Mi Historia II
Al entrar a la casa, se me hizo muy extra�o el no ver a nadie
y encontrarla en silencio, acostumbrado al barullo que hace la familia cuando se
encuentran de vacaciones.
Desde hace algunos d�as, mi madre, hab�a llegado a
visitarnos, acompa�ada por mi �nica sobrina, hija de mi hermana y de la cual ya
les he contado en mi primer relato hace alg�n tiempo.
Esta visita hab�a sido algo extra�a, normalmente mi madre no
sale sin ser acompa�ada por mi pap� y menos, mi sobrina nunca sale sin ser
acompa�ada por mi hermana y en algunas pocas ocasiones, sin ser acompa�adas de
mi cu�ado. Pero esta vez hab�an cambiado un poco las cosas.
Mi madre, desde hace algunos meses, me hab�a sentenciado que
ya era hora de dejar a mi padre arregl�ndose las cosas el solito y que me
vendr�a a visitar, adem�s que de paso les comentar�, que para mi madre, siempre
fui el hijito consentido y a�n me segu�a mirando como su ni�ito nunca perdiendo
la oportunidad para venir a visitarme. Pero bueno, siempre dec�a que mi padre
por sus m�ltiples ocupaciones siempre pon�a uno u otro pretexto para no sacarla
ni siquiera a la esquina. Y que cosas, cuando hablaba con mi padre, me dec�a
exactamente lo mismo. Que no era posible que mi madre se atuviera �nicamente a
salir con el, que tan f�cil era nada mas tomar un avi�n y venirnos a visitar
cuando ella quisiera. En fin cosas de padres.
Pero la realidad, es que mi madre, desde hace algunos a�os,
hab�a tenido problemas con la vista y si mas no recuerdo, desde joven hab�a
sufrido problemas con cierta carnosidad en los ojos y la cual, aunque se lo
checara constantemente, le imped�a tener una visi�n sana. As� que se hab�a
decidido, despu�s de mucha insistencia por parte nuestra, a visitar un afamado
oftalm�logo de por estos rumbos y le diera una buena revisi�n.
Para ello y despu�s de haber tomado la decisi�n y para no
viajar y sentirse tan sola, le hab�a pedido a mi hermana la custodia de mi
sobrina para estas vacaciones. Mi hermana gustosa le dijo que si, e
inmediatamente me hablo y quedamos de acuerdo en que cuando mi cu�ado saliera
tambi�n de vacaciones, tratar�a de convencer a mi padre y se vendr�an algunos
d�as a visitarnos. Lo platicamos y se nos hizo un excelente pretexto para reunir
a toda la familia y por nuestro lado, el poder vernos de nuevo; ya que tenia mas
de un a�o en que no nos ve�amos; y por ello, tampoco el jugar a nuestros muy
particulares e �ntimos juegos, como as� les terminamos en llamar. Ya que, aunque
los dos estamos con parejas, seguimos sin perder la oportunidad de que cada vez
que nos vemos, nos disfrutemos el uno del otro con las mismas ganas de siempre.
Como siempre y hasta ahora, hemos sabido llevar esta relaci�n
tan morbosa y excitante nada mas para nosotros dos y nunca nadie, ni las
personas mas allegadas a nosotros, se han percatado de la doble relaci�n que
mantenemos, tanto por los fuertes lazos familiares que nos unen por ser los dos
�nicos hermanos, como tambi�n por la forma tan disimulada, discreta y secreta en
la que llevamos nuestra relaci�n incestuosa, y la cual, aparte de disfrutarla
enormemente, nos hace part�cipes de un secreto y complicidad �nicos, disfrutando
as� de nuestra sexualidad, dej�ndonos llevar por nuestros instintos, nuestros
gustos, deseos y necesidades, sin estar d�ndole explicaciones a nadie.
El caso es que al llegar a la casa y o�rla en silencio, pens�
con ello, que habr�an salido a alg�n lado, pero para quitarme de la duda grite
un poco fuerte para avisar mi llegada y al no recibir respuesta y confiado en
estar solo, me encamino rumbo a mi recamara, pensando en donde podr�an haber
salido.
Entro al ba�o y al abrir la puerta encuentro una visi�n del
todo sorprendente. Veo a la Nena, como as� le llamamos, completamente desnuda y
siendo ba�ada por mi madre. Al momento que me ve entrar, mi sobrina, parada
dentro de la tina hasta esos instantes, se sienta en ella inmediatamente,
tratando de taparse su desnudes; no obstante sin antes haberme quedado con esa
imagen en mis pupilas.
Note de inmediato un cuerpecito del todo espectacular. Unas
piernas bien torneadas y unas nalgas de campeonato. El haber apreciado aunque
sea por un instante, su virginal cuerpo de carnes rosas; con su maravilloso
vientre completamente plano y lampi�o, con unos volcancitos en donde habr�a, el
d�a de ma�ana, unos grandiosos pedazos de carne y, aunque su cuerpo fuera de una
ni�a de tan solo 12 a�os, no dejaba de ser una excelente y seductora imagen.
Aunque realmente, dentro de los vestidos de ni�a que a�n usaba, no se le notara
ni te percataras en lo mas m�nimo esa belleza.
En la familia, como sabr�n, las mujeres, todas en general,
han sido muy voluptuosas a�n siendo muy peque�as y mi sobrina en este caso, no
hab�a sido la excepci�n.
Mi reacci�n mas que por la impresi�n que por el susto, se me
ve�a, supongo, reflejada en la cara. Mi madre parada junto a ella, tambi�n
dentro de la tina; solo con una bata delgada, ya empapada por el ba�o,
completamente ce�ida a su cuerpo, me dejaba ver con toda claridad gran parte de
su anatom�a. Sus hermosos pechos, completamente desconocidas a�n para mi, y sus
pezones completamente transparentados y ennegrecidos a trav�s de la delgada
tela... caray... si que se le ve�an grandes.
Al ver la reacci�n de la Nena, mi madre voltea inmediatamente
hacia la puerta y al ver que soy yo comenta:
Hola hijo... nos asustaste, en un momento pens�, por la
reacci�n de esta chamaca, que se me hab�a resbalado.
Hola madre � conteste- es que pens� que no hab�a nadie...
llame, pero nadie me contest�.
Yo trataba de no perder el control y pasar desapercibido la
imagen que ten�a al frente, ya que me sent�a nervioso al estar mi madre frente a
mi de esa manera y que no hac�a nada por ocultar sus virtudes, o, que
simplemente ni cuenta se hab�a dado. Mientras tanto trataba de no verla mas que
a los ojos, seg�n yo con toda naturalidad. Y me continuo diciendo...
Pues nosotras no te o�mos llegar ...
Bueno... y... �como est�n?... �pregunt�-
Bien hijo, aqu� como siempre �continuo diciendo- mande a
ba�ar a esta chamaca y como vi que se tardaba tanto y yo tambi�n me ten�a
que duchar, entre y estaba jugando y mira... termine ba��ndola yo misma.
En ese momento reaccione y mire hacia donde estaba la Nena,
abrasada a sus rodillas y vi�ndome con ojos de asustada desde esa posici�n.
En ese momento mi madre continua con su faena, como si yo no
estuviera presente...
Y tu... lev�ntate, no seas rid�cula �dijo mi madre-, es
tu t�o, no me digas que te da verg�enza... vamos ap�rate que no tengo tu
tiempo.
Fue en esos momentos cuando despert� a la realidad, ella se
empez� a levantar y aunque me mor�a por ganas de seguir vi�ndolas as�, me hice
el desentendido y me sal� del cuarto de ba�o. Al ir hacia la recamara y sin
quitarme esas im�genes de la cabeza, note que me hab�a excitado de sobremanera
al ver los cuerpos de esas dos mujeres.
Realmente, esas cosas no se ven todos los d�as, pens�. Y con
ese pensamiento malsano en la cabeza, la verga ya se me hab�a parado y me
lastimaba con el pantal�n, me la acomod� y me re� para mi mismo; menee la cabeza
y pens�... que b�rbaro a nadie respetas.
Pero al contrario de lo pensado, no me sent� tan mal. Me
agrado nuevamente esa sensaci�n de emoci�n y morbosidad mezcladas por una nueva
travesura de ese tipo, desde que tuve, hace algunos a�os, esa misma sensaci�n de
mariposas en el estomago al estar haciendo algo indebido con mi propia hermana.
Me maldije por no haberme quedado un poco mas en el ba�o y
seguir disfrutando de ese panorama... pero empec� a cavilar en muchas cosas: ...
Bueno... ya tendr� otra oportunidad. Es mas... pero no... no esta bien... dije
entre mi... pero... sent� un hueco en el est�mago nada mas de pensarlo... �y si
me dedicara a espiarlas?... �carajo!!... como es posible que piense yo en
eso!... pero... y... si me animara... �habr�a peligro?... �ser�a capaz?...
Por dios pens�, es mi madre y mi sobrina... y que hago si me
descubrieran... �tendr�a alg�n buen pretexto?... �como lo har�a?...pero por otro
lado... no hace falta hacerlo, mira en estos momentos, as� de f�cil casi pude
ver todo... claro, podr�amos decir que fue casualidad... En fin mis pensamientos
pecaminosos estaban entre el si y el no. Ya saben, todas esas moralidades y
cosas que te inculcan desde ni�os y que, aunque quieras, te cuesta mucho trabajo
deshacerte de ellas... Cuando dije... �Al diablo!...!Ser�a fant�stico!, me
podr�a echar unas muy buenas pajas a su salud.
Sent� un escalofr�o, que me hizo temblar todo el cuerpo. Al
fin y al cabo, estaban en mi casa; casi, casi a mi disposici�n... e igualmente,
conf�an mucho en mi, nunca les pasar�a por la cabeza algo as�, adem�s, si lo
hacia con cautela y discreci�n, nadie se dar�a cuenta.
Estaba absorto en esos pensamientos cuando son� el tel�fono,
lo contest� y era una de mis t�as preguntando por mi madre. Despu�s de los
saludos y con la voz entrecortada, por haber tomado esa decisi�n y de la suerte
de esa llamada, le grite a mam� que le hablaba una de mis t�as por tel�fono.
Ahorita salgo � me contesto-
Si madre!!... Ahorita viene t�a... � le dije al tel�fono-
Es mas, - o� de repente- p�samela... y ay�dame por ac�.
Al momento, ni tardo ni perezoso y completamente emocionado,
camino r�pidamente hac�a el ba�o, bajando la velocidad, casi al llegar a la
puerta. Encontr�ndome a mi madre, ya fuera de la ba�era en cuclillas y de lado,
con su rodilla izquierda deteni�ndose sobre el piso, tratando de secar con una
toalla a la Nena.
Veo que la bata que trae puesta, aparte de la abertura
central dejada por los botones, tiene una abertura por los lados, cosa que nunca
hab�a visto o, en la que nunca me hab�a fijado; como tampoco nunca me hab�a
fijado y menos en detalle, en la generosidad del cuerpo de mi madre, que para mi
propia satisfacci�n, en estos momentos de tanta suerte, se me estaba regalando.
Verle la parte completa de su muslo izquierdo y gran parte de
su entrepierna derecha en una excelente perspectiva... una piernas de se�ora, o
unas se�oras piernas... regordetas pero muy apetecibles.
Me doy cuenta, que no lleva calzones, porque no se le marca
nada al estar en esa posici�n sobre la tela. Trato de acercarme al frente de su
cuerpo y tratar de vislumbrar "algo", en el centro de sus piernas, ya que por
esa posici�n, era l�gico que se le viera, claramente, su panocha. Me voy
acercando con sigilo, mientras ella, ajena a todas mis miradas, segu�a secando a
mi sobrina y habl�ndole no se de que cosas. Me sigo acercando, lentamente, y
empiezo a ver, mas all� de lo que cualquier hijo podr�a mirarle a su madre.
Es curioso, pero tengo muchos amigos y amigas que he hecho
gracias a este gusto, con este mismo inter�s tan particular como es el incesto;
que infinidad de veces, me hab�an preguntado si alguna vez hab�a visto a mi
madre de otra forma, as� como lo hab�a hecho con mi hermana.
Pero mi respuesta siempre hab�a sido la misma, porque hasta
en cierto momento, sent�a un poco de rechazo natural nada mas de pensarlo. Pero
despu�s de tanto tiempo de no ver a mi madre, mas que como eso, como mi madre,
se me hacia incre�ble el estarla observando ahora de esa otra forma tan
particular, aumentado por ese placer y ese morbo, efectivamente por eso, por ser
mi propia madre.
Por otro lado y tom�ndolo desde el punto de vista de mi
madre, se morir�a de la impresi�n si yo tratara de pasarme de la raya con ella,
ser�a algo sin nombre, algo completamente impensado. Ya me imagino el esc�ndalo.
Como supongo les ha de pasar a muchos lectores en una situaci�n parecida. Pero
la morbosidad y la calentura son cabronas y cuando la cabeza de arriba se
calienta, la de abajo no piensa. Por ello, ahora que pod�a, me daba tiempo para
tratar de vislumbrar algo, por mas peque�o que fuera, �nicamente con ese fin, de
tratar de conocer un poco mas su anatom�a, de disfrutarla aunque sea de esa
forma. D�ndome cuenta que es una se�ora bastante bien cuidada y porque no,
bastante apetecible.
Ella es alta, tez blanca, no es gorda, aunque se le asoman
unas leves llantitas. Tiene unos excelentes pechos, algo ca�dos por el peso y
volumen, pero muy generosos. Unos grandiosos pezones prietos, que contrastan con
la blancura de su piel, a simple vista por lo que me acabo de dar cuenta.
Utiliza unos sostenes, que aunque con pechos grandes, pasan
desapercibidos para cualquiera y seg�n la ropa que utilice; pero en casa, cuando
se lo quita... que mas les puedo decir...
No tiene mucha cintura, pero entre sus tetas y sus nalgas,
pareciera como que la tuviera. Sus piernas son regordetas, pero torneadas. En
fin, algo para ser admirado.
Y su tesoro, que para decirlo de alguna manera, y que seg�n
palabras de mi propia hermana, es a�n mas grande que la de ella y que la de sus
propias hermanas. Imagin�rmelo as�, hasta esos momentos, me costaba trabajo.
Cualquier rato de estos, le voy a comentar a mi hermana toda
esta aventura, casi le veo la cara de sorpresa nada mas de dec�rselo.
Por lo dem�s, la que no la conozca, le costar�a trabajo
pensar en ella como abuela. Ya que siempre se a cuidado mucho a base de dietas y
ejercicios.
El caso es que estaba metid�simo en observar aquel fabuloso
tesoro, cuando al estar a pocos mil�metros de llegar a mi objetivo, mi madre,
ajena completamente al boicot que su propio hijo estaba tramando para violar su
propia intimidad, se levanta; dej�ndome fr�o de la impresi�n, el coraje y la
duda. Maldici�ndome por no haberme apurado tan siquiera un poquito mas.
Ya de frente, me conformo �nicamente con ver nuevamente ese
par de pezones, transparentados ya muy poco por la bata, casi seca por el calor
de su propio cuerpo. Se encamina hacia mi, le doy el tel�fono y me dice: termina
de secar a la Nena y ll�vala al cuarto para que se cambie.
Me quedo mudo, con la verga casi a reventar y lleno de
coraje. Volteo hacia mi sobrina, que esta enredada en la toalla e inmediatamente
volteo a ver a mi madre que sale meneando sus fabulosas nalgas y diciendo no se
que cosas a la interlocutora.
Me quedo paralizado... "Termina de secar a la ni�a y
ll�vatela al cuarto para que se cambie"... se me quedaron sus palabras rebotando
en la cabeza...
Me acerco a mi sobrina y me le quedo mirando con cara de
sorpresa...
Oye t�o, que tienes... parece que viste un fantasma �me
dice-
�Qu�?... -yo todav�a absorto con el coraje- porque me
dices eso?...
Pues por la cara que tienes...
Que onda � le digo- y tu... �que no puedes sola?
Pues si � me contesta- pero mi abuela te dijo que me
llevaras a la recamara, adem�s que no traigo huaraches y me puedo
resbalar...
A ver pues... � y al tratar de levantarla- pero si estas
bien pesada y todav�a empapada �le dije-... s�cate y ahorita regreso por ti.
En esos momentos al darme la vuelta para salir de ah� e ir
tras de mi madre nuevamente, para ver con que mas me puedo deleitar, logro
vislumbrar entre la toalla de mi sobrina, parte de su panocha y sus piernas...
al darme nuevamente la vuelta veo con admiraci�n, que dentro de su inocencia, se
quita la toalla delante m�o y empieza a seguir mis indicaciones completamente
desnuda, desinhibida y sin ning�n tipo de reparo ni verg�enza hacia mi sec�ndose
todo su cuerpo. Me arrepiento inmediatamente de mi primer plan y me adelanto
nuevamente hacia ella, e hinc�ndome en frente suyo empiezo a secarla y le digo:
Haber pues... te ayudo...
Sale ti�to...
Oye �le pregunt�-, �te puedo hacer una pregunta?
Si ti�to, �cual es?
Porque hace un momento que llegu� y cuando me viste
entrar, luego, luego te tapaste?
Hay t�o porque me asustaste...
�Te asuste?
Bueno... me asustaste y me dio pena...
Haaa... te dio pena �continu� diciendo- pero... pena
�porque?
Pues... porque estaba desnuda...
Aja � le dije- y ahorita... tambi�n estas desnuda y no te
da pena...
Haa... pero no es lo mismo... �me contesto-
Como que no es lo mismo...
Claro... hace rato, me asustaste y por eso me dio pena,
pero como dice mi abuelita... eres mi t�o y contigo no debo de tener pena.
Claro... �le dije- conmigo no tienes que tener pena de
nada, al contrario, en lo que quieras yo te puedo ayudar y es mas,
-reafirme- tu tambi�n me puedes ayudar en muchas cosas...
De veras ti�to �me pregunto- �c�mo en cuales?
Ahh �le dije- no se... en muchas... huyy!! �continu�
dici�ndole- no te imaginas en cuantas cosas me podr�as ayudar... Por
ejemplo... �le dije- me acabas de decir que parece que vi un fantasma...
�por qu� me lo dijiste?
Pues por la cara que ten�as...
A si??... y que cara era esa...
En esos momentos volteo a su cara para ver su reacci�n y me
hace una carita, que hasta me hizo re�r de su fisonom�a. La voltea un poco de
lado, abre a�n mas sus ojos, al mismo tiempo que abre la boca.
Para esos momentos, le hab�a terminado de secar toda su
cabellera negra, que le llegaba un poco mas abajo de sus hombros. Observando de
vez en cuando, la parte baja de su cuerpo, cada vez que le pasaba la toalla por
su cabeza y le tapaba la cara, para no ser tan obvio.
En esos momentos sin decirle absolutamente nada, empec� a
bajar, para seg�n yo, seguirle secado todo su cuerpo; y al llegar a su cadera,
le dije que subiera uno de sus pies a una de mis rodillas y que al mismo tiempo,
se agarrara de mi cabeza para que no se cayera. Ah� mismo, empec� a secarle
desde su pies, bonitos por cierto, hasta dentro de sus muslos, haciendo lo mismo
con su otra pierna, sin quitarle la vista por ning�n momento de su panocha, que
para esos momentos ya la tenia a escasos 30 cm. de mi cara.
Era incre�ble en todo, segu�a los mismos paso de las mujeres
de la casa. Nunca hab�a visto una panocha de una ni�a, pero no cre�a que todas
fueran como esta. Sin ning�n pelo, por obvias razones, pero con una vellosidad
muy fina, afelpada as� como aterciopelada, de vellitos transparentes. Con sus
labios mayores abultados, un poco separados entre si y rositas; dejando ver, al
centro de ellos, entrelaz�ndose en su interior, sus labios menores, como una
flor antes de abrirse. Algo incre�ble.
En ese momento, estaba tan embobado por esa imagen, cuando
oigo que me dice...
Mira ti�to... tienes otra vez esa misma cara...
Cuando reacciono ante sus palabras, me doy cuenta que me ha
estado observando todo el tiempo, volteo a verla a su rostro, y se me queda
mirando con sus ojos muy abiertos por la duda y yo, nuevamente por reflejo,
volteo a ver su panocha. Ella sigue mi mirada y se da cuenta que mi asombro
viene por haber visto su rajada... en ese momento entra mi madre nuevamente...
Que... �siguen aqu�?... r�pido, s�lganse... que me tengo
que ba�ar. Por favor Israel, tr�eme una toalla.
�Que paso?... �pregunt�-
Nada, que ya se me hizo muy tarde... me acaba de avisar
tu t�a que me consigui� una cita con el oculista. Que por cierto, tu me vas
a llevar...
En esos momentos saco a mi sobrina de la tina, carg�ndola
sobre mis brazos y la llevo directamente a la recamara, la pongo sobre la cama.
Los dos en silencio, me da pena mirarla a los ojos, pero de reojo la ve�a que
ella no me quitaba la vista de encima. Empiezo a o�r la regadera en el ba�o, mi
madre ya se meti� a la ducha. Dejo atr�s a mi sobrina y al salir de la recamara
oigo que me llama, volteo y la veo parada sobre la cama. Se me queda mirando y
en ese preciso instante se quita la toalla, quedando desnuda nuevamente ante mi
mirada. Por instinto y propio reflejo, volteo a su panocha y le doy un vistazo
r�pido, al momento ella suelta una gran carcajada. Yo todo serio, le pregunto de
que se r�e y me contesta que le gusta mucho la cara que pongo cuando ella esta
desnuda frente a mi.
Me r�o con ella, le hago un se�a con la mano de vas a ver; y
ahora si, todo nervioso por la reacci�n de mi sobrina, salgo nuevamente hacia el
ba�o. Ya con la toalla en la mano, llego a la puerta del mismo y le toco a mi
madre. Me ordena pasar y dejar la toalla sobre el tocador. Es imposible para mi,
verla en la ducha, ya que la cortina es gruesa y no deja pasar en absoluto
ninguna imagen. Me da las gracias y salgo inmediatamente del ba�o.
Salieron las cosas mejor de lo que yo hab�a pensado. Mi
sobrina, hab�a tomado como juego el mostrar su desnudes hacia mi. Pero yo no lo
hab�a planeado as� y el que result� ser mas cohibido fui yo, pero a la reacci�n
de mi sobrina podr�a sacarle mucho provecho.
Esos d�as fueron normales, yo en el trabajo casi no ten�a
tiempo de estar en casa, as� que no tuve oportunidad de seguir con mi plan. En
las tardes o noches que llegaba temprano, ellas casi no estaban o ten�amos muy
poco tiempo para platicar o estar juntos. Recuerdo que en las pocas horas que
logr�bamos estar juntos a diario, como ver la televisi�n en las noches, por
ejemplo, mi sobrina trataba de estar mucho tiempo a mi lado.
Lo pens� muchas veces y aunque mi sobrina segu�a deleit�ndome
sin pena ni recato alguno, supongo que por juego y peor supongo, sin ella misma
darse cuenta, el inicio de su sexualidad, no me atrev� en ning�n momento a
aprovecharme de su inocencia ni de su confianza en mi. Hasta ahora, no esta
dentro de mis planes. Ya crecer� y tendr� mas adelante otras oportunidades. El
sexo entre familiares es por gusto y desinter�s, pero con responsabilidad,
respeto y convencimiento mutuo ; y si ella lo trae y le interesa, a buena edad,
el tiempo lo dir�.
Por el contrario, con mi madre, se me hab�a hecho una
costumbre el tratar de observarla cada vez que ten�a oportunidad. Que hasta eso,
no me faltaban. En cualquier hogar, como en cualquier familia del mundo, existen
una y mil formas de conocer a sus integrantes en ropas menores, y mi familia no
era la excepci�n. Se hace tan com�n, el andar, aunque no desnudos, (gloriosos en
su caso), con ropas ligeras tanto hombres como mujeres, sean hijos, padres,
hermanos, etc. y siempre existen los descuidos. Que la forma de sentarte, que la
forma de agacharte, que la puerta abierta, que antes de acostarte, que cuando
duermes, que cuando te acabas de despertar, en fin, miles de ejemplos.
Lo que pasa es que no en todas las familias existen personas
como nosotros, con nuestros gustos incestuosos, que nos agrada la visi�n y la
morbosidad de sus propios integrantes.
Como todo, es cuesti�n de gustos.
Pero si no lo han hecho, los invito a que lo hagan, no se van
a arrepentir, claro; hay que darse ma�as para todo.
Una de esas visones mas espectaculares, fue en una ocasi�n en
que ni so�ando la hubiera podido disfrutarla tanto y que tendr�a un desenlace
inimaginado.
Mi madre desde hace algunos d�as, hab�a estado visitando
constantemente al oftalm�logo, para, dentro de lo posible, le resolviera un
problema que ten�a con la vista y de paso le quitara los lentes que por tanto
tiempo hab�a usado. Como suele suceder en ese tipo de casos, necesit� una
cirug�a menor en cada uno de los ojos, a lo cual, se le dio la opci�n de que
fuera en dos sesiones, primero en un ojo y despu�s en el otro. Operaciones
sencillas, pero delicadas.
Lo platico con nosotros y vimos la posibilidad de que mejor
fuera en una sola sesi�n. As� el tiempo de rehabilitaci�n seria de la mitad de
lo pensado en un principio. Solo que exist�a el problema de que quedar�a sin
visi�n durante un periodo de tiempo relativamente corto, para su pronta
recuperaci�n, ya que le colocar�an unas compresas, para en lo posible, no
forzara en absoluto el nervio �ptico.
As� que la familia decidi� apoyarla en todo, pero recaer�a la
responsabilidad �nicamente entre mi sobrina y yo, ya que la llegada de mis dem�s
familiares, se hab�a pospuesto por un tiempo mas.
Nos pusimos de acuerdo y la cirug�a lleg�. Todo sali� bien.
Mi madre estuvo en rehabilitaci�n por unos d�as. En ese periodo, ella se las
ingenio para andar por la casa, casi sin la ayuda nuestra. Mi trabajo en esos
d�as, lo controlaba desde la casa, as� que estaba casi todo el tiempo al
pendiente de lo que pudiera necesitar. Es ah� cuando la pude observar con mayor
detenimiento, ya que como ella no me ve�a, pod�a estarle platicando y ayudando
al mismo tiempo que observaba constantemente su anatom�a. Ese par de d�as, ya
conoc�a casi con exactitud todas sus formas sobre la tela, pero no se me hab�a
dado mas.
Como al tercer d�a de su rehabilitaci�n, le tocaba revisi�n.
As� que me dijo que se quer�a dar un buen ba�o y que por favor estuviera al
tanto de lo que podr�a necesitar. Que hab�a tratado de que la Nena le ayudara,
pero como era muy peque�a no podr�a sostenerla en el caso de que se necesitara
mas fuerza y que adem�s, se hab�a quedado dormida y no quer�a molestarla. Me
pidi�, que le preparara el ba�o, que le pusiera todo a la mano y que si ella me
necesitaba me hablar�a. La encamine, ella llevaba la misma bata de estar por la
casa y que yo ya me conoc�a de memoria. La met� a la tina para que ella se
duchara.
Le pregunte si ya no necesitaba nada y me contesto que no, me
sal� y al cerrar la puerta del ba�o, o� nuevamente que me llamo. Entr� y le
pregunte que pasaba, me respondi� que donde le hab�a dejado las toallas, las
busque en su lugar, que normalmente est�n al alcance de las manos y no las vi,
al parecer se hab�a hecho costumbre. Busco por el ba�o y no las veo, le digo que
voy por unas r�pidamente. En el camino de ida y vuelta, que me llevo escasos
segundos, me pas� una idea descabellada por la cabeza. Que si no la tomaba en
esos momentos, nunca volver�a a tener otra igual.
Llegue con las toallas en la mano y antes de entrar toque a
la puerta para haber si pod�a pasar, me dijo que si. Las puse donde ella las
pod�a alcanzar y le volv� a preguntar que mas necesitaba. Me respondi� que nada.
Le pregunt� que si quer�a le pod�a ayudar a quitarse por un momento las gasas de
los ojos, para que se pudiera ba�ar con calma y me dijo que no pod�a hacerlo,
que hab�an sido ordenes estrictas del m�dico, que no se las pod�a quitar para
nada. Le volv� a insistir que si necesitaba algo me gritara y vendr�a
r�pidamente. Me di la vuelta, me dirig� hacia la puerta, la cerr�... pero me
quede adentro.
La sangre se me congel� en ese momento, ya no hab�a marcha
atr�s. Yo de frente a la puerta, d�ndole la espalda a ella, no pod�a creer que
me hubiera animado. Estaba fr�o, no me pod�a mover. Aunque el ba�o es grande,
pareciera que los latidos de mi coraz�n y mi respiraci�n retumbaban por todo el
cuarto. Antes de cualquier cosa, mis nervios, me estaban traicionando. Lo �nico
que quer�a era abrir la puerta y salir despavorido de ah�. Pero me aguant�.
Con que no se le ocurra, pens� entre mi, siempre si quitarse
las compresas que ten�a en los ojos porque aqu� mismo acaba todo. Ten�a que
continuar con lo que hab�a empezado. Cerr� mis ojos y con toda la cautela
posible me empec� a dar vuelta, tratando de controlar mi agitaci�n y mi
respiraci�n para que no se oyeran por todo el ba�o. Al voltearme comenc� a abrir
los ojos. La claridad del cuarto se me empez� hacer visible y vi que estaba
donde yo la hab�a dejado.
Estaba frente a mi, ten�a las manos levantadas sobre su
cabeza, haci�ndose una forma de turbante con su pelo. Levanto una de sus manos
hacia la regadera y a tientas, agarro una especie de bolsa pl�stica con resorte,
esas que se ponen las mujeres para no mojarse el pelo. Se la estuvo acomodando
por bastante tiempo. Cuando termino, se llevo las manos hacia el frente de sus
ojos, y en ese momento, sent� que la tierra me tragaba. Con los dedos de cada
mano, se empujo las compresas hacia su cara, como sobandose y/o calm�ndose,
supongo alg�n dolor. En ese momento se jalo la bolsa pl�stica hacia los ojos y
trato de tap�rselos. Hizo varios intentos y no pudo. Despu�s de un rato de estar
en esa maniobra y de varios intentos, lo dejo.
En un momento que se me hizo eterno, con su brazo derecho,
empez� a rascarse parte de su espalda, por encima de su hombro, y con el otro
brazo por debajo de ella; al hacer ese movimiento, sus pechos se le levantaron
enormemente.
No sab�a que hacer, me empec� a sentir mal por estar
aprovech�ndome de esta circunstancia y de su situaci�n para espiar a mi propia
madre. No era lo mismo ver por casualidad las cosas, que hacerlo con toda la
alevos�a y ventaja. Pero esos remordimientos pronto se me acabar�an.
Al terminar con esa maniobra; se llevo las manos a su bata y
empez� a desabotonarla, sin ninguna prisa, segu�a frente a mi. Uno a uno vi
desabrochando cada bot�n. Comenzando con los de arriba, y los cuales al irse
liberando, me empezaron a mostrar sus grandes pechos, tapados a�n por cada lado
de la bata. Sin moverse de esa posici�n, y en vez de agacharse para alcanzar los
botones inferiores, se fue jalando y levantando a la vez la bata poco a poco.
Cada vez que alcanzaba un bot�n inferior, su anatom�a se abr�a ante mis ojos
expectantes. Sus piernas empezaban a ser mas visibles. Sus rodillas, sus muslos,
su entrepierna. Hasta que logr� ver el para�so. Poco a poco empec� a vislumbrar
su gran panocha, abultada, tapada por una peque�a tanga color blanca. Su
ombligo, grande y profundo, su vientre desnudo. Todo era incre�ble. Al llegar al
�ltimo bot�n, la ten�a casi desnuda frente a mi. Por un instante la bata quedo
completamente abierta , dejando ver completamente el centro de su cuerpo. Hasta
ahora, todo me parec�a como en c�mara lenta, como si supiera que la estaban
observando, si yo no hubiera estado seguro de que no era as�. Termino y se la
quito. Guau!!! Incre�ble... verdaderamente incre�ble...
Al quitarse la bata, fueron quedando a mi vista una por una,
ese par de pedazos de carnes superiores. Su cuerpo quedo totalmente visible ante
mi, no sab�a que ver primero. Sus tetas eran enormes, blancas, con algunas venas
entrelazadas sobre ellas, pecosas. Y sus pezones puntiagudos y las aureolas,
b�rbaro, casi prietas. Como si voltearas unas copas de vino al revez. Llegando
casi a la mitas de sus pechos. El peso de tanta carne y la gravedad las hac�a
caer. Se las agarr� y se las masajeo como sopes�ndolas, sus manos se
desaparec�an por instantes entre ellas, creo yo, que si hubiera querido, hasta a
la boca le podr�an haber llegado.
Mas abajo, una miniatura de tanga de color blanca, que se
perd�a entre sus generosas carnes, dej�ndome ver unos labios vaginales gordos,
abultados, enormes. Una imagen espectacular e impresionantes a la vez. Agarr�
los hilitos del calz�n y empez� a baj�rselos. Entre cada maniobra que hacia, los
senos, parec�an globos de agua a punto de reventar, de un lado a otro, tratando
de no perder el equilibrio. Es ah�, donde confirme lo que mi hermana alguna vez
me dijo, que mi mam� ten�a a�n mas grande la panocha que cualquiera de las t�as,
a�n de ella misma y que tambi�n se la rasuraba.
Algo que me impacto de sobremanera, es que al haberse quitado
los calzones se los llevo a su nariz, aspirando, su propio aroma. Dio un peque�o
paso de lado y los dejo sobre el bur�, encima de las toallas. Casi
inmediatamente con su mano derecha y arqueando un poco las piernas, se froto por
completo toda su vulva con sus dedos, desde atr�s hacia delante, como trat�ndose
de encontrar algo. Al terminar ese movimiento, como si de im�n se tratara,
quedaron a mi vista sus grandiosos labios vaginales internos, colgando de su
incre�ble panocha. Unos pedazos de carne colgando desde su interior. Se llevo la
mano directo a su nariz, volviendo a oler su propio aroma. Volvi� a levantar sus
manos a la cabeza, para acomodarse el gorro que llevaba puesto.
Era incre�ble, ver as� el cuerpazo de mi madre, completamente
desnuda, sus pechos enormes, su cadera, su vientre completamente lampi�o, su
panocha gorda, colg�ndole esos preciosos pedazos de carne
Nunca hab�a visto a mi madre completamente desnuda. Estaba
absorto. Es impresionante ver el cuerpo de esa mujer, con esas dimensiones, a�n
siendo tu propia madre. Ella, ajena a todo lo que le rodeaba, empez� su ba�o
normal. Levanto su brazo derecho y trato de cerrar la cortina, la jalo un par de
veces y llego a media regadera. Se me perdi� de vista por un momento. Yo estaba
inm�vil, recargado a�n en la puerta. Arm�ndome de valor, camine unos pasos y por
el lado que estaba a�n abierto, segu� contempl�ndola, pero ahora de espaladas.
Guau!!!, que nalgas. Unas caderas realmente grandes y gordas. La raya entre sus
nalgas se perd�a en el infinito. Abri� la regadera y empez� a mojar su cuerpo,
tratando de que las gotas de agua no le llegasen a su cara. El agua al caer,
empez� su ruido caracter�stico, ahogando el silencio que hasta ese momento nos
rodeaba. El vapor, se empez� a adue�ar de todo el recinto. Tomo el jab�n y
empez� a restreg�rselo por todo el cuerpo, su cuello, entre sus pechos, sus
axilas, su cintura. Se perd�a entre sus nalgas y su panocha, con una mano y con
la otra. Ya para ese momento, mi verga estaba completamente hinchada dentro de
mi pantal�n, ten�a una excitaci�n incre�ble. Esa situaci�n me ten�a
completamente loco. Inmediatamente y sin pensarlo, me empec� a quitar toda mi
ropa, aprovechando el ruido de la regadera, ya que necesitaba tener afuera mi
verga para toc�rmela libremente y masturbarme mientras observaba todo ese
espect�culo. Tire con cuidado mi ropa hacia un rinc�n y ya completamente desnudo
me empec� a jalar la verga, dura e hinchada como ten�a tiempo que no me la
notaba, r�pido en instantes y lento en otros, desahogando mis mas bajos
instintos por el espect�culo robado.
Mientras mi madre segu�a enjabon�ndose, con toda la
tranquilidad del mundo, me acerque donde hab�a dejado su calz�n, lo tome y sin
dudarlo un momento busque alguna humedad o indicio de algo que me dijera que esa
prenda hab�a estado en contacto con la panocha de mi madre, y no vi
absolutamente nada, estaba completamente limpia. Al no encontrar rastro alguno
me lo llev� a la cara, directamente a la nariz. Trate de aspirar alg�n olor
�ntimo, pero de igual forma y para mi sorpresa, no ten�a ninguno, era incre�ble,
ninguno.
Se me hizo muy extra�o, realmente yo me habr�a esperado
encontrar alg�n olor caracter�stico de esta parte del cuerpo. Bueno si, hab�a un
peque�o olor, pero por lo nervioso de la situaci�n, supongo, me era casi
imperceptible. Estaba cavilando al respecto, cuando para mi sorpresa e
inesperadamente, mi madre abri� la cortina de un jal�n, voltee r�pidamente y me
encontr� nuevamente con el cuerpo desnudo de mi madre solo que en esta ocasi�n a
escasos 40 cm. de distancia. El coraz�n casi se me detiene del susto. Avente
r�pidamente el calz�n en su lugar. Ya tendr�a despu�s tiempo para investigar
eso. Nunca entender� porque lo hizo. Pens� que ya habr�a terminado de ba�arse,
pero not� que a�n ten�a algo de espuma jabonosa sobre su cuerpo. Cerro la
regadera. Con el jab�n en una mano y con mi rastrillo en la otra, subi� su pie
derecho sobre el borde de la tina y empez� a enjabonarse completamente su
pantorrilla, pasando al mismo tiempo el rastrillo de arriba abajo, era incre�ble
la maestr�a utilizada, que a�n con los ojos tapados, se guiara �nicamente por el
tacto para hacer ese trabajo. Hizo exactamente lo mismo con la otra pierna.
�nicamente se o�a el paso del rastrillo por su piel, al estar rasurando los
pocos pelos que podr�a tener.
Cada parte de su cuerpo me ten�a hipnotizado, ver el bamboleo
de sus pechos por todo su cuerpo, con los pezones completamente erectos, cayendo
uno de ellos libre por su propio peso, mientras el otro estaba siendo aplastado
por los muslos de sus piernas. Y su panocha, colg�ndole esos pedazos de carne...
maravillosos. Mi verga, mi mano y yo, est�bamos en un fest�n envidiable. Se
empez� a enjabonar cada uno de sus muslos, dejo al borde de la tina el rastrillo
y con las dos manos, pas�ndose el jab�n de una mano a otra, enjabonaba cada
parte de sus ellos, por los lados, al frente, atr�s, tratando de sentir,
supongo, alguna vellosidad, lo hizo exactamente igual con su otro muslo. Supongo
que no se encontr� nada, que ni falta le hac�a.
Sus pechos vueltos locos por todos lados en cada movimiento
segu�an llam�ndome a tocarlos. Alcanza con su mano nuevamente la llave de la
regadera y empieza a enjuagarse cada una de sus piernas, su espalda sus pechos.
Veo que para mi madre, el ba�o, es un rito.
Cierra nuevamente la llave, toma nuevamente el rastrillo y se
sienta en la tina, exactamente debajo de la regadera, recarga su espalada en la
pared y abre completamente sus piernas, sent� que me desmayaba de la impresi�n,
al tener de frente un panorama completo de toda su panocha. Era incre�ble el
tama�o de eso. Levanta su pierna derecha y la sube al borde de la tina, al hacer
eso, los labios de la panocha se abren completamente, dej�ndome a la vista todo
su interior. No me aguanto y en ese preciso instante, aumento el ritmo de mi
mano y exploto en una venida fant�stica. Mojando con mi leche todo el piso.
Continuar�.
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