los due�os casi no pude ver nada,
la escuchaba y mi excitaci�n iba aumentando al verla a ella en ese estado de
exaltaci�n.
Luego, cuando cre� que era el momento justo, saqu� un par de videos que hab�a
comprado, de zoofilia por supuesto, a Naomi le brillaron los ojos, no solo eso,
su carita se ilumin� y dej� de hablar mientras esperaba que pusiera la primera
cinta en la m�quina, No pude evitar sonre�r al verla tan evidentemente excitada
como hembra y a la vez curiosa.
Vimos los dos videos, sumamente excitantes, de mujeres apare�ndose con perros
aparentemente normales pero de excelente verga, de vez en cuando volteaba a
verla a ella y notaba como hab�a cruzado una vez mas sus piernas, frotaba sus
muslos y recorr�a como distra�damente un dedo por sus labios h�medos.
Al terminar la �ltima cinta Naomi me ve�a excitada, respiraba por la boca y la
verdad en ese momento, mas que nunca, me pareci� la mujer mas apetecible del
mundo. Puse mi mano en su cintura y me prend� a su boca como si �sta fuera una
fuente y yo un naufrago muerto de sed.
Ella tom� mi mano y la llev� hasta su pecho, la movi� en c�rculos, deseaba tanto
que masajeara sus pechos que ella misma lo estaba haciendo por mi. Pude sentir
sus pezones levant�ndose bajo la suave tela de su minivestido. Su lengua entraba
y sal�a de mi boca como escurri�ndose, masajeando mis labios y mi lengua, y no
tengo palabras para describir lo que sus labios me hac�an sentir, tan exquisitos
y suaves como p�talos de rosa.
Pos� mi mano entre sus muslos, sobre su tanguita y comprob� que realmente estaba
mojada, la comenc� a frotar ah� y Naomi gimi� tan dulcemente que mi reflejo fue
besarla mas profundamente y con mayor pasi�n, a lo cual ella correspondi�
igualmente.
-"Te deseo tanto…"- le dije entre un beso y otro -"Te necesito"- Luego
sumamente excitado me separ� de ella, Naomi parec�a sorprendida y trataba de
recuperar el aliento, era el momento perfecto para mi siguiente sorpresa que por
suerte se hab�a quedado callada esperando su momento.
Me levant� del sill�n y sal� al patio, cuando volv� a entrar guiando por su
correa a un enorme y hermoso Labrador dorado, los ojos y boca de Naomi se
abrieron de sorpresa, alegr�a y excitaci�n. -"Es tuyo, mi amor"- le dije
sonriendo, excitado como ella. -"Quiero hacerte feliz y creo que la �nica manera
de hacerlo totalmente es comparti�ndote con �l"- Naomi sonri� y parec�a que una
luz se hab�a posado sobre su rostro, como impulsada por un resorte salt� del
sill�n y me cubri� el rostro de tiernos besos y luego, temblando, se puso en
cuclillas para observar de cerca su regalo. Sus manos temblorosas recorrieron el
lomo del animal, regode�ndose en su suave pelambre, pos� luego sus manos en las
gruesas patas del animal, como midiendo su poder�o y luego, temblando mas que
nunca, agach� la cabeza para observar unos segundos su capuch�n. En ese momento
la sonrisa de Naomi fue enorme, una sonrisa p�cara y excitada, como una
chiquilla que planea una travesura, levant� el rostro hacia mi sin dejar de
sonre�r y me hizo a mi temblar tambi�n al ver el grado de su excitaci�n.
Se puso de pie y me bes� apasionadamente, tan dulce, fuerte y profundamente como
no lo hab�a hecho hasta ese momento, en verdad me estaba agradeciendo como mejor
sabia, lo s�. Pues ella bien sabe como disfruto yo un buen beso, largo, h�medo,
con su lengua hurgando en mi boca y su cuerpo tan pegado al m�o que nada se
interpon�a entre nosotros. En ese momento la sent� gemir en mi boca para luego
separarse respirando agitadamente.
Al bajar la vista pude ver que el Labrador hab�a metido el hocico bajo su falda
y lam�a sus muslos y nalgas golosamente. Me separ� de ellos satisfecho de mi
elecci�n de hembra y de animal para ella, dej�ndolos hacer, mientras mov�a la
mesita de centro de la sala para dejar libre ese espacio de la alfombra.
Luego tom�ndola a ella de la mano y a �l de la correa los gui� hasta ese punto
donde el animal sigui� hurgando bajo la falda de mi amiga mientras yo la besaba
y masajeaba sus pechos. Luego me arrodill� junto a ella y metiendo mis manos
bajo su falda comenc� a bajar su tanguita negra, tan mojada ya por su excitaci�n
y la saliva del perro, mientras �ste observaba atento esperando que le diera
espacio para volver a su trabajo -"Calma amigo"- le dije al animal cuando gimi�
excitado como apur�ndome -"mi amiga te adora y esta noche ella ser� toda tuya,
te lo aseguro"-.
Naomi gimi� por mis palabras y gimi� una vez mas cuando met� mis dedos en su
vulva, saboreando en mis dedos los abundantes jugos de su excitaci�n, recorr�
con mi mano sus labios vaginales y me detuve a juguetear con su cl�toris unos
segundos mientras mi amiga retorc�a su cuerpo como en un er�tico baile. No me
hab�a dado cuenta por mi excitaci�n pero el perro ya hab�a vuelto a meter su
hocico entre las nalgas de mi amiga y lam�a su ahora desnudo culo, lo envidi�
enormemente, pero al o�rla a ella gemir me alegr�, sobre todo porque ese placer
que le estaba dando, de alguna forma, tambi�n era de parte m�a.
Sin levantarme tom� el borde de su falda y, al irme poniendo de pie, poco a poco
fui levantando su minivestido hasta sac�rselo por la cabeza. A petici�n m�a, ese
d�a, ella no usaba nada de ropa interior ni medias, ella pidi� usar solo su
tanga pues sabi�ndose cachonda necesitaba algo que contuviera sus jugos mientras
anduvi�ramos en la calle. Me prend� de sus tetas como hambriento, mord� sus
pezones y met� de nuevo mi mano en su vulva para seguir jugueteando con su
cl�toris, pod�a sentir la lengua del perro sobre mis dedos pues con su larga
lengua alcanzaba a cubrir ya el ano y la vulva de Naomi en cada lenguetazo.
Sabia mi lugar y ya llegar�a el momento en el que ella me agradecer�a el regalo,
ella me har�a gozar y yo le dar�a el placer que solo un hombre sabe darle, pero
esa noche no era m�a. Me separ� de ella y mi amiga me sujet�, me dio tremendo
beso, entre nervioso y excitado, mordi�ndome los labios, poco falt� para que me
brotara la sangre, pero me gust�. Poniendo mis manos sobre sus hombros la fui
bajando poco a poco al nivel del piso. Mi amiga temblaba, lo pod�a sentir
claramente, por eso sabia lo especial que mi regalo era para ella.
Cuando qued� de rodillas Naomi ech� el cuerpo para adelante dejando expuestas
sus nalgas, culo y bollito a la h�bil lengua del animal que la lam�a como si
quisiera com�rsela. De pie junto a ella la vi tan hermosa, acuclillada, su
cuerpo lleno de curvas, tan femenina, sus finas zapatillas negras aun calzadas,
siendo lamida por el culo inmisericordemente por una bella bestia. Me sent�
orgulloso de ella y orgulloso de mi idea.
-"Sabes?"- le dije casi cesando -"Me tom� muchos trabajos para encontrar al
perro ideal. De buen tama�o, de buena raza, y sobre todo virgen..."- Naomi trat�
de levantar el rostro hacia mi pero el tratamiento que le estaba dando su nuevo
amante era brutal y no pudo mas que seguir retorci�ndose, agitando su cabeza de
arriba a abajo. Yo sabia que estaba sorprendida, que estaba curiosa por saber a
que me refer�a. Le dije que ese animal nunca hab�a montado hembra, animal o
humana y que cuando le dije a la encargada de la tienda de animales, una
jovencita que no pasaba de los veinte a�os, que se trataba de un regalo para una
amiga, sonri� picaramente y antes de despedirme de ella con un gui�o me dijo que
un perro as�, uno virgen, era muy cogel�n, un excelente gara��n para cruzarse
con cualquier hembra.
Naomi gimi� roncamente casi como si llorara, el placer, pero sobre todo el morbo
de lo que le acababa de decir llenaba su cabeza de sensaciones e ideas locas y
salvajes. Por fin decid� que mi tarea estaba hecha y me propuse a disfrutar de
mi regalo sent�ndome en el sill�n a observarlos en su encuentro amoroso, a mi
querida amiga Naomi, mi amante del ciberespacio y su nuevo amante, el perro que
le hab�a regalado como recuerdo por nuestra primera cita.
En ese momento mientras me masturbaba dese� tener una c�mara a la mano, pero no
le di demasiada importancia, sabia que habr�a otras ocasiones como �sta y la
oportunidad se dar�a en otra ocasi�n.
Naomi no pudo mas, presa de sus instintos mas primarios se separ� de la lengua
de su amante y en cuatro se dio la vuelta hasta estar frente a �l. Yo sabia lo
que quer�a hacer, estaba curiosa y deseosa de ver la verga del animal, saber que
tama�o pod�a alcanzar, y el perro parec�a saber esto tambi�n pues se qued�
quieto mientras ella agachaba la cabeza para asomarse entre las piernas del
perro. Pude ver como mi amiga sumamente excitada, actuando casi como una hembra
animal, se maravillaba de la verga del perro que ya casi asomaba en su totalidad
fuera del capuch�n y segu�a creciendo, era enorme comparada con la verga de un
hombre, pero no tanto como para que fuera imposible clav�rsela en la rajita a mi
amiga. Ella una vez me hab�a contado que su fantas�a era encontrarse una gran
verga que la hiciera sentirse realmente llena y satisfecha y creo que esa noche
la encontr�.
Como la caliente cachorrita humana que es, Naomi olisque� la verga del perro,
llenando sus pulmones del olor animal, luego, llevada por el instinto sac� la
lengua y temblorosamente recorri� con ella la colgante masculinidad del perro.
Al verla en esa posici�n agachada, con la cabeza entre las patas del perro, su
culo redondo y hermoso parado, dif�cilmente me pod�a contener para acercarme a
ella y meter mi verga en su palpitante culo o lamer y beberme los abundantes
jugos que brotaban de su caliente bollito, pero a la vez la imagen era tan
hermosa y morbosa que no pod�a despegar mis ojos de ella, jalando mi verga con
la mano, imagin�ndome que era la de ella.
-"Te lo quieres comer?"- le pregunt� sin dejar de masturbarme, ella contest� un
siii!! silbante y ronco, estaba en un trance sexual primario y dif�cilmente se
pod�a concentrar en otra cosa que no fuera su cuerpo y la verga perruna que yo
le hab�a regalado.
La verga del animal ya chorreaba lubricante por lo que con un ronco y gutural
gemido Naomi la meti� en su boca abierta. Inclin� la cabeza para poder ver como
esos exquisitos labios de mujer de clase alta rodeaban y masajeaban la verga de
perro que ella tanto deseaba, una mujer deliciosa y bella, el sue�o de muchos
hombres, que en ese momento solo quer�a meterse en la boca la verga de ese perro
para beber y saborear sus jugos lubricantes, paladear con su lengua la piel con
gusto salino y extra�o de esa clase de falo que muchas mujeres sue�an con
degustar pero muy pocas son lo suficientemente valientes y calientes para
atreverse a probar.
Mi Naomi es de esas mujeres, cuando su cuerpo pide, es una orden que ella
obedece gustosa y con prontitud, y de un tiempo a la fecha un macho animal est�
en su lista de prioridades, por eso, por su cachond�z yo la adoro.
Naomi succionaba esa verga animal como si fuera la primera que probara, como si
de ella brotara el n�ctar que la manten�a viva. Succionaba y la ve�a mover su
lengua alrededor del tronco de la verga, seguramente sabore�ndola y acariciando
con su mano el tramo que no le cab�a en la boca, mientras que con la otra mano
masajeaba el lomo del perro disfrutando sin duda la textura de su pelambre. Pero
de pronto se detuvo, creo que se dio cuenta que podr�a apresurar la venida del
perro y conteni�ndose hab�a detenido el placer de ambos para comenzar la
maniobra que la llevar�a a gozar lo que ella mas deseaba esa noche.
D�ndole un besito en el hocico, Naomi se puso luego, aun en cuatro, de nalgas al
perro y �ste procedi� a seguir comi�ndose su bollito y culo. Mi amiga gimi�
entre la molestia y el placer, eso no era ya lo que ella quer�a por lo que
movi�ndose para atr�s empuj� al animal con sus nalgas. El cachondo perro sin
embargo tambi�n se movi� hacia atr�s como extra�ado. Cuando el perro quiso
volver a lamerla Naomi repiti� la operaci�n empujando hacia atr�s al perro con
sus nalgas lo que hizo que �ste se quedara quieto sin saber que hacer.
Yo estaba s�per empalmado, el ver a mi amiga ofreci�ndose como perra una y otra
vez al animal me estaba enloqueciendo de placer. La chica de la tienda de
mascotas no hab�a mentido, el perro realmente nunca hab�a montado hembra alguna.
Estaba a punto de decirle a Naomi que iba a tener que ayudar al pobre perro
inexperto cuando ella, dobl�ndose un poco, tom� al perro por una de sus patas
delanteras y lo jal� hasta acomodarlo sobre su espalda, como me hab�a contado
que hab�a hecho la primera vez con su propio perro. El instinto, mas poderoso
que cualquier invitaci�n, hizo al perro darse cuenta de lo que la hembra quer�a,
por lo que ya en posici�n comenz� a buscar asirse por la cintura de Naomi,
tratando de encontrar apoyo en el suelo con sus patas traseras.
El animal no terminaba de acomodarse sobre su hembra, mi Naomi, cuando ya estaba
bombeando las "caderas" contra su trasero. Yo esper� a ver que ser�a lo que
elegir�a mi amiga esa noche, si querr�a que su nuevo amante llenara su culo o
llenara su panochita, o si por el contrario lo dejar�a a �l elegir el agujero de
su preferencia.
No tuve que esperar mucho, la verga del perro ya estaba enorme por lo que Naomi,
metiendo una mano entre sus piernas, tom� la bombeante verga de su macho y la
dirigi� a su bollito, como le gusta a ella llamarlo.
De un solo empuj�n la mayor parte de ese verg�n se clav� en el cuerpo de Naomi.
Ella gem�a, casi al borde del llanto, respiraba por la boca abierta y bajaba y
levantaba la cabeza r�tmicamente, como si as� pudiera soportar mejor las
sensaciones.
-"Me llenaa, me duele!!!"- dec�a en voz alta, no s� si a mi o a si misma -"me
dueleee, pero es delicioso!!!ahhhhggg!!!"- Nada mas sali� de su boca por muchos
minutos, el animal comenz� a bombear en su panocha, llen�ndola a tope una y otra
vez, le hab�a entrado toda y Naomi retorc�a su precioso rostro como si estuviera
concentrada en hacer mas espacio en su vagina para esa verga de perro. De su
boca abierta solo sal�an unos gemidos callados como exhalaciones y su cuerpo se
agitaba con cada golpe de verga. Sus senos botaban y vibraban, se agitaban de
adelante hacia atr�s, como su cabeza y su cabello. Todo su cuerpo a merced del
animal que la sacud�a al ritmo que �l impon�a. Realmente con cada golpe, con
cada arremetida, el perro probaba que Naomi era suya, a pesar de ser su primera
hembra su instinto de macho lo hacia saberse superior en esa situaci�n y con
cada metida de verga le dec�a a ella que la pod�a tomar y hacer su hembra a
placer, que pod�a meterle la verga y descargar su furia sexual pues para eso
estaba hecha la hembra.
Los gemidos de Naomi comenzaron a aumentar en volumen e intensidad. Gem�a como
agonizante, pero de placer, gem�a con fuerza pero con profundidad, desde lo mas
profundo de su cuerpo, quiz� donde se originaban todas las respuestas a las
sensaciones que le arrancaba su amante animal.
No s� cuantos orgasmos hab�a tenido hasta ese momento, pero era obvio que en ese
momento de desahogo y liberaci�n sexual, que en medio de las fren�ticas metidas
y sacadas del perro, los orgasmos de Naomi se estaban sucediendo en cadena. Las
lagrimas surcando su rostro, en medio del �xtasis, feliz por el placer que le
hab�a regalado, casi llor� con ella. Pero en ese momento ella levant� la cabeza
ext�tica, su boca y ojos muy abiertos, como viendo al infinito. Me fij� en el
perro y vi que comenzaba a bombear con movimientos muy cortos y r�pidos, estaba
muy pegado contra el trasero de mi amiga y me di cuenta que estaba comenzando a
meter su nudo en la vagina de Naomi.
En ese momento record� todo lo que ella me hab�a narrado de sus encuentros con
perros, como ese nudo se le mete en la entrada de la vagina llen�ndola casi
imposiblemente, y como el animal se prepara para soltar su esperma y su verga y
bulbo vibran tan deliciosamente que su mente se obnubila y se pierde en el
placer.
Naomi no bajaba el rostro, ahora respiraba por la boca en cortas exhalaciones,
cuando vi que el perro mov�a sus caderas como buscando una penetraci�n mas
profunda Naomi colg� la cabeza, su cabello llegaba al suelo y su cuerpo se
agitaba al ritmo que el animal segu�a imponiendo, pero ahora ella tambi�n mov�a
su trasero a voluntad, buscando mas movimiento de esa verga perruna en su
vagina, mientras �l seguramente la llenaba ya con chorros y chorros de su
caliente esperma.
No pude evitarlo, casi como en trance me hinqu� frente a Naomi, ella levant� el
rostro hacia mi y como si supiera lo que estaba apunto de hacer cerr� los ojos y
abri� la boca ofreci�ndome su rostro, yo maniobr� mi verga unos segundos mas
hasta que me vine dejando caer mi esperma en su preciosa carita, buena parte
cayendo tambi�n dentro de su boca. Lo que qued� en mi verga lo exprim� y esparc�
sobre su rostro y sobre todo sus dulces y suaves labios y me sent� a ver a ese
delicioso par de amantes terminar.
Mientras el perro segu�a bombeando dentro del cuerpo de mi amiga, descargando
toda su leche, que parec�a como si fueran litros de ella, sus muslos ya
chorreaban l�quido blanquecino desde su bollito, mientras mi propio esperma
brotaba y corr�a de sus labios, cayendo sobre la alfombra por las sacudidas que
le daba el perro en cada empuj�n.
Siguieron as� unidos por espacio de varios minutos, yo s� que esto era porque
ella apretaba sus m�sculos vaginales no dej�ndolo salirse, todo ese tiempo ella
segu�a gimiendo, disfrutando cada segundo, hasta que tras escuchar un chasquido
vi al animal separarse de su hembra y chorros de esperma comenzaron a escurrir
por los muslos de Naomi hasta el suelo. Mi amiga dobl� rodillas y codos
desplom�ndose sobre la alfombra, su bollo, culo y piernas cubiertas de esperma
de perro, su cuerpo sudoroso y su precioso rostro cubierto de l�grimas y mi
esperma.
Tras darse un par de lamidas en el pene el perro se acerc� a ella y comenz� a
limpiar sus muslos y genitales con su lengua. Naomi sin moverse se quejaba
gozosamente. Esa noche ambos se recuperaron con asombrosa rapidez y repitieron
la sesi�n en mi presencia, esa vez mientras el perro se la cog�a yo le met� la
verga en la boca y ella me la comi� con tal salvajura, con tal pasi�n que me
vine un par de veces mas en su boquita. Despu�s la har�a m�a, pero esa noche
ser�a inolvidable para los dos, o debo decir los tres, ella siempre me agradeci�
el regalo, yo siempre le agradecer� el placer, su calidez y su generosidad, y el
perro, al que ella decidi� llamar Jaguar, siempre recordar�a a la primera hembra
que lo hizo gozar los placeres sexuales.
JULIO Y NAOMI
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Relato: Un regalo para Naomi
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