Mi gusto por los hombres maduros

Soy una hembra mexicana, muy voluptuosa y de las m�s putas,
viviendo en Estados Unidos; y quiero platicarles mis experiencias. Despu�s de la
decepci�n que tuve ante mi esperada primera experiencia sexual, estuve un tiempo
muy deprimida, odiando mi cuerpo muy desarrollado para la edad que ten�a en
aquella �poca�
Mi noviecito de mi misma edad, achac� su bajo rendimiento y
su falla, debido a la enorme excitaci�n que le caus� cuando vio mis tremendas
nalgotas, mis muslos gordos y mi panocha h�meda y peluda; adem�s de que el olor
penetrante de mi sexo, lo hab�an terminado por bloquearlo.
Total que fue el fin de mi relaci�n con �l, pues adem�s se
encarg� de correr la voz con todas las amistades de la Prepa que yo era bien
facilota. Cuando entr� a mi primer y �nico empleo, conoc� a un se�or que casi me
doblaba la edad; era uno de los hombres m�s importantes del corporativo de
abogados y el m�s asediado por todas las mujeres que all� labor�bamos.
Precisamente ocurri� lo contrario conmigo, pues sin mostrarme coqueta e
insinuante con �l, aquel hermoso ejemplar masculino se fijara en m�, y de ser
secretaria general en aquella oficina, me pidi� como su secretaria particular.
Entre semana yo me la pasaba sentada en mi escritorio que
estaba fuera de su privado, pero los s�bados, entraba al interior para darle los
detalles ocurridos durante la semana laboral y recibir instrucciones para la
semana que segu�a� Poco a poco me di cuenta que a �l le agradaba verme las
nalgas en jeans s�per untados, o minifaldas muy cortas, donde toda la
exhuberancia de mis muslos quedaba al descubierto. As� que los d�as s�bados
pod�amos ir vestidas como nos viniera en gana, olvid�ndonos de los tradicionales
uniforme que nos pon�amos los dem�s d�as.
A las 4 o 5 semanas, mis compa�eras me preguntaban que si ya
me hab�a acostado con �l, pues las anteriores secretarias todas lo hab�an
probado y todas ellas coincid�an que su verga era muy rica y grandota. Lo que
hab�a pasado con mi noviecito me hab�a impedido pensar en volver a repetir la
experiencia, pues en realidad me sent�a fea y gorda. Pero mi jefe me hizo borrar
toda mala impresi�n que tra�a en mente.
Ese s�bado llevaba y una minifalda floreada, sin medias, pues
era pleno verano y aqu� en mi ciudad las temperaturas alcanzan los 42�C. Al
sentarme en mi silla, alejada como unos dos metros de su escritorio y frente a
�l, le permit�a apreciar mis gordos muslos, que con la presi�n de la silla, se
expand�an enormemente. El trataba de disimular que no me ve�a, yo iba decidida a
llegar hasta el l�mite y ver que suced�a, pues se hablaba tanto de �l, de su
forma de seducir y quise comprobarlo. Y creo que a prop�sito lo hizo, pues al
cabo de unos minutos, se puso de pie y se recarg� en su escritorio, quedando de
frente a m�, mientras segu�a dict�ndome sus instrucciones y yo tomaba nota y le
ve�a su gran erecci�n bajo el pantal�n.
En el colmo de la cachonder�a y con la intenci�n de querer
calentarlo a�n m�s, cruc� mis torneadas piernas, mostr�ndoselas por completo,
casi hasta los calzones. Cuando termin� de dictarme, me puse de pie para
despedirme y salir del privado, y �l sin decir nada, me abraz� y me bes� en la
boca. Sent� sabros�sima su lengua y su aliento, la temperatura ideal para hacer
de ese beso una calida caricia. El segundo beso ya fue mas relajado por parte de
los dos, me atrev� a entrelazar mi lengua con la suya, meter la m�a en su boca y
succionar la de �l hasta trag�rmela, �riqu�simo!...
Me puso de frente a �l, y sin dejar de besarnos me atrajo de
las nalgas hasta que sent� la dureza de su verga presionando mi pubis, pues
�ramos de la misma estatura; me gui� despacito hacia su escritorio y me levant�
para sentarme sobre la plataforma. Abri� mis piernas para meterse en medio de
ellas y comenz� a sob�rmelas como se le ven�a en ganas. Ya mi calentura era
extrema, sent� como se mojaban mis pantaletas y cuando se dio cuenta, pas� de
sobarme el exterior de los muslos al interior de mi entrepierna, concretamente a
los hinchad�simos labios de mi cuca.
Hizo mi calz�n a un lado y acarici� mi labia vaginal,
expandiendo mis jugos a todo lo largo de mi pepa. Despu�s introdujo un dedo en
mi panocha y lo sac� para llev�rselo a la nariz, despu�s a su boca, opinando que
yo era una ni�a exquisita y muy caliente, pues en un tris me hab�a empapado por
completo. Me volvi� a besar en la boca, pas�ndose a mi cuello y hombros; se me
acerc� tanto que sent� su verga palpitar en mi concha. Instintivamente baj� mis
manos y toque si endurecido garrote, me dio algo de temor pues yo solo hab�a
tocado la verguita de mi novio, que si acaso apenas llegaba a unos 10cms de
larga y gruesa solo como el dedo medio de mi mano. Esto era diferente, yo solo
las hab�a visto en revistas y pel�culas, pero no pens� que existiera algo as�.
Mi jefe se desaboton� el pantal�n y se lo baj� con todo y
calzoncillos. Lo que vi casi me provoca un desmayo, pues ten�a una vergota,
gruesa, venuda y cabezona, digna de un semental. Al intentar rodearla con mi
mano y no lograrlo, me dio algo de miedo; dud� que esa terrible �onga me cupiera
en mi cuevita, mucho menos en la boca, porque ya ten�a en mente mam�rsela y
dejar que me la metiera. Pero �l, todo un experto, me estuvo calentando y
llev�ndome al l�mite de la locura del placer, mis jugos vaginales ya hab�an
traspasado la tela de mi pantaleta y escurr�an hacia su escritorio donde
permanec�a sentada.
�l se agach� a besarme los muslos, diciendo que mi vulva ol�a
riqu�simo; me los lami� delicadamente sin dejarme marcas, leng�ete� mi ingle y
despu�s me quit� el calzoncito para abrirme de piernas y lamer mi raja; la
sensaci�n fue exquisita, era la primera vez que me lo hac�an, y ah� conoc� lo
rico que es una mamada.
Yo tambi�n me mor�a de ganas por mamarle la vergota, pero no
me mostraba desesperaci�n por met�rmela, permanec�a sereno mam�ndome la pepa,
besado mis muslos y de vez en cuando, leng�eteaba mi culo. Hasta que lleg� el
momento de met�rmela. Antes me pas� la cabezota de su chile por mis empapados
labios vaginales y vellos hasta que se embarr� toda la verga con mis
secreciones. Hizo presi�n y su cabezona tron� al traspasar la entrada de mi
vagina, me doli� un poco, pero magistralmente mi jefe me llev� del dolor al
placer, meti�ndome poco a poco ese animal que tiene por verga.
Cuando lo aloj� todo dentro de mi pucha, me escurr�a a trav�s
de mis nalguitas miel de lujuria mezclada con algo de sangrita, pues realmente
�l me hab�a desvirgado; cuando lo not�, me bes� tiernamente. Sent�a las
palpitaciones de su garrote dentro de mi ser, y un suspiro de satisfacci�n brot�
de mis labios al sentirme empalada por completo y saber que hab�a sido capaz de
comerme semejante verga. Me carg� sin sac�rmela y me llev� a un elegante sof�
tapizado en piel color negro� All� me penetr� de mil formas hasta que mi panocha
se acostumbro a aquella vergota.
Sent� riqu�simo cuando entraba toda y me causaba un dolorcito
que yo lo sent�a en el est�mago, pero no quer�a dejar de sentirlo. Cuando me
puso de doggy style, abri� mis nalgotas y cuando vio mi culito virgen y
apretado, se inclin� y me lo leng�ete� hundiendo su lengua muy profundamente,
caricias que por primera vez yo experimentaba; quer�a ser solo de �l y para
siempre.
Intent� meterme su cabezota, pero se dio cuenta que era
imposible, pues yo no estaba preparada para eso. Volvi� a met�rmela por mi gruta
que segu�a destilando mis jugos y le ped� que se moviera r�pido y en�rgico. �Ni
hablar!, me dio la cogida de mi vida, haci�ndome llegar al orgasmo muchas veces,
tantas que ni las cont�, solo sent� que me desmayaba, as� lleg� el momento de
que �l se viniera. Deseaba que me aventara todo su semen dentro de m� y
comprobar si se sent�a tan maravilloso como dec�an mis amigas, pero creo que �l
no quiso arriesgarse y me avent� toda su leche en mi vientre, escurriendo una
gran cantidad de semen hacia los pelos de mi panocha.
Me encant� la mezcla del olor de la piel del sill�n, el olor
de su semen, el olor de mi pepa caliente, etc. �C�mo olvidar aquella hermosa
experiencia?... Con mi jefe aprend� todo lo b�sico del sexo: a mamar verga, a
alojar su cabezota en mi ano, a met�rmela toda en mi boca� Lo adoro, lo sent�
m�o por un tiempo, yo le pertenec�a de igual forma. Pero todo acaba. Ahora
entender�n mi preferencia por los hombres maduros.
Nalgadelia
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO