Y mi hermano me desvirg�
Aquella tarde pintaba bien. El profesor de Educaci�n F�sica
hab�a faltado sin previo aviso por un problema familiar, y al no haber
reemplazante nos dejaron salir antes.
Mientras caminaba hacia mi casa hice un repaso mental de las
actividades de mi familia a esa hora: mi viejo a�n estaba en la oficina; mi mam�
seguramente no hab�a regresado de la casa de mi abuela; y mi hermano Fernando
deb�a haber ido a la casa de su amigo Alejo para preparar una materia de la
Facultad.
S�, todo indicaba que iba a estar solo, y ya me imaginaba
c�modamente instalado en el sill�n grande de la sala con el televisor para m�.
Pero al llegar a casa me sorprendi� encontrar la puerta sin cerrojo y las
persianas levantadas. Entr� en la sala, y entonces vi en uno de los sillones una
mochila que de inmediato reconoc� como la de Alejo.
"Pero . . . entonces debe estar aqu�!" pens�. El
coraz�n me golpe� m�s fuerte en el pecho. Alejo �C�mo me gustaba el tipo! Ten�a
la edad de mi hermano, diecinueve a�os, pero su cuerpo fibroso y su cara
angulosa lo hac�an parecer m�s grande. Yo me quedaba subyugado cada vez que
ven�a a casa, aunque me cuidaba muy bien de dar alguna se�al � ni a �l ni a mi
familia � sobre mi atracci�n por los hombres. La verdad es que con quince a�os
mi experiencia sexual era bastante escasa: cierto es que ya hab�a paladeado
varias vergas y me hab�a manoseado y besuqueado con algunos chicos, pero
t�cnicamente segu�a siendo virgen. Oportunidades no me hab�an faltado, porque mi
culo redondo y parado llamaba mucho la atenci�n y varios tipos casados del club
me hab�an tirado los tejos muy disimuladamente. Pero aunque me mor�a de ganas
por sentir una tranca taladr�ndome, por una u otra cosa no me animaba a darme el
gusto.
Al ver la mochila, por l�gica supuse que mi hermano tambi�n
estaba en casa. Mmm . . . esa era otra cuesti�n. Fernando tambi�n era un flor de
tipo. Med�a como un metro ochenta y pico, y como jugaba al handball (al igual
que Alejo) ten�a muy buen lomo. Adem�s era guapo, y ten�a ese no s� que atra�a
todas las miradas. Yo, desde que ten�a trece a�os fantaseaba con mi hermano,
pero la idea de follar con �l me parec�a inmoral y por eso trataba de borrar
cualquier pensamiento al respecto. Claro que a veces se me hac�a muy dif�cil
porque compart�amos el dormitorio desde chicos, y la vista de ese cuerpo
trabajado durmiendo al lado m�o me pon�a al palo constantemente.
Dej� mis cosas sobre la mesa, y sinti�ndome algo excitado por
la presencia de los muchachos en casa, hice una recorrida para buscarlos. Por
cierto, me hab�a extra�ado no encontrarlos en el comedor, y para aumentar mi
desconcierto tampoco estaban en la cocina o en el jard�n. S�lo me faltaba buscar
en el dormitorio, y hacia all� me encamin�. Pero cuando llegu�, me encontr� con
la puerta cerrada.
"�Y esto? �Solos en la casa y con la puerta cerrada?".
Me acerqu�, y al hacerlo me pareci� sentir ruidos sordos, algo as� como gemidos
y murmullos sofocados. En mi inocencia cre� comprender la situaci�n, y pens� que
los guarros estar�an viendo una pel�cula porno en la computadora. Iba a golpear
la puerta para sobresaltarlos, pero entonces un pensamiento me cruz� la cabeza:
"�Tal vez se la est�n meneando!".
La idea de ver a Alejo y a mi hermano con sus vergas duras en
las manos me excit� terriblemente, y en puntas de pie me alej� de ah�. Sal� de
la casa, y caminando sigilosamente por el jard�n me acerqu� hasta la ventana de
nuestro dormitorio. Para mi fortuna la persiana no estaba del todo baja, y la
luz de la tarde me permit�a ver sin ser visto.
Me acomod� muy despacio, sin hacer el menor ruido. En mi
mente ya estaba todo resuelto: si se estaban pajeando, lo disfrutar�a sin que lo
supieran; y si no estaban haciendo nada volver�a sobre mis pasos, golpear�a la
puerta de la habitaci�n y les pedir�a que me dejasen ver la pel�cula con ellos.
Pero nunca me imagin� que iba a ver lo que vi.
Mi hermano estaba de pie, con el torso desnudo y la verga
totalmente dura fuera del pantal�n. Agachado frente a su entrepierna y aferrado
a su cadera estaba Alejo, mam�ndole la tranca con absoluto deleite. Fernando
ten�a los ojos cerrados, y mientras gem�a suavemente le acariciaba la cabeza a
su amigo, que tambi�n dejaba escapar sordos quejidos de gozo.
Mis ojos no daban cr�dito a lo que ve�an. Tragu� duro, y
mientras mi respiraci�n se agitaba mi verga se alz� bruscamente debajo de mis
pantalones.
Sin saber que ten�a p�blico, Alejo sigui� con su tarea un par
de minutos m�s. Despu�s se puso de pie, y le dijo a mi hermano algo que no
llegu� a escuchar. Fernando mir� el reloj e hizo una mueca, pero Alejo puso cara
de s�plica. Mi hermano sonri� y movi� la cabeza como diciendo que s�, y entonces
Alejo se dio vuelta, se baj� los pantalones y el slip, y dej� al aire su hermoso
par de nalgas. Luego se apoy� junto a la cama de mi hermano, y reclin�ndose puso
el culo en pompa y se lo ofreci�.
Fernando camin� lentamente hacia donde estaba su amigo, y con
cada paso que daba la verga agarrotada saltaba ostensiblemente, corcoveando como
un potro salvaje. Yo ya me hab�a deleitado con la vista de la tranca de mi
hermano en las duchas del vestuario del club, pero en estado de reposo. Y si
bien la hab�a visto dura algunas noches, cuando �l so�aba vaya a saber con qu�,
siempre estaba tapada y contenida por la tela del boxer. De manera que esta era
la primera vez que la ve�a en su plenitud, dura y enorme, surcada de venas y
goteando una mezcla de saliva y l�quido preseminal.
Cuando mi hermano lleg� junto a su amigo le acomod� la cabeza
de la polla entre las nalgas, y de un solo empuj�n se la incrust� en el culo.
Alejo se quej�, pero enseguida se recompuso y apoy�ndose en la cama endureci�
los m�sculos de sus fuertes piernas para soportar los embates de Fernando.
El espect�culo me hab�a puesto la verga tan dura que me
dol�a, y tuve que liberarla de la prisi�n de mis pantalones, sintiendo como
lat�a, amenazando con escupir leche de un momento a otro.
Mientras tanto, Fernando y Alejo segu�an en lo suyo. Mi
hermano sosten�a a su amigo por las caderas, y en cada arremetida le enterraba
la verga hasta la ra�z. Alejo ten�a los ojos semicerrados, y en su cara tal
viril se dibujaba una expresi�n de placer indescriptible que me hizo sentir
envidia. El que lo estaba follando era mi hermano: �Por qu� yo nunca lo hab�a
podido disfrutar de esa manera?. Entonces todos mis pruritos desaparecieron. Me
imagin� en el lugar de Alejo, sacudido por los golpes de pelvis de Fernando,
sostenido por sus fuertes manos mientras me taladraba con su enorme y dur�sima
verga . . .
Fue demasiado, y sin necesidad de tocarme mi polla empez� a
lanzar potentes chorros de lefa uno tras otro.
Casi al mismo tiempo Alejo comenz� a quejarse roncamente, y
segundos despu�s su verga � que no era nada despreciable � tambi�n empez� a
escupir trallazos de leche . . . sobre la remera de Fernando que estaba en la
cama.
"Guarro!! Acabaste en mi remera!!" exclam� mi hermano.
"��Perd�n!!" dijo Alejo con la voz entrecortada por
los espasmos que a�n lo sacud�an. Entonces Fernando sac� la verga del culo que
la cobijaba, y despu�s de mene�rsela un par de veces comenz� a correrse sobre la
espalda de Alejo regando abundantemente con su gelatinosa guasca la remera de su
amigo.
"No, guacho, no!!".
"Ahora estamos a mano!!".
Rieron, y despu�s de darse un beso de lengua terrible Alejo
se sac� la ropa bendecida por la lefa de mi hermano. Fernando hizo un bollo con
las dos prendas, lo arroj� al fondo de su lado del placard, y de un caj�n sac�
dos remeras limpias: una para �l y una para Alejo. Despu�s le quit� el cerrojo a
la puerta, y ambos fueron al ba�o para lavarse.
Aunque no hab�a tomado parte activa en la fiesta, me sent�a
agotado. Mientras miraba escurrir mi abundante acabada por la pared comprend�
que de seguro ahora se ir�an, y r�pidamente me met� en la casa, ocult� las cosas
que hab�a dejado sobre la mesa y me escond� en el lavadero. Minutos despu�s
sent� unos pasos, las voces de los dos alej�ndose, y finalmente el ruido de la
puerta de calle. Cuando estuve seguro de que no regresar�an sal� de mi escondite
y fui derechito a nuestro dormitorio. Abr� el lado del placard de Fernando, y
sin revolver mucho encontr� lo que buscaba: las remeras sucias.
La leche a�n estaba fresca, blanda. Por unos instantes me
sent� un degenerado, un asqueroso por lo que iba a hacer. Pero mi calentura pudo
m�s que todo, y tomando la remera de mi hermano me llev� a la boca esa gelatina
blancuzca que hab�a escupido la verga de Alejo. Una y otra vez, mi lengua pas�
por esa parte de la tela, recogiendo los restos pegajosos de semen. Despu�s hice
lo mismo con la remera de Alejo. Pero esta vez, sabiendo que la guasca que
estaba lamiendo era la de Fernando, mi tranca (que ya se hab�a puesto dura)
empez� a escupir nuevamente, empapando mi slip con mecos tibios. Fue una
sensaci�n gloriosa: acabar mientras, de alguna manera, saboreaba a mi hermano.
Cuando me calm� puse las remeras en el lugar que las hab�a
dejado Fernando, y me cambi� la ropa interior babeada con mi propia leche.
Casi una hora m�s tarde regres� mi madre, y a la hora
habitual, mi padre. Fernando volvi� a casa bastante tarde, justo para la hora de
la cena. Obviamente ni se imaginaba que yo hab�a presenciado su fiestita, y se
comportaba como si nada hubiese pasado. Por supuesto yo hac�a otro tanto, pero
mientras cen�bamos no pod�a evitar mirarlo sin que se me endureciese la polla.
Cuando lleg� la hora de acostarnos, yo me demor� con
cualquier excusa. En realidad quer�a entrar al dormitorio una vez que Fernando
estuviese dormido, porque estaba seguro que al verlo en boxer � �l siempre
dorm�a s�lo con eso - me iba a poner al palo. Y as� fue. Bast� poner un pie en
la habitaci�n y verlo boca arriba, con ese paquete abultando en la entrepierna,
para sentir como mi verga se hinchaba y lat�a furiosamente.
Sin prender la luz del velador me zambull� en la cama, y
aunque hac�a calor me tap� con la s�bana para ocultar mi descomunal erecci�n.
Trat� de dormirme, pero en mi cabeza daban vueltas las escenas de la org�a de la
tarde, y por sobre todo la imagen de la verga de mi hermano escupiendo torrentes
de leche.
No pude m�s, y sin pensar en nada salt� de mi cama y me
acerqu� a la de Fernando.
Mi hermano dorm�a profundamente, pero motivado por vaya a
saber que recuerdo su miembro se alzaba tentador dentro del boxer blanco
formando una carpa enorme.
Mi coraz�n lat�a acelerado por lo que iba a hacer, pero
estaba decidido. Y as�, con mucho cuidado tom� el el�stico de la ropa interior
de Fernando, y con toda suavidad baj� la prenda hasta dejarle al descubierto el
rabo. �Dios! �Qu� espect�culo! Se ve�a enorme, vibrante, con las venas hinchadas
que lo hac�an cabecear, la cabeza brillante por las gotas blanquecinas que
escurr�an del ojete . . .
Los sentidos se me nublaron, y con la mente en blanco acerqu�
mi boca a esa golosina apetitosa . . . y la engull�. Mis labios apresaron
suavemente el tronco duro, y mi lengua comenz� a saborear la carne palpitante
dejando surcos de baba en cada subida y bajada. Era la verga m�s grande que
hubiese tenido en la boca, y cada vez que mis labios rozaban la ra�z, la cabeza
me cosquilleaba en la garganta.
Y entonces, lo previsible: mi hermano se despert�.
De repente sent� su mano tom�ndome de los cabellos, y sin
prender la luz Fernando se sent� en la cama absolutamente sorprendido.
"����Qu� haces pendejo?!!!".
Mi respuesta fue breve, pero efectiva.
"Lo mismo que Alejo".
Hubo unos instantes de silencio que me parecieron eternos.
Despu�s, los ojos de mi hermano brillaron en la penumbra, y mientras sus
m�sculos se relajaban me acarici� la mejilla con los dedos mientras me dec�a:
"Entonces sube a la cama, que vas a estar m�s c�modo".
Las palabras sonaron como m�sica en mis o�dos. Arrodillado
entre las piernas de Fernando, reanud� casi con desesperaci�n mi acuoso masaje
sobre la verga agarrotada. Mi hermano me acariciaba la cabeza, dici�ndome cosas
que me pon�an cada vez m�s caliente, como "��S�, ch�pala as�!!" o "��C�metela
toda, chiquito!!".
Los dos est�bamos gozando como locos, pero yo quer�a m�s. Y
por eso en un momento dej� de mamar y exclam�:
"Por favor, f�llame!!".
"No, yo no . . . "
"Por favor, te lo ruego!!".
"Pero . . . alguna vez te han dado por el culo?".
"No. Pero quiero que seas el primero. �Por favor!".
En el rostro de mi hermano bailote� una sonrisa lujuriosa, y
asintiendo con la cabeza se baj� de la cama y me acomod� boca arriba con las
piernas abiertas y flexionadas. Lentamente me sac� el slip, dejando mi culo al
aire. De su mesa de luz sac� un pomo con lubricante, y despu�s de colocarse una
buena cantidad en los dedos empez� a introducirlos uno a uno en mi virgen
hoyito, dilat�ndolo, preparando el camino para lo que vendr�a a continuaci�n.
Fueron unos cuantos minutos de suaves masajes, en los que las falanges de mi
hermano abrieron lenta pero firmemente mi apretado agujero.
"�Listo?".
Asent�, ansioso por sentir a mi hermano ensart�ndome.
Entonces Fernando acomod� su polla en la entrada de mi culo, y muy suavemente
empez� a empujar.
No s� si fue el masaje previo con los dedos, la dilataci�n
provocada por la excitaci�n que yo ten�a, o el deseo que me consum�a por devorar
esa verga dura y jugosa. La cuesti�n es que bast� un suave empuj�n, una
arremetida con la pelvis . . . y mi hermano me desvirg�.
"S�, Fer, s�!! Hasta el fondo, hasta el fondo!!".
Claro que mi hermano no necesitaba que lo alentase. Sus
fuertes manos me tomaron de las caderas, y sujet�ndome firmemente comenz� a
meter y sacar su fierro de mi culo. Yo me mord�a los labios para sofocar los
gritos de placer, y mientras mi cuerpo se sacud�a sobre la cama sent�a como mi
hermano resoplaba con cada arremetida. A mi mente vinieron las im�genes de la
tarde, y comprend� al instante la cara de felicidad y gozo de Alejo.
"Uh! Hermano! Qu� apretado tienes el culo!! �Me sientes
dentro tuyo?!".
"�Que si te siento? ��Claro que te siento Fer!!� Me est�s
enloqueciendo!!".
Pronto los dos estuvimos gimiendo como posesos, tratando de
no hacer mucho ruido para no despertar a nuestros viejos.
"No puedo contenerme m�s!! Voy a acabar!!" susurr� de
pronto entre jadeos mi hermano.
"S�, Fer, s�!! Dame todo, por favor!!�".
Fernando dej� de bombear, y mientras su cuerpo se sacud�a con
espasmos comenz� a largar ardientes trallazos en mis entra�as. Mi esf�nter
reci�n estrenado sent�a cada latido de la gruesa tranca de mi hermano, y la
indescriptible sensaci�n me provoc� la acabada m�s abundante de mi vida hasta
ese momento.
Cuando nos calmamos, mi hermano sac� suavemente su verga de
mi culo y se acost� al lado m�o. Busc� mi boca con la suya, y me dio un beso de
lengua como para dejarme sin dientes.
"Gracias, Fer!".
"Tonto!" me dijo �l mientras me revolv�a el pelo
cari�osamente.
"� Y ahora?".
"�Ahora? Pues chiquito, me parece que vas a dormir poco"
me dijo sonriendo.
Y estaba en lo cierto. Mi hermano parec�a excitad�simo con el
cuerpo virgen que ten�a a su disposici�n, y me cogi� durante horas en todas las
posiciones imaginables. Y yo, por supuesto, lo dej� hacer sin oponer ninguna
resistencia. Adem�s, al otro d�a era s�bado y yo no ten�a que madrugar para ir
al colegio.
Al final de la marat�nica sesi�n de sexo me dorm� en la cama
de Fernando, agotado. No s� cuanto tiempo pas�, pero cuando me despert� una luz
tenue se filtraba por la persiana entreabierta indicando que el amanecer estaba
pr�ximo. A pesar de estar medio dormido me di cuenta que me hallaba en mi cama,
lo cual me desconcert�. Lo que hab�a pasado me parec�a tan loco que no estaba
seguro si lo hab�a vivido, o s�lo lo hab�a so�ado. Pero mis dudas se disiparon
cuando gir� la cabeza y me encontr� a mi hermano de pie junto a mi cama, con la
verga totalmente dura en una mano y la remera sucia de Alejo (la misma remera
que yo hab�a leng�eteado), en la otra. Al verme despierto sonri�, y se�alando la
marca que su guasca hab�a dejado en la prenda me dijo mientras acercaba su
babeante tranca a mi boca:
"Sabe mejor si la pruebas fresca".
Y doy fe que ten�a toda la raz�n.